El gran hallazgo y el periodista imbécil


Hace once o doce millones de años, Cataluña estaba en el extremo sur de Europa y disfrutaba de un clima cálido, húmedo, con más selva que bosque, poblado por toda clase de bichos, casi tantos como en una serie de documentales de la televisión. Había rinocerontes, hienas, elefantes, ardillas, tigres, cocodrilos... y micos, una monada.

Lo poco que ha podido salvarse de la mona Laia.

Entre esos micos, uno que acabó malamente sus días, en las fauces de algún leopardo con ganas de comer. Sólo han podido recuperar parte del cráneo y los dientes y una parte del brazo izquierdo, todo en setenta trocitos, un rompecabezas endiablado. Fue en Hostalets de Pierola, en Cataluña, en 2011. 

Excavaciones en Hostalets de Pierola, en el vertedero de Can Mata.

En ese pueblo hay un vertedero y haciendo excavaciones para enterrar la mierda han salido huesos para dar y repartir, buena muestra de una fauna rica y plena. El principal hallazgo paleontológico catalán y uno de los más importantes de Europa en cuanto a mamíferos merecería mejor suerte que las excavadoras, pero... ¡En fin! Así son las cosas. 

La cuestión es que ese mico que acabó sus días en la panza de un leopardo es una nueva especie de simio hominoidea. El ejemplar de Pliobates catalonia ha sido bautizado con el nombre de Laia (diminutivo de Eulalia, en catalán) y su descripción ha merecido un artículo en la revista Science, ni más ni menos. Éste:

David M. Alba, Sergio Almécija, Daniel DeMiguel, Josep Fortuny, Miriam Pérez de los Ríos, Marta Pina, Josep M. Robles, y Salvador Moyà-Solà (30 de octubre de 2015). Miocene small-bodied ape from Eurasia sheds light on hominoid evolution. Science (en inglés) 350 (6260). 

Más sobre las excavaciones en:

Hace 11,6 millones de años, una hembra adulta de pliobates fue víctima de la merienda de un leopardo. Pesaba entre cuatro y cinco kg, comía fruta madura y se desplazaba más como un perezoso que como un mono saltarín, a decir de los paleontólogos, aunque se columpiaba de rama en rama con gracia y salero, cosa de verse. La suerte de haber dado con sus restos es que la articulación de su brazo izquierdo (el derecho se lo comió el leopardo) nos indica que la articulación entre el húmero y el radio o la disposición de los huesos de la muñeca son esencialmente como son ahora entre los hominoideos. Es decir, nosotros y los chimpancés, por poner dos ejemplos, compartimos los principales rasgos de esas articulaciones descubiertas en el brazo de Laia.

Los paleontólogos proporcionaron esta reconstrucción de la mona a los periodistas.

Por lo demás, la mona era lista, pero no demasiado. Su cerebro era semejante al de los gibones y menor que el de los grandes simios y homínidos. Pero no nos importa tanto su inteligencia como esas articulaciones del brazo que se han podido ver, porque permiten remontar la línea evolutiva de los grandes simios unos cuantos millones de años hacia atrás. ¿Es Laia nuestra abuela? Sí, no, no exactamente. Es la mona que nos indica cuándo comenzaron a aparecer los rasgos de los hominoideos, los monos sin cola, capaces de ponerse de pie, etcétera, entre los que se encuentran los gibones, los orangutanes, los gorilas, los chimpancés y ¡nosotros!

Ahora viene lo del periodista imbécil. 

Se organizó una rueda de prensa para mostrar el fósil, comentar el hallazgo y notar su importancia, que no es pequeña. En éstas, llegado el turno de preguntas, un periodista de un medio catalán subvencionado (cómo no) levantó la mano y llegado su turno preguntó si catalanes y españoles (cito) procedemos de monos diferentes. El silencio fue atronador y el pasmo, general.

A decir de otros corresponsales, la respuesta de los sabios paleontólogos fue (cito de nuevo) compasivamente didáctica. Le explicaron despacito y con buena letra que lo de Laia ocurrió millones de años antes de poder hablar de hominización (sic) y que la mona fósil (vuelvo a citar) no tiene nada que ver con el hecho diferencial catalán. Luego se echaron todos unas risas y muy educadamente hicieron ver que ahí no había pasado nada, aunque había pasado un imbécil.

3 comentarios:

  1. No me puedo creer lo del periodista. No, es increíble.

    ¿Cómo sabe usted eso? Es que, de ser así, las risas que nos vamos a echar estas navidades cuando lo cuente van a ser históricas.

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    1. Leído en "El País" y confirmado en otras partes.

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    2. Lo cierto es que el diario Ara recogió la noticia pero no el incidente...

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