Tanto que habla, ¿se ha leído la Constitución?


Mis queridos lectores se vieron asaltados por esta pregunta a poco de celebrarse la fiesta de la Constitución, que este año fue apenas un puente de chichanabo. Las razones que movieron a increpar al respetable con estos modos fueron dos encuestas publicadas por periódicos de tirada nacional. ¿Es usted partidario de cambiar la Constitución?, preguntaban. La ciudadanía se lanzó de barriga a la piscina del . Ochenta y tantos y hasta noventas por ciento eran partidarios de cambiar la Carta Magna. Pero eran partidarios de cambiar... ¿qué?

En las mismas encuestas, con voz chica y letra pequeña, se constataba un profundo desconocimiento de lo que dice nuestra ley. ¿Leerla? ¡Anda allá, leerla...! Ni p'atrás. Pero cambiarla, oh, sí, cambiarla con gusto y ganas para que diga... ¿qué? ¿Qué tendría que decir? ¿Qué no dice, o dice mal? Los periódicos apuntaron el guirigai, pero prefirieron no entrar al trapo. La ignorancia es osada y los tontos se meten donde no deben con ímpetu, pues por algo se dedican al cultivo de la estulticia. Véase, si no, la sección política de cualquier periódico.

Por eso pregunto a mis lectores, que son cultísimos, a fe mía. Mientan o digan la verdad, la mitad afirma haber leído el Quijote y no haber leído la Constitución. No habrán leído la madre de todas las leyes, pero serán un poco más sabios; algo es algo. Una cuarta parte cree no haberla leído y el resto afirma creer haberla leído. En fin, que no se han dado respuestas petulantes, soberbias o molestas, y nos hemos comportado todos como Dios manda, con honestidad y modestia.

Acabo, pues, con palabras que no son mías, sino de una buena amiga, doctora en Humanidades. En este país se opina demasiado, me dijo, pero nadie piensa. Desafortunadamente, ese nadie no se refería a los comunes, sino a las élites. Comentábamos el caso de ese universitario que no sabía distinguir entre persona y ciudadano, que había llegado, no se sabe cómo, cargado de prejuicios y faltas de ortografía, al final de sus estudios.

Como dijo ése, el chaval llegará lejos.

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