Asesores diplomáticos (privados, naturalmente)



Se conocen popularmente como embajadas, aunque no lo sean. Durante años, CiU y ERC, los dos partidos que se disputan el espacio de la derecha nacional-populista catalana, han creado una red de oficinas de representación de la Generalidad de Cataluña en Madrid y el extranjero.

En los últimos treinta y tantos años no ha habido gobierno sin uno u otro partido y eso explica que existan más de 50 oficinas de éstas repartidas por todo el mundo. Cada una de ellas cuestas, de media, más de dos millones de euros al año. No existe (ni ha existido nunca) una estadística oficial que nos informe de los beneficios obtenidos por estas oficinas en Madrid y el extranjero. 

Dicho de otra manera: nos gastamos más de cien millones de euros al año en esto y no sabemos si funciona. 

Estén o no estén de acuerdo con el llamado Proceso, esa murga épica, patriótica y mesiánica que nos aburre todos los días, es ahora, digo, ahora mismo cuando todos esos embajadores de pacotilla tienen que dar el callo y ganarse el sueldo (que no es pequeño). Ahora se los necesitará para (cito) dar fe de nuestra voluntad de expresar el derecho a decidir libremente nuestro futuro, sea lo que sea eso que acabo de decir. No estaré de acuerdo, pero supongo que para eso se han gastado cien millones al año durante años, para esperar pacientemente este momento de gloria del servicio exterior que han estado esperando años y más años.

Pues... no. No, damas y caballeros. No, nada de eso. ¡Nada más lejos! 

No nos olvidemos del verdadero carácter del Gobierno de los Mejores y sus aliados de ERC. No creen en el Estado, son neoliberales en grado sumo. Quieren privatizarlo todo y no confían en los empleados públicos. Recuerdo al consejero del Tripartito, ése de ERC, al que le preguntaron qué haría con el aeropuerto de Barcelona si finalmente conseguía que lo gestionara la Generalidad de Cataluña. Subastar los servicios y privatizarlos, respondió. ¿Para eso lo quería?

Así que, a la hora de la verdad, cuando toca organizar la agenda exterior del Presidente de la Generalidad de Cataluña, conseguir entrevistas, elevar informes de situación, preparar el terreno para Eso..., a la hora de la verdad, decía, nos gastamos lo que tenemos y lo que no tenemos, todo un pastón, en contratar un lobby privado (que pasa por ONG, manda huevos), que se llama ID, Independent Diplomat. Diplomáticos independientes, manda carajo. Mercenarios.

Asesores de postín. Cobran, asesoran y se largan, dejándole a uno bien servido.

Sus servicios cuestan un huevo y parte del otro. El inefable señor Homs se niega a decir cuánto vamos a pagar por los servicios de esta gente. Tranquilos, se sabrá. Serán millones. 

Resumen: Creamos una red de empleados públicos y de cargos para los amigos y parientes que nos cuesta una pasta tremenda. Muchos millones de euros después, acudimos a unos consultores privados para que hagan el trabajo para el que hemos contratado a esos empleados públicos, ni más ni menos trabajo que ése. El mismo trabajo, insisto, y me remito a la información pública y publicada. Un espabilado se lleva la pasta y deja un copy-paste. Es la costumbre.

Así trabajan con lo que les importa e interesa. Ahora imagínense cómo trabajarán con lo que no les importa ni les interesa (la sanidad pública o los servicios sociales, por ejemplo) y vislumbrarán el porqué de muchas de las cosas que nos pasan. Hay que acabar con ellos. No por lo que dicen, sino por lo que hacen.

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