Con el verde del ferrocarril


Entre los aficionados a la historia militar más friquis, los colores con los que se pintan los vehículos militares son el núcleo de discusiones encendidas e inacabables. Por poner un ejemplo, pregunten de qué color era el color arena (vamos a llamarlo así) de los vehículos alemanes de la segunda mitad de la Segunda Guerra Mundial en una reunión de friquis de esta clase y presenciarán a no más tardar una acaloradísima discusión sobre diversos tonos de amarillo, caqui, ocre o no sé yo.

Pero hoy hablaremos de los vehículos militares americanos de la Segunda Guerra Mundial. Estaban pintados en su mayor parte de un color al que llamamos verde oliva (olive drab, en versión original). Pero ¿cuál es la historia de ese color?

La primera autoametralladora a vapor de Davidson.
De color gris.

Los primeros vehículos blindados de los EE.UU. no eran de color verde, sino gris. Debemos su existencia a un visionario coronel de la Guardia Nacional de Wisconsin, Royal P. Davidson. El coronel era director de la Academia Militar y Naval del Noroeste, en el lago Geneva de Wisconsin, y tuvo la idea de juntar una ametralladora, un carro y un motor de vapor (repito, de vapor). Con la ayuda de sus cadetes, en 1899 construyó el primer vehículo de una batería de autoametralladoras (sic).

La batería de autoametralladoras Davidson hacia 1900.
Seguían siendo grises. 

En el verano de 1900, Davidson y algunos de sus cadetes condujeron una batería de estas autoametralladoras a vapor desde su escuela hasta Washington DC, para demostrar que la idea del coronel era válida tanto en la teoría como en la práctica. Ése y otras hazañas similares del coronel Davidson consiguieron que el ejército de los EE.UU. comenzara a considerar seriamente la motorización. El coronel pudo comprar algunos chasis Cadillac con motores de gasolina y carrozarlos con chapa blindada en 1913, que se quedaron en la Guardia Nacional de Nueva York durante muchos años. 

¿De qué color eran todos esos vehículos? De color gris. De un color gris mate, medio, llamado battleship grey, o gris acorazado, empleado por la Marina para (en efecto) pintar a sus grandes acorazados. ¿Por qué ese gris? Porque, recuerden, el coronel Davidson era el director de una academia naval... Bueno, sí, a las orillas de un lago, naval de chichinabo, pero naval a fin de cuentas.

El gris acorazado siguió siendo empleado durante casi toda la Gran Guerra por los automóviles, camiones y vehículos blindados del ejército de los EE.UU. y de la Guardia Nacional, y también por los automóviles de los Marines. El color, con alguna variante, persistió entre los Marines hasta después de la Segunda Guerra Mundial, por razones prácticas, pues obtenían la pintura de la Marina. 

Sin embargo, poco antes de entrar en la guerra, en 1913, los EE.UU. cambiaron el color de sus nuevos vehículos. Ahora serían de verde oliva. Ese verde se obtenía mezclando un color sombra natural (sic), una especie de gris oscuro, con blanco de plomo. Era el color con el que se pintaban los carromatos del ejército y las cureñas de artillería; así todo lo que fuera del ejército sería verde oliva. La mezcla se hacía in situ y eso quiere decir que no había un solo color verde oliva, sino un verde oliva con toda una colección de matices de verde claro a verde oscuro. Así se pintaron todos los vehículos del ejército entre 1913 y 1919.

Eso era un problema, pero la solución vino de mano de la llamada Especificación 3.1. (de 1919), que describió exactamente los 24 colores estándar que emplearía a partir de entonces el ejército de los EE.UU. Entre ellos, el verde oliva (olive drab).

Cuando acabó la Gran Guerra, los EE.UU. se replegaron sobre sí mismos y se impuso la política de no intervención. El presupuesto del ejército cayó en picado. Diez años después, el Crack del 29 acabó con cualquier intención de invertir dinero en el ejército. Muchos no se creerán que, durante los años treinta, el ejército portugués contaba con más hombres y mejor armados que el ejército de los EE.UU., pero es bien cierto.

A tal punto llegaron las restricciones que éstas afectaron a la pintura de los vehículos del ejército. No les llegaba para encargar la pintura necesaria, que tenía que ser fabricada a medida y costaba poco menos que un riñón. Entonces alguien se dio cuenta que el color de los vagones del ferrocarril que cruzaban el país de punta a rabo era justo el color verde que estaban buscando. Más concretamente, el conocido como Panama Pullman Green.

Otro tren de la Illinois Central, el Green Diamond, pintado en dos tonos de verde.
El más oscuro es el llamado Pullman Green.

El verde oliva (pullman) era el tono predominante en el Panama Limited.

Panama viene de la ciudad de Panamá, en Florida, y el Panama Pullman Green era el color de la línea del ferrocarril que unía Atlanta y la bahía de San Andrés, la Bay Line. También era el color estándar de la Panama Limited, un tren de pasajeros de la Illinois Central que unía Chicago, San Luis y Nueva Orleans, cruzando el país de norte a sur. El logotipo de la Illinois Central es, por cierto, de color verde oliva. De hecho, el Pullman Green es universalmente conocido entre los aficionados a los trenes eléctricos por ser el color con el que se pintaban los vagones de pasajeros de los trenes de largo recorrido.

Fue darse cuenta y aprovechar la oportunidad. El ejército de los EE.UU. pintó sus vehículos durante todos los años 30 con excedentes de pintura de los talleres del ferrocarril. Tal cual. Con las sobras, compradas a precio de saldo. Tanto es así que en la mayor parte de los casos la pintura no era mate y los vehículos del ejército estaban pintados de color verde oliva... brillante. No era ésa su intención, la de brillar, pero al menos iban pintados de verde.

Vehículos militares de los EE.UU. recién restaurados.
Como el color verde oliva del ejército se volvió a cambiar durante la Guerra de Corea, los restauradores han tenido que regresar a pinturas hechas a medida... a partir de las pinturas del ferrocarril.

Cuando las cosas se pusieron serias y se les echó encima la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos pusieron toda la carne en el asador y no faltó dinero para pinturas. Ahora sí, en tono mate, estandarizada y fabricada a medida, para seguir con las especificaciones del ejército. Pero el color siguió siendo el mismo, el verde pullman. Pocos profanos (y no tan profanos) habrían imaginado que la mayoría de motocicletas, automóviles, camiones, tractores, carros de combate, piezas de artillería... del ejército de los EE.UU. estaban pintados del color de un tren de pasajeros. Literalmente.

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