Llega el rey cuando quiere



La primera vez que leí Vidas minúsculas, la novela que puso al descubierto el genio literario de Pierre Michon, tuve que interrumpir la lectura pasadas unas páginas. Comencé a leer dos o tres veces más, hasta que al cuarto o quinto intento conseguí adaptarme al ritmo y la intensidad de la escritura de Michon. Leo a veces demasiado rápido, ávido, y la lectura de Michon requería discreción y deleite, una inexorable e intensa lentitud. Había descubierto una escritura fascinante y el esfuerzo de detenerme y volver a comenzar una, dos y hasta tres veces mereció la pena. 

Desde entonces, tengo a Pierre Michon en los altares literarios y de ahí no me lo moverán.

Cuando la pequeña editorial WunderKammer publicó Llega el rey cuando quiere (Conversaciones sobre literatura), una serie de entrevistas sobre las cosas del leer y el escribir que se publicaron en revistas literarias francesas. En ellas, preguntan a Pierre Michon sobre esto y sobre aquello. A veces se deleitan con preguntas profundas y complicadas, de ésas en las que parece que quiera lucirse el preguntón, pero Michon responde sin inmutarse lo que él piensa. Es profundo, nadie nos pide que le demos la razón, pero es un deleite leer sus respuestas. 

¿Por qué un escritor escribe? ¿Y por qué escribe lo que escribe? Y eso que escribe, ¿hasta qué punto es una exhibición de uno mismo, un acto de vanidad, una locura, una tontería...? Mil escritores habrá y un millón de respuestas podrán darnos. Pero quien nos habla ha escrito lo que ha escrito y merece conocerse. Cierto que puede responder un tanto condicionado y de cara a la galería (las cosas en verdad son más simples, cuando no inexplicables), pero quien habla de libros, de literatura, de escritores, de personajes, es Pierre Michon.

Este libro es una pequeña joya para aficionados a la literatura.

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