Atracción fatal


Cuando los arquitectos hablan de Moneo, se descubren la cabeza. El Auditorio de Barcelona es una de sus mejores obras, aunque se inauguró inacabada (en 1999). Ahora mismo están construyendo una parte que faltaba, la sala cuarta, y durante años la acústica de la sala ha sido deficiente porque no llegaba para comprar unas cortinas (12.000 euros). Cosas de la política. Pero insisto: acabado o no, el Auditorio es un edificio notable.

De todo el edificio me quedo con la linterna (algunos la llaman patio). Propiamente, es un impluvium de planta cuadrada en el que se ha insertado un prisma luminoso y abierto, decorado con una pintura de Palazuelo sobre cristal por las dos caras. Más de mil cristales de grandes dimensiones forman esta pintura. El efecto es espectacular y es de esos pocos lugares donde el arte abstracto provoca la sensación de belleza reservada a la arquitectura clásica.

La linterna, pues, es el punto de encuentro de las personas que acuden al Auditorio, que se sienten instintivamente atraídas por la luz y la obertura. Aunque podría tratarse de una atracción fatal. Véase.

Si usted frecuenta el patio del Auditorio verá que la linterna lleva meses vallada. No puede uno plantarse en medio del impluvium y mirar hacia el cielo, que es lo que se pretendía que hiciera uno. No puede porque semejante ejercicio es un ejercicio de riesgo. Las vallas le impiden el paso porque ya han reventado quince vidrios. Estallan, tal cual. Paf, y que no le pillen debajo.

No se trata de un fallo estructural, sino de una mala elección del vidrio. Se escogieron cristales templados de un metro por dos para el mosaico, cada uno pesaba cuarenta kilogramos. Pero el porcentaje de níquel resultó ser demasiado alto. El níquel reacciona, forma sulfato de níquel y se contrae. Al contraerse deja una burbuja al vacío. La burbuja se dilata y... cras. El cristal templado se hace añicos. Cuarenta kilogramos de cristalitos se precipitan al abismo; que no le pillen debajo.

El caso es que no se trata de nada nuevo. Este tipo de cristal procura utilizarse lo menos posible en fachadas porque el 2,5% de los cristales empleados... estallan. Tal cual. En este tipo de fachadas se utilizan cristales laminados (no estallan, se rajan o agrietan), y mejor si son laminados multicapas (cristal y plástico).

En resumen, arreglar el desaguisado de la linterna del Auditorio costará más de 600.000 euros. Además, Palazuelo murió en 2007. Suerte que los bocetos, dibujos y pinturas de la linterna son todos propiedad del Auditorio y podrá reconstruir la linterna... si encuentra quien le pague las obras.

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