En alguna parte entre el 0,4 y el 8,4%

Dicen que los catalanes pagamos una cierta cantidad de impuestos y que el Estado (que incluye el Gobierno de España, las diputaciones, la Generalidad de Cataluña y los ayuntamientos) gasta en Cataluña menos de lo que ha recaudado. Parece ser que es así. A esta diferencia se le llama déficit fiscal y es la excusa de muchos desmanes, y la cortina de humo bajo la que se esconde la mala gestión de los caudales públicos en Cataluña, y la diferencia entre el esfuerzo fiscal de los que más tienen y los que menos, que es la verdaderamente escandalosa... y una de las mayores de toda Europa.

Para que se hagan una idea del asunto, comparemos dos comunidades de vecinos de Barcelona. La primera, los vecinos de la avenida Pearson, que conviven con calles sin asfaltar y un diseño urbanístico más bien caótico, fruto de la especulación urbanística del tardofranquismo; es una zona alejada del metro y el autobús, sin escuelas públicas ni ambulatorios de la Seguridad Social, con calles en pendiente y casas aisladas unas de otras. La segunda, la comunidad de vecinos del Raval, instalada en uno de los barrios más antiguos y cosmopolitas de la ciudad, cerca del puerto y del meollo de la actividad cultural, política y económica catalana, un barrio que cuenta con infinidad de escuelas públicas y oficinas de servicios sociales, rodeada de infinidad de líneas de autobús y paradas de metro.

El déficit fiscal de los vecinos de la avenida Pearson es monumental. Pagan un montón de impuestos y las instituciones públicas apenas invierten en el barrio. Parece que el Gobierno de España, la Generalidad de Cataluña, la Diputación de Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona se haya olvidado de ellos, ¡con tanto dinero como pagan...! Una burrada. Es normal que estén cabreados.

Veamos el asunto desde el punto de vista de los vecinos de la avenida Pearson. Los vecinos del Raval cobran todos los subsidios y reciben toda clase de ayudas sociales; la administración pública se vuelca en ese barrio de inmigrantes, parados y demás chusma, alentando la vagancia y la delincuencia. A decir de un pearsonita calvo, se pasan el día en la taberna. El barrio del Raval no genera riqueza, es un pozo sin fondo que sólo pierde dinero. En cambio, los que generan riqueza, los vecinos de la avenida Pearson, los que ponen el cuello para que el país salga adelante... ésos no ven un duro de sus impuestos. ¡No hay derecho!

Por eso, los vecinos de la avenida Pearson son partidarios de pagar menos impuestos, y con lo que se ahorran, tirar de la medicina privada, que debería desgravar, y llevar a sus hijos a escuelas de postín, mejor si tan subvencionadas como las del Raval. Los más exaltados piden que la avenida Pearson se escinda de Barcelona, y otros reclaman que sea una comisión de vecinos la que recaude los impuestos, los invierta en el barrio y ceda al Estado el sobrante. Naturalmente, creen que quien genera más riqueza tendría que tener más ayudas, no el más necesitado, y no son partidarios de facilitar las condiciones laborales de sus chachas, que son todas del Raval. Etcétera.

Éste es el debate filosófico. Aunque he tensado la cuerda al límite, no miento. El argumento del déficit fiscal para reclamar más dinero es el mismo argumento que el de los vecinos de la avenida Pearson del cuento.

El argumento económico es más complejo. Porque existe un déficit fiscal, pero ¿cómo se calcula? Parece fácil: tanto pago, tanto recibo, y la diferencia... ¿Un cálculo simple? En absoluto.

De hecho, se pueden contar (literalmente) por docenas las manera de calcular un déficit fiscal. Por ejemplo, ¿se incluye el diferencial de la inflación entre el afectado y el resto o entre el afectado y la media? ¿Se consideran valores absolutos o relativos? Relativos ¿a qué? ¿Al número de habitantes, a la superficie del territorio, a la unidad de producto interior bruto, a la unidad de valor añadido bruto, a...? En fin, un lío.

El otro día, el conseller de la avenida Pearson... perdón, el conseller de Economía y Conocimiento puso el grito en el cielo porque el déficit fiscal de los catalanes sumaba un 8,4% del PIB de Cataluña. Se hizo justo antes de aprobar en el Parlamento de Cataluña la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de la Generalidad de Cataluña, que ha asestado un golpe mortífero a la práctica y la filosofía de un Estado que existe para asegurar la igualdad de oportunidades y un mejor reparto de la riqueza. Ahora, el Estado se inclina hacia los que más tienen.

Se trataba de montar una escandalera y echar las culpas a Madrid de lo mal que gestionamos aquí lo que nos dan, gritando que nos dan poco. Porque un 8,4% del PIB de déficit fiscal deja de ser poco y pasa a ser importante. Suma, según el señor Mas-Colell, 16.409 millones de euros en 2009. Para calcular esta cifra, empleó el modelo de cálculo del flujo monetario neutralizado por el ciclo económico (sic), que no sé muy bien qué es o en qué consiste.

Eso ha mosqueado al Partido Socialista, porque en 2009 funcionaba un modelo de financiación que habían pactado ellos (y CiU, no se olviden) y era (como siempre) el mejor del mundo mundial. Resulta la Generalidad de Cataluña había calculado el déficit fiscal mediante el modelo de flujo monetario neutralizado durante toda su vida, no mediante el modelo de flujo monetario neutralizado por el ciclo económico... y no me pregunten en qué maldita cosa consiste la diferencia entre uno y otro modelo.

La cuestión es que, si se emplea el método de cálculo de siempre, el déficit fiscal es de 791 millones, el 0,4% del PIB de Cataluña, y no 16.409 millones de euros. Quince mil millones de euros de diferencia son muchos millones, y plantean un escenario muy diferente.

La queja del PSC no ha caído en saco roto y el Departamento de Economía y Conocimiento ha tenido que publicar la cifra del 0,4% de déficit al lado de la del 8,4% en sus papeles, forzado por la evidencia.

Naturalmente, no se ha hecho publicidad de este asunto ni de la corrección del estudio, porque CiU quiere que nos creamos que su ataque contra el Estado del Bienestar viene impuesto por Madrid, cuando son ellos los que esgrimen las tijeras, con mucho gusto, aprovechando la oportunidad. Son mala gente.

3 comentarios:

  1. A principios de año, el Institut d'Economia de Barcelona sacó un artículo en el que se cuantificaba el dinero recibido por las CCAA tras la nueva financiación de 2009.

    El artículo consistía casi en un lamento. Cataluña al parecer había aumentado su financiación con el nuevo modelo, pero no lo suficiente. Citaban un estudio de elaboración propia.

    Lo curioso es que ni este estudio ni este artículo tuvieron una gran repercusión, salvo en Valencia y Murcia. Estas dos comunidades eran las últimas en cuanto a financiación, mientras que Cataluña en términos absolutos era la que más parte del pastel se llevaba y en términos relativos estaba por encima de la media.

    Aquí un artículo de Levante-EMV haciéndose eco:
    http://www.levante-emv.com/economia/2012/01/03/informe-desvela-nuevo-modelo-financiacion-castiga-c-valenciana/869424.html

    En la web del IEB la noticia ha desaparecido misteriosamente, pero aún se conserva el estudio en esta publicación. Página 60:

    http://www.ieb.ub.edu/web/report.php?id=1274&section=814

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  2. En su día, después de echarle una ojeada al artículo, me pregunté:
    ¿Cómo puede ser que la Generalitat Catalana, teniendo más presupuesto que nadie, se queje de que no pueda ofrecer los mismos servicios que otras CCAA?

    Tras leer el informe del déficit fiscal en La Vanguardia (que, por cierto, es "gratis" en las universidades de Cataluña) y después de descargarlo de la web de la Generalitat, me hice otra pregunta:
    ¿Quién y cómo hace los cálculos de las balanzas fiscales, porque si las dos cifras son ciertas, la financiación catalana debería ser EL DOBLE de la actual?

    Porque, para empezar, el informe de la Generalitat no está firmado salvo por un "comité de expertos". Además, resulta curioso que dos informes de claro sesgo nacionalista presenten cifras que no concuerdan entre ellas.

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