La doctora Rahola y los errores de transcripción del becario


La señora Ortega repasando los apuntes de las asignaturas pendientes con el señor Homs, poco antes de licenciarse de verdad y no de mentira.

Hace unos años, la señora Ortega fue escogida vicepresidenta del Gobierno de la Generalidad de Cataluña por el señor Mas. Saltó la liebre. Su currículum decía que era licenciada en Psicología, pero la verdad es que todavía no había acabado la carrera, que llevaba años (bastantes años, que es mayorcita) con dos asignaturas colgadas. El asunto provocó mucho revuelo y consiguió mostrar al público quién era la licenciada Ortega. Lamento decir que no dimitió, como hubiera correspondido a una persona decente. Se limitó a decir que había sido un error de transcripción (sic) de su currículum, uno de esos errores que persisten durante años y que se reproducen en las publicaciones del Partido, en las notas de prensa, en los sitios web del Parlamento o del Departamento de Vicepresidencia... Eso no es un error, es una mentira

Nadie se ha atrevido a catear a la vicepresidenta y hoy es por fin psicóloga licenciada. ¡Qué lástima! Me hubiera gustado mucho que la hubieran cateado (¡se lo tenía merecido!) o ¡que la hubieran pillado haciendo trampas...! Pero las convocatorias extraordinarias para una vicepresidenta acojonan a cualquiera y no está el horno para bollos. ¿Que una vicepresidenta...? La apruebas y no te faltará el pan. Al menos, hasta el siguiente turno de recortes de su gobierno. 

Sea como sea, el caso de la licenciada Ortega nos ha mostrado varias cosas: a) La honestidad y la honradez no llevan hasta una vicepresidencia y no son necesarias para el cargo. b) Un título universitario no es garantía de capacidad intelectual o profesional. Además, c) Error de transcripción quiere decir mentira y d) Nadie dimite por un error de transcripción. Eso sí, al becario le caen palos de todas partes.

Señalo que la licenciada Ortega no ha sido ni la primera ni la última sinvergüenza en mentir pública, notoria y repetidamente sobre su currículum, ni la primera ni la última en continuar como si aquí no hubiera pasado nada una vez pillada en falta. ¿Se acuerdan del doctorado de Carme Chacón? Pues, ése, y mil más. Pero la pregunta es si usted dejaría que gestionara todos sus ahorros una persona que comienza mintiendo en su currículum y dice ser lo que no es. ¿Verdad que no se fiaría un pelo de esa persona? ¿Seguiría confiándole todos sus ahorros a alguien así? Me da que no. Pues, con más razón tendría que exigir que retirasen a la señora Ortega, presuntamente licenciada, de cualquier cargo público. Es lo que creo y sostengo firmemente.

En medio de ese ridículo y vergonzoso affaire, la (disonante y rasposa) voz de doña Pilar Rahola se mostró curiosamente afable. No había nada que censurar, decía. Más exactamente, dijo que no ha mentido, ha pecado de soberbia. Le restó importancia. 

El currículum de doña Pilar, en 2008, cuando todavía era (dos veces) doctora.

Ahora sospechamos por qué. De hecho, hace ya tiempo que algunos personajes pusieron el dedo en la llaga de doña Pilar. La mujer se presentaba en sociedad con un currículum donde sostenía ser doctora en Filología Hispánica y Filología Catalana por la Universidad de Barcelona. No uno, sino dos doctorados. Y no lo dijo una vez, ni dos, ni tres, sino que mantuvo los doctorados en el currículum durante muchos años en su sitio web, tal y como puede comprobarse a través de Wayback Machine. En 2003 ya se presentaba como doctora en Filología Hispánica y Filología Catalana en algunas entrevistas concedidas a periódicos americanos. De ahí en adelante, siempre que hablaban con ella en las Américas la llamaban doctora Rahola y ella se dejaba querer.

¡Oh! ¡Ya no es doctora! ¡La han degradado! ¿O la han pillado?

También en España. Noticias de Navarra, en 2009, la presentó como Doctora en Filosofía (sic) hispánica y catalana. Lo de filosofía por filología se atribuye a un despiste del redactor, lo de doctora, en cambio, ya no, porque cuando recogió el premio que concede anualmente el Círculo de Mujeres de Negocios la volvieron a anunciar como doctora en filología... En la propaganda del libro que escribió con don Josep Cuní, En directe, aparece una biografía de los autores. En la de doña Pilar dicen: Pilar Rahola es doctora en Filología Hispánica y Catalana y doctora honoris causa por la Universidad de Santiago de Chile, reconocimiento otorgado por su lucha a favor de los derechos fundamentales. ¡En efecto! ¡Sostiene el derecho de cualquiera a hacerse con un doctorado! Etcétera. En libros, entrevistas y demás, ha sido muchas veces doctora... y las más de las veces fue ella la que proporcionó la nota biográfica (es la costumbre hacerlo así).

Pues, damas y caballeros, doña Pilar ¡no es doctora! Tal cual. Una universidad privada chilena, la UNIACC, que no es la Universidad de Santiago de Chile (aunque esté en Santiago de Chile), que no está acreditada por la Comisión Nacional de Acreditación del Gobierno de Chile, la había reconocido como doctora Honoris Causa, pero no es, ni de lejos, doctora en Filología Hispánica, Catalana o cualquier otra filología o filosofía. 

Así se levantó la liebre el verano pasado. La pillaron in fraganti. 

En julio del año pasado se lo echaron en cara, en Twitter. Es decir, que hace meses que se sabe descubierta. Aún así, las versiones española, inglesa y francesa seguían hablando de la (dos veces) doctora Rahola hasta hace pocos días. De modo irrebatible, unos periodistas demostraron que doña Pilar, de doctora, nada. Alrededor del 2 de febrero pasado puso orden en sus cosas y abandonó sus tan estimados doctorados en su currículum oficial en varias lenguas.

Poco me importaría que fuera o no fuera doctora, dedicándose a las tertulias full time y ejerciendo de Belén Esteban con barretina. Las mentiras en ese mundillo donde gana quien más grita y peor se comporta son el pan de cada día y la doctora Rahola sumaría un ridículo más a su esperpento. 

Ahora bien, se supone que la mujer ejerce un cargo prestigioso en no sé qué de la Transición Nacional, que fue escogida a dedo por su amadísimo líder patrio, don Artur Mas, el Rei Artur que biografió, como adalid y voz de la justa querencia del Pueblo, el Partido, la Consulta y el Proceso. Muchos predijeron que el no sé qué de la Transición Nacional quedaba hecho unos zorros por la mera presencia de doña Pilar y el tiempo les está dando la razón. Los que consideran que el Proceso es una gilipollez, en cambio, animan a doña Pilar a seguir animando la fiesta, que nos divierte mucho.

Mintió (o se equivocó de manera inexcusable) hablando de las sentencias del Tribunal Internacional de La Haya. Las ha dejado ir sobre las balanzas fiscales de Baden-Württemberg, mostrando en público que es capaz de mentir incluso sobre lo que no entiende y de lo que no sabe (y no sabe nada en absoluto, pero nada de nada, a tenor de lo que dice). Ahora se hace leña con el caso de sus doctorados, que de por sí dan para que esta mujer dimita de cualquier cargo de representación de una empresa, una comunidad de vecinos o una Comunidad Autónoma, a poco que exista la vergüenza y el honor. Ergo, tendría que dimitir de la no sé qué de Transición Nacional, digo yo.

Pero ella, pelotas fuera. ¡Yo no he sido! (sic).

Primero, en la Cadena SER (radio). Afirma: Yo nunca he dicho que fuera doctora. Nooo... ¡Nunca! En Sudamérica me llaman doctora y nunca le he dado mayor importancia, dice. Ah... Es posible que en la traducción no estuviera bien, dice, refiriéndose a su currículum en español, inglés, frances... ¿Es posible? ¿Sólo posible? No me enteré, yo no llevo mi web. ¡Ay, Señor! ¡Ni la lleva ni se la mira! ¡Durante diez años...! Ha sido un error de transcripción (de traducción, será) de mi secretaria, es lo que acaba diciendo al fin, y tan contenta.

En su columna del periódico del conde de Godó, La Vanguardia, escribe, y cito: La idea es vender que servidora ---es decir, una persona implicada públicamente en el proceso catalán--- no es fiable, no es creíble y tiene una biografía inventada. Como es obvio, le expliqué al periodista que en Sudamérica a menudo te llaman 'doctora' o 'licenciada' y que nunca he hecho caso, que siempre ponía 'licenciada' en mi biografía en catalán en la web, y que no tenía ni idea de que eso no fuera así en los otros idiomas

Diez años sin leer su propio sitio web. Especialmente, su biografía.

Ah, caray. Se comprueba lo siguiente: a) Cuando la pillan mintiendo, saca la bandera y se tapa las vergüenzas con ella, denigrándola. Quiero decir, denigrándose ella, denigrando la bandera y denigrándonos a todos, pues nos toma por idiotas... y quizá lo seamos. b) Admite que no se mira su sitio web (con tanta tertulia, no tendrá tiempo). c) Aunque sea doctora (o licenciada) en Filología Hispánica, cree que es lo mismo que la llamen doctora o licenciada y en todo caso, ¿qué más da? Pero ¿qué pasa? ¿Que el título de Filología Hispánica lo dan a cualquiera que pasa por delante de una rifa? En resumen: ¿No es fiable, no es creíble y tiene una biografía inventada? Ésas son sus palabras, no las mías.

Sírvanse ustedes mismos. Pero sepan que la culpa es siempre del becario, no hace falta darle más vueltas.

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