Y ahora ¿qué hará la policía?



Les juro que es verdad. Ésta es la pregunta que se hacía un periodista, al saber que en 2013 se había reducido el número de actos delictivos en Cataluña: Y ahora, ¿qué hará la policía? Mejor todavía: sostenía que tendrían que buscarse nuevas ocupaciones para los policías en activo (sic), ahora que la delincuencia entra en horas bajas. Tal que así lo dijo, el muy idiota. Luego pasa por respetable y su palabra es ley en las tertulias de radio y televisión. ¡Así nos va, madre de Dios!

Todo porque hace unos días el consejero de Interior de la Generalidad de Cataluña, don Ramon Espadaler, el director de los Mossos d'Esquadra, don Manel Prat, y el comisario jefe de la policía autonómica, don Josep Lluís Trapero, presentaron los datos de la criminalidad en Cataluña y se felicitaron a sí mismos, qué guapos que somos, cifras en mano.


Porque, a decir verdad, nos enfrentamos a una buena noticia. En 2013 se cometieron en Cataluña 270.661 delitos y 237.280 faltas, una falta o delito por minuto, poco más o menos. Si comparamos con 2010, los hechos penales (así los llaman) han bajado un 6,86% en cuatro años. No es como para tirar cohetes, pero hay menos ahora que antes (o se denuncian menos). Mejor eso que nada.

Alguno dirá que hay menos delitos porque Cataluña tiene menos habitantes ahora que en 2010. Cierto: a ojo, un cuarto de millón de catalanes ha dicho que ahí os quedáis y se han largado a otra parte. Eso nos obliga a remitirnos a las cifras relativas, a contar el número de delitos per cápita. En 2010 hubo 72,6 delitos cada 1.000 habitantes; en 2013, 67,24. Es decir, hay menos crímenes porque hay menos habitantes, pero también porque los habitantes que quedan delinquen menos.

No se dieron las cifras de suicidios. En 2010, se suicidaron 453 catalanes y hubo un intento de suicido cada dos horas y media. En 2013, se estima que se suicidaron más de 500 catalanes y que intentaron suicidarse y fracasaron en esta empresa alrededor de 6.000 más, pero la Generalidad de Cataluña no proporciona estas cifras desde 2011 y hay que sacarlas de aquí y de allá, con mucho cuidado.

Coincidió esta rueda de prensa con otra del ministro del Interior del Gobierno de España. ¡Otro que también traía buenas noticias! Entre 2012 y 2013 la criminalidad ha descendido un 4,3% en toda España (un 4,03% en Cataluña). Felicidades.


Pero, ay, resulta que en España (contando Cataluña) se dan 46,1 delitos por cada mil habitantes, un 31% menos delitos por habitante que en Cataluña (sola). Personalmente, me duele decirlo y me preocupa, y me escama que nadie preste atención a este detalle que tan poco nos favorece.

Peor me lo ponen: si nos comparamos con Europa, los catalanes delinquimos un 7% más que la media europea. Mejor sería compararnos con los italianos, los griegos o los portugueses, que son los únicos europeos que cometen menos delitos que los españoles.

No son cifras para tirar cohetes, precisamente. Pero tampoco estamos tan mal. Se cometen más crímenes que en Cataluña en Baleares, Madrid, la Comunidad Valenciana, Ceuta o Melilla. Los menos criminales de todos los españoles son los asturianos y los cántabros, y los que menos, los que menos de todos, los extremeños.

Con las cifras en la mano, vemos que la crisis económica ha hecho disminuir los asesinatos, incrementa ligeramente la violencia contra las mujeres (en forma de violación u homicidio) e incrementa demasiado la cifra de suicidios. La criminalidad es más alta en las regiones más ricas (y en las zonas más misérrimas). Otra curiosidad: más turistas, más crímenes. Pero, con turistas y todo, todavía matamos menos y tratamos mejor a las mujeres que en Alemania o Suecia, por ejemplo, países que pasan por chachis y modernos. Por una vez en la vida, dan ganas de enseñarles a esos bárbaros del Norte qué es la civilización, para que aprendan.


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