Costumbres bárbaras y peligrosas

Ha sucedido en China, en Baosán, un distrito de las afueras de Shanghái.

Nota: Según el Diccionario panhispánico de dudas que publica la Real Academia de la Lengua Española, se escribe Shanghái, con tilde y dos haches, aunque los periódicos insistan en escribirlo cada uno como le viene en gana. Fin de la nota.

Decía que en las afueras de Shanghái la policía local ha disuelto una manifestación peligrosa, que había puesto en peligro la vida de un niño de cinco años de manera temeraria e irresponsable. Cuenta la policía que ha sorprendido a un numeroso grupo de chavales haciendo un castell (una torre humana) después de haber visto a la Colla Vella dels Xiquets de Valls haciendo lo propio en la Exposición Universal de Shanghái. Los chavales han declarado que no parecía tan complicado, y ya llevaban tres pisos cuando se han dado cuenta que faltaba un niño para coronar la torre, el aquí llamado anxeneta. Uno de los castellers chinos ha propuesto para el cargo a su hermano y ha sido entonces cuando la policía los ha sorprendido, justo cuando trepaba el improvisado anxeneta torre arriba.

La policía logró detener a los imprudentes muchachos y rescatar al pequeño, al que agarraron cuando iba ya por el segundo piso. Los agentes del orden desmontaron la torre (con infinitas precauciones, para evitar daños en la chiquillada) y se puso fin al peligroso e irresponsable comportamiento de los castellers chinos. Los muchachos han sido severamente amonestados por los mayores de Baosán, que han considerado, unánimemente, una bárbara costumbre extranjera la de poner en peligro la vida de un niño en una torre humana.

No se sabe si este desgraciado incidente provocará la negativa de China a reconocer en la UNESCO los castellers como un Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad, título que ya tienen en España el Silbo Gomero, la Patum de Berga o los Misterios de Elche.

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