¿Por qué nadie llama la atención al FEGA?

En mi entrada anterior, ponía en evidencia que vivimos en una sociedad en la que sobra de comer y nos aburre tanta comida. Pero entre nosotros, aunque pasen desapercibidas, hay personas que pasan hambre. Digo hambre, con todas las letras.

Por eso se creó el Banco de Alimentos de Barcelona, que hoy cuenta con la ayuda de 293 entidades benéficas para dar de comer diariamente a más de 102.000 personas en Barcelona. Repito: 102.000 personas.

Estas cifras se han dado a conocer porque la Cámara Arrocera del Montsià, una cooperativa agrícola, ha donado 75.000 kg de arroz al Banco de Alimentos de Barcelona y se ha comprometido a donar una cantidad equivalente al 10% de sus ventas de arroz a la entidad. (En www.lacamara.es, el sitio de esta cooperativa.) Bravi!

El Sr. Sansalvador, presidente del Banco de Alimentos, ha aprovechado la ocasión para denunciar la excesiva burocracia, algo de desidia y no poner medidas de urgencia en una situación de urgencia como es el hambre, mentando al FEGA, el Fondo Español de Garantía Agraria (www.fega.es).

El FEGA gestiona en España el Programa Europeo de ayuda a personas necesitadas. Lo gestiona, pero mal, digo yo, porque el Sr. Sansalvador afirma que en seis meses no ha recibido nada (nada) del FEGA. Pintan bastos: el 40% de lo que reparte el Banco de Alimentos procede del FEGA. En 2009, el Banco de Alimentos ofreció sus servicios a 50.000 personas; en 2010, ya van por 102.000. En un año, la crisis ha doblado el número de clientes y la demanda sigue creciendo, afirma el Sr. Sansalvador. Añade que en veintidós años de vida del Banco de Alimentos nunca se había visto una cosa igual, y las perspectivas son poco optimistas. La situación es crítica y si el FEGA no espabila...

Pintan bastos. No se ve el final de la crisis. Si tocamos fondo, estaremos un rato arrastrándonos por él y las cifras son preocupantes: 676.200 catalanes en paro en marzo de 2010; 687.100 hogares sin ningún miembro en activo. En 2008, un 18% de la población vivía en riesgo de pobreza (i.e., cobraba menos de 600 euros al mes) y más de 133.000 hogares no tuvieron ingresos suficientes como para poner en marcha la calefacción en invierno. No se conoce la estadística de 2009 y 2010, pero será mucho más dramática.

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