Disculpen las molestias (bis)



Los trabajadores del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) están en pie de guerra. El domingo por la tarde, tras las amenazas del conseller Mascarell de sacar la tijera, publicaron una nota en la que decidían protestar por los recortes atendiendo al público en español.

Se armó la de Dios es Cristo.

La dirección del TNC se ha desmarcado de la iniciativa, dijeron los periódicos. Pues ¡claro! ¡No iba a desmarcarse, si la iniciativa iba contra ellos! No imagino al señor Belbel (director del TNC) o al señor Mascarell (conseller de Cultura) enmarcándose en la protesta de los trabajadores del TNC. Vamos, digo yo. ¿Acaso me equivoco?

Pronto apareció la palabra boicot, que suena muy fea. En eso que llaman redes sociales, la chispa prendió incendios pavorosos, alimentados por el combustible de la estupidez.

Hasta tal punto se encendieron los ánimos que la dirección del TNC tuvo que publicar una nota en la que decía que (traduzco) en ningún caso se recrimina el uso del castellano para ayudar a [los] espectadores que sólo entiendan esa lengua [,] sino el empleo del [mejor, de este] idioma como método de protesta.

El Comité de Empresa, presionado por todas partes (especialmente, por la dirección y el Departamento de Cultura), tuvo que rectificar y publicó, en apenas doce horas, pero al día siguiente, otro comunicado. Éste (traduzco, respetando la puntuación original):

El Comité de empresa hace saber que el comunicado emitido ayer domingo 20 de enero, en el cual se informaba al público del uso del castellano como medio de protesta, no fue consensuado en asamblea por todos los trabajadores, y fue una decisión unilateral del Comité que ya ha sido retirada.

Firmado: Comité de empresa.

Un aspecto a considerar: Taquilleros y acomodadores suman una quincena de trabajadores, de ciento treinta. Los técnicos de iluminación, los tramoyistas, maquilladores, etc., pueden hablar en chino, si les apetece, porque no tienen contacto con el público. Pero esa quincena de trabajadores se lleva todas las broncas del común y ¿nadie les preguntó antes?

En medio del fregao, el honorable señor Mascarell, que es honorable porque lo lleva el cargo de conseller, dijo una de esas frases que merecen pasar a la historia: Me parece mal, es evidente que no está bien.

Como dijo un catedrático emérito, lo que no está bien, está mal. Ergo, si es evidente que no está bien, está mal, pero al conseller sólo se lo parece. Es un político: siempre deja la puerta abierta para poder cambiar de opinión.

Pero ¿es evidente que no está bien? Ése es el meollo del asunto. Para el conseller no estará bien tratar al público en español, pero el conseller no se verá de patitas en la calle porque el TNC se gestiona con el culo, perdonen la grosería. ¡Prueba de ello es que repite como conseller!

Ni la bondad ni la maldad del método de la protesta son evidentes, pero sí que es evidente el éxito publicitario de la misma. Recuerden que no ha durado ni veinticuatro horas y ¡cuánto ruido!

El señor Belbel, director del TNC, presionado por las circunstancias, ha prometido una rueda de prensa este viernes donde anunciará qué piensa hacer la Generalidad de Cataluña con el teatro. No será nada bueno. Pero, de no ser por la amenaza del uso del español, los trabajadores del TNC hubieran sido despedidos en silencio. Ni en catalán ni en español, en silencio.

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