Un nuevo síndrome


La nascita di Venere. El famoso lienzo se expone detrás de un cristal antibalas porque es el objeto del deseo de muchos perturbados. Según como le da la luz, el cristal refleja y no se ve muy bien. Pero el cuadro es magnífico en vivo y en directo, doy fe.

Se ha publicado en los periódicos, formando parte de esa colección de noticias curiosas que sirven para llenar el vacío, pero que resultan ser las más interesantes de todas. El suceso que narran las agencias acaeció en Florencia, el pasado sábado 22 de marzo.

Ya saben que existe el llamado síndrome de Stendahl. Dicen que es una indisposición real, pero verdaderamente rara. Tanto que muchos dudan de su verdadera existencia, porque las más de las veces es una combinación de agotamiento físico y mental más un tanto de deshidratación, falta de azúcares y mal dormir. En teoría, a uno le da la pájara después de haber contemplado tanta belleza, queda con el entendimiento fuera de sí, como deprimido, desinflado, a veces ansioso, en cualquier caso echo unos zorros. Stendahl en persona dijo: Sufrí lo que los alemanes llaman un ataque de nervios

A ojo, los servicios médicos de Florencia atienden un centenar de casos al año. Las más de las veces no tienen nada que ver con Stendahl, pero afirman que se dan casos auténticos. ¡Hay que conservar la leyenda! ¿Cuántos no van a Florencia para ver si les da la pájara esta? ¡Más de uno!

Ahora tendremos que inventar un nuevo síndrome o reconocer que existen casos agudos del síndrome de Stendahl que habían escapado hasta ahora a los perspicaces ojos de los investigadores. El pasado sábado, decía, la Galleria degli Uffizi estaba llena de turistas. Siempre está llena de turistas, qué le vamos a hacer, pero ¡qué pinacoteca! 

La cuestión es que un turista (español, por más inri) va y se planta en la sala donde se expone la obra de Botticelli. Comienza a arrojar pétalos de rosa por el suelo y se desnuda delante de La nascita di Venere (El nacimiento de Venus). Comienza a decir burradas (¡Esto es poesía!, clama en voz alta) hasta que queda en pelota picada delante del cuadro. Tal como vino al mundo, se arrodilla delante del lienzo y no va más allá, porque ya vienen a buscarlo y se lo llevan envuelto en una manta, mientras grita como un desesperado Freedom! Freedom! (¡Libertad! ¡Libertad!) en inglés. ¡Pudiendo gritar Mon amour, je t'aime! en francés o Cara mia! Mi prendono! Morirei lontano da te!... que queda más bonito...! Qué pena, qué desperdicio.

Comienza el espectáculo. Arroja pétalos de rosa a su alrededor y a los pies de la diosa, en pelota picada y ante los visitantes del museo.

Rinde pleitesía a la diosa, arrodillándose ante ella, mientras dice en voz alta que eso que hace es poesía.


Los vigilantes del museo se arrojan sobre el fulano y lo tapan con una manta, no vaya a resfriarse. 

Nadie se hizo daño ni dañó ninguna obra. ¡Menos mal! Don Antonio Natale, director del museo, comentó el suceso restándole importancia, porque está acostumbrado a tratar con toda clase de arrebatos ante la maravilla expuesta, aunque no tenga por costumbre tratar con desnudos integrales entre el público. Quizá sufrió el síndrome de Adán, dijo, socarrón. ¡Mecachis! ¡Un nuevo síndrome!

En cualquier caso, queda saber si nos enfrentamos a un chalado, a un sinvergüenza que quiere ser famoso, a un artista en plena performance (que ahora podrá decir que es un artista incomprendido), a un caso exageradísimo de síndrome de Stendahl o qué. Sea lo que sea, la noticia no tiene más importancia. Lo más importante es que la Venus sigue intacta, sólo faltaría.

P.S.: Acabo de tener noticia de este personaje a través de los periódicos. Se llama Adrián Pino Olivera y es de Barcelona. Le ha faltado tiempo para hablar de sí y de su actividad artística. Al parecer, es artista metido en performances y miembro de un colectivo de teatro del instante (sic), llamado nakadaska (http://nakadaska.com/index.html). Dice que los carabineros le trataron bien, que uno hasta le tapó con su abrigo (es que hacía frío, dice), pero niega que su actuación fuera obscena. Fue un acto de libertad, sostiene, y por eso gritó Freedom! Freedom! Bah, qué quieren que les diga. Se ha perdido toda la poesía. Prefería mil veces un chalado en éxtasis que un tipo intentando llamar la atención sobre su obra. La poesía de este caso se ha ido a tomar viento. Eso demuestra que el Arte (el arte, si prefieren) puede ser un aguafiestas y un fastidio. Qué pena.

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