Yo les metía en la cárcel


Aspirantes a vender aspiradoras, esperando la clase.

El mercado laboral está hecho un asco, qué novedad. Pero leyendo la noticia que ha publicado El Mundo este 4 de marzo, descubro que está peor de lo que me pensaba. Les relataré el suceso, que narra Germán González en el periódico.

En octubre de 2012, Clío Almansa entró en un proceso de selección de vendedores de la empresa Ecoline 2010, de Mataró, provincia de Barcelona. Se trataba de vender aspiradoras y esas máquinas de ósmosis que le quitan el gusto al agua. Clío tenía entonces veintidós años.

El proceso de selección duró varios días. Los contratantes daban un curso a los vendedores sobre sus productos y técnicas de venta y los iban sometiendo a varias pruebas eliminatorias. Quien las pasaba, seguía en el curso; quien no, quedaba eliminado y volvía a casa. La cuestión es que el curso y las pruebas eran, como poco, singulares.

Clío declaró que (cito) Eran cursos de motivación, con música alta, luces de colores y mucha animación. Buscaban explícitamente excitar al personal, agitarlo y ponerlo al borde de un ataque de nervios. Las clases, pues, a grito pelado e insoportables. Imagino al instructor preguntando ¿Venderéis mucho? y los alumnos respondiendo ¡Señor! ¡Mucho, señor! en plan marine.

Instructor mostrando el mecanismo de aspiración a un alumno-candidato.

Al tercer día de torturas selectivas, Ecoline 2010 se superó a sí misma. Los aspirantes a vendedores de aspiradoras fueron llevados a una sala donde había varias sillas. Pusieron música a toda pastilla (¡chumba! ¡chumba! ¡chumba!) y cuando se interrumpía la música había que tomar asiento. Como no había sillas para todos, los que se quedaban sin silla eran eliminados. Así varias veces, imaginen ustedes cómo acabaron todos, hiperexcitados y violentos.

De las sillas musicales (versión bestia) al jueguecito del pañuelo. Los supervivientes fueron divididos en grupos de cuarenta candidatos. Un directivo de la empresa se llegó al medio de la sala, sacó un billete de cincuenta euros, lo enseñó a todo el mundo y dijo que quien lo cogiera, se lo quedaría como parte de su primer sueldo. Es decir, sólo uno de los presentes se llevaría el trabajo. Dejó caer el billete y se organizó la de Dios es Cristo.

Fue entonces cuando la joven demandante, Clío Almansa, fue atropellada y vapuleada por la muchedumbre. Se lesionó un hueso de la columna vertebral, recibió golpes en la cabeza, las piernas y la espalda. Quedó tendida en el suelo.

Los directivos de Ecoline 2010 se asustaron. Se negaron a llamar a una ambulancia, no fuera nadie a hacer preguntas. Fue una de las candidatas presentes la que acompañó a la señorita a un servicio de urgencias. Allá la atendieron de múltiples golpes y contusiones. La mujer tuvo que llevar corsé ortopédico unos meses y estuvo de baja laboral un año, ahí es nada.

La empresa, por intentar disimular, contrató a la joven. ¡A tiempo parcial! Al mes, sin embargo, la despidió por no haber superado el período de pruebas de dos meses. Recibió un burofax con la noticia, no se atrevieron a decírselo a la cara. La empresa no le pagó un duro en todo este tiempo y de ahí que la joven acudiera a los abogados y la justicia. Denunció el caso ante los Mossos d'Esquadra (la policía autonómica) en Arenys de Mar y el asunto ha acabado en el Juzgado de Instrucción Número 15 de Mataró. Ecoline 2010 ya no existe, pero la acusación es por lesiones y vejación injusta. Ya veremos cómo acaba.

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