Fichajes y adquisiciones


Se han vendido sus sellos literarios por 72 millones de euros.

El grupo sigue fagocitando a otros grupos editoriales.

Lean. Penguin Random House ha comprado a PRISA por 72 millones de euros la línea literaria de Santillana, su grupo editorial. PRISA sigue con los libros de texto y los libros infantiles y juveniles, pero los sellos Aguilar, Alfaguara, Punto de Lectura, Suma de Letras y Taurus, más las filiales de Santillana en Brasil (alrededor de media docena), se van todas a Penguin Random House. 

Eso es tanto como decir que se quedan con las marcas editoriales que (casi) dominan el mercado editorial de los autores en lengua española (y portuguesa) en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela, EE.UU. y no vale dejarse España, donde también pesan lo suyo. 

Dígase de otra manera. Penguin Random House Grupo Editorial ha pagado 72 millones de euros por los derechos (universales) de edición en lengua española de las obras de varios premios Nobel (Alice Munro, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, José Saramago, J.M. Coetzee, Orhan Pamuk, Doris Lessing, V.S. Naipaul y Gunter Grass), varios premios Cervantes (Juan Marsé, Jorge Edwards, Guillermo Cabrera Infante y Sergio Pitol), unos cuantos Premios Nacionales de Literatura (Javier Cercas, Javier Marías, José María Merino, Luis Mateo Díez...) y una tropa numerosísima de autores que venden a porrillo (Isabel Allende, Florencia Bonelli, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Joël Dicker, Umberto Eco, Albert Espinosa, Laura Esquivel, Ildefonso Falcones, Ken Follett, Carlos Fuentes, Elizabeth Gilbert, John Grisham, E.L. James, Stephenie Meyer, Kate Morton, Julia Navarro, Arturo Pérez-Reverte, Paul Preston, Quino, Marcela Serrano, Hiromi Shinya, Manuel Vicent...). ¡Los que quieran!

No es lo habitual, pero alguno de estos autores podría conseguir por su nueva novela adelantos de seis cifras, incluso, si me apuran, alguno de siete cifras. Porque he mencionado a lo más cotizado del mercado. Eso les dará una idea de la ganga de los 72 millones. Añadan un dato más: los sellos que ha vendido PRISA publicaron casi 1.400 títulos en 2012. ¡Menudo catálogo! 

Ahora, Penguin Random House y Planeta se darán de bofetadas por ver quién manda aquí. El mercado del libro en español en América es muy apetecible. El año pasado, las exportaciones de libros a esa región generaron 320 millones de euros de beneficios a las editoriales españolas, con un incremento de las exportaciones superior al 12%, que parece que sube cada año.

Entre una cosa y la otra, a poco que uno haga cuentas, el beneficio potencial de estos sellos literarios que ha vendido PRISA amortizaría esos 72 millones en muy poco tiempo. ¿Dónde está la trampa? Hace un año, se hablaba de muchos millones más como precio de venta, y no se vendía ni en broma.

El Grupo PRISA arrastra unas deudas de 3.200 millones de euros y pierde dinero cada día que pasa. Dicho de otra manera, ha vendido a cualquier precio. Pero ¿cómo puede nadie llegar a deber 3.200 millones? Cuando llegan, no sé, a los 100 millones de deuda, ¿nadie dice: Que vamos mal, jefe? ¿Nadie hace sonar las alarmas? ¿Cómo se llega a una deuda de 100, 500, 1.000, 2.000 millones... sin que nadie se preocupe? ¿Cuánto tiempo le ha costado al señor Cebrián perder tanto dinero? ¡Nunca entenderé el mundo de los negocios!

Ésa es una de las claves, la mala situación de PRISA. La otra, que el libro está en crisis. La gente lee cada vez menos y el libro electrónico (y la piratería) está hundiendo los beneficios de muchas editoriales y libreros. El libro de bolsillo está siendo exterminado. Los grandes grupos editoriales concentran casi toda la oferta (éste es un ejemplo), pero manejan tales cantidades de dinero que tienen que reducir su catálogo quieran o no quieran y los pequeños grupos independientes van instalándose en los huecos que van dejando. 

Ahora es Penguin Random House quien tiene un marrón encima de la mesa. Ha de poner bajo un mismo techo a los recién llegados (Alfaguara, Punto de Lectura, Suma de Letras y Taurus) con los que ya tenía (Beascoa, Caballo de Troya, Collins, Conecta, Debate, DeBolsillo, Fantascy, Grijalbo, Literatura Random House, Lumen, Montena, Nube de Tinta, Plaza & Janés, RHFlash, Rosa dels Vents y Sudamericana). Algunos de estos sellos eran competidores directos entre sí. ¿Qué sucederá ahora? Habrá llanto y crujir de dientes en los despachos de las editoriales afectadas, lo veo venir.

Conviene recordar que hace apenas unos meses Random House (en España, Random House Mondadori), del grupo Bertelsmann, un gigante editorial, se unió a otro gigante, Penguin. Los chistes a costa de los pingüinos fueron la comidilla del sector editorial, pero la verdad es que la noticia fue de aquellas que hacen temblar la silla. Siguen los chistes. El más oído es el de Santillana Penguin Random House Mondadori Froilán de Todos los Santos y olé.




Los chistes a costa de la fusión entre Penguin y Random House fueron muchos.

En fin, que una colección de derechos de edición en lengua española como ésta se venda por 72 millones de euros pone los pelos de punta. Porque 72 millones de euros son una burrada de dinero para el común de los mortales (¡para mí los quisiera!) y porque hace un año hubiéramos dicho que era un precio de risa por una colección de catálogos y derechos de edición como ésa, que quita el hipo. 

Luego leemos que el F.C. Barcelona pagó casi 90 millones de euros (quizá más) por su última estrella del balompié, un chaval que apenas sabe escribir su nombre, pero que le da unas patadas al balón... Oiga usted, qué patadas. Si las viera... Uf. ¡Eso sí que pone los pelos de punta! ¡90 millones!

No hay que romperse la cabeza. Ésta es la cultura que manda.

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