C'est simple, il pleut de la merde!

De un tiempo a esta parte, los habitantes del pueblecito de Saint-Pandelon, Francia, tienen un problema que es ciertamente grotesco. ¿Qué problema? C'est simple, il pleut de la merde!, explica su alcalde, Jean-Pierre Boiselle. Sí, han leído bien: llueve mierda. A lo largo de un pasillo de quinientos metros que pasa por encima del pueblo, llueve mierda. Son gotitas del tamaño de un guisante, a veces del tamaño de una moneda de dos euros, que tienen la consistencia de la mierda, color de mierda y huelen a mierda. Una mierda, vamos.

La idílica vida de los lugareños se ha visto desagradablemente alterada por este fenómeno. Como Saint-Pandelon está justo debajo de un pasillo aéreo, los lugareños acusan a la aviación civil de vaciar los retretes en la vertical del pueblo. Pero los aviadores aseguran que cuando uno tira de la cadena en el avión, la mierda va a parar a un depósito y no se echa por un agujero. Los depósitos se vacían en tierra, en los aeropuertos.

La Gendarmerie apuntó que no era mierda, sino excrementos de vencejos. A decir de la policía francesa, una inmensa colonia de vencejos vuela por encima de Saint-Pandelon y los pajaritos hacen caca y pasa lo que pasa. Pero los ornitólogos no están de acuerdo, porque los excrementos de vencejos tienen unas características morfológicas esencialmente diferentes de la mierda.

¿De dónde sale la mierda? No se sabe. Quizá los análisis de los péritos y científicos aclaren el asunto.

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