Jornada (y motivo) de reflexión


Allá va, y que sea leve.

El punto de vista moral está ya implícito en la constitución ontológico-social de la praxis argumentativa pública, esto es, en aquellas complejas relaciones de reconocimiento que tienen que admitir (en el sentido de una necesidad transcendental débil) los participantes en las formación discursiva de la opinión y la voluntad acerca de las cuestiones prácticas.

[Traducción: La gente opina sobre si una decisión ha sido buena o mala.]

[...]

La estructuración conceptual de los contextos de acción a los que se refieren las cuestiones de justicia política no es asunto de una teoría normativa. Con el contenido de conflictos que precisan solución se nos impone una red completa de conceptos básicos para la interacción regulada por normas propias de la teoría de la acción: una red en la que conceptos como los de persona y relación interpersonal, actor y acción, comportamiento conforme a normas y comportamiento desviado, responsabilidad y autonomía, una red en fin en la que incluso encuentran su lugar los sentimientos morales intersubjetivamente estructurados. Estos conceptos precisan un análisis previo. Pues cuando queremos dar al concepto de razón práctica una forma procedimental, [...] podemos precisamente decir que son válidos aquellos principios que pueden ser objeto de un libre conocimiento intersubjetivo en condiciones de discurso. Es entonces una cuestión ulterior, y por cierto a responder empíricamente, la de sí y cuándo los principios válidos aseguran también la estabilidad política en condiciones del moderno pluralismo de las concepciones del mundo.

[Traducción: Sea lo que sea lo que hayamos decidido hacer o por qué, creyendo que es lo mejor, no sabremos si saldrá bien o mal hasta que lo hagamos.]

Este fragmento seleccionado, tan idóneo para meditar en una jornada de reflexión electoral, procede de Reconciliación mediante el uso público de la razón, de Jürgen Habermas, traducido del alemán por Gerard Vilar Rosa y traducido del filósofo por mí mismo, editado por Paidós con otros escritos de Habermas y Rawls con el título Debate sobre el liberalismo político.

Aquí, pues, tienen sobrados motivos para la reflexión. Por ejemplo: ¿a Habermas le dan cancha porque habla raro?

Habermas, hablando raro.
Es que hablar claro y que se entienda ¡es tan difícil...!

1 comentario:

  1. La verdad es que Habermas siempre me ha parecido un pedante que escribe para sí mismo. Le importa un pimiento si le entienden o no.

    ResponderEliminar