Se van, se van... (Gran Premio de España 2015)



El circuito de Montmeló es un circuito técnico, muy completo, al que hacerle una objeción: no pone las cosas fáciles para adelantar. Apenas puede hacerse al final de la recta de tribunas, jugando con la velocidad punta y viendo a ver quién frena el último. Las carreras del Gran Premio de España, pues, se ganan con la estrategia de los jefes de equipo y pocas veces en pista.

Las últimas novedades, en el Salón del Automóvil.

Barcelona (mejor dicho, los establecimientos de lujo del Paseo de Gràcia) llevaba una semana decorada con banderines a cuadros que daban la bienvenida a los visitantes del circuito. La carrera coincidió con la inauguración del Salón del Automóvil que, aun sin llegar a ser lo que fue, no está mal. Así que la ciudad se ha llenado de furgonetas Mercedes con los cristales tintados y cochazos de todo tipo con logotipos de empresas en las puertas, como antaño lucían escudos nobiliarios las carrozas de los próceres. 

Para liarlo todavía más, esa exhibición de lujo se da cuando estamos de elecciones y se ha publicado que la renta media de los barrios más ricos triplica (sic) la de los barrios más pobres de Barcelona, una brecha que antes era mucho menor y que hoy se ha ensanchado y sigue creciendo. ¡Pero ésas son otras batallas!


Los ferraristas teníamos algunas esperanzas puestas en Barcelona. A decir verdad, hasta creímos que se harían realidad cuando comprobamos que los Ferrari podían plantar cara a los Mercedes-Benz en los entrenamientos. Pero llegó la carrera y entonces nos dimos cuenta de dos cosas. La primera, que Ferrari había mejorado mucho. La segunda, que Mercedes-Benz también. Así que se van, se van... y no los alcanzamos. Con el neumático medio, sí; con el duro, ya no. Lo que a primera vista parece un error en la estrategia del equipo no es más que la constatación de que podemos plantar cara a los primeros algunas veces, pero no todas.

Ésta, sí, ésta es de la carrera.
De cuando Ferrari todavía iba segundo.

Así que la carrera fue sosa. Mercedes-Benz se llevó las dos primeras posiciones (aunque, para variar, ganó Rosberg) y Ferrari tuvo que conformarse con la tercera y la quinta, con un Williams en medio. No estaría nada mal si no fuera siempre lo mismo. 

En el resto de los competidores se habló mucho del papel de los españoles. El de Sainz fue brillante y el de Alonso... En fin, que todo el mundo se pregunta qué pasa en McLaren, que no corre y cuando corre, pierde los frenos. En la Fórmula 1, tan pronto estás en lo más alto como en lo más bajo y el que gana, gana por goleada.



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