Los libros de la Casa Usher


Ayer asistí al acto de presentación de Covadonga D'lom, Asesoría Editorial (v. www.covadongadlom.com) en la librería Casa Usher (www.casausher.com), en la calle Santaló, 79. Rodeado de amigos, me lo pasé muy bien. Quién no.

Covadonga D'lom presentó un proyecto personal que merece unas líneas. En los países anglosajones, donde el negocio del libro mueve mucho más dinero que en España hace ya mucho tiempo, la figura de un editor independiente es familiar. No me refiero al editor que publica libros, sino al profesional que, partiendo de un texto y de un autor, ayuda a darle forma, a refinarlo y mejorarlo, a tenerlo listo y a punto para que caiga en manos de un editor (de los que, ahora sí, publican libros). Mejorar, refinar, etcétera, el texto, aunque también agradeceríamos la mejora, refinamiento, etcétera, de la persona de algunos autores, ¡pero todo no puede ser!

Covadonga D'lom propone hacer este trabajo aquí y ahora. Usted es un autor, le entrega un texto, ella lo leerá, lo examinará desde un punto de vista estrictamente profesional, lo pondrá de vuelta y media y le propondrá posibles maneras de mejorarlo, para que usted pueda acercarse más tarde a una agencia literaria o a una editorial con un producto de mejor calidad y hasta interesante. O para que abandone la literatura y abrace la papiroflexia, eso ya se verá.

Foto esmarfónica in situ, por el autor.
(Por eso no hace justicia al escenario.)

El escenario no podía ser otro ni mejor que la Casa Usher, una nueva librería de Barcelona. Como diría un amigo mío, tienen internés, tuiter, feisbuc, pinterés, istagrán y lo que le echen, así que no les resultará difícil dar con ella en la red. Pero prefiero que den con ella en persona, porque es una librería que merece la visita.

En primer lugar, porque los libreros son excelentes y tienen muy buen gusto y oficio recomendando lecturas (doy fe de ello). En segundo lugar, porque el fondo, aunque modesto todavía, es exquisito y selecto. ¡Hasta tienen una sección de teatro! Lo nunca visto.

Todo el mundo me invita a poner en tercer lugar que la librería Casa Usher es un espacio bello y original, un local con piso adyacente en los bajos de un edificio de principios del siglo XX recuperado para vender libros, donde uno también puede tomarse un café o una copa de vino leyendo a Poe (¡que es la Casa Usher, caramba!) o dejándose llevar por cualesquiera otras letras. En efecto, es un lugar con encanto, por no decir lo del marco incomparable, que no viene a cuento y ya está bien de marcos, hombre. 

Sin embargo, prefiero poner en tercer lugar el esfuerzo de querer vender libros en Barcelona, o en cualquier otra parte. Esta cruzada contra la estulticia, esta resistencia contra la tontería, este empeño en defender la letra en un mundo arrasado por los iletrados merece nuestro aplauso y mucha, mucha suerte. Que Fortuna sonría a esta empresa y que Alonso Quijano pueda comprarle los libros para luego echarse a ver mundo y deshacer entuertos, que buena falta nos hace.

P.S.: Lo mío es crónico: ¡ver libros y tener que quedarme con alguno! (Pagando, naturalmente.) En este caso, dos libritos. Uno de Truman Capote y otro de Georg Simmel. ¡La letra me pierde! 

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