Forza! (Gran Premio de Singapur 2015)


Camino del podio, a la luz de los faroles de Singapur.

Estos últimos años, la Fórmula 1 ha ido a buscar escenarios exóticos y lujosos, diría que obscenos, en los que montar circuitos para ricos, en vez de popularizar las carreras de automóviles en los circuitos tradicionales. Cuando hablan (¡seriamente!) de no correr en Monza y se van a correr a Abu Dhabi, o como se escriba, a la Rusia putinesca o a Singapur, a mí se me revuelven las tripas. Sí, es verdad, la Fórmula 1 siempre ha sido un circo del glamur, pero también ha sido extremadamente popular. 

En fin, dejaré la discusión para otro día porque ayer, ¡bien!, ganó Ferrari y los dos Ferrari pisaron el podio. La sorpresa vino durante la clasificación: un Ferrari (Vettel) se hizo con la pole. En carrera, nadie pudo con él. Un Mercedes-Benz abandonó (Hamilton) y el otro se lo miró un poco de lejos, tan poco acostumbrado a tener otros colores delante... Acabó cuarto. Cuentan que todo fueron las ruedas, que Mercedes-Benz se las comía a una velocidad de vértigo. 

La carrera fue movida, con dos salidas del pace-car. La primera, pronto, cuando un accidente (sin consecuencias) se llevó por delante a un par de coches. La segunda, después, cuando a un tipo le dio por cruzar la pista sin pedir permiso, a pie. Pero Ferrari aguantó y aquí lo tienen, campeón. Me alegro. 

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