Ahora, sí, ahora comienza a ponerse interesante. Báhrein es un país pequeñito, asentado sobre un archipiélago y unido a Arabia Saudita por un puente de 26 km de largo, habitado por algo más de un millón de habitantes, un lugar forrado de pasta y con un régimen que es una monarquía constitucional aparente, pero que demuestra muy poca afición por los derechos humanos o el feminismo. Eso sí, tiene un circuito de Fórmula 1 y entonces se le perdona todo, dicen las televisiones. Y es ahí, en ese circuito, donde las cosas, como decía, han comenzado a ponerse interesantes.
Aquí Vettel, en primera posición.
En los entrenamientos parecía que Ferrari tenía problemas de fiabilidad y los Mercedes-Benz, no. Además, las Flechas de Plata iban más rápidas que los bólidos de Maranello. Mal asunto. Pero en carrera ¡atención! Los estrategas de Ferrari están demostrando una gran pericia e hilan muy fino. Un temprano cambio de neumáticos y una conducción impecable han conseguido superar a los Mercedes-Benz, que han sufrido pequeños (en verdad, pequeños) errores de planteamiento, que les han salido muy caros. Las Flechas de Plata son algo más rápidas, pero el equipo italiano está resultando más inteligente. En resumen, hemos tenido un bocadillo: Ferrari primero, Ferrari cuarto y en medio, los dos Mercedes-Benz.
El Ferrari 500, un modelo legendario. Tiene una marca de victorias seguidas consecutivas todavía sin batir y ganó en todas las carreras en las que participó excepto en una: las 500 Millas de Indianápolis.
Mención aparte merece una noticia que ha hecho mucho ruido en España. Fernando Alonso no correrá el Gran Premio de Montecarlo porque correrá las 500 Millas de Indianápolis. Alonso lo tenía todo: había sido campeón del mundo, había corrido en Ferrari... sólo le faltaba correr las 500 Millas y quizá también en Le Mans. En los años cincuenta, aquella lejana época que permanece en la leyenda, más de una vez se cruzaron las espadas entre la Fórmula 1 y la Indy Car. Los coches de la Indy corrieron en Monza y muchos pilotos de Fórmula 1 probaron suerte en Indianápolis. ¿Por qué no recuperar las viejas costumbres? Si son buenas, no veo por qué no.
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