Blanco grita a negro


Un blanco gritando a un negro.

Les prometo que, cuando apareció en las redes, antes incluso de saber qué era, exclamé: ¡Un blanco gritándole a un negro! Además, en toda la cara, de modo ofensivo, insultante. Luego descubrí, tengo que reconocer que con gran estupefacción e incredulidad, que era uno de los logotipos de la Crida Nacional per la República. Volví a exclamar: ¡No puede ser! ¡Es una broma! Pues, no, no es una broma, es efectivamente, uno de los logotipos de este movimiento.

Vamos a darle algunas vueltas a este logotipo. En catalán, crida es llamada, pero también es una palabra que se relaciona con el verbo cridar, que es tanto llamar como gritar; crida podría traducirse también como grita. Según la RAE, la grita es (cito) una confusión de voces altas y desentonadas o una algazara o vocerío en demostración de desagrado o vituperio. El blanco que le grita al negro de la imagen parece, en efecto, vituperarlo y hablarle en voz alta y desentonada. Si sumamos que dar grita es (vuelvo a citar) mofarse o burlarse de alguien a gritos, el logotipo está completamente explicado y sintetiza un mensaje muy claro, aunque no sea el mensaje que uno espera oír en la arena de la política sensata. El blanco le grita al negro y no vean cómo.

Hechas estas consideraciones y después de darle vueltas al caso, uno llega a varias conclusiones, que me parecen bastante sólidas.

La primera: Si esta gente pretende gobernar tal como diseña los logotipos, mejor que no gobierne nunca. Problema: Ya está gobernando. Hace demasiados años, de hecho. En la última legislatura, que comenzó en diciembre, destacan dos principales acciones políticas: chapar el Parlamento de Cataluña durante meses (al inicio y ahora mismo) y autorizar la venta al por menor de leche cruda. Sin comentarios. Pero, mientras tanto, no dejan de gritarle al negro.

La segunda: Se confirma que la Crida (llamémosla así, para ahorrarnos lo de Nacional per la República y tirar millas) es un movimiento (sic) como el Movimiento Nacional de mala memoria. Cito a sus propios patrocinadores: es un instrumento que supera a los partidos políticos (aunque se registra como tal); se proclama a sí mismo como instrumento de acción política del pueblo (el blanco de la imagen); su ideología es nacional y su objetivo único (conviene resaltar lo de único) es culminar la idea de nación convirtiéndola en Estado. El Movimiento Nacional de los años cuarenta se definía exactamente igual. Repito: exactamente igual, con las mismas palabras.

Sí, es peronismo, populismo, de libro. O algo peor. Véase y vayan sumando: 

Una ideología esencialista y nacionalista en la definición del término pueblo (podríamos citar a muchos, como Heribert Barrera, los hermanos Badia, Cardona, Pujol y Ferrusola, el actual presidente Torra, etc., todos gente de misa y convencidos de pertenecer a un Pueblo con mayúscula). En lo político, tenemos la Ley de Transitoriedad Política. Léanla. No hace falta más para conocer cuál es su verdadero proyecto político. El que ellos mismos propusieron y aprobaron, saltándose todas las normas y procedimientos que, por cierto, ellos mismos habían establecido. Los días 6 y 7 de septiembre de 2017 fueron días de infamia en la política catalana, por las formas y el fondo. Pero ¡no nos desviemos del tema!

Según esa ley (afortunadamente anulada): la Constitución Catalana podía cambiarla el Gobierno a discreción, sin una mayoría cualificada; sólo podían trabajar en Cataluña los medios de comunicación autorizados por el Gobierno, a discreción; el Gobierno nombraba a los jueces, también a discreción, y dominaba los órganos de control de la judicatura... a discreción, cómo no. Si esto no es autoritarismo, no sé qué es. Democracia no parece.

En su práctica política, la que vemos cada día, los promotores de la Crida se centran en la ocupación y apropiación de los espacios públicos: la calle, los medios de comunicación, la Administración Pública... donde gritan todo el santo día sus proclamas, también. En lo económico, son neoliberales extremos. Bajo su gobierno, el recorte en políticas sociales catalán ha doblado al recorte en políticas sociales de cualquier otra Comunidad Autónoma. Se dice pronto.

Existe una larga tradición del blanco gritándole al negro promovida por movimientos esencialistas, nacionalistas, populistas y de extrema derecha.

Son, siendo amables, la primera Alt-Right en España, y no se esconden. Lo tienen todo y no les falta de nada. ¡Hasta se manifiestan de uniforme! Quizá no fuera correcto llamarlos fascistas, porque el término se ha degradado por exceso de uso y siempre hay matices. En cualquier caso, su concepto de democracia no es el que garantiza mis derechos. Soy el negro de la imagen, me temo.

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