Eso lo explica (casi) todo


Si bebes, no legisles.

Se ha liado parda y con razón. Los señores diputados acuden a la Cafetería del Congreso y pagan menos que cualquier hijo de vecino por un café, un refresco o un menú. Porque resulta, damas y caballeros, que la Cafetería del Congreso está subvencionada. La empresa que gane el concurso público recibirá dos millones de euros (ahí es nada) a cambio de servir un café a 85 céntimos o un gin-tonic por 3,45 euros.

Un momento: ¿qué ha dicho usted? ¿Un gin-tonic? Pues, sí. Porque la Cafetería del Congreso sirve bebidas alcohólicas de alta graduación. Hasta 85 marcas de anís, vodka, ginebra, güisqui, coñac, matarratas o lo que le echen a uno. A precios de saldo, ya ven. Que vengan unas copillas, que hoy larga el ministro y mejor echarse una siesta, con lo pesao que es el hombre, por Dios.

La polémica ley Beer dará que hablar entre los señores diputados.

El escándalo ha sido de tal calibre que ha movido a IU y ERC, que pintan poco en la cámara, a presentar un escrito en la Mesa del Congreso para retirar la subvención al bebercio de alta graduación de diputados, funcionarios de la cámara, periodistas políticos y visitantes del Congreso. Como el público no está para bromas, la Mesa del Congreso ha tenido que ceder e IU y ERC se han marcado un tanto a favor (que se han apresurado a celebrar con unas copas, antes de que la orden sea vigente).

Sus señorías celebrando que la subvención siga vigente para vinos y cervezas.

Media batalla ganada o media batalla perdida, porque el resto del comercio y del bebercio sigue subvencionado y sus señorías se marcan unos vinos a precio de risa.

Soy de los que piensa que la Cafetería del Congreso tendrían que dejar de subvencionarla, punto, sin más, pero comprendo que alguien no piense lo que yo y atenderé a razones, si son buenas.

Pero mi batalla es otra.

¡Rápido, que esto se acaba!
Diputados y analistas políticos aprovechando las últimas subvenciones al bebercio.

Lo que uno se pregunta es quién deja servir alcohol en el Congreso de los Diputados. Que luego nos va como nos va. No digo que sus señorías anden todo el día con el pim piririm pimpim y la bota empinar, pararam pam pam, pero poco les falta o les ha faltado. Me dirán que no, que no, que nunca se han permitido semejantes alegrías, palabrita del Niño Jesús. Pero yo les responderé con algunas intervenciones parlamentarias de tal calibre que malo si andaba borracho, peor si sereno.

Anda allá con los vinos, que fíjate cómo está el patio.

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