El gran MIAS

El primer carro de combate que se construyó en Italia fue el FIAT 2000, un monstruo de sesenta toneladas que apenas podía moverse por sí solo. Corría entonces 1918; se pretendía que escalara los Alpes y les diera un susto a los austríacos. Cuando los militares vieron al monstruo moverse lentamente y con muchos apuros para salir de la nave donde lo habían construido y luego atascarse en un poco de barro, se llevaron las manos a la cabeza. Sólo se construyeron dos FIAT 2000; los italianos tuvieron que acabar la guerra con los Renault FT 17 franceses, que eran pequeñitos y podían subir montañas.

Desde ese fiasco, los italianos se especializaron en construir carros ligeros, y mejor que nadie. Las tanquetas italianas de entonces hoy mueven a risa, tan pequeñas, pero los italianos las vendían por docenas a los ejércitos de todo el mundo. La idea de un vehículo barato y ligero, capaz de cruzar a toda velocidad un campo de batalla, ametrallar al enemigo desprevenido y correr de un lado al otro del frente detrás de autocarros artillados y camionetas cargadas de tropa era revolucionaria. En los años treinta, los militares y los ingenieros italianos tenían una concepción de un ejército mecanizado y motorizado mucho más completa y avanzada que ingleses, rusos o alemanes.

Tan avanzada que, a veces, los ingenieros se excedían un poco, digámoslo así. Como ejemplo, el MIAS, que llevó a extremos difícilmente digeribles la manía de los italianos por lo pequeño.

El MIAS es uno de los candidatos naturales a ser el carro de combate más pequeño del mundo, con una longitud total de 1,1 metros. Su nombre oficial era Motomitragliatrice Blindata d'Assalto MIAS, según el folleto que lo daba a conocer al público en 1935.



El texto del folleto comienza diciendo: La motoametralladora es un pequeño vehículo acorazado automóvil guiado por un hombre a pie, que lleva una o más armas y su respectiva munición. No especifica el grosor del blindaje del vehículo, pero asegura que la coraza frontal puede detener un proyectil perforante Mauser SMK disparado a 50 metros (no está mal) y el resto, balas de fusil ordinarias. En orden de marcha, el MIAS pesa 470 kg.

El motor del MIAS es otra de las maravillas de la ingeniería italiana del momento, un Frera de 250 cc monocilíndrico de dos tiempos, capaz de dar 5 CV de potencia a 3.000 r.p.m. Gracias a esta potencia, el MIAS puede superar cualquier obstáculo del terreno. El vehículo tiene dos velocidades y marcha atrás. En primera y marcha atrás, alcanza los 2,2 km/h; en segunda, los 4,9 km/h. La dirección es una leva situada a la izquierda del conductor, que actúa de freno sobre una u otra cadena.

Se pensó armarlo con dos ametralladoras ligeras Scotti de 6,5 mm, o con un lanzagranadas (mortero) Brixia de 45 mm. El cliente podía escoger una u otra opción, o proponer una tercera.


En su empleo táctico, el MIAS acompaña a la infantería, a la que cubre con fuego de ametralladoras o mortero. El vehículo avanza y el conductor camina dentro de él; puede hacerlo en posición erguida o casi erguida con los portones abiertos; tendrá que agacharse si los cierra. En caso de apuro, el carrista puede refugiarse en el interior del MIAS. En resumen, la motoametralladora avanza lenta e inexorablemente hacia la victoria.


Pero ¿quién iba a pensar en comprar algo así? Al final, el MIAS no se fabricó en serie, es cierto, pero Ansaldo estuvo negociando las licencias con Moras, una empresa brasileña, donde la idea cayó en gracia y aguantó unos meses hasta desaparecer engullida por la falta de presupuesto.


Si quieren echarle un vistazo al folleto, pueden hacerlo aquí:
http://es.scribd.com/doc/65611355/Motomitragliatrice-MIAS

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