Ni un euro en libros


Parece un juego, pero no lo es.

El caso de las tarjetas de crédito de Caja Madrid y Bankia es un escándalo de padre y señor mío. Pero no es (ni será) el único. 

Acudió al Parlamento de Cataluña para obsequiarnos con sobradas muestras de desfachatez. Sólo perdió la paciencia cuando alguien le comparó con Millet, al lado del cual había trabajado muchos años. No me compare usted con Millet, dijo. Entre otras cosas, porque Millet no es tertuliano del Grupo Godó y no pontifica sobre patria, ética y moral delante del señor Cuní.

Recuerden al que fuera presidente de Caixa de Girona que hoy es tertuliano en la televisión del Grupo Godó. Pregúntense por qué ya no es presidente de la institución, busquen en las hemerotecas las noticias que explican el caso con letra chica (no vayan a indignarse los gerundenses, por Dios) y les asombrará saber quién se oculta bajo esa fachada respetable, hecha de cemento basto y grueso, ese rostro que tiene la boca siempre a punto para pontificar sobre la patria, la ética y la moral. Tras la desfachatez y la soberbia descubrirán a un sinvergüenza iluminado por pocas luces, un tipo en el que no cabe ni un argumento. Pero ¿quién es él, a fin de cuentas? Un don nadie, un canalla que pasa por ilustre en provincias.

Ahora nos llevamos las manos a la cabeza por Bankia, pero de aquí a poco...

Comparémoslo con sus camaradas de Caja Madrid, que se gastaron en putas y comilonas lo que hay y lo que no hay, mientras se arruinaban los ahorros de centenares, de miles de clientes. Ésos son canallas como Dios manda, brutales, y habría que tratarlos como a tales. Dicen los mentideros que los próximos en caer serán los de Caixa Catalunya, con don Narcís delante y los demás detrás, y ya se ha citado en alguna parte la cifra de 900 millones de euros destinados a préstamos especiales y otras zarandajas que tendrán mucha miga y que agitarán un poco más el pestilente panorama de la sociedad civil catalana.

Una de las listas de sinvergüenzas y su gasto tarjetero.
El gasto en libros es misérrimo.

Dejando a un lado a tanto sinvergüenza y semejante barbaridad, me llama poderosamente la atención un pequeño detalle. Tal es que entre miles y miles de euros (millones, quince, veinte, no sé) gastados en vinos, discotecas, hoteles de lujo con señorita, joyerías, supermercados... entre tantos gastos de los consejeros de Bankia, que van de los cinco céntimos de una bolsa del supermercado a miles y miles de euros para un safari, cuesta encontrar un gasto en libros. 

A bote pronto y sin entrar en detalles, sólo un puñado de consejeros gastó dinero en libros; no más de uno de cada diez, quizá, siendo generosos. Esta minoría gastó dinero en libros, pero poco: de cada diez mil euros (10.000), gastó menos de cinco (5) en libros. 

No diré más.

Para más información sobre los gastos en libros, véase, entre otros muchos enlaces, éste:

Para saber más sobre el caso de Caixa de Girona:

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