¡Toma castaña!



Es la noche de los muertos, dicen. Un escalofrío y un ulular del viento no vendrían mal para crear ambiente. Es noche para comer castañas asadas, boniatos y en Cataluña, panellets, que son unos dulces muy dulces y empalagosos. De un tiempo a esta parte, inspirados por el cine de Hollywood, nos da por disfrazarnos y ver películas de miedo. Por lo que sé, esta costumbre se remonta a una fiesta de disfraces que organizaron en el Medio Oeste americano, a mitad de los años veinte, gente de pueblo de la América profunda, paletos que visten tejanos con peto. Lo de las películas de miedo, las brujas y todo lo demás vino muchos años después.

Es tanta la fama del Halloween y llega a tanto que acabo de leer un gazapo en la prensa de ésos que hacen historia, muy divertido. Se publica una noticia y habla de la red de políticos y empresarios corruptos que han pillado en Madrid (en su mayor parte, del PP y de Cofely). Dice el cronista:

Tras esta resolución, la Guardia Civil trasladó a Granados de nuevo a los calabazos de la localidad madrileña de Las Rozas hasta que el juez de la Audiencia Nacional ordene su entrega para poder tomarle declaración. 

¡Los calabazos! ¿En qué estaría yo pensando?

Uuuh...


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