Matrimonios, contratos y tasas

Dejando a un lado las creencias religiosas y el asunto de los sacramentos, el matrimonio es un contrato entre dos personas, llamadas consortes, que incluye derechos y deberes por ambas partes. Un contrato que obliga a los consortes entre sí y con lo que pueda venir.

En una sociedad abierta, con un estado de derecho, etcétera, no puede hacerse una distinción entre lo que este contrato obliga a una u otra persona. Es más, el sexo de una u otra persona no puede tener influencia en las cláusulas del contrato, que sólo es válido si ambas partes consienten libremente, y ése es el fundamento de por qué los matrimonios pueden ser tanto entre varón y mujer como entre varón y varón o mujer y mujer.

Antes de que chiste alguno, los matrimonios entre una persona y un animal o cosa no son tales, porque el animal o cosa no puede consentir libremente. Es que se oye cada cosa por ahí...

En fin, adonde quería ir es que el señor Gallardón, que es ministro del ramo de la Justicia después de dejar una deuda en Madrid de quítate p'allá, está explorando la posibilidad de consignar el contrato matrimonial ante notario. Es decir, que el notario le case a uno en caso de necesidad. Si el matrimonio es un contrato, ¿por qué no? Tiene su lógica. Lo mismo en caso de divorcio, que es la rescisión del contrato matrimonial. El señor Gallardón argumenta que se casaría uno más rápido que en el ayuntamiento. En un pispás.

Hay quien dice que es muy buena idea, hay quien dice que es una barbaridad. El intríngulis de este asunto no es que me case el alcalde, el juez de paz, el notario o el cura, sino... el parné. El dinero, vamos. Que las tasas de notaría ya sabe uno por dónde van, y que casarse le va costar a uno sus eurillos, sin contar el despropósito de tener que invitar a la suegra al banquete de bodas.

La pregunta es: ¿hay que cobrar por extender un contrato matrimonial?

Dejo la pregunta en el aire, y un chiste del genial Forges que publica hoy mismo el diario El País.

2 comentarios:

  1. Informese antes de tirar contra los notarios. Ya son ganas cuando solo es una propuesta no aprobada.

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  2. Sr. Anónimo,
    Si lee bien, no tiro contra los notarios, sino que expongo los argumentos a favor y en contra. Unos dicen que yendo al notario irá todo más rápido y otros temen que tenga que pagarse por casarse; a los periódicos me remito. La pregunta sigue siendo la misma: ¿hay que pagar por un contrato matrimonial?

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