En Barcelona, el invierno es noticia.
Me contó un amigo muy metido en meteorología que en Barcelona no tenemos invierno. Según parece, para que haya invierno han de pasar diez o quince días seguidos a menos de tantos grados centígrados (no recuerdo los detalles), algo que no sucede en Barcelona, o que sucede de uvas a peras, una vez cada tantos años. No, no tenemos invierno. Y cuando lo tenemos, apenas unos días, el mundo se acaba y la ciudad se va al traste. ¡Y ya no les digo las contadas ocasiones en que nieva! El fin del mundo.
En resumen, por suerte o por desgracia, los barceloneses no conocemos el invierno. Bueno, sí, de las películas. Algunos de haber ido a esquiar, pero no aquí al lado, sino lejos; en los Pirineos, lo más cerca, unos centenares de kilómetros más o menos de la ciudad.
Paisaje típico invernal barcelonés.
Arco del Triunfo, por donde pasarán los atletas victoriosos.
Pero... Pero tenemos una clase política que no nos la merecemos. O lo que es peor, es posible que la merezcamos. Porque fue uno (el alcalde Hereu, del PSC) y apuntó a Barcelona a la lista de ciudades candidatas a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022. Así, con dos bemoles.
Esquí de fondo en Paseo de Gràcia con la Gran Vía.
El público aplaude fervorosamente a la esquiadora del equipo nacional.
El pitorreo fue general, pero los partidos políticos ¡se lo tomaron en serio! Hubo debates de ésos en los que parece que los contendientes se van a arrancar los ojos, hubo aplazamientos, concesiones, pactos, se declaró que los Juegos Olímpicos de Invierno iban a favorecer a la ciudad... Ya saben: instalaciones, promoción turística, inversiones en infraestructuras... Porque los juegos iban a ser en Barcelona, ¿no? ¡Naturalmente! ¿También las inversiones? ¡Hombre, claro!
El PSC perdió la alcaldía y la ganó CiU. ¿Qué creen que ocurrió? Pues ¿qué iba a ocurrir? Que Barcelona dejó de ser candidata a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022... ¡y se convirtió en candidata de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026! ¡Toma ya!
Donde ahora está el MNAC, se instalarán los trampolines para los saltos de esquí.
Ríanse de los de Año Nuevo.
A base de ir esperando, igual nos llega el invierno, pensaron los insignes munícipes. Además, seguro que en campaña electoral alguno prometió traer el invierno a casa o ya se imaginaba esquiando en la Diagonal. Más de uno, a la chita callando, frotábase las manos pensando en los contratos de publicidad, representación y propaganda que conlleva una candidatura olímpica, da igual que descabellada. Quizá el dinero fuera la madre del cordero de una promoción olímpica a todas luces insensata. ¿Que quieren los Juegos Olímpicos de Invierno en Jaca o donde sea de los Pirineos? ¡Adelante! Contarán con todo nuestro apoyo. Pero en Barcelona... Esto será una broma, ¿verdad?
Continúa la prueba de esquí de fondo en el Paseo de Gràcia.
Aquí Kenopago Hipoteka, representante del equipo griego, avanzando hacia la medalla de bronce.
No era ninguna broma e iban gastándose los euros en el despropósito. Pocos o muchos, ni se sabe, pero allá se perdían para siempre. Como sólo importan los avatares de la transversalidad unitaria de la sociedad civil formada por políticos desactivados, algo tan peculiar quedó en segundo plano. Como siempre, nos perdemos lo mejor, aunque andamos sobrados de surrealismo en política y a estas alturas ya nos creemos todo.
En éstas, CiU va y pierde la alcaldía. La señora Colau, que ahora ejerce de alcaldesa de Barcelona, dijo que eso de los Juegos Olímpicos de Invierno era una gilipollez (no lo dijo así, pero la entendimos perfectamente) y, en consecuencia, retiraba la candidatura de la ciudad de Barcelona.
¡Menos mal! ¡Una cosa sensata que oigo, al fin! Pero ¿creen ustedes que será éste el fin del cuento? Pues, no.
Consta que don Cristóbal Colón sostendrá la antorcha olímpica.
La señora Colau es alcaldesa de milagro. Gobierna en minoría absoluta, con once regidores entre cuarenta y uno. Los otros seis partidos representados en el Ayuntamiento (¡seis!) quieren arrancarle las tripas, comenzando por CiU (diez regidores), que hizo muy mala digestión de su derrota. Van a por ella, lo haga bien o mal, y cuando anunció que enviaba la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno a freír espárragos vieron la ventana abierta para echársele a la yugular.
Ha faltado tiempo para que una coalición a favor de esquiar en la Diagonal formada por CiU, ERC y PSC hayan forzado a discutir en un pleno esta decisión de nuestra alcaldesa. Un pleno extraordinario monográfico, ahí es nada.
El gobierno de la Generalidad de Cataluña, como si no tuviera suficiente lío, también se ha sumado a la queja. Por lo visto, los políticos en activo que quedarán desactivados por una lista transversal de la sociedad civil que forman políticos inactivos no tendrán dinerillos para escaparse a Andorra (a esquiar, naturalmente) y si ahora les quitan la pista de esquí de la Diagonal, ¿adónde irán?
A ver en qué acaba todo esto. Pero, de verdad les digo, en mi casa, la política es un vodevil. Un vodevil. Es imposible tomársela en serio.
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