Los primeros relojes de astronautas y cosmonautas (IV)


Hemos visto como Breitling y luego Omega se pelearon por ser el reloj de los astronautas y hemos visto que la NASA organizó un concurso para seleccionar el reloj de los astronautas. Pero los soviéticos no tenían tantos remilgos y su filosofía fue mucho más simple.

Los primeros en abandonar la nave y darse una vuelta por el espacio fueron, una vez más, los cosmonautas soviéticos. El 18 de marzo de 1965, Alexéi Arjípovich Léonov hizo la primera caminata espacial, que duró 12 minutos y nueve segundos, sujeto a la nave por una correa de poco más de cinco metros. 

El grado de improvisación de los soviéticos quedó en evidencia cuando Léonov descubrió que se le había hinchado el traje en el vacío y que no cabía por la puerta para regresar a la nave. Tal cual. Así que abrió una válvula, dejó escapar un poco de aire y se desinfló. Si no, ahí se queda. Eso no lo había hecho nadie antes, lo de abrir un válvula ahí afuera, disfrazado de Bibendum de Michelin, y que sobreviviera a la experiencia dice mucho de la suerte que tuvo.

¿Qué reloj llevó Léonov consigo al espacio exterior? ¿Uno que había superado las durísimas pruebas de los laboratorios soviéticos? No. Llevó consigo uno que le habían regalado, un reloj de aviador, de la familia del Sturmanskie de Gagarin, un Strela (en ruso, flecha).


El Strela había aparecido en los catálogos de la Primera Fábrica de Relojes del Estado (PFRE-Moscova) en 1959. Era un cronógrafo basado en el calibre 3017 de la PFRE-Moscova, que, a su vez, era una copia modificada del Venus 150/152 que los soviéticos habían comprado a los suizos en los años cincuenta. Dicen que fue uno de los primeros cronógrafos soviéticos. En 1964, el modelo se llamó Poljot Strela. 

Pues un Strela llevaba en la muñeca Léonov cuando se descubrió imitando a Bibendum en el espacio exterior. No pasó pruebas de resistencia ni nada por el estilo. Era un reloj soviético y estaba muy por encima de esas tonterías occidentales. Aguantó, porque los relojes socialistas eran mucho más baratos e igual de buenos que los relojes de los decadentes capitalistas suizos (a los que compraban todos los diseños que podían). Ésa era la versión oficial, que ponía al Strela a la altura de cualquier Speedmaster. A partir de ese momento, todos los cosmonautas soviéticos llevaron relojes Poljot en la muñeca.

Los cosmonautas soviéticos llevaban consigo los Poljot, los únicos relojes que había... y fueron siempre la mar de bien. Véanlo en el brazo izquierdo del astronauta.

En honor a la verdad, hay que reconocer que los soviéticos se gastaron muchísimo menos dinero que los norteamericanos en los relojes de la carrera espacial.

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