En Ferrari parece que todo va cuesta arriba.
Corren de noche, a la luz de centenares de focos. Es una obscena exhibición de lujo y poderío, como casi todas las carreras que se corren en Asia. Tengo que confesar que me siento incómodo en estos escenarios donde la imagen del derroche está presente en todas partes: en Dubai, en Singapur... Aunque las carreras de automóviles siempre han sido cosa de ricos, digámoslo así, esto quizá sea demasiado.
El circuito no está mal. Es muy técnico y a la dificultad de adelantar y no pegársela contra un muro se suma el mucho calor y la humedad. El cálculo de lo que aguantarán los neumáticos es la clave y contar con el safety car en pista, también, porque a poco que uno se vaya a un lado, se descacharra contra las paredes y deja la pista llena de piezas. Ganó Hamilton, pilotando un Mercedes-Benz, con cierta comodidad. Su compañero tuvo que retirarse. Detrás, los dos Red Bull y detrás, un Ferrari, el de Alonso, que llegó a subir hasta la segunda posición. Pero no pudo subirse al podio, lástima. El otro Ferrari quedó octavo.
Estos resultados mediocres ya han tenido consecuencias. Además, se murió Botín, el banquero, fan de Alonso. Ha habido cambios en la cúpula de Ferrari Spa. y en la Scuderia. Se han disparado los rumores y se nota que todos están mal de los nervios. Antes de la carrera, Alonso saltó y largó contra los chismosos de Maranello. Se puso serio y uno teme que tire la toalla y se pase al enemigo, si esto sigue así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario