Caso Masià: Tranquilo, que no hay nada contra ella


El otro día compareció ante los diputados del Parlamento de Cataluña el señor de Alfonso, que es el director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC). La sesión iba sobre cómo se tramita una denuncia de fraude o corrupción, porque los señores diputados sospechan que los trámites burocráticos que se siguen en la OAC no son efectivos y no cumplen sus propósitos. A decir verdad, sostienen que son disuasorios. 

Dicen algunos diputados que, a la hora de denunciar las malas prácticas, el denunciante se lleva la impresión de ser él el denunciado. Es más, uno insinuó que el señor de Alfonso iniciaba una u otra investigación de modo discrecional o arbitrario, quizá movido por intereses ocultos. El señor de Alfonso se enfadó mucho cuando insinuaron esta posibilidad y amenazó con querellarse a quien quisiera acusarlo de prevaricar.

Pero la conversación no fue por estos derroteros y se desvió muy pronto de la cuestión propuesta. Enseguida abordó la cuestión de cómo se nombran los altos cargos de la OAC. Todo por haber nombrado una directora adjunta de la OAC que se sabe que favorece a un partido (CiU) y que tiene a sus espaldas relaciones y negocios que son, cuanto menos, sospechosos. Como exclamó un diputado el pasado mes de noviembre, ¿no tenían a nadie mejor para el cargo? Hablamos de la señora Masià.

En principio y en teoría, la OAC es una oficina independiente y el cargo de director adjunto (que podría llamarse suplente) lo escoge el director de la oficina. El Parlamento de Cataluña, entonces, dará su visto bueno a la elección. En un país civilizado, la persona escogida para el cargo se presenta en una comisión parlamentaria, donde se le pregunta quién es, qué ha hecho, qué piensa hacer y cómo y entonces y sólo entonces se le da el visto bueno o se considera que no es idóneo para el cargo.

Pero la señora Masià fue escogida siguiendo un procedimiento harto diferente. En primer lugar, el señor de Alfonso reconoce que se presentó con tres candidatos ante el consejero de Justicia, el señor Gordó, y que fue éste el que escogió a la señora Masià. ¡Ah, la independencia de la OAC...! 

Les recuerdo que Franco también escogía así a sus obispos. Le venía la Iglesia con tres y el Caudillo escogía al más conveniente. ¡Hay tradiciones que será muy difícil eliminar de nuestra vida política!

A lo que íbamos. El consejero Gordó, ni más ni menos. Su secretario general es el señor Colet Petit, que fue jefe de la señora Masià. Fue el mismo que suprimió miles de rentas básicas de inserción social y dejó a cien mil catalanes en la indigencia, en 2011. Así, de sopetón y tan contento.

De ambos, de Gordó y de Colet Petit, se sospecha que tuvieron conocimiento del caso ITV, que pecaron de omisión (i.e., que miraron hacia otro lado mientras Oriol Pujol y sus amigos intentaban forrarse). En las hemerotécas aparece el nombre del consejero y del secretario general más de una y más de dos veces en relación con las corruptelas de CiU. No están imputados, pero cuesta creer que no sabían nada.

Sigamos con el procedimiento. El consejero Gordó rechazó a uno de los candidatos, automáticamente (no sé quién sería, pero yo lo habría escogido precisamente por eso); otro fue rechazado porque no estaba disponible (¿?) y finalmente señaló a la señora Masià. ¡Ésta! 

¿Ésta, señor consejero?, preguntó de Alfonso. La respuesta del consejero fué (y cito textualmente al señor de Alfonso): Tranquilo, que no hay nada contra ella. Así, con un par. El director de la OAC escogió para el cargo a quien había escogido el consejero, y ahí quedó la independencia de la OAC y el buen criterio de su director.

También confesó el caballero que uno de los candidatos había sido Carles Quílez, que había sido director de Análisis de la OAC, famoso por ser periodista económico y también novelista. Pero no sabemos si el señor Quílez fue el candidato rechazado por el consejero Gordó sin pensárselo dos veces o si fue el candidato no disponible (¿?). Sólo sabemos que había abandonado la OAC hacía un tiempo y que escribía libros sobre la corrupción y la delincuencia, que gozan de prestigio y popularidad.

Por cierto, ¿por qué es candidato a un cargo una persona que no está disponible para ocupar ese cargo? ¡Me hubiera gustado que el señor de Alfonso respondiera a tan acuciante cuestión!

Como la señora Masià había sido la elegida por el gobierno, el señor de Alfonso la escogió para el cargo, como ya hemos dicho. Pero al menos se informaría sobre ella, ¿no? Examinaría sus antecedentes, sus aptitudes, su historial... Pues, no. La escogió sin pararse a mirar nada más y confiando ciegamente en el Tranquilo, que no hay nada contra ella.

No lo digo yo, lo admite él, en comisión parlamentaria. Confesó que no estudió el expediente de la señora Masià (sic). ¡Ni se lo miró! Como ya había trabajado antes en la OAC... argumentó. Ahí queda dicho.

En efecto, el personaje había trabajado antes en la OAC, redactando las conclusiones de la comisión de investigación del caso Palau, que decían que ninguna prueba incriminaba a la gente de CiU en el escándalo. Ya ven qué conclusión más bonita.

Escogida la señora Masià, no se presentó en el Parlamento de Cataluña ni para saludar. De hecho, todavía tiene que presentarse. 

Los parlamentarios que tuvieron que votar si era la persona adecuada para el cargo no pudieron preguntarle a ella ni quién era, qué había hecho o qué pensaba hacer. Es más, ¡tampoco pudieron leerse su currículum! Ni el gobierno ni la OAC ni la señora Masià enviaron el currículum de la nueva directora adjunta de la OAC a los señores diputados. Tampoco pudieron hablar o reunirse con ella antes de la sesión parlamentaria. Ni una palabra, ni por teléfono. Tuvieron que escogerla a ciegas. Eso se denució en noviembre y sigue siendo cierto ahora.

El señor de Alfonso pasó un mal rato en la comisión parlamentaria de Asuntos Institucionales, pero sigue en el cargo. Esos malos ratos van con el sueldo y aquí paz y después, gloria. También la señora Masià pasará por el mal trago y es casi seguro que se irá de rositas, porque en este país todavía nos falta un largo trecho para ser decentes en política. No soy pesimista, soy realista. Pero cada día que pasa es más difícil de justificar la decisión de mantener a ese personaje en el cargo de directora adjunta de la OAC... a no ser que usted tenga interés en que la OAC no funcione.

Anexos:

En el Canal Parlament, el canal de televisión (internáutico) del Parlamento de Cataluña, se guarda la comparecencia del señor de Alfonso en la comisión de Asuntos Institucionales del pasado 25 de marzo. Pueden verse todas las intervenciones en:


Como son dos horas de intervenciones, mejor será dar con un buen resumen. Aunque no simpaticen con su partido, hagan de tripas corazón. Les recomiendo escuchar la intervención de la señora Mejías, diputada de Ciutadans (C's). En primer lugar, porque quizá algunos lectores no sepan catalán y la señora Mejías habla en castellano. En segundo lugar, porque resume bastante bien por qué llama tanto la atención que la señora Masià haya sido escogida para el cargo de directora adjunta de la OAC. Vean esa intervención en:


En la prensa catalana, la noticia apenas ha llamado la atención, como suele suceder en estos casos. Pero algunos periódicos y agencias han mentado el caso. Por ejemplo:

La versión oficial de la noticia es esta otra:

Comparen ustedes.

3 comentarios:

  1. Todo esto apesta a una mezquina mezcla de negligencia y despotismo. No me extraña que hayan pisado el acelerador de la independencia...

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    1. Ojo al dato: ERC, PP, CUP, Ciudadanos y IC votaron en contra del nombramiento de Masiá. Que fuerzas ideológicamente opuestas se pongan de acuerdo en esto es muy, pero que muy, significativo!!

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  2. Pues desde el Parlament deben preguntar al Conseller de Justícia si ha tenido contactos con el Director de la Anti Fraude, en que fechas y por que motivos. Si dice que no, uno de los dos miente. Si dice que sí, se confirma la confusión institucional de De Alfonso. Así de simple.

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