El Pantheon (II)


M.AGRIPA ME FECIT, reza la inscripción. Me construyó Marco Agripa.

Estamos en el Pantheon (el Panteón), uno de los edificios más prodigiosos del mundo. Hay que decir que ha perdido mucho. El mármol y el estuco que forraban el edificio volaron hace tiempo, y el bronce y el pan de oro que forraban la cúpula por dentro y por fuera, también. Hasta las puertas del templo se las llevaron, que fueron a parar a San Giovanni Laterano (si no me equivoco, que recito de memoria). Aún así, desnudo, el Pantheon tira para atrás. El diámetro de la cúpula semiesférica es de cuarenta y cinco metros, muy semejante al diámetro del tambor de la cúpula de San Pedro en Vaticano o del tambor de la cúpula de Santa María de las Flores, en Florencia.

El Pantheon fue cristianizado y hoy es templo católico. Yacen bajo el suelo de mármol algunos reyes, pero el más grande de todos es Raffaello di Sanzio, Rafael, otro de los grandes genios de la pintura. No pudieron escoger un sitio mejor.

No sé qué tiene el Pantheon que siempre me emociona. He visto la linterna iluminada de rojo al anochecer, y la he visto azul como el cielo. Y una vez que se apagaron las luces, no las eché en falta.

2 comentarios:

  1. Sí, però diuen que qui la va fer com és ara va ser l'emperador Adrià... m'agradaria saber què va fer un, i què l'altre.

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  2. En tot cas, potser li van fer un favor al Panteó, robant-li els ornaments... En queden més pal·leses les proporcions, la proesa arquitectònica i, a més, aquest punt d'humana fragilitat que dóna ganes d'arrambar-s'hi, d'abraçar-lo i sentir l'escalfor de la pedra, no del màrmol ni l'or.

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