Tambores de guerra, marcando el ritmo.
Bajo el fuego de pólvoras.
Otro de los iconos de la Fiesta Mayor.
Lucifer, con su enorme maza.
Preparándose para la rúa. No es poco el trabajo de los tambores.
Como he dicho antes y no me canso de decir, me pone el olor a pólvoras y el estruendo de los tambores. Pero soy tan cobarde como los demás y la lluvia de chispas procuro contemplarla desde un buen refugio, a buen resguardo de las quemaduras.
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