Leído en el BOE



Si no lo lee bien, pinche sobre la imagen y a ver si tiene más suerte.

O mire aquí:
https://www.boe.es/boe/dias/2014/06/18/pdfs/BOE-B-2014-21943.pdf


Pixelados y pitidos



Es una moda que viene de los EE.UU. Ellos, tan puritanos, emiten un pitido cuando un personaje dice una palabrota por televisión y llegan a emborronarle la cara o las manos para que no se le pueda ni leer la boca. Así, uno va y dice ¡Esto es una piiiiii! y el otro le dice Pues, te piiiiii, y un tercero exclama ¡Piiiiiiii! Los tres llevan camisetas con lemas publicitarios o palabras ofensivas o dibujos de señoritas ligeras de ropa, que aparecen emborronadas. Unos manchurrones recorren la pantalla y aparecen aquí, allá... ¿Llevo las gafas sucias? ¡No! Es la censura.

Saladino, el protagonista de una serie de TV convenientemente censurada.

Digo bien, la censura. En Córdoba TV, una televisión musulmana que se emite en un canal de TDT, también censuran con manchurrones algunas imágenes. Por ejemplo, las señoras que no se tapan los brazos, las piernas, los cabellos o el pecho son convenientemente manchurreadas y pixeladas. Emiten una serie sobre Saladino (Salahuddin), en árabe, y cuando salen los cristianos (los malos de la película), salen los manchurrones, porque así que asoma una hembra, zas, pum, los televidentes apenas reconocen a una mujer bajo el pixelado de la censura. Las mujeres que aparecen en sus platós van todas tapadas de arriba abajo, excepto las manos y el rostro, y las que aparecen en la serie sobre Saladino, son tapadas a base de manchurrones, porque llevan la melena suelta, tirantes o mangas cortas. A esto se le llama censura, y nadie le niega el nombre.

¡Vaya piiiii! Han dejado el piiiii coche hecho una piiiiii. Esto es una piiiiii piiiii...

El ejemplo es cómico (trágico, quizá), pero la censura que aplican los musulmanes a las mujeres en su televisión, que me permito criticar por ridícula, es la misma que con tanta hipocresía aplican otras cadenas sobre marcas, gestos, personas... Filman en un taller el trabajo de un grupo de mecánicos. El diálogo es un pitido contínuo. 

-Se me piiiiii el cigüeñal, ¡vaya piiiiii! 
-Sí, es una piiiiiii.
-No seas piiiiii y traeme otro piiiii cigüeñal.
-¿Quién, yo? ¡Y una piiiiii! Siempre me toca a mí cargar con el piiiii cigüeñal.
-Si no me traes el piiiiii cigüeñal, te lo meteré por el piiiiii.

Y así todo el rato. Resulta que uno de los mecánicos fuma. Manchurrón en la mano, en la boca. Al fondo, un letrero con una marca de aceite... pixelado, para que no se vea. Las camisetas son de publicidad de... manchurrón. Como en cualquier taller mecánico que se precie, en la pared está colgado un calendario (que nadie se mira) con una señora (casi) tal como vino al mundo... bajo el manchurrón. Etcétera. A veces, marea ver tanta cosa desenfocada, desdibujada, pixelada y disimulada. ¡Coño! Si no quieren palabrotas ni cigarrillos ni calendarios de tías en bolas, que no vayan a un taller mecánico donde todos los trabajadores van tatuados hasta en el culo (literalmente) y parecen sufrir problemas relacionales unos con otros. Quien dice ¡Coño! dice ¡Piiiiiii! y lo mismo con culo. Luego dicen de la televisión musulmana.

En casa también censuramos. El Ayuntamiento de Barcelona prohibió la fotografía de este piiii torero.


La Gran Guerra (Joe Sacco)


Ayer se cumplió un siglo de uno de los tiroteos más famosos de la historia, uno que tuvo consecuencias nefastas. El 28 de junio de 1914, un nacionalista serbio se acercó al automóvil del heredero de la corona de Austria-Hungría, de visita por Sarajevo. Sacó una FN Browning modelo 1910 del nueve corto y se lió a tiros.

El automóvil en el que viajaba el archiduque, conservado tal cual, en Viena.

El matrimonio murió horas después, a causa de las heridas, y tanto la ropa que llevaban como el automóvil que les llevaba se exhiben hoy en el Museo Militar de Viena. El serbio tuvo peor suerte. Preso y condenado, no murió en la horca por ser menor de edad (tenía menos de 21 años). Murió en la primavera de 1918, después de cuatro largos años de padecimiento y miserias en una celda que supuraba aguas fecales; había perdido un brazo por culpa de la gangrena y la salud, también. 

Los primeros tiros de la Gran Guerra salieron de una pistola como ésta.

Ya saben el resto, o deberían saberlo. Austria-Hungría declara la guerra a Serbia, se mete por medio Rusia, entonces Alemania, entonces Francia, entonces el Imperio Británico... Quizá sea otro el orden, pero en un par de meses ya estábamos metidos en la Gran Guerra y de ahí no nos iban a sacar indemnes. La matanza fue espantosa. Nunca antes se había visto nada parecido. 

Meses después, en noviembre de 1918, se firmaría el Armisticio y en 1919, la paz. Por el camino, habían quedado más de diez millones de hombres, otros tantos mutilados, el mapa de Europa irreconocible y en Rusia, la Revolución, que se llevaría por delante varios millones de personas más. Luego vendría la Segunda Guerra Mundial, etcétera.

Batalla del Somme, 1 de julio de 1916.
10.000 muertos el primer día, sólo entre los británicos.

Digo todo esto porque fue el aniversario y porque me regalaron un libro, llamémosle libro, sobre la Gran Guerra. Su autor, Joe Sacco, es un dibujante de mucho prestigio, que dibuja tebeos de primera. O como dicen ahora, es un ilustrador de novelas gráficas de postín. Llámenlo como quieran, pero La Gran Guerra, de Joe Sacco, me ha impresionado.


Publica esta obra Reservoir Books y es un ejercicio de edición que quita el hipo. Porque Joe Sacco dibuja una única viñeta... ¡de diez metros de largo! Plegada como una acordeón, protegida por dos tapas duras, en una caja preciosa y acompañada de un ensayo de Adam Hochschild, La Gran Guerra (1 de julio de 1916: primer día de la batalla del Somme) es impresionante.

Esto ¡tiene que ser dificilísimo de imprimir! Un aplauso.

Se lee como uno de esos tapices medievales (dicen que se inspira en el de Bayeux). A medida que uno desplaza la vista por la larguísima imagen, va siguiendo la batalla. Está descrita con un grandísimo detalle y créanme, la documentación que hay detrás de esta obra tiene que ser de aúpa. No puedo sino aplaudir, bravo, bravo, ¡bravo!


En un aparte, en el librito que acompaña al dibujo, se señalan y explican, lámina a lámina (es decir, pliegue a pliegue) los sucesos dibujados más relevantes. Sólo hay que ponerle un pero, uno minúsculo, un problema de traducción en la página 14. Los ingleses nombraban a sus piezas de artillería de campaña por el peso de su granada estándar, en libras. Así, por ejemplo, tenían el cañón de 18 libras, que no se traduce como cañón de proyectiles de 8 kilos. Queda feo. Pero ¿qué es esta minucia en comparación con el resto? Nada.

Felicito a Joe Sacco por su dibujo, pero también a los editores de Reservoir Books por haberse atrevido a publicarlo, y por haberlo hecho tan bien.

La tristeza del autoodio (por Josep-Lluís Carod-Rovira)


Traduciré literalmente un artículo de quien fuera líder de ERC y elemento fundamental de la creación y fracaso del Tripartito en Cataluña. 

El artículo original, en catalán, se encuentra en la siguiente URL:


Es una página de opinión de un periódico on-line en catalán, Nació Digital, donde escribe regularmente Josep-Lluís Carod-Rovira, autor del artículo que traduciré lo más fielmente posible. En las páginas de este sitio, se describe a sí mismo como sigue:

Me llamo Josep-Lluís, aquí y en la China. Y Carod-Rovira, con guioncitos, desde que a los 13 años descubrí B. Rosselló-Pòrcel. Tengo unos cuantos carnés, de los cuáles, en estos momentos, casi no hay ni uno que acabe de convencerme, comenzando por el DNI, que no me convence nada. Leo, escribo, viajo, colecciono, sueño y soy muy rico en amigos y libros. También hago política, desde que con 12 años fundé Catalunya Unida i Lliure. Me gusta la sepia con patatas, el allioli de la Fonda dels Àngels, la salsa de calçots que hace Montserrat Coll, el cava/champán bien frío y el vino del Montsant/Priorat. ¡Y muchas cosas más, felizmente!

Su artículo se titula: LA TRISTEZA DEL AUTOODIO

Fecha de publicación: 26 de junio, a las 00:02 h..

Destacado: Madrid sabe de qué pie calzan y por eso los deslumbra, beneficia y promociona, a cambio de adoptar una actitud de menosprecio metódico.

Traduciré todo el artículo al castellano, conservando algunas palabras como minorizando que, en propiedad, no están bien dichas ni en catalán ni en castellano, pero que el autor emplea asiduamente, alguna discordancia de género y número, que también se da, y la puntuación original, en honor a la más exquisita fidelidad al texto. La primera frase de cada párrafo está marcada en negrita, en el original.

¡Vamos allá!

El artículo:

Una mirada atenta a las actitudes nacionales existentes en el seno de la actual sociedad catalana permite, entre otras cosas, detectar con precisión el grupo de ciudadanos que podríamos calificar como militantes de la secta del autoodio. Generalmente, abundan personas de un determinado nivel cultural y con una cierta experiencia política, incluso, en gran parte procedentes del mundo de las izquierdas. El autoodio sufre de una incomodidad obsesiva con el país y con cualquier cosa que tenga relación, por insignificante que ésta sea, y se expresa con una crítica destructiva permanente contra el que es de aquí, contra cualquier iniciativa, proyecto o propuesta que venga de aquí, con un menosprecio enfermizo, un odio infinito contra todo aquello que sea catalán o que lo parezca. Salta como un reflejo automático a la simple mención o aparición de las palabras "catalán" o bien "Cataluña", tanto da la idea posterior que acompañe a estas dos palabras. Hay gente, pues, a quien desagrada ser lo que son, de donde son o bien de dónde pueden ser si así lo desean. En ocasiones, la visceralidad anticatalana los lleva a proferir toda clase de ofensas y mentiras, a menospreciar todo lo que es catalán, dando por buenas y elevando al altar de la veneración cosas positivas de otras latitudes, sobrevaloradas con mucha frecuencia, a veces simples mediocridades. Establecidos en el estadio [sic] permanente de "ciudadanos del mundo", militantes de un cosmopolitismo sin raíces, en la práctica eso acaba siendo siempre sin raíces catalanas, aunque con una vocación y militancia española inequívoca, por acción o por omisión. 

Hay que son profesores en la universidad, periodistas, políticos de segundo nivel, actores y cantantes con aires de "progre", recibidos con los brazos abiertos por los medios de comunicación españoles, donde son estrellas en sus tertulias y programas que vomitan hiel contra Cataluña y donde coinciden, ¡ay!, con lo más casposo de la sociedad española. Se mueven por los platós con familiaridad y un cierto aire de arrogancia, mezcla, más bien, de decepción e insatisfacción personal por no sentirse valorados por las administraciones del país y la misma sociedad catalana. Están convencidos de que, en Cataluña, no tienen la relevancia que se merecen, ni tampoco la consideración social y que su obra tendría que conocer un éxito comercial y de público muy por encima del que ahora tienen. En España son exhibidos como víctimas indefensas e inocentes de una cruel persecución catalanista -¡pobrecitos!-, según la cual el español, el segundo idioma más hablado del mundo, oficial en tres continentes y en veinte estados, vería peligrar su futuro, casi al límite de la extinción, pero no en su territorio propio, sino en los Países Catalanes, no por parte del inglés o el chino, sino del catalán, lengua todavía minorizada [sic], ausente de todos los organismos internacionales.

Son especialmente beligerantes con la cultura tradicional y popular catalana, a la que consideran provinciana y poco relevante [original, de poca volada o de corto vuelo o alcance] (castells, sardanas, gigantes, etc.), pero son del todo comprensivos y defensores de toda clase de expresiones culturales populares de cualquier parte, acerca de las cuáles les faltan palabras para elogiar su autenticidad, originalidad o vistosidad, eso sí, con el único requisito de que no sean catalanas. No tienen inconveniente en extasiarse, en público, ante la primera chabacanería llegada tanto da de dónde, sobre todo si este dónde es español. De esta manera, mientras lo que es catalán es sinónimo de carranclón, vulgar, tronado, anticuado, cerrado y pasado de moda, eso que llega de otras partes es, en cambio, característico, interesante, étnico, antropológico, curioso, singular, original, auténtico, bella manifestación de la cultura popular, aunque a veces sea de un primitivismo sencillamente bestia, pero, eso sí, español. 

Se trata de gente a quien molesta ser catalanes o quizá, de gente que piensa que nunca será vista y admitida del todo como tal. Es un comportamiento relleno de toda clase de complejos, frustraciones y traumas y, buscando, buscando, no es casual que aparezca algún factor de procedencia que sea, de hecho, el factor principal desencadenante de la incomodidad y el autoodio. A veces hay que prestar atención a la pertenencia originaria a un determinado estatus socioeconómico: o bien muy alto, asqueado sabiéndose hijos de la alta burguesía o bien muy bajo, mortificados constantemente al recordar que en casa se ganaban la vida trabajando en una portería del Ensanche barcelonés. En otras ocasiones, tiene que ver el origen geográfico, cultural o lingüístico que, con una visión étnica, nacionalista y anticuada de los fenómenos nacionales contemporáneos, los hace autoexcluirse de la posibilidad de ser miembros activos del proyecto nacional catalán. Entre algunos de los nombres más relevantes intelectualmente del autoodio (hay apellidos que delatan), está el de hijos de colaboradores del franquismo, tan progres ellos, gente que se enriqueció con la dictadura y con familiares directos culpables de haber delatado demócratas, republicanos y catalanistas ante las autoridades falangistas que acompañaban al ejército de ocupación y que dictaron sentencias de muerte o de prisión contra las personas denunciadas.

Madrid sabe de qué pie calzan y por eso los deslumbra, beneficia y promociona, a cambio de adoptar una actitud de menosprecio metódico de todo lo que es catalán y de sobrevaloración de todo lo que pueda gustar allá, en un gesto mayúsculo de provincialismo servil. Embobados ante cualquier medianía procedente de más allá del Cinca, pasmados [bavacaiguts, en original, a los que se les cae la baba] ante un puñado de famosos hispánicos de estética casposa y que les ríen todas las gracias, atentos al suspiro más leve de políticos españoles de cuarta regional, el nivel desproporcionado de su autoodio los ha llevado a pensar Cataluña en clave de pequeñez y España como sinónimo de grandeza. Tienen una hipersensibilidad desmesurada con el universo simbólico catalán, tic de irritabilidad dermatológica inusitada, que nunca se produce ante ningún otro universo referencial. En fin, en caso de un debate por televisión o en directo en un acto público, son los más sencillos de identificar, incluso antes de que abran la boca: son aquellos que hacen más cara de tristes y amargados y que aparecen, a los ojos de todos, como permanentemente cabreados. No ríen nunca, ni se les conoce ninguna sonrisa, por leve que sea. Es lógico, la inminencia de su derrota en las urnas, pues, no les deja espacio para muchas alegrías. Es comprensible...

Fin del artículo.

Ejercicios propuestos

1.- Sustituir catalán por español, Cataluña por España y viceversa. Convertir el artículo tal cual está en el que escribiría Carod-Rovira de llamarse José-Luis y no Josep-Lluís, que mentaría entonces a los personajes que manifiestan odio a España en las tertulias, los periódicos, etcétera, el porqué son tan malvados y cómo identificarlos finalmente. Publicarlo con pseudónimo en un periódico conocido (sea, por ejemplo, La Razón) y esperar la reacción de los medios de comunicación catalanes y los tertulianos de costumbe. Comparar la reacción de los mismos en uno y otro caso. (3 puntos.)

2.- Buscar ejemplos de "hijos de colaboradores del franquismo", "gente que se enriqueció con la dictadura", etcétera, entre los personajes de relevancia política del nacionalismo catalán. Por ejemplo: Molins, Carulla, Millet, Pujol, Ribó, Maragall, Nadal... Buscar los puntos en común de estos personajes con los que describe el autor del artículo. (3 puntos.)

3.- Buscar personajes de la vida pública catalana que manifiesten los mismos síntomas de odio e inquina, la misma mediocridad intelectual, mala leche, estupidez, etc., que los que describe el artículo, pero que se manifiesten en su odio hacia España o todo lo que huela a español en vez de hacia Cataluña y todo lo que huela a catalán. Estudiar el trato que reciben en los medios de comunicación catalanes, su particular psicología y sus antecedentes familiares y socioculturales. (3 puntos.)

4.- Enumerar una tradición popular (folclórica) de cualquier parte del mundo que no sea, por definición, "carranclona, vulgar, tronada, anticuada, cerrada y pasada de moda". (1 punto.)

Eufemismos catalanes (el territorio)


Una escuela filosófica dice que si cambias el nombre de las cosas, cambias las cosas y no vuelven a ser lo que eran cuando se llamaban como al principio. Así, cambiamos la realidad. De esta idea tan extraña nació lo que se conoce como corrección política, donde el adjetivo política se refiere más a la polis griega, al conjunto de la sociedad (parlante) que al oficio de la política. Sin embargo, ha sido en la política donde ha tenido más éxito, donde el eufemismo forma parte del discurso desde antes de la escritura.

En Cataluña, país donde nací y lugar donde resido, la corrección política en política es tan idiota (estúpida) como en cualquier otra parte y ya sea en castellano, ya sea en catalán, incurre en los mismos vicios que la corrección política en política en cualquier otra parte de España. 

Pero hay varios aspectos que convierten su estudio en algo más interesante. En primer lugar, la convivencia de dos idiomas latinos, español y catalán. En segundo lugar, una polémica política centrada en el nacionalismo y una práctica política propia de la derecha, si no de la derechona, durante treinta años seguidos, lo que desmiente que la corrección política sea un lugar común de las izquierdas. Habrá más razones, no las buscaré, pero entre todas ellas dan a luz localismos deliciosos. Hoy toca hablar del territorio.

Catalán del territorio, según la opinión de un meapino.

El territorio es un palabro que abunda cada vez más en el lenguaje político catalán. Se emplea indistintamente en castellano (territorio) o en catalán (territori). Cuando un (político) catalán dice la gent del territori (la gente del territorio) quiere decir, en verdad, la gente de provincias.

Porque Cataluña se divide en dos, una área metropolitana de Barcelona y el resto. La capital y las provincias. La ciudad y el campo. El burgués y el campesino. 

Es una división muy clara y objetiva. Se trata de dos Cataluñas, que se diferencian en su actividad económica, su perfil sociocultural, su ubicación geográfica... Políticamente, un voto barcelonés vale menos que un voto de provincias; en algunos casos, hasta la mitad. El gasto público (pensiones, inversiones en infraestructuras, gastos corrientes, etc.) en las provincias supera ampliamente la recaudación de impuestos en todas ellas. En lenguaje eufemístico catalán, ninguna de ellas sufre déficit fiscal.

En cambio, por cada tres euros de tasas e impuestos que pagan los barceloneses, no regresan ni dos. Tanto el Estado como la Generalidad de Cataluña maltratan económicamente al área metropolitana de Barcelona, y los datos están ahí, a la vista. El famoso déficit fiscal catalán es en verdad y propiamente el déficit del área metropolitana catalana, que es Barcelona y alrededores.

Eso sí, las decisiones políticas y económicas pasan todas por Barcelona. La inmensa mayoría de políticos y empresarios con algo de poder viven en Barcelona y muchos son barceloneses de toda la vida. Los apellidos que mandan en Cataluña (a veces, hasta en España) son de Barcelona; los mismos y los de siempre, los que uno encuentra en los círculos de poder económico y social, ya sea en Òmnium Cultural o en el Círculo Ecuestre, en el palco del Barça, en las páginas de los periódicos; las izquierdas (si acaso, lo que queda de ellas) son barcelonesas y las de verdad provenían del extrarradio urbano. En el campo (territorio, perdón) pasan por izquierdas organizaciones que nunca han sido ni socialistas ni marxistas ni nada parecido, como ERC. La derecha no catalanista (paradójicamente, la que recoge un voto de clase baja proletaria y urbana) sólo triunfa en Barcelona o entre algunos caciques... del territorio.

Meapinos visto por un meapinos.
En el territorio, un meapinos así pasa por maricón (y perdonen ustedes).

Barcelona es, además, una ciudad de provincias que ha tenido éxito. La revolución industrial en España se produjo en esta ciudad, que ha conocido años (no éstos) de gran auge cultural y artístico, donde se vive muy bien (la verdad sea dicha) y que ofrece una muy buena imagen alrededor del mundo. En cambio, Cataluña, como marca y nombre, es casi desconocida en el extranjero y vista desde Barcelona es adonde se va uno de vacaciones, seamos honestos. Qué tiene en común un campesino del secano ilerdense con un hipster barcelonés es prueba más que suficiente para demostrar que el gentilicio catalán (o español, o europeo) es un convencionalismo administrativo, no una realidad social.

Actividades propias del territorio, que un meapinos no comprenderá jamás.

Por eso, la naturaleza humana (y la de Barcelona) nos inclina a ver el mundo desde una perspectiva urbana y considerar cualquier cosa más allá de los primeros peajes de las autopistas algo pueblerino o provinciano, algo... del territorio. Durante las guerras carlistas, Barcelona era liberal y las provincias (el territorio, perdón), carlistas. Hoy, lo mismo, pero en vez de carlistas y liberales pongan etiquetas semejantes que distingan el cosmopolitismo progresista (o la derecha neoliberal) del conservadurismo agrario. ¿Exagero? Es posible, pero es algo que está ahí presente.

El extrarradio de la gran ciudad es algo desconocido e inédito en el territorio.

En cualquier caso, se considera que decir en voz alta de provincias, de pueblo, del campo, etcétera, no resulta amable (y resta votos que valen más que los votos de Barcelona), por mucho que se piense así. Por eso, los políticos catalanes hablan continuamente del territorio. Fíjense:

Hay que contar con la opinión del territorio... El partido hará campaña en el territorio... La gente del territorio se opone a tal cosa... Tal grupo de teatro hará una gira por el territorio... Hasta he oído decir En Cataluña y el territorio. ¡Caramba!

En el fondo, hablan (hablamos) del territorio con desprecio y aires de superioridad típicamente urbanos. Aunque la gente del territorio (de boina, iba a decir) siempre se rifa y burla de la gente de ciudad, a la que llama meapinos (pixapins) y cosas por el estilo.

Se demuestra, una vez más, que el eufemismo territorio no funciona como la teoría de la corrección política dice que tendría que funcionar. Pero resulta ser una singularidad del lenguaje político catalán y como tal, la colecciono, me interesa y divierte.

Ana María Matute (1925-2014)



Ayer, de madrugada, nos dejó una señora como ya no se dan, una de las grandes escritoras en lengua española, Ana María Matute. Era académica (su sillón era el K) y una gran mujer, por encima de todo. Busquen su obra y léanla, no hay que darle más vueltas ni a sus méritos ni a su biografía. Cada vez que la oía hablar, despertaba mi simpatía hacia ella y nunca la oí decir una tontería. Esto último es tan raro, tan raro... La echaremos a faltar.

A vueltas con las SICAV de los eurodiputados


El ministro que regula las SICAV es socio de una SICAV.
De ahí su buen humor.

Todo el mundo habla de las SICAV. Tanto que escriben sicav con minúsculas, como si no fuera un acrónimo, o dicen Sicav, como si fuera yo qué sé. Una SICAV es una sociedad de inversión de capital variable. Dicho que se entienda, es un grupo de personas que deciden poner cada una de ellas una parte del capital que se invierte en activos financieros cuyo valor está sujeto a variabilidad (acciones de empresas, hablando en plata). También existe la SICAF, que invierte en capitales fijos (bonos del Estado, por ejemplo). 

En estas sociedades, los capitalistas (los que invierten el capital) tienen el derecho a recuperarlo, si no lo han perdido. Pero ésta no es la gracia de estas sociedades. Mientras el dinero está invertido en una SICAV, no paga impuestos (es un patrimonio compartido). Cuando se retira, paga por las plusvalías o rendimientos del capital, es decir, por lo que uno ha ganado mientras tanto, y paga muy poco, entre el 1 y el 2% de esa ganancia (sin SICAV, pagaría un 30%). Las ganancias patrimoniales, lo que uno gana vendiendo las acciones o cobrando los dividendos que generan, también cotizan, pero poquito, entre el uno y el veintitantos por ciento (sin SICAV, pagaría un 30%).

Las SICAV son sociedades reguladas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y por la Dirección General del Tesoro y Política Financiera. Son legales. Hay que cumplir una serie de requisitos para crear una SICAV y mantenerla una vez creada: un número mínimo de socios (cien), un capital mínimo (casi dos millones y medio de euros), un máximo de valores invertidos en una sola sociedad (entre un 5 y un 10% del total, según el caso), un coeficiente de esto, de lo otro, de lo de más allá, etcétera, no pretendo aburrir y no es que entienda demasiado de este asunto.

Autorizar la figura de las SICAV puede tener una razón de ser (que tendría que discutirse por gente que sepa de lo que habla, que yo no sé demasiado). Pero ¿cuál es el problema de las SICAV? Que si uno tiene dinero, entra en una SICAV, y si entra en una SICAV, casi no paga impuestos ni por lo que tiene ni por lo que gana. Yo, que no tengo (tanto) dinero, no puedo entrar en una SICAV (no me dejan) y pago muchos más impuestos por el rendimiento de mi capital. Los ricos tienen instrumentos para pagar muy poco y los pobres no pueden evitar pagar mucho. C'est voilà!

Que los ricos paguen menos que los pobres por cada euro de renta financiera es un escándalo, pero otro de los grandes problemas de las SICAV es lo fácil que resulta hacer trampas con ellas. En más de una ocasión, la SICAV deja de ser un fondo de inversión colectivo para convertirse en un fondo de inversión de unos cuantos o de uno en particular. El resto de los socios son socios de mentirijillas, socios falsos. Algunos bancos le ofrecen a usted mariachis (curioso nombre), hasta noventa y nueve socios de papel, para que usted pueda montarse su propia SICAV siendo el centésimo (y en verdad, único) socio.

Ésta es la principal queja de los inspectores de Hacienda: las trampas que se hacen alrededor de las SICAV. ¡Son tan fáciles de hacer...!

Pero estos inspectores tienen las manos atadas para investigar esos tejemanejes. El 30 de julio de 2005, mientras se discutía la normativa que rige las SICAV, el grupo parlamentario de CiU presentó una propuesta que decía que la Agencia Tributaria (Hacienda) no podía investigar un posible fraude en una SICAV sin el consentimiento de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Es decir, que el permiso para una inspección podía eternizarse y mientras se pedía permiso para inspeccionar, la noticia podría llegar a oídos de los inversores y éstos, deprisa y corriendo... ¡Qué les voy a contar! Pueden imaginar el resto.

CiU envió a las Cortes Españolas esta propuesta después de una campaña de la Agencia Tributaria que había pillado a más de uno haciendo trampas con las SICAV. La burguesía catalana se mostró especialmente sensible a la enfermiza obsesión del Estado por cobrar impuestos y CiU, siempre tan dispuesta a ejercer de extrema derecha económica, salió en defensa del rico y agobio del pobre. Hay que añadir, sin embargo, que la propuesta de CiU fue aprobada por todos los partidos presentes en la cámara, excepto Izquierda Unida. Repito: por (casi) todos.

En las siguientes modificaciones de las leyes que regulan las SICAV, ha permanecido el espíritu convergente, que pretende alejar a los inspectores de Hacienda de estas sociedades colectivas. Si no, el dinero se va a otra parte, ha dicho el señor Montoro, ministro de las cosas de Hacienda, así, tal cual. 

Por lo tanto, al privilegio de pagar poco se suma la facilidad de no pagarlo todo, y esa doble medida de protección del ricachón frente a las ansias recaudatorias del Tesoro ha permanecido, se ha sostenido y defendido porque el Partido Popular es uña y carne con CiU en los asuntos de las SICAV (y porque el PSOE tampoco es contrario a las SICAV). Porque si no fuera por la cantidad de rayas colorás en un trapo amarillo, que unos dicen que han de ser dos y los otros, cuatro, ya ven qué tontería, uno sería incapaz de distinguir a unos de otros, populares de convergentes o viceversa, en función de su ideario financiero, privatizador y neoliberal. Son incluso lo mismo en función del dinero que ganaron sus familias durante el franquismo, y pueden imaginarse cómo.

Esta plaza de toros es en verdad el Parlamento Europeo.
Aquí torean a los ciudadanos... algunas veces.

Digo todo esto porque ahora ha saltado al cuadrilátero del debate nacional una SICAV de los eurodiputados, SICAV que se alimentaba de fondos públicos y que pretende ser un fondo de pensiones. En números redondos, el eurodiputado ponía unos 1.800 euros al mes de su paga y el Parlamento Europeo (con fondos públicos) otros 2.900. Las cifras son aproximadas, pero así durante los cinco años del mandato. La SICAV en cuestión tenía domicilio en Luxemburgo (a todos los efectos, un paraíso fiscal). El asunto es (o parece ser) completamente legal. Pero la noticia ha tenido efectos devastadores en la imagen que tenemos de nuestros políticos, que ejercen (o deberían ejercer) uno de los oficios más dignos que pueda ejercer un ciudadano y parece que ejerzan en verdad el mamoneo, el chanchullo y el latrocinio.

Ellos y ellas, populares y socialistas, socios de una misma SICAV.

El plan de pensiones con SICAV luxemburgués funcionó entre 1994 y 2009. Los eurodiputados que participaron en él, participaron voluntariamente. Se les ofreció y accedieron. Por cada euro que ponía el eurodiputado, el Parlamento Europeo ponía dos. En 2008, esta SICAV contaba con 1.113 socios: 478 diputados en activo (dos de cada tres eurodiputados), 493 pensionistas (incluyendo familiares de diputados fallecidos) y 142 socios más con pensiones diferidas. Comenzó 2008 con unos activos de 214 millones de euros, euro más o menos. El Parlamento Europeo se ha negado varias veces a publicar la lista de socios. Pero al final las cosas se acaban sabiendo.

La señora Díez, socia de la SICAV luxemburguesa, explicando que no quiso ser socia de una SICAV, que no supo que le habían hecho socia de una SICAV, que hizo lo que hacían todos y que nadie le dijo lo que estaba haciendo, que desconocía por qué desaparecían casi dos mil euros de su sueldo cada mes... y no se preocupó en preguntar adónde iban, ya puestos. En cualquier caso, aquello que no quise hacer, que no supe que estaba haciendo y al final hice, es legal, ¿eh? Pues, faltaría más, señora. 
Haber empezado por ahí. 

El escándalo ha sido mayúsculo en España (porque la crisis aprieta aquí más que en ninguna otra parte). Según quien dé la noticia, entre 39 y 60 eurodiputados españoles se han puesto las botas con esta SICAV. Gente de toda clase y condición, sin distingos ideológicos o políticos. Llama la atención que uno de los beneficiarios de este chollo... digo, de este plan de pensiones, sea el hoy ministro Montoro. Pero también está Rosa Díez, de UPyD, hoy enemiga acérrima de las SICAV en las Cortes Españolas. Hay diputados socialistas y populares, de todos los rincones de España.

No saluda. Está diciendo adiós a su acta de eurodiputado, pero todavía no se ha dado cuenta.

Sólo un eurodiputado español ha dimitido, Willy Meyer, de IU. En los tiempos que corren, su gesto merece consideración.

El resto de los diputados... Me avergüenzo de sus excusas, oídas en directo en un programa de radio. No sabía nada de esto... Me dieron unos papeles y los firmé... Si lo sé, no vengo (sic)... ¡Cómo iba a saber...! Era lo que hacía todo el mundo... Etc. Excusas de mal perder. Sería más honesto y más honrado decir la verdad, que si a uno le ofrecen un chollo así, no puede negarse a disfrutar de él. Si tienes envidia, te la comes con patatas.

Si no, si no se obra con transparencia y honestidad, la imagen de nuestros diputados no será la de unos sinvergüenzas, sino la de unos sinvergüenzas que, además, son idiotas y encima ¡nos mandan! ¡Dios nos libre! ¡Así va el país!

El franctirador



Angle Editorial publica El franctirador (El francotirador), de Albert Pijuan. El autor ya ha publicado relatos en varias antologías y un poemario; además, ha estrenado varias obras de teatro. Tiene mérito, porque es joven (nació en 1985) y le queda mucho y bueno por delante, pero ésta es su primera novela. Está escrita en catalán y que yo sepa, ahora mismo, no ha sido traducida a otros idiomas (y eso que merecería traducirse).

Albert Pijuan ha decidido estrenarse con el género policíaco. Porque El franctirador es una novela de género, una policíaca, y de las buenas, de pe a pa. He leído por ahí algunas reseñas que apuntan a una relación de El franctirador con Dostoievski u otros clásicos de la literatura rusa, pero soy de la opinión de que no van por ahí los tiros (nunca mejor dicho). En mi modesta opinión, El franctirador está inspirada en la novela policíaca americana clásica, en el pulp fiction, en ese género de policías violentos, sociedades corruptas, donde resulta inevitable una lectura política y social y donde los personajes se definen mediante la acción y los diálogos. Si buscara más influencias, las buscaría en el cine; señalaría a los grandes clásicos del cine negro, por supuesto, pero me inclino a señalar también y más especialmente las películas policíacas de los años noventa, que parecen inspirar algunos de los toques de humor que el autor deja ir aquí o allá.

Llama la atención el escenario de la acción, la ciudad de K***, en Polonia, en 1991. Es un escenario poco frecuente, se diría que hasta exótico, que llama la atención y que está muy bien escogido. Descubrimos una ciudad abatida después de la caída del comunismo, una población pobre y miserable (también moralmente miserable), el miedo, la violencia, ¡todos los ingredientes necesarios para que intervenga el agente de la Continental! ¡Bravo!

En esa ciudad, un francotirador comienza a disparar a los viandantes y la policía toma cartas en el asunto. Justo comienzan los ataques, justo regresa a su hogar uno de los protagonistas, Krzysztof, que ha huido de Suecia, y no diré por qué. Vivirá con su madre, Zofia, una mujer abandonada por su marido y hoy fanática ultracatólica, sometida al padre Garbacz, que vive como puede en un bloque de apartamentos que el Partido, en su día, reservaba para la canalla de la sociedad de K***. Jerzy, su hermanastro, un sociópata violento, querrá investigar qué le ha ocurrido a Krzysztof mientras colabora con la policía. Y Krzysztof se obsesionará con la figura del francotirador mientras la policía acude al expeditivo inspector Blumenfeld para dar con el asesino. Hasta aquí hemos llegado y el resto, si quieren saberlo, lo tienen en las librerías.

La historia está bien narrada, bien tramada y bien escrita. Quizá chirríe alguna página (en especial, aquéllas en las que aparece el padre Garbacz), pero se perdona. El conjunto es notable y la lectura, divertida e interesante. ¿Que aparecen personajes y escenas tópicas? Pues ¿qué tiene eso de malo? Es lo que uno espera de una novela de género como ésta, que sin un inspector Blumenfeld (mi personaje favorito) no funciona. La recomiendo y concluyo diciendo que merece tener buena suerte en las librerías.

La liga de los pelirrojos


Los señores Holmes (izq.) y Wilson (der.), según Barrenetxea.
Lugar, el apartamento del señor Holmes en el 221 b de Baker Street.

La liga de los pelirrojos es uno de los relatos más interesantes que protagonizó Sherlock Holmes, el genial asesor detective que salió de la pluma de (sir) Arthur Conan Doyle. Un caso rocambolesco que se inicia cuando el señor Jabez Wilson acude al 221 b de Baker Street para contar su (desgraciada) historia. Este suceso, excéntrico e inédito, atraerá inmediatamente la atención del señor Holmes y nos embarcará en una de sus más emocionantes aventuras.

No diré más. Los sherlockholmianos ya sabemos de qué va el cuento y los que nunca han leído esta aventura, merecen leerla sin que se desvele su final. 

Anaya ha publicado una versión ilustrada de este relato que ha caído en mis manos gracias a la fortuna y la buena suerte. Se trata de una magnífica edición ilustrada por Iban Barrenetxea. ¡Qué maravilla! La calidad y el detalle de estas ilustraciones merece un sonoro aplauso. Se trata de uno de los mejores relatos ilustrados de Sherlock Holmes que recuerdo. ¡Bravo!

¡Pero van sujetos con arneses!


El otro día me quedé de una pieza viendo esto:

Allá en lo alto, subiendo unos sobre otros.

Son treinta y ocho danzarines de Els Minyons de Terrassa, una agrupación folclórica catalana. A toque de chirimías han levantado una torre humana (un pilar de cuatro, dicen) en lo alto de un pico rocoso de Montserrat, que llaman La Mòmia

Uno de ellos, menor de edad, subió arriba del todo y tomó estas imágenes:

Filmación realizada desde el casco del menor.
Se aprecian, en efecto, los arneses.

No es la primera vez que se baila una de estas danzas en lo alto de una de las rocas de Montserrat, pero ésta ha sido sonada. Lo más sorprendente del caso, desde mi particular punto de vista, es que nadie ha prestado atención al detalle de los menores de edad que han participado en este ejercicio de estupidez y folclore (redundancia). 

Ésta otra torre la realizó una agrupación folclórica de Vilanova i la Geltrú.
Éstos creo que no llevaban arneses, vaya por Dios.

Tan pronto llamé la atención sobre este asunto en un debate entre presuntos amigos, me dijeron de todo y más, y nada bueno, hasta que uno puso paz y aseguró que mis temores eran infundados, que no podía pasarle nada al menor porque los castellers estaban sujetos con arneses. 

A lo que yo respondí que este señor, también en Montserrat, iba con casco. 

Cayendo-volando a través de la Roca Foradada.
Pero con casco.

No nos vamos a poner de acuerdo, pero soy de los (pocos) que defiende que esta clase de juegos tendrían que reservarse para descerebrados mayores de edad y no andar jugando con la integridad física de los niños. Cuando niño, presencié un accidente donde el chaval que sube arriba del todo acabó subiéndose para siempre a una silla de ruedas. Desde entonces, este folclore me da repelús.

Me cuesta comprender a un padre (a una madre) que cede encantado su hijo para que participe en estas manifestaciones folclóricas. Por si no fuera motivo suficiente, este baile ejecutado exclusivamente por mayores de edad tendría mucho más mérito artístico y gimnástico, sería más notable y digno y si uno acaba rompiéndose la crisma, allá él, por tonto. Esta observación que tengo por profundamente sentida y razonada, incluso razonable, es respondida con acritud. Si la dejo ir aquí, en El cuaderno de Luis, es porque sé que nadie me lee y diga lo que diga, pasaré desapercibido.

Pero, ¿saben?, me gustaría tener poder para prohibir esta locura y castigar a los responsables, deseo que será inmediatamente calificado con palabras de mal oír, ya verán ustedes.

Como siempre, con mar de fondo (Gran Premio de Austria 2014)


El Ferrari 14 de Alonso, según Ferrari.it.

El circuito lo compró Red Bull hace poco, para que sus bólidos corrieran en casa. Parece un buen circuito, es interesante, pero no funcionó lo de correr en casa

Mercedes-Benz vuelve a quedar en primera y segunda posición, pero Williams está dando sorpresas, últimamente. En Austria, ha sorprendido su velocidad punta y lástima que han cometido algunos errores de estrategia. No sé si hubieran ganado, lo dudo, pero podrían haber puesto las cosas más difíciles a las Flechas de Plata. En Red Bull, mal, porque Vettel ha abandonado en la carrera después de una mala tanda de clasificación. En Ferrari, regular, porque los dos coches han puntuado y Alonso ha hecho una buena carrera, muy por encima de lo que su mecánica da de sí, pero muy por debajo de lo que nos gustaría, ay. Etcétera.

Sin embargo, entre bastidores se están cociendo cosas muy importantes. Se discute esta Fórmula 1. Al parecer, los televidentes se aburren y ya han sonado las voces de alarma en los despachos de los publicistas. También se quejan los pilotos y los ingenieros. Los primeros, porque no se divierten tanto como antes (sic) y los segundos, porque no tienen licencia para investigar nuevas tecnologías. Los cambios de reglamento, en vez de poner a todos los bólidos en pie de igualdad, están consiguiendo todo lo contrario. Algo está pasando y no saben cómo poner remedio a un problema que se ha estado cociendo durante años.

Las claves secretas de Barbarossa


Fall Barbarossa, el plan para derrotar a la Unión Soviética.

El 22 de junio de 1941, se desató el infierno sobre la tierra cuando la Alemania de Hitler atacó a la Unión Soviética de Stalin. Durante casi un año, más de tres millones de soldados alemanes se habían apostado a lo largo de 2.800 km de frente. También, más de medio millón de aliados (en su mayor parte, rumanos, húngaros y eslovacos). Entre todos sumaban más de siete mil piezas de artillería de campaña, más de 4.300 carros de combate, 4.400 aeroplanos... y contaban con el apoyo de 600.000 vehículos a motor y unos 750.000 caballos de tiro (gran parte de los vehículos y los brutos requisados en los países recién conquistados en la Europa Occidental).

Ciclistas húngaros prestos a pedalear contra el comunismo.
¡Qué pronto abandonaron las bicicletas!

El ataque pilló a muchos por sorpresa. A Mussolini, por ejemplo, que no había sido informado del ataque y pilló una rabieta tremenda. Luego no tardó en sumarse a la cruzada contra el bolchevismo, así la llamaron. Como él, tantos otros. En toda Europa, en su mayor parte ocupada por los nazis, hubo voluntarios para luchar contra el Ejército Rojo. España, no beligerante, reunió los soldados necesarios para la 250.ª División Hipomóvil, la División Azul. Los franceses, belgas, holandeses, noruegos, daneses, croatas, bosnios, que quisieron matar rojos (perdón) se sumaron a las SS, que pasó de ser una organización aria toda ella a formar algo parecido a una Legión Extranjera. Finlandia, que había tenido una guerra corta, salvaje y brutal con la Unión Soviética poco antes, se sumó a las fuerzas del Eje. Etcétera.

También pilló por sorpresa a Stalin. Porque Stalin creía que Hitler era su aliado y socio, tal cual. Le resultaba inconcebible que los alemanes quisieran atacar la Unión Soviética.

Una impresionante formación de carros soviéticos T-26.

En primer lugar, porque el Ejército Rojo era impresionante: casi tres millones de hombres en el frente europeo, más cinco millones en Asia y en la reserva; unos 20.000 carros de combate y otros tantos aeroplanos; la misma extensión de la Unión Soviética jugaba en contra de cualquier invasor. ¿Quién querría suicidarse atacando a la Unión Soviética?

A la izquierda, una autoametralladora soviética, su conductor y un oficial soviético. A la derecha, soldados alemanes (el de negro, un tanquista). En Polonia, en 1939.

En segundo lugar, porque se habían aliado para repartirse Polonia y luego Stalin había invadido los países bálticos con el beneplácito de los nazis. Es más, a finales de 1940 Stalin había estado a punto de firmar el tratado del Eje y sumarse a Italia y Japón como firme aliado del nazismo. Seguía la negociación. Tratados comerciales provechosos sellaban el pacto entre ambos regímenes, que compartían el aislamiento internacional e intercambiaban materias primas. ¿Por qué atacar a tu mejor amigo?

La operación Barbarossa y su desarrollo. De poco que Alemania no gana la guerra.
Las bajas soviéticas fueron espantosas: unos tres millones de hombres en seis meses.

Tengo muy poco espacio para extenderme aquí, pero era más que evidente que Hitler, más pronto que tarde, iba a lanzarse contra la Unión Soviética. La concentración de tropas en la frontera no había pasado desapercibida. Los espías soviéticos, además, habían conseguido los planes de la invasión. La Orquesta Roja, un grupo de espías que actuaba desde Alemania, ¡desde los mismísimos cuarteles generales del ejército alemán!, había avisado del ataque. Los espías en los países ocupados también habían avisado. Sorge, que trabajaba en Japón para la embajada sueca, quizá el espía más grande que tuvo la Unión Soviética entonces, hasta proporcionó la fecha del ataque y el detalle de todos los ejércitos que iban a participar en la ofensiva. Las alarmas eran muchas y todas sonaban a la vez, pero Stalin no quiso oírlas y nadie se atrevió a insistir.

Porque Stalin era un tanto paranoico. Si uno le llevaba la contraria... Los alemanes se habían aprovechado de ello y habían preparado el terreno de la operación Barbarossa (la invasión de la Unión Soviética) con mucha antelación. 

Al final de la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles prohibió a los alemanes disponer de carros de combate, artillería de medio o grueso calibre, vehículos blindados, submarinos y aeroplanos en su ejército. La Unión Soviética, campeona del bolchevismo, sufría un fortísimo aislamiento internacional. Los oficiales alemanes no tardaron en ponerse de acuerdo con el Ejército Rojo y comenzaron a colaborar (en el más estricto secreto) en el desarrollo de tantas armas prohibidas. Cuando Hitler subió al poder, esta colaboración era estrecha y provechosa y continuó unos años más.

Cuando comenzó a maquinarse la invasión y destrucción de la Unión Soviética, los servicios secretos alemanes quisieron aprovecharse de la relación entre oficiales de alto rango alemanes y soviéticos. Justo en ese momento, la Gran Purga de Stalin estaba en su apogeo. Había comenzado en 1936 y llevaba cientos de miles de desaparecidos, presos y fusilados a sus espaldas. Stalin había desatado el terror. Por el momento, la Gran Purga había pasado de puntillas por el Ejército Rojo. Entonces, actuaron los alemanes.

Heydrich, uno de los personajes más siniestros del III Reich.

Dicen que la idea vino de Reinhard Heydrich, jefe del SD o Servicio de Seguridad del Reich, el SS más temido y peligroso después de Himmler, un personaje siniestro, abyecto y deleznable, y es decir poco, que luego organizaría la Solución Final. Puede que fuera así, o puede que la idea surgiera de cualquier otra parte y él se aprovechara de ella.

El mariscal Tujachevsky, en una de esas fotos retocadas de la Enciclopedia Soviética.
Antes de caer en desgracia, naturalmente.

Al grano. Aparecieron unas cartas de oficiales del OKW (Oberkommando der Wehrmacht), el alto mando del ejército alemán. Por lo visto, el mariscal Mijaíl Tujachevsky se carteaba con ellos. Dice la leyenda (es difícil de verificar) que esas cartas llegaron al NKVD (la policía política soviética) a través de Edvard Beneš, presidente de Checoslovaquia. Poco después, Alemania se anexionaría Checoslovaquia, bajo la impávida mirada de las potencias occidentales. Esas cartas desataron el pánico en Stalin, que temió lo peor e inició una purga salvaje en el Ejército Rojo.

Los historiadores soviéticos restan importancia a esta maniobra de los nazis, porque a nadie le gusta admitir que ha caído en la trampa, una trampa burda y chapucera. Porque unas cartas eran auténticas, pero otras... En fin, que cualquiera con ojos en la cara hubiera visto que eran falsas o estaban manipuladas. 

Los historiadores soviéticos dicen que algunos oficiales próximos al mariscal Tujachevsky ya habían sido arrestados (y purgados) y que estas cartas no se emplearon en los juicios contra los militares. Vamos a ver... A finales de los años treinta, el NKVD había arrestado a casi todo el mundo, incluyendo algunos oficiales próximos al mariscal y a la vecina del quinto. La paranoia política era completa en todas partes y se hablaba de los Coches Negros (los ZIL del NKVD) como de la Peste Negra en la Edad Media. En segundo lugar, esas cartas tenían relación con la estrecha colaboración entre el Ejército Rojo y Alemania en el desarrollo de armas prohibidas. Mejor no hablar mucho de ello en público o en los libros de historia después de la Gran Guerra Patria (o Segunda Guerra Mundial).

Basto esta chispa para desatar un incendio terrible. Tres de los cinco mariscales de la Unión Soviética, 13 de los 15 comandantes de ejército, 50 de los 57 comandantes de cuerpos de ejército, 25 de los 28 comisarios políticos de los cuerpos de ejército, 154 de los 186 generales de división, todos (sic) los comisarios políticos del ejército (a nivel de división o inferior) y ocho de nueve almirantes de la Unión Soviética fueron apresados, interrogados, acusados, juzgados y condenados. Y quizá me deje alguno.

Los cargos del ejército fueron ocupados por oficiales muy, pero que muy estalinistas, no fueran a sufrir la misma suerte que sus antecesores, pero muchos de ellos no daban la talla que reclamaba el cargo. Se vió en la guerra ruso-finlandesa, donde el Ejército Rojo hizo un ridículo espantoso y sufrió numerosísimas bajas.

Un Pz. IV alemán vigila el cruce de la artillería a caballo en el frente ruso.
El avance alemán fue rapidísimo y violento.

Cuando se desató el infierno, el 22 de junio de 1941, el Ejército Rojo carecía de un cuerpo de oficiales de Alto Mando realmente profesional e independiente. Que fuera por culpa de la astucia de Heydrich, la paranoia criminal de Stalin o una combinación de ambas, no podemos establecerlo con seguridad. Pero sí que sabemos que Stalin estuvo ausente durante días, incrédulo, incapaz de concebir que Hitler le hubiera traicionado. ¡Dime con quien te juntas y te diré quién eres!

La sorpresa fue casi absoluta.
Aeroplanos soviéticos (un caza I-16) destruidos en tierra por los bombarderos alemanes.

En los años que siguieron, varios generales de alto rango se convirtieron en héroes de la Unión Soviética y consiguieron victorias apabullantes. Algunos de ellos habían sido rescatados de los gulag de Siberia por el NKVD, restituidos en el cargo y enviados al frente. El espionaje alemán, que presumía de haber desbaratado al Ejército Rojo en 1941, demostró ampliamente su ineficacia en relación con la Unión Soviética. En cambio, los espías soviéticos consiguieron informaciones valiosísimas y contribuyeron decisivamente a la victoria de mayo de 1945.

Pero eso fue veinte millones de muertos más tarde.

Una amplia mayoría social


Una amplia mayoría social.
Se da el caso que cuanta menos democracia, más amplia es la mayoría social.

Hace años, cuando todavía era presidente de la Generalidad de Cataluña el señor Montilla y sus consejeros se dedicaban al contrabando de tabaco (sic), preguntaron al señor don Artur Mas sobre la posibilidad de la independencia de Cataluña y respondió que de momento, no, que no la veía, que los catalanes no estaban para aventuras, que si no existía una amplia mayoría social no tenía sentido marear la perdiz patria. 

Eran palabras en apariencia razonables, pero ¿cuánta gente forma una amplia mayoría social?, le preguntaron entonces. Ni entonces ni ahora ha respondido nunca, aunque dos años después ya se había lanzado a la Aventura. Detrás de una amplia mayoría pasó de 62 a 50 diputados, y sigue bajando.

En la mayor parte de las democracias, el gobierno no cuenta con el apoyo de una amplia mayoría social.

Hace unos días, el señor Rull, de CiU, definió qué era una amplia mayoría social a juicio de su partido. Es decir, cuál era suficiente para declarar la independencia y lo que haga falta. Cuánta gente era precisa para montar la de Dios es Cristo, para reclamar el derecho a decidir lo que les dé la gana sin tener que respetar las leyes del común ni preguntar a los demás que comparten el Estado con nosotros.

Vamos a suponer que la Consulta pueda ser, lo que es mucho suponer, ahora mismo. Pero supongamos. Según el representante de CiU, si votara la mitad del censo en la Consulta (es decir, si votara uno de cada tres catalanes) y la respuesta Sí-Sí obtuviera un 55% del total de votos emitidos, ya creería legítima una proclamación de independencia, la obertura de un proceso constituyente, una fiesta loca o algo por el estilo, porque a día de hoy todavía desconocemos qué planes hay, si resulta que los hay, para el 10 de noviembre, pase lo que pase, aunque no pase nada, como es de suponer, el 9 de noviembre. 

Repito: una amplia mayoría social en opinión de CiU es uno de cada cinco catalanes y medio, poco más o menos. Si uno entre cinco o seis opina que todo tiene que ponerse patas arriba, se pone todo patas arriba, porque lo pide una amplia mayoría y santas pascuas. Hagan cuentas y verán que va por ahí.

Una amplia mayoría de los catalanes está en contra del gobierno, de cualquier gobierno.

En ERC opinan diferente. De hecho, ERC nunca ha hablado de una amplia mayoría social, sino directamante del pueblo, una palabra que, si uno se despista, recuerda a los tiempos del No-Do y los desfiles con antorchas. Ellos siguen desfilando con antorchas, pero han cambiado a Matías Prats Cañete por Mònica Terribas y Jordi Basté, porque ahora los tiempos son otros y ya no quedan pantanos por inaugurar; de ahí que todo esté empantanado. 

En fin... Sobre los resultados de la Consulta, ERC defiende que la combinación de dos respuestas a las dos preguntas de la Consulta que obtenga más votos que las demás será la que se lleve el gato al agua. Si una combinación saca un 18%, otra un 23% y otra un 40%, gana la del 40%, aunque no llegue ni a la mitad de los votos emitidos, mucho menos a la mitad del censo y ni en pintura a representar a la mitad de la población, pero será la voz del pueblo y formará una amplia mayoría social, la necesaria y suficiente.

ERC apoya políticas contrarias al parecer de lo que ellos definen como una amplia mayoría social.

Se nos presenta un problema técnico: Todavía no sabemos cómo se va a contabilizar los votos No-No, No-Sí, nada-Sí, nada-No, nada-nada (en blanco)... Pero poco importa a la hora de sacar la calculadora y echar números, no viene de un poco más o menos. Se aprecia que ERC es muy generosa y considera que cualquier cosa por encima de uno entre diez catalanes podría llegar a ser una amplia mayoría social, erigirse como pueblo y una vez pueblerina, liarse la manta y echarse al monte, a lo que fuera o fuese menester.

Otro de los que aceptó la doble pregunta en la Consulta, IC-V, no piensa ni como CiU ni como ERC, pero también afirma que si no existe una amplia mayoría social a favor de lo que sea, no vale. Pero yo insisto: ¿qué consideran una amplia mayoría social? ¿Cuánta gente forma una amplia mayoría social?

A mi juicio, una amplia mayoría social es casi todo el mundo, es algo casi unánime, algo que no baja del dos de cada tres, pero me parece que todo el mundo piensa otra cosa y ésta anda muy alejada de lo que yo pienso. Ya hemos visto que CiU considera que uno entre cinco y medio es casi todo el mundo y que ERC va más lejos, asumiendo que podría ser incluso uno de cada diez. ¿Qué piensa IC-V?

IC-V tiene el corazón partío.

A juicio de IC-V, una amplia mayoría social sería algo entre uno de cada cuatro y uno de cada ocho, según quien responda a la pregunta, porque si exploramos en las hemerotecas, veremos que unos dirigentes dicen una cosa y otros dicen otra. Es más, si exploramos la demoscopia veremos que IC-V está partida en dos mitades casi idénticas: una a favor de la emperatriz y otra, del sí, pero no. Es decir, a los datos me remito: no se han puesto de acuerdo todavía, no saben interpretar exactamente la pregunta y lo que es peor ¡no saben cómo contar las respuestas! Hablo de IC-V, pero también de la colla pesigolla que forman CiU, ERC, IC-V y las CUP. Por cierto, ¿qué piensa la CUP de una amplia mayoría social?

El caso de la CUP no sé si es trágico, cómico o directamente ridículo. Se manifestaron en contra de la doble pregunta, así, tal cual, pero en vez de negarse a respaldarla, la apoyaron y firmaron lo que les pusieron delante. Luego dijeron que, como no estaban de acuerdo con la doble pregunta que habían apoyado, que contaran la respuesta como les saliera del forro, que ellos iban a proclamar la independencia por libre y sin pedir permiso, a la primera oportunidad. Según los diputados de la CUP, una amplia mayoría social son ellos mismos y no andan con puñetas contando cuánta gente tendría que ser tal mayoría, si ellos solos se bastan y sobran para sumarla.

¡Así está el patio! Todos están de acuerdo en precisar de una amplia mayoría social, pero nadie sabe decir exactamente cuánta gente suma una amplia mayoría social y la verdad es que, visto lo que hacen cuando están en el gobierno, cuando no están pero le dan soporte, o cuando están en la oposición, lo de hacer lo que quiera una amplia mayoría social tiene toda la pinta de ser un cuento de hadas.

Es más: quedan de acuerdo en una fecha para la Consulta, quedan de acuerdo en un churro de doble pregunta, confusa y tramposa, pero ya no hay acuerdo en decir qué respuestas cuentan o cómo cuentan o cuántas deberían contarse para dar por buena la respuesta que desean (y no desean todos la misma). Luego van diciendo por ahí que quieren que Cataluña sea un país normal. En fin, también me gustaría a mí que lo fuera. ¡Cómo me gustaría que fuera normal!

Resumo: como nadie sabe qué es o quién forma una amplia mayoría social, me declaro a mí mismo mismamente en persona y personalmente amplia mayoría social y lo demás, puñetas. A ver quién tiene el valor de decirme que no.