No por ser feliz vas a vivir más (o menos)


¿Feliz o infeliz?
Desgraciado lo mismo en ambos casos.

No hace mucho, los periódicos publicaron una noticia que decía, poco más o menos, que la felicidad no alarga la vida. Tampoco la acorta. La vida dura lo que dura seas feliz o estés triste. El asunto tiene su importancia y pronto la comentaremos. El artículo original se titula Does happiness itself directly affect mortality? The prospective UK Million Women Study, y lo firman las doctoras Bette Liu y Sarah Floud y los profesores Richard Peto y Valerie Beral, ambos de la Royal Society como colaboradores del Million Women Study. Se publicó hace poco en The Lancet, que no es moco de pavo. Pueden acceder a ese artículo aquí mismo.

Una de las implicaciones de este estudio tiene que ver con las mal llamadas medicinas alternativas, porque medicina hay una, la que cura, y lo demás no es medicina ni es nada. Punto. Mil veces y alguna más se ha demostrado que los efectos de la homeopatía, el reiki o imposición de manos, la acupuntura y tantas otras timoterapias son pura y simplemente efectos placebo. Dicho de otra manera, las víctimas... digo, los pacientes, creen que están mejor después del tratamiento, se sienten mejor, pero no están realmente mejor. Hay casos en que sí, naturalmente. Un resfriado se cura solo y algunas dolencias tan pronto vienen como se van. Pero uno no se cura de una artritis porque te pinchen con unas agujitas allá donde la energía espiritual no sé qué hace, ni ganas. Si acaso, durante un tiempo indeterminado, puede sentirse mejor, pero no estar mejor. Sutil diferencia.

El efecto placebo está muy estudiado y no deja de sorprendernos. Si usted toma unas pastillas de colorines, por ejemplo, se sentirá mejor que si las toma blancas, y eso que todas ellas contienen lo mismo (azúcar), que no hace nada. El efecto placebo se induce en los animales y en los bebés y se da en cualquier sexo, edad o condición del ser humano. Pero los científicos están cada vez más convencidos de una cosa: curar, no cura. Una cosa es sentirse mejor y otra, estar mejor. 

Esta incapacidad de curación del efecto placebo supone un jarro de agua fría para las pseudomedicinas alternativas, chachis y guayes. Porque son puro placebo, y si el placebo cura, argumentaban... Pues, no, parece que no cura. 

No se rindieron y se abrazaron a la felicidad que proporcionan las agujitas, las imposiciones de manos y las diluciones 200C. Las pseudomedicinas alternativas consiguen que el paciente se sienta más feliz y más feliz se siente, más sano está o se conserva, dicen. Porque numerosos estudios señalaban que la gente feliz vive más y mejor. Es verdad. Eso decían. Por lo tanto, ¿qué tiene de malo engañar a un tipo imponiéndole las manos y cobrándole cincuenta euros por sesión si así se siente más feliz? Ser feliz es sano.

Pues... Pues va a ser que no.

En primer lugar, hay un problema de causa y efecto. ¿Eres más sano porque eres feliz o eres feliz porque estás sano? La buena salud es un punto a favor de la felicidad. Los sanos suelen ser (o estar o sentirse) más felices que los enfermos. Los enfermos se duelen, se quejan, tienen miedo, no pueden hacer determinadas cosas... Los sanos, en cambio, viven la mar de bien. Los enfermos se mueren de envidia y los sanos se felicitan de la suerte que tienen.

Otra manera de plantearlo: ¿La gente feliz enferma? Sí. ¿Enferma más o menos que la gente infeliz? Eso está por ver. O estaba por ver. Hoy todo parece indicar que feliz o infeliz, uno enferma lo mismo y se muere igual.

¿Creen que por ser más o menos feliz no se la va a pegar lo mismo?

El estudio que he mencionado antes es el último y el más contundente. En primer lugar, porque se basa en el Million Women Study. Esto es, ni más ni menos, que el seguimiento detallado del estado de salud de un millón trescientas mil mujeres británicas, una más o una menos, seleccionadas entre 1996 y 2001, cuyos datos llenan hojas y hojas de datos de toda clase hasta el 1 de enero de 2012. Una burrada de datos, con un detalle y unos márgenes de error antes nunca vistos. 

En el caso de la relación entre felicidad y salud, se controlaron 719.671 mujeres entre los 55 y los 63 años (edad media, 59 años). El 39% dijo ser feliz casi todo el tiempo; un 44% normalmente feliz y sólo un 17% se declaró infeliz. Murieron 31.531 mujeres en los diez años de seguimiento de la muestra. Ahí comienza el estudio.

Se estudiaron parámetros médicos de todo tipo: hipertensión, diabetes, asma, artritis, ansiedad y depresión fueron evaluados; también factores como la renta, la clase social, el hábito de beber o fumar o el sobrepeso; hacer ejercicio, vivir en pareja, participar en actividades sociales... también fueron factores considerados. Pero las mujeres felices e infelices se morían de lo mismo y en la misma proporción tanto de infarto como de cáncer y es más, sufrían en idéntica proporción ataques de ansiedad o histeria. 

Te va a caer lo mismo encima alegre que triste.

Las mujeres infelices se consideraban a sí mismas más enfermas que las mujeres felices, pero su salud era tan buena (o mala) como la salud de las mujeres felices. Las diferencias estadísticas entre mujeres felices o infelices salieron indistinguibles del ruido estadístico, que era muy pequeño (debido al tamaño de la muestra). Véase aquí, por ejemplo. La conclusión es evidente e inevitable: ser más o menos feliz no te alarga la vida. Tampoco la acorta. No estarás más o menos enfermo por ser más o menos feliz. Lo feliz que te sientas no tiene ninguna influencia sobre tu estado de salud ni tu esperanza de vida.

Es más fácil que te dé un ataque al corazón si fumas que si estás triste todo el día. Es más fácil palmarla si eres pobre que si eres rico, aunque des saltos de alegría. Peor te irá si vives solo, eres gordo y sufres de diabetes e hipertensión. Pero si encima estás triste... ¡Alegra esa cara, joder!

Ahí está lo importante. Procura ser feliz. Te morirás lo mismo y de lo mismo, pero te lo pasarás mejor. Y la vida está para vivirla. 

Puestos a elegir, disfruta del viaje. 
El castañazo será el mismo, pero que te quiten lo bailao.

P.S.: Los autores del estudio tienen sus reservas sobre la relación entre felicidad y enfermedades psicológicas, porque, por poner un ejemplo, la depresión se asocia claramente con la infelicidad, que pasa a ser un síntoma, no un estado, y surgen problemas en las relaciones de causa-efecto. Pero descubren que las personas felices e infelices caen en proporciones similares (prácticamente idénticas) en estados de ansiedad, sean causados por un entorno laboral o familiar, o por un problema físico. Éste es el paso siguiente del estudio, que merece más atención y así está el asunto, tal cual.

¡Empate!


Don Prusés intentando levantar el vuelo.

Cuenta más de uno que quienes pretenden tomarse en serio el prusés apenas pueden aguantarse la risa. La colección de chistes, chascarrillos, burlas y bromas en las redes sociales no tiene fin. Astracanada, esperpento, sainete, vodevil... tienen palabras entre las que escoger para definir las últimas escenas de la negociación para investir a don Artur Mas presidente de la Generalidad de Cataluña. Quien a estas alturas no nos toma a chacota, se desternilla viéndonos.

De entrada, creo haberlo ya dicho, porque no deja de ser obsceno que un partido en teoría de extrema izquierda quiera aupar al cargo a un representante de la derecha más rancia en lo ideológico y más neoliberal en lo económico, por no añadir corrupta hasta la médula de los huesos y responsable del mayor destrozo al Estado del Bienestar del que ha tenido uno noticia en este país. ¡Coherencia ideológica del anarcocatalanismo! Pura coherencia.

Pero la realidad supera a la ficción y en la asamblea de la CUP, prevista para decidir si los parlamentarios de esta agrupación votaban a favor o en contra de la investidura del señor Mas o se abstenían, (casi) la mitad de los ahí presentes quería aupar a Mas y la otra (casi) mitad, no, ni hablar (aunque aceptaban apoyar a CDC, que es lo mismo).

No hubo suficiente con una votación.

Se votó una vez. Salió que el señor Mas no podía ser investido por la CUP.

Se votó una segunda vez. Volvió a salir que el señor Mas no podía ser investido por la CUP. 

Hubo que llegar a una tercera votación para que se produjera ¡un empate! La mitad de los 3.030 delegados presentes votó a favor y la otra mitad, en contra. ¡Empate! 

Ahí se acabaron las votaciones. 

Se disolvió la asamblea. La mitad cantaba in-inde-independenciá y la otra mitad an-anti-anticapitalista, con los puños izquierdo o derecho en alto, según, dando muestras de una sólida unidad político-dogmática, que dos caras tiene Jano, el dios que abre o cierra las puertas a la presidencia de la Generalidad de Cataluña, o cualquier otra puerta, ya puestos, que mira hacia dentro y hacia fuera. Pero los cánticos fueron tímidos y no duraron casi nada. Todos corrieron a sus casas, a digerir el ridículo.

Anuncio del empate. El señor de la corbata es del sector crítico.
No se admiten preguntas. 

Conseguido este (espectacular, imprevisto) resultado, que pronto fue la comidilla de todo el mundo, serán los diputados y el Consejo Político los que decidan, motu proprio, investir presidente al señor Mas el próximo sábado. Así decidirán sin tener que depender de asambleas, pero jugándose el tipo. Se explicó así en una rueda de prensa (sic) en la que no permitieron hacer preguntas, en la que leyeron un comunicado, o varios. 

Para la próxima rueda de prensa quizá ya tengan un televisor de plasma.

Se decidirá así porque... porque nadie había previsto el empate. ¿Qué harán ahora? ¡Queda tan poco tiempo para hacerlo...! ¿Habrá nuevas elecciones? ¿Otras? Uno ya pierde la cuenta de cuántas llevamos. Si, por el contrario, el señor Mas es investido, ¿se imaginan qué gobierno? Como dicen en catalán (traduzco): hay para alquilar sillas (y sentarse a verlo). ¿Nos merecemos esto? ¿En serio nos lo merecemos?

Lo que tienen las redes sociales, que la fama te asalta cuando menos te lo esperas.

Señoras y señores, la realidad supera cualquier ficción y así estamos. Pero quien peor está es el señor don David Vitali, que tuvo la ocurrente idea de enviar un mensajito a Twitter que pasará a la posteridad. Dijo (traduzco): Por motivos familiares estoy en Andalucía y no he podido ir a la #ANECUP. Espero que no vaya de un solo voto. Eso de la ANECUP es la asamblea de marras y eso de David Vitali es mala pata en estado puro. ¡La que le está cayendo al pobre hombre! ¡Ha ido precisamente de un solo voto! El caballero, huido y refugiado en Andalucía en estos momentos, buscado por todos los periódicos y supongo que por docenas de militantes de toda ralea, ya ha dicho que él hubiera votado que no a la investidura, pero como estaba de finos y pescaítos, no estaba votando, y más de uno se lo va a recordar mientras viva. ¡No quisiera estar en su pellejo!

La oferta de Mas (de lo mismo)


Asamblearios de la CUP. Se adivinan las facciones.
Unos saludan levantando el puño izquierdo y los otros, el puño derecho.

Este fin de semana, las CUP votan si dan la presidencia al señor Mas o no se la dan. En pocas palabras, si vamos o no vamos a las cuartas elecciones al Parlamento de Cataluña en cinco años. En cualquier caso, el resultado será lamentable y sus consecuencias, dignas de una clase política que Cataluña no merece. Mezquindad y corrupción, estulticia, ensoberbecimiento tal no se había visto entre los dirigentes de un país civilizado desde hacía mucho tiempo. Si los catalanes nos lo merecemos, lo dudo, que nadie merece tanto mal, pero también me apena decir que no se nos cae la venda de los ojos cuando nos miramos al espejo. 

El señor Mas optó desde el primer día por una política de recortes indiscriminada mucho antes de que comenzara a aplicarla el gobierno del Partido Popular. Además, presumían de ella. Cuando el Gobierno de España pedía recortar cinco, la Generalidad de Cataluña ya había recortado diez y seguía recortando. 

La sanidad pública ha resultado especialmente dañada por esa política, con un recorte del diez por ciento de su presupuesto el primer año del gobierno del señor Mas y recortes posteriores han rebajado todavía más el presupuesto. Se han perdido cientos de camas hospitalarias. Hay que sumar privatizaciones (disimuladas y encubiertas en muchos casos), concesiones a empresas privadas (a dedo, muchas de ellas, comisiones aparte), y una alianza de facto con el PP (con legislaciones hechas a la medida y votadas por CiU y PP en 2015)  para que la legislación española no permita ni claridad ni transparencia, ni mucho menos una gestión pública, en la gestión de los consorcios sanitarios. Se estima que la racionalización de la gestión sanitaria en Cataluña podría ahorrar casi una tercera parte del coste de la sanidad pública, sin merma del servicio, pero eliminando ese lío tremendo de consorcios, sociedades y comanditas que lo enturbia todo, instaurada por el consejero Trias durante el reinado de Pujol. Por no hablar de la corrupción en el sector sanitario, que da para hablar largo y tendido.

Una anécdota. No hace mucho, unos cincuenta médidos han sido imputados por aceptar sobornos de una empresa que fabricaba prótesis de muy mala calidad. El caso es que esas prótesis habían sido rechazadas anteriormente por los médicos: eran muy malas y no cumplían los requisitos mínimos exigibles. El empresario que las fabricaba (imputado) visitó a una munícipe de Reus (imputada) de CiU, que organizó una entrevista entre el empresario y el señor don Artur Mas (imputado, pero por otra cosa). 

Después de la entrevista, el empresario regresó con sus prótesis defectuosas a los hospitales y entonces sí que las vendió, porque los médicos recibieron instrucciones de los directivos de tales hospitales. Más de uno aceptó regalos a cambio, visto el ejemplo de sus superiores. Cincuenta médicos imputados y seis mil prótesis defectuosas implantadas más tarde, la prensa corre un tupido velo sobre este asunto y procura no hablar demasiado del mismo, un caso que habría hecho dimitir hasta el Tato en cualquier país medianamente decente. Todo lo dicho está en los periódicos, incluyendo la entrevista con el señor Mas, no me lo invento.

Sanidad, corrupción... Porque sobre la corrupción en Cataluña hay material para una enciclopedia. La dirección de la Oficina Antifraude de Cataluña, por ejemplo, está implicada en asuntos poco claros y puesta a dedo por los partidos más corruptos. No diré más.

La sanidad es sólo un ejemplo. La educación pública podría ser otro. ¡La reforma laboral! La votaron PP y CiU, ¿recuerdan? El PP tuvo que ponerle freno a CiU, porque los convergentes querían que la reforma laboral también se aplicara a los funcionarios y el señor Madí, mano derecha del señor Mas, asesor de ENDESA (como lo fuera el señor Bel) hoy en día sigue predicando en numerosas conferencias que los funcionarios tendrían que ser sustituidos por personal laboral y que las indemnizaciones por despido, los convenios, el salario mínimo... deberían desaparecer en cualquier caso. Ahí está Sala Martín, otro que tal. La ideología económica convergente en su salsa. El neoliberalismo extremo y más cruel. Que un poco de liberalismo gustará más o menos, pero esto es obsceno.

Recuerdo la renta mínima de inserción, las becas-comedor, las políticas sociales en general, la ley de dependencia... De un plumazo y por decreto, el gobierno del señor Mas se liberó de pagar las prestaciones que no había pagado a miles y miles de cuidadores, dejó a más de cien mil familias sin ingresos de ninguna clase, recortó a la mitad (a la mitad) las ayudas de comedor para los hijos de familias necesitadas... 

Aunque algún incremento cosmético del presupuesto les permite presumir de un gran aumento de muchas de estas medidas el último año, todas ellas, todas, están por debajo o muy por debajo de como estaban en 2010. Y esto es así con el apoyo parlamentario de ERC y del PP, explícito e implícito, aquí, en Barcelona, o en el Congreso de los Diputados, en Madrid. Eso ha permitido vender edificios públicos a precio de saldo o (mal) privatizar el agua de boca de cinco millones y medio de catalanes, ha tolerado y ocultado al público la corrupción de los altos cargos de la Administración Pública y ha hecho lo posible para convertir los medios de comunicación catalanes en órganos de propaganda de este régimen de cosas.

En resumen, un daño inmenso que podrían haberse (habernos) ahorrado. Algunas de las políticas del neoliberalismo más bestia (de Thatcher a Reagan) descansan en la mesita de noche del señor Mas y se aplican desde hace tiempo con el voto libre de censuras de ERC. Tal cual. A los hechos me remito, a los diarios de sesiones. ¡Que no me vengan predicando que son gente de izquierdas! ¡Mienten! El Tea Party americano es una organización de izquierdas al lado de la Camomila Party que organizan en Juntos por el sí, por el sí a mantenerse en el poder, robando y jodiendo a destajo.

Allá la CUP con lo que vote. Pero ofrezco material de reflexión para el personal, en relación con este caso.

El señor Mas y quienes le apoyan ofrecen 270 millones de euros para, atención, reducir a la mitad (¡a la mitad!) las listas de espera en los hospitales, incrementar las ayudas a la dependencia, acabar con la pobreza energética, expandir el total de beneficiarios de la renta mínima de inserción, mejorar las prestaciones y la cantidad de becas-comedor, acabar con los recortes en sanidad, educación... En fin, esos 270 millones servirán para resucitar el Estado del Bienestar en Cataluña (en estado crítico gracias al contubernio de CiU, PP y ERC) y dejarlo de tal modo que en Noruega nos tendrían envidia.

Pero ¿qué son 270 millones? Para mí, una fortuna. Para el presupuesto de la Generalidad de Cataluña, que se ha movido entre los 25.000 y los 30.000 millones, millón más o menos, todo este tiempo... No llega al uno por ciento (1%) del total.

Contando que el primer año (2010) el gobierno de don Artur Mas recortó más de 1.000 millones sólo en sanidad pública... Más los recortes que vinieron después, claro, a tanto por año sobre el primero. Contando que la deuda de la Generalidad de Cataluña con las entidades sociales es varias veces superior... Contando con que la deuda que tiene con las farmacias catalanas también supera esta cifra... Contando, por poner un ejemplo, que su red de embajadas cuesta poco menos la cifra prometida y que TV3 nos cuesta más dinero cada año... Contando que en cinco años nos hemos gastado eso en subvencionar periódicos y radiotelevisiones afines al gobierno... En fin, ¿alguien se cree que con esos hipotéticos 270 millones Cataluña será Jauja?

Y si era tan barato sostener el Estado del Bienestar, señor Mas, ¿por qué se han empecinado en acabar con él durante todo el tiempo que ha estado mandando? ¿Por qué extraña razón ha insistido en ser tan malvado, si, total, era para ahorrarse una fruslería?

Usted, que ha cambiado de opinión varias veces al día los últimos cinco años, según soplaba el viento, usted dice ahora que cumplirá la palabra dada. ¿Por qué ahora hemos de creerle? ¿Después de tanto daño como ha hecho? Que lo ha hecho a posta, absolutamente convencido de la necesidad de acabar con el Estado del Bienestar, no nos cabe la menor duda, viéndolo actuar. ¿Ahora viene con éstas?

Votad, votad. En asambleas o en los colegios electorales. Votad. Si luego os duele la conciencia, no digáis que no os avisé.

Por sus obras los conoceréis. A todos.

Resultados electorales y palomitas


Que se entienda, ya tenemos diputados y senadores. De los últimos, no todos, porque algunos los pone la Comunidad Autónoma y los otros ayer los elegimos directamente. 

Como siempre y cada vez, hay diferencias notables entre el número de votos y el número de escaños, que benefician a unos más que a otros. Las razones son dos. Una, que la circunscripción electoral es la provincia y hay provincias cuya población está sobrerreprensentada. Otra, la ley d'Hondt, que no es estrictamente proporcional, algo que se nota más cuanto menor es la circunscripción electoral. 

Panorama después de la primera sesión de investidura.

El resultado va a ser para divertirse un rato. No hay mayorías suficientes. A dos partidos, sólo las alianzas PP+PSOE y PP+Podemos pueden garantizar una mayoría absoluta; si la primera es casi imposible, la segunda alianza sería para sentarse, comprar un paquete de palomitas y ver qué pasa. Así que no irá por ahí. Se precisan combinaciones a las que no estamos acostumbrados para conseguir la investidura de quien sea. A poco que echemos un vistazo a los diputados elegidos, contemplaremos a personajes que no dan la talla, y me remito a mi provincia, donde entre todos juntos no sabrían cambiar una bombilla. Así que me voy a comprar el paquete de palomitas lo mismo, porque nos vamos a divertir.

Mientras tanto, aquí van los resultados electorales. En eldiario.es (www.eldiario.es) han publicado una comparativa del número de diputados que ha quedado y el que habría quedado de ser toda España una circunscripción única, aplicando la ley d'Hondt. Me parece muy interesante y allá va, para el Congreso de los Diputados. (En el Senado, la elección es directa y el problema es otro.)

Será partido / número de escaños obtenido / id. en circunscripción única.

PP / 123 / 104
PSOE / 90 / 79
Podemos et Cía. / 69 / 73
Ciudadanos / 40 / 50
IU / 2 / 13
ERC / 9 / 8
CDC (escondida tras las siglas D&L) / 8 / 8
PNV / 6 / 4
PACMA (partido animalista) / 0 / 3
EH BILDU / 2 /3
UPyD / 0 / 2
CC / 1 / 1
NÓS / 0 / 1
UDC (el de la suite del Palace) / 0 / 0
Etc.

De donde yo deduzco, pero ahí cada cual, que hay diferencias injustas. Me duele especialmente la de Izquierda Unida, por ejemplo, que considero inmerecida (cada uno de sus escaños cuesta más de 400.000 votos). Esté uno de acuerdo o en desacuerdo con sus posturas políticas, es un caso escandaloso, cuando el resto de los escaños están todos ellos entre los 50.000 y los 85.000 votos.

En Cataluña, esta circunscripción única hubiera otorgado un diputado más a la marca de Podemos y restado uno a ERC.  

Seguimos en Cataluña. Con una participación de casi un 71%, los resultados han sido:

Podemos / 927.940 votos / 24,7%
ERC / 599.289 votos / 16%
PSC / 589.021 votos / 15,7%
CDC / 565.501 votos / 15,1%
C's / 489.503 votos / 13,1%
PP / 417.286 votos / 11,1%

UDC, el siguiente partido, no llega a los 65.000 votos ni al 1,75% del total. 

Esto añade nuevos datos al berenjenal catalán y pone las cosas en su sitio. Poco más del 31% del electorado se inclina hacia una postura independentista. Más del 40% le da vueltas a cambiar la Constitución para acabar con esta murga (lo que implicaría un referéndum, o más de uno). El resto, casi una cuarta parte del total, prefiere que lo dejen todo tal y como está. 

Ahora sólo queda formar gobierno aquí y allá. ¿Dónde están las palomitas?

Los aficionados a la política y al disparate se lo van a pasar en grande.


¿Coma o tilde?


Me pregunto cómo nadie ha prestado atención a la puntuación del lema electoral de ERC. 

El lema es Som, república. Así, son la coma entre las dos palabras, entre el verbo ser y el sustantivo república. Lo que vale para el castellano vale exactamente lo mismo, en este caso, para el catalán, y eso es que esa coma sobra. No tiene que estar ahí. ¿Qué función tiene? 

Yo puedo preguntar: ¿Somos (una) república? y tendrían que contestarme: Lo somos, Luis, y aquí la coma estaría bien puesta, porque Luis sería una aposición. Podrían contestarme también así: Somos república. Vale. Pero no pueden, de ninguna de las maneras, contestarme Somos, república, porque yo no me llamo república. No sé si pillan el matiz. 


Al fondo, uno de los carteles electorales mal escritos.
Delante, el mismo lema, en rojo, bien escrito.

Cuidado, cuidado... Me dicen que no es un coma, que es la tilde de república.

¡La madre! Igual he metido la pata.

Ahora que lo veo con más atención, bien pudiera ser. Pero llevaba días viendo el cartel y no había considerado esta opción. La vista engaña. No es el único caso. También engaña el cartel de CDC, que dice imposible, aunque sólo si te acercas mucho y te fijas im está (mal) tachada y dice, en verdad imposible. El de Ciudadanos, no menos, que escriben Ilusión con los tipos que emplea CDC en su propaganda, manda huevos.

Pero hablábamos del cartel de ERC, donde no dice Som, republica (sin tilde), sino Som república, donde la tilde ocupa el lugar que uno espera que ocupe una coma, provocando una tremenda confusión, como han podido ver.

Si ése fuera el caso, si no fuera una coma, sino una tilde, el diseñador gráfico se ha cubierto de gloria. El de CDC, también. El de Ciudadanos. Etc.

Refuerzos para el enemigo


En la batalla de Bailén lucharon batallones suizos en ambos bandos.

Me resulta triste señalar que los expertos en nuestra Guerra de Independencia (1808-1814) son los ingleses, que la conocen como Peninsular War. En ella combatieron contra los franceses y muy menudo caen en el error de menospreciar la contribución no ya de la guerrilla, sino del ejército español. Como si todo hubiera sido una cosa entre los británicos y los franceses y nosotros unos invitados de piedra. Ah, no. En España lucharon también portugueses, polacos, suizos, alemanes o italianos en grandes cantidades, sin contar con tropas tan exóticas como los tártaros de Lituania o los mamelucos egipcios. Y españoles, cómo no, por decenas de miles... ¡en ambos bandos!

Los polacos en su primera y heroica acción bélica, en Somosierra.
Después de esta acción serían elevados a la categoría de regimiento de la Guardia Imperial.

Porque poco se habla de los miles de hombres que alistaron los franceses con las levas españolas. Batallones y regimientos enteros de soldados que formaron el ejército del rey José I (Pepe Botella para los amigos) o que fueron alistados por los mariscales franceses, con un simple decreto y mando. Arturo Pérez-Reverte dedicó una novela por capítulos, La sombra del águila, a un batallón español que es diezmado en la campaña de Rusia, en 1812, pero no recuerdo ninguna otra mención a estas tropas napoleónicas formadas por españoles en nuestra literatura y apenas en los libros de historia.

Soldados portugueses bajo la bandera de Napoleón. 
¡También los hubo!

Así como muchos generales y guerrilleros españoles fueron casi borrados de la historia por Fernando VII (más propiamente conocido como el hijo de puta que ojalá se hubiera muerto en Bayona), borrados por ser liberales y fieles a la Constitución de Cádiz, es relativamente lógico que el patrioterismo también borrara de las páginas de nuestro pasado a tantos miles (decenas de miles) de españoles que marcharon bajo las banderas de Napoleón.

El de blanco, soldado del 1.er Regimiento de Línea Catalán.
El de rojo y azul, un lancero polaco de la Guardia Imperial.
Los dos, a las órdenes de Napoleón (1812).

Ahora bien, esta semana, documentándome para cosas mías, he descubierto un dato que me ha hecho reír. Lo cuenta un historiador británico de gran prestigio y es la primera vez que alguien evalúa tanto el número como la calidad de la recluta española en el bando napoleónico. La cuestión es que el rey José I alistó, equipó, armó y entrenó a 150.000 soldados españoles que... ¡se pasaron con armas y pertrechos al enemigo! Es decir, a los nuestros. Batallones enteros que hoy estaban a las órdenes de monsieur Bonaparte y que mañana se burlaban de Pepe Botella. 

Hasta tal punto perdía tropas don José que el general O'Donell (español) afirmó una vez que el principal abastecedor de hombres, armas y pertrechos del ejército español había sido Pepe Botella. En esta cifra no se cuentan los reclutados directamente por los mariscales de campo franceses, que también desertaron por docenas y sumaron miles a fin de cuentas.

¡La madre...! Que son 150.000 hombres. Que se dice pronto.

Cuando Blücher se cayó del caballo


Una visión romántica del lance en que se vio envuelto el mariscal Blücher.
Von Nostitz aparece con uniforme de ulanos.

Dos días antes de la batalla de Waterloo, los franceses se batían en Quatre Bras con los batallones británicos, belgas, holandeses y alguno que otro alemán mientras los prusianos resistían en Ligny y las orillas del Ligne. La idea de los aliados era sumar sus fuerzas, para mostrar su superioridad numérica en el campo de batalla. La idea de Napoleón era, por supuesto, impedirlo y derrotarlos en detalle, ahora a uno, ahora al otro. 

Un retrato contemporáneo del mariscal.
Aquí lo pintan joven, que tenía más de setenta años entonces.

El 16 de junio de 1815, Napoleón en persona se enfrentaba al mariscal Blücher. ¡Vaya personaje, el mariscal! Había luchado en la Guerra de los Siete Años como oficial de húsares y húsar iba a seguir siendo toda su vida. Nunca nadie pudo decir de él que era un cobarde. No evadía la pelea y se lanzaba a por todas a la que uno lo dejaba al mando. Era uno de esos generales que, cuando pintan bastos, se planta delante de los suyos, blasfema como sólo un húsar sabe blasfemar, escupe a un lado, desenvaina el sable, carga contra el enemigo, y arrastra a todos tras de sí, que corren para evitar que el Viejo (así lo llamaban, afectuosamente) se haga daño. 

El apodo de Viejo tiene una razón de ser: en Ligny tenía 73 años a cuestas y seguía encantado de conocerse, dándole al vino, diciendo lo que pensaba sin medir las consecuencias, perdiendo fortunas con los naipes, pellizcando el culo de las mozas y odiando profunda y visceralmente a los franceses, tanto que cuando se reunía con Wellington se negaba a hablar en francés y el duque tenía que pedir un traductor. ¿Alguno sabe alemán, de por aquí? Que el mariscal sigue enfurruñado.

En Ligny comenzó bien, resistiendo, pero se torció el asunto, porque Napoleón rescató el genio que llevaba dentro y enderezó la batalla a su favor. En el flanco izquierdo prusiano se tiraban con mosquete y cañón, pero de lejos, tanteándose. En el flanco derecho, en cambio, se vieron obligados a defenderse de todas las maneras y allá iban consumiéndose sus reservas. El IV Cuerpo de Ejército seguía perdido por las carreteras de Bélgica y de repente, casi al anochecer, el Estado Mayor prusiano se dio cuenta de la trampa en que había caído. 

Creían haber asegurado Ligny, en el centro de la línea de batalla, pero ahora estaban todas las reservas agotándose en otra parte y de repente Napoleón ataca con los batallones de infantería de la Guardia Imperial y unidades de caballería pesada, apoyadas por docenas de cañones. El emperador en persona, a caballo, dirige las tropas al centro de la línea. Ligny cae, no iba a caer, y se hunde todo el tinglado prusiano.

El mariscal Blucher acude al lugar, a ver qué pasa. A la que asoman todos los generales en una pequeña elevación vecina a Ligny, les saluda una bala de cañón que no debería haber llegado hasta ahí. Se lleva por delante la mano izquierda del señor oficial de enlace británico y convence al mariscal del peligro al que se enfrenta. Si los franceses rompen el centro, la batalla está perdida. Ahora mismo, la única oportunidad que tiene para detenerlos es un rápido contraataque con la caballería que le queda más a mano y no se lo piensa dos veces. Desenvaina el sable, escupe a un lado, dice al general Roeder que le siga y ¡allá va! ¡A la carga!

El mariscal en apuros y von Nostitz al rescate.
Aquí von Nostitz viste uniforme de húsares.

El general tiene a su disposición el 6.º Regimiento de Ulanos y el 1.º de Dragones de Westfalia, a los que pronto se sumará un regimiento de cazadores a caballo de la reserva. Los ulanos caen sobre la caballería pesada de la Guardia Imperial, que se retira tras la infantería. La infantería, formada en cuadro, los deja pasar de largo y de repente se encuentran los ulanos a solas con varios regimientos de coraceros franceses. Los ulanos quedan hechos trizas. La carga fracasa y Blücher en persona, ahora sí, intenta salvar los papeles lanzándose a la melée a la cabeza de los dragones de Westfalia y todo su Estado Mayor, que corre tras él temiendo que el Viejo pueda hacerse daño.

¿Qué ocurre? ¡Qué va a ocurrir! Lo que todos temían. Una carga tras otra, la caballería prusiana se estrella contra las bayonetas de la Guardia Imperial y cuando es evidente que no podrán ir más allá, se les echa encima la caballería francesa. ¡Retirada! 

Von Nostitz acude en ayuda del mariscal...
...y viste otro uniforme.

En ésas, justo en ese momento, una bala de mosquete mata al caballo del Viejo. El caballo se desploma y el mariscal queda con la pierna atrapada bajo el noble animal. Comienza a renegar, a protestar, a pedir que lo saquen de ahí, y acude a la llamada el conde von Nostitz, uno de sus ayudantes. Sólo descabalgar, pam, se queda también él sin caballo por culpa de otro mosquetazo francés. A pie, con el mariscal blasfemando a sus pies y los coraceros franceses que se acercan a paso de carga, se quita el capote y tapa con él al Viejo. Para que no le vieran las medallas, dirá después de la batalla, aunque uno sospecha que lo hizo para acallar la bronca del mariscal. 

 Von Nostitz, vigilante. Él y el mariscal empuñan pistolas, mientras los coraceros franceses, al fondo de la imagen, pasan de largo, sin saber lo que se están perdiendo.

Llegan los coraceros, pasan de largo. ¡No los han visto! Tenían prisa. Caramba, qué suerte, suspiran los apurados. Nostitz no se lo cree y el mariscal sigue rogando que lo saquen de ahí. A lo lejos, lo que queda de la caballería prusiana se ha reorganizado y contraataca, para cubrir la retirada. Los coraceros franceses no se arriesgan y se retiran en buen orden. Se acercan al mariscal ¡y vuelven a pasar de largo! 

El rescate del mariscal, según una pintura patriótico-romántica prusiana.
Los ulanos tiran del mariscal y casi podemos oír las palabrotas mientras franceses y prusianos se regalan sablazos a tiro de pistola del lugar de los hechos.

Es entonces y sólo entonces que von Nostitz puede llamar la atención de los suyos, que se acercan tímidamente. Tienen que reunirse varios ulanos para levantar al caballo muerto y rescatar al mariscal, con un ojo puesto en el Viejo y otro en los franceses, que están de nuevo de regreso y esta vez con peores intenciones. El alférez Gottfried Schneider cede su montura al mariscal y éste, con la única escolta de von Nostitz y un puñado de oficiales, corre a refugiarse en Mellery, un caserío a tres millas de la retaguardia. No perderá el tiempo y poco después ya estará dando órdenes para volver a la carga en un par de días.

Ligny fue la última gran victoria de Napoleón y esta vez casi, casi, atrapa al viejo y gruñón mariscal Blücher. Dos días después, Blücher le devolverá la pelota con su intervención en la batalla de Waterloo, que él mismo ordenó una vez a salvo, en Mellery. Sin esa capa que el conde von Nostitz echó por encima del Viejo es posible que el curso de la historia hubiese sido diferente, pero eso nunca lo sabremos. 

Ardenas 1944



Editorial Crítica ha publicado Ardenas 1944 de Antony Beevor este año que acaba. Quien haya leído alguno de los anteriores libros de Beevor sabrá qué le espera: una buena documentación, amor por el detalle, la atención debida al soldado raso o al civil que se ve atrapado en una batalla y un trabajo excelente, fácil de leer, que nos acerca, en este caso, a una de las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial.

Es un libro de historia cercano y prescinde de análisis sesudos. Se entiende lo que dice y lo dice muy bien. También las deja ir y sorprende a más de uno. 

Narra los padecimientos de los habitantes de los pueblecitos arrasados por las bombas, cuando nadie se acuerda de los civiles en estas cruentas batallas. Las historias de los soldados y sus temores y miserias son las protagonistas. También relata, con detalle, las intrigas entre oficiales del Alto Mando, tanto da aliado como alemán, aunque las del bando aliado hacen que uno se lleve las manos a la cabeza porque sabía de algunas tonterías, pero no que fueran tantas tonterías ni de tan gran calibre. 

Como novedad, Beevor carga contra el general Bradley y lo deja de vuelta y media, cuando es un tipo que nunca había llamado demasiado la atención. Retrata a Patton, a medio camino entre un imbécil y un psicópata (aunque fuera buen general), presenta a Montgomery como un tipo impresentable, seguramente enfermo (literalmente) de soberbia, al general Hodges como un incompetente... No les va mejor a los alemanes, por cierto. La bravuconada de Goering destrozando su fuerza aérea en un día es para enmarcarla y la estupidez de los generales de las SS no va a la zaga.

Decir que la batalla de las Ardenas fue una apuesta arriesgada es exagerar. Nunca tuvo opciones de éxito. Lo de llegar a Amberes después de romper el frente era una idea absurda, propia del fanático y enfermizo cerebro de Adolf Hitler. Pero sí que pudo haber sido una severa derrota aliada. El ataque consiguió el efecto sorpresa, cierto, pero la sorpresa también se la llevaron los alemanes ante la inesperada resistencia de los soldados americanos. No supieron detenerse a tiempo. Mejor dicho, Hitler les obligó a continuar, pese a todas las advertencias. La sorpresa inicial se convirtió en una batalla enquistada que no podía ganarse y de ahí a la completa derrota alemana, un paso. 

Como bien dice Beevor, y tantos otros han dicho, la batalla de las Ardenas sólo sirvió para perder la reserva de tropas acorazadas de Alemania, justo antes de la gran, y última, ofensiva soviética de principios de 1945. No sólo fue una derrota, sino que fue un gran error estratégico.

La banda de los Sacco



Andrea Camilleri es famoso por sus novelas policíacas, pero también (más en Italia que aquí) por su denuncia de la mafia y el fascismo, una inclinación que comparte con otros muchos escritores sicilianos. Pienso en Sciascia, por ejemplo, pero hay muchos más. Porque, como dice el mismo Camilleri, la mafia no sólo mata gente, sino que cambia la vida de las personas, y nunca para bien.

Camilleri, en La banda de los Sacco (publicada por Destino), narra un caso real que se inició en los años veinte, en un pueblecito siciliano, Raffadali, y se arrastró durantes décadas, hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX. Camilleri expone los hechos, pura y simplemente, y lo hace con un estilo casi telegráfico, periodístico, desprovisto de poesía, seco como el paisaje, breve, al que añade unas observaciones sobre cada capítulo, al final, que ponen las cosas en su justo lugar. Un lector poco avezado creerá vérselas ante una novela demasiado simple, pero un lector de verdad apreciará en esta síntesis el trabajo de un maestro de la narrativa. No hace falta decir más, la historia se cuenta por sí sola y pone en evidencia qué es la mafia y cómo funciona.

La historia es aterradora. Una familia campesina, los Sacco, recibe una carta de la mafia. En vez de ceder a la extorsión, los Sacco plantan cara a la mafia y bien pronto se verán abandonados por las autoridades y echándose al monte para poder sobrevivir. Pero esta rebelión de los Sacco servirá también para que la mafia del lugar se vea amenazada. No sólo morirán los Sacco, sino también los capi de la mafia local. Camilleri dice de su novela (de su historia novelada) que es un western. No lo es, pero como si lo fuera o fuese, la verdad.

Novela de ajedrez



Stefan Zweig se suicidó en 1942, en Brasil. Él y su mujer se envenenaron considerando que el nazismo había triunfado y que estaba ya todo perdido para la libertad y la cultura. Su última novela fue la Novela de ajedrez, en la que denuncia el horror del nazismo y el triunfo de la barbarie... a través de un tablero de ajedrez.

No es una de sus mejores obras, pero es una obra de Zweig, y se nota sobre todo en el retrato psicológico que hace de los personajes. El Dr. B., víctima del nazismo, se enfrenta con Mirko Czentovic, campeón mundial de ajedrez, pero nada más que eso, porque no pasa de ser un personaje necio, obtuso, inculto, profundamente simple. A su modo, es un malvado terrible y a mi modo de entender, una metáfora de los tiempos en los que vivía Europa, sometida a la incultura más atroz del nacionalsocialismo y el fascismo.

Su final es brillante y su inicio, también. La parte de en medio no está mal. Es breve, se lee en una hora o poca más y como todo Zweig, dejará un buen gusto de boca. La novela se publicó póstumamente en 1944 y la que yo he leído ha sido traducida por Manuel Lobo para Acantilado.

Pujol, un referente de honestidad


Su eminencia, diciendo estupideces.

He tenido que leer la noticia escrita en varios periódicos para poder dar crédito a lo que leían mis ojos. El (todavía) cardenal arzobispo de Barcelona, Luis Martínez Sistach, va a Catalunya Ràdio (la radio pública de la Generalidad de Cataluña) y declara lo siguiente:

[Jordi Pujol] ha sido un referente para Cataluña y también de honestidad.

¡Olé tus huevos! Así, con estas mismas palabras. Un referente para Cataluña, no lo dudo, que sólo hay que ver cómo nos ha dejado y mejor hubiera sido tomar como referencia algo más decente. Pero un referente de honestidad... El expresidente de Banca Catalana un referente de honestidad... El jefe de un clan que va a ser juzgado por asociación ilícita de delincuentes en la Audiencia Nacional, junto con una docena larga de delitos entre los que se encuentra la evasión fiscal, el blanqueo de dinero, la falsedad documental y qué sé yo... ¡Un referente de honestidad, el padre del 3%! ¡Un referente de honestidad, Pujol! ¡Vamos, hombre!

¡Por favor, eminencia! ¡No diga tonterías! Que las piense es más que preocupante. Que las diga es, simplemente, escandaloso. Amén.

Un referente de honestidad, mintiendo ante el Parlamento.

Cómo me alimento



Es lo último que esperaba de mi banco. Me envía un mensaje por correo electrónico que se titula: ¿Te alimentas de forma ecológica? ¡La madre! ¿Qué les importa?

El texto del mensaje sigue preguntando. ¿Eres de los que siguen una dieta ecológica?, insiste. ¿Disfrutas (sic) de una dieta vegetariana, vegana o kosher? Pregunto yo qué tiene que ver la comida kosher con todo esto, pero sigo leyendo. ¿Buscas los mejores productos aptos para celíacos y para los que sufren intolerancias? Entonces va y anuncia un 5% de descuento en una cadena de supermercados ecochachis si voy y compro comida en ellos con mi tarjeta de crédito, para concluir diciendo que es (cito) un espacio dedicado a todas aquellas personas sensibilizadas con la alimentación saludable. Todo ello adornado con numerosas faltas de ortografía, vale decir.

No entraré en el trapo, pero la gente confunde muchas cosas en relación con la alimentación. En primer lugar, que sea ecológica no quiere decir que sea saludable, ni lo contrario. Puedo comer ecológicamente y arruinar mi salud con ello, o puedo comer de manera sana y equilibrada zampando alimentos transgénicos, de granjas industriales y cultivos hidropónicos, pongamos por caso. Al revés, también. Se confunden muchas cosas cuando hablamos del comer. Hasta la misma palabra ecológica da para muchas interpretaciones. Lo de persona sensibilizada con la alimentación saludable también tiene miga, no diré más y lo dejo a la imaginación de cada uno.

Muchas cosas se confunden y hay quien se aprovecha de la confusión. A modo de ejemplo, un ecocultivo gasta más energía y ocupa más superficie por kg de alimento que un cultivo industrial y produce muchas veces más problemas de orden sanitario, porque muchos confunden lo ecológico con lo cochino y la tenemos liada. No tendría por qué ser así, pero las estadísticas cantan ópera. 

Además, el eco delante de cualquier palabra es algo que tiene que cogerse con pinzas y escepticismo, porque engaña las más de las veces. ¿Cuántos productos ecológicos no son sino los productos de siempre con otro envase? Y los que son ecológicos de verdad, sea lo que sea ecológico, ¿son realmente mejores productos? No quiero decir que un producto ecológico sea malo, pero no es más bueno que lo demás, en el mejor de los casos. 

No era ésta la cuestión. La cuestión era preguntarme qué narices le importa a mi banco qué como y cómo como. Y preguntármelo, además, con faltas de ortografía, que eso ya no hay quien se lo coma.

Hasta el año que viene (Gran Premio de Abu Dhabi 2015)


Se acabó lo que se daba, y acabó como siempre. La Fórmula 1 rindió pleitesía al petrodólar y celebró el último Gran Premio de la temporada en Abu Dhabi. Lo de siempre: dos Mercedes-Benz y luego, dos Ferrari. Sin sorpresas. Ahora, hasta el año que viene. 

Prometen cambios en el reglamento para animar las carreras.

Serán unas vacaciones extrañas. Red Bull no sabemos si correrá el año que viene y de correr, ¿con qué motor? McLaren Honda no ha levantado cabeza, y ahora dicen que la levantará el año que viene. Alonso deja ir que quizá se tome un año sabático. El reglamento cambiará con la intención de hacer más atractiva la Fórmula 1. Por ejemplo, el año que viene los bólidos harán más ruido gracias a las modificaciones del tubo de escape. Eso gustará, dicen los expertos de la FIA. Vale.

Hasta el año que viene, pues, que vendrá cargado de sorpresas. Como siempre. Qué entrada más aburrida.