Hablando de Kant



En tiempos de campaña electoral, los candidatos de nuestros partidos políticos hacen lo que sea para arañar un voto a la abstención o robárselo al vecino. Aparte de tocar la guitarra, subirse a un globo o bailar en un plató de televisión, también participan en debates. 

El otro día se organiza un debate en la Universidad Carlos III (Madrid) y se presentan las dos jóvenes promesas, Albert Rivera, de Ciudadanos, y Pablo Iglesias, de Podemos, que tendrán mucho que decir hasta el próximo diciembre y supongo que después, también. El primero iba con la camisa por dentro de los pantalones y el segundo, por fuera. 

En medio del debate, a un caballero del público se le ocurre, nada más y nada menos, preguntar a ambos candidatos qué opinión les merece la filosofía, y que recomienden un libro filosófico. ¡Un pregunta de alto riesgo! Imagínense que uno de los dos hubiera citado a Hegel o a Pablo Coelho. Para morirse de vergüenza.

El señor Iglesias ha sido el primero en responder y ha acabado recomendando un libro de Kant, La ética de la razón pura, tal cual. El señor Rivera ha recomendado el mismo, aunque inmediatamente después ha reconocido no haber leído nada de Kant. Ha añadido que es un referente y que ha tenido que estudiarlo (pero no leerlo) en la carrera de Derecho. 

Han llovido las críticas sobre ambos personajes. No perdonan al señor Rivera que no haya leído a Kant y echan en cara al señor Iglesias que no sea La ética de la razón pura, sino La crítica de la razón pura. Salen pedantes de hasta debajo de las piedras que dejan a los dos de burros para abajo, pero ¡insensatos! ¿Alguno de vosotros ha leído realmente algo de Kant? ¿Conocen a alguien que haya leído La crítica de la razón pura? Que la haya leído de verdad, quiero decir. Yo, no.

Como dijo otro candidato, ¿y en Europa?

P.S.:
En los debates sobre Kant, mejor andar con ojo. Véase:


Como apuntar con el dedo (y II)


En la entrada anterior hemos visto que Colt y Savage fueron finalistas en el concurso que el ejército de los EE.UU. organizó para ver cuál sería su pistola de reglamento de ahí en adelante. Lo que no hemos visto es que Colt partió de un modelo existente de uso civil y un calibre más pequeño.

La pistola en la que se inspiraron los modelos militares de Colt funcionaba con un cartucho de calibre 32 Browning (7,65 x 17 mm) diseñado por Browning (por quién, si no). También es conocido como calibre 32 Auto o 32 ACP, de Automatic Colt Pistol, aunque el cartucho fuera diseñado cuando Browning trabajaba para FN-Herstal, en Bélgica, después de pelearse con Winchester, en los EE.UU. 

La Colt M1903, niquelada, para uso civil.

La Colt M1903 fue esa pistola en la que se inspiró la M1911 del ejército de los EE.UU. En 1908 se puso a la venta el modelo M1908, una versión de la M1903 con munición de calibre 38 ACP o 9 mm (corto). Se conoce como la Colt Hammerless o Colt Pocket Hammerless, una pistola con el martillo oculto por la parte trasera de la corredera, para que no se enganchara en los bolsillos del personal. 

Bogart echando mano de una Colt M1903 en las escenas finales de Cayo Largo.

Fue una arma célebre, que empleó el ejército (como pistola de cinto para oficiales de alto rango hasta 1970), los agentes secretos (fue reglamentaria en la OSS durante la Segunda Guerra Mundial), los gángsters y la policía y los actores que hacían de gángsters o policías en las películas. Al Capone llevaba una encima a todas horas, Bonnie y Clyde también y Dillinger murió con una en el bolsillo mientras Bogart la empuñaba en Cayo Largo, El halcón maltés o Casablanca, sin ir más lejos. En total, se fabricaron más de 570.000 pistolas de los modelos M1903 y M1908 durante cincuenta años, más o menos.

Una pistola Savage M1907 en su caja, tal cual se vendía.

Pero el modelo que sorprendió a propios y extraños fue la Savage M1907 en calibre 32 ACP. Cuando Savage se apuntó al concurso del ejército vio que la misma pistola que proponía para los militares podría tener un gran éxito entre los civiles. La modificó y la sacó a la venta en un calibre más pequeño, el 32 ACP. 

Folleto publicitario de Savage.
¡Disipa el miedo! dice el titular.
Lo disipa a tiros, naturalmente.

Esa versión civil tenía ventajas sobre la Colt de bolsillo. Tenía más balas en el cargador (diez contra siete) y era instintivamente más fácil de apuntar y manipular que la Colt. Una persona cualquiera podría armarla y desarmarla en segundos sin ninguna instrucción. Hubo varias versiones y variantes. La más común, la M1907, que fue sustituida por la M1915 y la M1917 (a la venta en 1920), éstas en dos calibres, el 32 ACP y el 38 ACP. Sólo la M1917 empleaba dos tornillos, uno a cada lado, para sujetar las cachas. Ninguno más.

Tan fácil como apuntar con el dedo. El señor Dock, un novato, disparó a un maleante y acabó con él.
Eso es lo que dice la publicidad de Savage, ni más ni menos.

Alguien dijo que era una arma con un diseño de Art Decó y la frase tuvo éxito. De hecho, la frase y la pistola. Entre 1907 y 1928 (cuando dejó de fabricarse) se vendieron más pistolas Savage que Colt de bolsillo, más de 230.000 pistolas del modelo M1907 (y 10.000 más en calibre 38 ACP) entre 1907 y 1920. 

Las variantes de la Savage M1907 (arriba).

Cuando se sustituyó la M1907 por los nuevos modelos, éstos también se vendieron bien. Entre 1920 y 1928 se vendieron 45.000 pistolas Savage de los modelos M1915 y M1917, 14.000 de ellas en calibre 38 ACP. El ejército francés compró 40.000 M1907 en calibre 32 ACP entre 1914 y 1917 (de ahí nacería el modelo M1917) y el portugués, algo más de un millar. El ejército de los EE.UU. la aceptó como arma de cinto de oficiales de alto rango en la Gran Guerra.

La mano de una señorita empuña una Savage M1907 en un anuncio.
Diez tiros rapiditos, y un blanco para cada uno, dice el anuncio.

Gran parte del éxito de la Savage se debió a una intensa campaña publicitaria que merece una especial atención. De entrada, personajes del Far West hablaron muy bien de la pistola, justo cuando el Far West, gracias al cine y al pulp-fiction, se había convertido en una leyenda. Bat Masterson, sheriff de Dodge City, y Buffalo Bill Cody, cazador de búfalos y director de circo, no dudaron en aparecer en toda clase de anuncios en la prensa. También (eso es tirar alto) Teddy Rooselvet, presidente de los EE.UU. La famosa Agencia Pinkerton de Detectives optó por la Savage M1907 y faltó tiempo para que la compañía lo anunciara a bombo y platillo.


Los técnicos publicitarios de Savage se inventaron un lema: Ten shots quick! Aseguraban que una persona cualquiera en apuros era capaz de vaciar el cargador de diez balas sobre cualquier maleante que se le echara encima en un santiamén, y diez balas son muchas balas. También decían que apuntar con una Savage era tan fácil como apuntar con el dedo. Los anuncios de la Savage se insertaban en los números de las principales revistas del país, como hoy se insertan los anuncios de coches, perfumes o rosquillas, con lemas fáciles de recordar, muy efectivos.

Una mujer indefensa echa mano de su mejor amiga, la Savage Automatic.
¡A salvo!, exclama el anuncio. 
No me digan que no mola.

Una de las claves del éxito de la Savage fue dirigirse especialmente al público femenino. La Revolución Industrial y la Gran Guerra habían creado un tipo de mujer independiente y generalmente soltera, indefensa ante el acecho de abusones y machos en celo. Una pistola ligera, manejable, fácil de manipular y disparar era precisamente lo que estaban buscando todas, para defenderse de tan mala gente, y fue ponerlas a la venta y ver cómo se las llevaban a docenas. Savage también empleó el miedo a los vagabundos y maleantes, fruto precisamente de esa Revolución Industrial y de la ruina de muchas familias de granjeros. El miedo ayuda a vender armas y la Savage metió miedo a todo el mundo, al tiempo que proponía un sacamiedos del calibre 32.

Qué hacer cuando un maleante asoma por la ventana, dispuesto a mancillar tu honor.
Echar mano de la Savage, naturalmente, y echarle diez balas al desgraciado.

A la luz de las personas civilizadas de hoy en día, la publicidad de la Savage pone los pelos de punta. No sé ustedes, pero yo no estoy acostumbrado a este comercio de pistolas como si fuera un comercio de pastillas para la tos. Ver los anuncios de Savage da grima, en serio, y más si uno piensa en lo que se compra y se vende. Una cosa es ser tan friqui como yo y otra es andar por ahí comprando y vendiendo pistolas, no sé si me explico.

Colt lo intentó, pero no llegó a la altura de Savage.
Añade un Colt a tu equipo de chófer.
Qué soso, por Dios.

Pese a tanto éxito, las pistolas Savage apenas salieron en las películas. En Road to Perdition (2002), Jude Law, en el papel de un asesino implacable, utiliza una y no creo haber visto otra pistola Savage en ninguna otra película digna de mención. 

Jude Law intentando coser a tiros a Tom Hanks con una Savage M1907 en Road to Perdition (2002).

Como apuntar con el dedo (I)


A la izquierda, la Colt M1911.
A la derecha, la Savage M1907 cal. 45.

Una de las entradas más visitadas de El cuaderno de Luis se titula La pistola más cara del mundo y gira alrededor de los prototipos de la Parabellum Pistole diseñada por Luger que fabricó la DWM en calibre 45 (11,25 mm) para el ejército de los EE.UU. 

Aquél fue un concurso que se ha convertido en una leyenda. El ejército de los EE.UU. quería una pistola automática fiable y segura que disparase los cartuchos del 45 ACP (45 corto) diseñados por Browning y perfeccionados por Thompson y LaGarde para el ejército. Las pistolas automáticas no eran entonces tan fiables como los revólveres y no disparaban una munición tan potente. Fue todo un reto meterse en este berenjenal.

Las pruebas fueron durísimas y muy pocos armeros pudieron superarlas. Tan pronto como 1900, el ejército de los EE.UU. ya hizo pruebas con pistolas automáticas y a mediados de 1906, las pruebas habían conseguido diseñar un cartucho especial (el 45 ACP de Browning) y mejoras considerables en varios prototipos de Colt. El 27 de diciembre de 1906, varios oficiales armeros del ejército de los EE.UU. recibieron un telegrama que los citaba en el arsenal de Springfield para seleccionar una pistola automática para armar a la caballería. Así se inició, oficialmente, el concurso.

La pistola Colt M1907 diseñada por Browning.
Evolucionaría hasta la M1911 que ganaría el concurso.

El comité de evaluación se reunió por primera vez el 19 de marzo de 1907. Cuatro años más tarde, el 29 de marzo de 1911, el Secretario de Guerra de los EE.UU. aprobó la recomendación del comité para adoptar como pistola reglamentaria del ejército la Pistola Automática Colt modelo 1911, que se mantuvo como tal pistola reglamentaria ni más ni menos que 75 años. El diseño de Browning para Colt, la M1911, ha sido y sigue siendo, sin duda, una de las mejores armas automáticas de la historia y toda una leyenda. 

Una rareza, el revólver automático Webley-Fosbery.
El retroceso del arma hace girar el tambor.
Es una idea original que no ha tenido mucho éxito.

El concurso comenzó con veinte fabricantes de armas de fuego. Tan pronto como en enero de 1907, el comité de evaluación ya tenía sobre la mesa siete pistolas automáticas, dos revólveres, un revólver automático (el Webley-Fosbery) y no tardó en poner manos a la obra.

Una pistola Bergman-Bayard mod. 1910 para el ejército danés.
Una pistola casi idéntica se presentó al concurso, en calibre 45 ACP.
Fue adoptada por el ejército español.

Hay que decir que tanto los militares como los armeros estrenaban munición. El cartucho de 45 ACP era nuevo y las pruebas se retrasaron porque todavía no había cartuchos suficientes (sic). Pocos resistieron las primeras pruebas y cayeron una tras otra pistolas de toda clase y condición. Una de ellas, por cierto, fue luego adoptada por el ejército español, la Bergman-Bayard, que se fabricó en España con licencia. 

Las finalistas fueron tres: Colt, Savage y Luger. Pidieron a cada una de ellas que fabricara 200 pistolas para intensificar las pruebas de tiro y resistencia. Justo entonces, Luger recibió el encargo del ejército alemán para dotarlo de pistolas automáticas. Fue tan grande el pedido que Luger no pudo desviar recursos para la producción de 200 pistolas a medida para los americanos y contrato por contrato, se quedó con el del ejército alemán, que era seguro y además, mucho más sustancioso.

Colt llevaba trabajando para el ejército y con los cartuchos del 45 ACP desde 1904, modificando constantemente la pistola en colaboración con los oficiales armeros del ejército. Browning, uno de los mejores diseñadores de armas de fuego de la historia, trabajó en esa pistola desde el primer día y los prototipos de Colt presentados al concurso llevaban a sus espaldas tres años de pruebas intensivas, que nadie más llevaba. Jugaba con ventaja.

Pam, pam, pam...
Probando la Colt M1911.

En las primeras pruebas de tiro, el Colt se encasquilló 30 veces en 900 disparos seguidos. La Savage, 42 veces. La Savage era algo más pesada que la Colt, pero tenía un cargador de diez cartuchos, contra los siete del cargador de la Colt.

Savage tuvo problemas financieros para poder pagar las patentes de su pistola (toda ella innovadora, de arriba abajo) y presentó sus 200 pistolas de prueba con dos semanas de retraso. Entre otras cosas, porque perdió (es un decir) 72 pistolas antes de llegar a la armería de Springfield. Luego, otras más. Alguien se puso las botas pispando pistolas y entre una cosa y la otra, Savage tuvo que fabricar 288 prototipos. De poco que no queda fuera del concurso por una cosa y la otra.

Esas pistolas de prueba se repartieron entre la tropa y fueron probadas en las Filipinas. Los ingenieros de Colt y de Savage introdujeron cambios y más cambios para mejorarlas y los modelos evolucionaron. 

La Savage M1907 en calibre 45 ACP y su cargador.
La finalista del concurso.

La Colt M1911, la pistola ganadora y una leyenda de las armas de fuego.

El 15 de marzo de 1911 se enfrentaron la Colt y la Savage. Cada pistola disparó 6.000 veces seguidas. La Savage se encasquilló en 36 ocasiones. La Colt no se encasquilló nunca. La Colt parecía más precisa, era más fácil de montar y desmontar y quizá fuera más equilibrada. Costaba 25 dólares la pieza. La Savage era un tanto más pesada, cargaba más munición, tiraba más rápido y no tenía un solo tornillo (sic) en su diseño, ni uno. Cada pistola Savage costaba 65 dólares de entonces.

Soldados de caballería de los EE.UU. con la M1911 al cinto.
La expedición de castigo contra Pancho Villa en 1916 fue la primera acción bélica en la que participó oficialmente la Colt M1911.

Colt ganó un contrato para fabricar 30.000 pistolas para el ejército. 75 años, dos guerras mundiales, Panamá, Corea, Vietnam, etcétera, después, había fabricado para el ejército más de seis millones de la M1911.

¿A qué huele Barcelona?



Amanece en los periódicos con una noticia que se ha convertido en un manantial de tinta. Ayer al mediodía y primeras horas de la tarde se extendió un mal olor por Barcelona que provocó las quejas de docenas de ciudadanos y si uno hace caso de los periódicos, escenas de pánico entre la población, que huía despavorida de la peste que se le echaba encima. En verdad no hubo para tanto.

El caso ha llamado la atención de los periódicos y éstos no paran de darle vueltas al asunto. Las autoridades parecen inquietas y andan todas preocupadas, me cuentan. Se dijo que podría ser abono empleado en las huertas de Prat de Llobregat, pero ahora dicen que no pudo ser eso y ¡vuelve a apoderarse el pánico de todo quisque! ¿Qué pudo ser? ¿De dónde salió el rancio aroma de podredumbre y corrupción?

Reconozco que ayer, hacia las dos de la tarde, me pareció oler a queso, a uno de esos quesos que maduran hasta alcanzar el olor a pies tan apreciado por los sibaritas, pero no le dí la mayor importancia y ya está. Ni pánico ni nada. 

Ni periodistas ni autoridades parecen haber leído Hamlet. En el Acto I el príncipe exclama, alzando las narices: ¡Algo está podrido en Dinamarca! Ah, si fueran un poco más leídos... 

Ayer fuímos todos un poco Hamlet. Olía a 3%. Lo tengo claro.

Como siempre (Gran Premio de Brasil 2015)



La Fórmula 1, como siempre. Ganan los dos Mercedes-Benz, vienen detrás los dos Ferrari (que han mejorado mucho, pero no lo suficiente) y detrás, el resto, con Williams a la cabeza. La diversión está en la cola, donde corren las apuestas para ver si McLaren-Honda acaba o no acaba la carrera (lo que puntuar, ni se espera) y así está el patio, sin novedades. Hace ya tiempo que todos esperan a que acabe el año para ver si el que viene sale diferente.

El debate de la coma


Como ya sabrán, el señor don Artur Mas insiste en ser presidente de la Generalidad de Cataluña y ya van dos debates de investidura que ha perdido, porque el anarconacionalismo le ha dicho que no, que no y que no. El señor Mas apenas se deja ver en público, pero cuando asoma aparece nervioso, alterado, con rostro malhumorado, pronosticando una difícil (que no imposible) reelección y este aire hosco, un pelín agresivo, de vanidades heridas y ambiciones frustradas, es el que ha provocado un debate subterráneo, que ha pasado desapercibido y que podría generar ríos de tinta a la que salga a la superficie. 

Puf...

Todos dicen que el señor Baños, que representaba al anarconacionalismo, respondió a las pretensiones del señor Mas con (cito) un no tranquilo. Cada uno interpreta un no tranquilo como quiere. Los más esperanzados, como un no que no es un no del todo, sino un no, pero sí. Los más escépticos, como un no rotundo, dicho en voz pausada y con la razón detrás, inamovible. Entre medio, un mundo de interpretaciones sobre la tranquilidad del no. Pero...

Siempre hay un pero. Tal y como fue el debate, tal y como fue la respuesta, tal y como estaban los nervios del señor Mas, cabe la posibilidad de que el señor Baños dijera en verdad un no, tranquilo y no un no tranquilo, y ¡cuidado con la diferencia! Porque un no, tranquilo, viene con guasa y apela a la tranquilidad (ausente) del señor Mas, que se muestra impaciente e inquieto. ¡Tranquilo! vienen a decirle antes de anunciarle el no. Esta posibilidad basada en un signo de puntuación también admite muchas interpretaciones. Los más esperanzados dirán que esa apelación a la tranquilidad del señor Mas es el cimiento de futuros acuerdos, pero los más escépticos responderán diciendo que no, que todo lo contrario, que es una burla. ¡Qué sé yo!

No, y ya van dos veces que no.

La verdad es que tal y como fue todo tanto pudo ser un no tranquilo como un no, tranquilo. La primera transcripción de las palabras del señor Baños es la más aceptada, pero la segunda no es imposible y va ganando adeptos. Ahí dejo el intríngulis y que cada uno piense lo que quiera.

Entusiasmo


El Parlamento de Cataluña ha decretado la desconexión democrática. Es un eufemismo, naturalmente, que significa, con todas sus letras, que a partir de ahora no piensa someterse a ninguna ley que no haya salido del mismo Parlamento de Cataluña. El Parlamento de Cataluña no piensa someterse a ninguna autoridad que no sea la suya propia... ¿y los ciudadanos a los que representa? Ésos seguirán sometidos, por el momento.

Antes se desconectaba uno así.
Se han perdido las formas.

Quizá esto explique el silencio y la falta de entusiasmo que ha provocado entre el público esa propuesta aprobada en el Parque de la Ciudadela. Ni banderas en los balcones, ni gritos por la calle, ni cohetes, ni bocinas, ni manifestaciones espontáneas... Tampoco, ya puestos, manifestaciones a la coreana, a la que nos hemos acostumbrado. Nada. Si acaso, hartazgo. Silencio. Aburrimiento. Si hablas de ello, te piden que te calles, por favor.  

No es miedo, no. Es un estar hasta los huevos, que es diferente. Porque la gente sabe que no pasará nada. Habrá ruido, ruido, más ruido, en la radio y la televisión y poco más. Un ruido institucional, manipulado, un ruido de fondo. Huyen las ratas (cómo ha cambiado la opinión del Grupo Godó en una semana...) y los comisionistas procurarán que haya paz y después, gloria, no se les vaya a joder el negocio. 

Procesionistas en procesión detrás de Prusés, el emperador desnudo.

Nosotros, la gente de a pie, eso que llaman el pueblo llano, nos bajaremos los pantalones y pagaremos la vaselina, como siempre. ¿Quién paga el pato? ¡Nosotros! ¿Quién lo duda? Yo no. El desgobierno, corrupción e incompetencia máxima de nuestras autoridades patrias siempre lo pagamos nosotros y algunos de nosotros hasta se alegran de ello, bandera en ristre, sin llegar a ver que el emperador está desnudo, que el discurso es hueco, que nos venden humo y que nos mandan imbéciles. Alguno despertará con resaca y sufrirá regüeldos de bilis. En suma y por no aburrir, será lo de siempre, como siempre, lo mismo que llevamos padeciendo hace años, el pan nuestro de cada día.

Ahora, vamos a celebrarlo.

Desconectados


De eufemismo en eufemismo, de onanismo en onanismo patriótico, los catalanes hemos llegado (cito) al inicio de un proceso de desconexión democrática, y presten atención a la frase. 

Lo que diré vale tanto para el catalán como para el español, que conste, ambas lenguas romances con declinaciones de género y número en adjetivos y sustantivos. El adjetivo democrática, acabado en a y por lo tanto del género femenino, se refiere a desconexión, que es un sustantivo de género femenino, pero no a proceso, que es un sustantivo de género masculino, y no es lo mismo decir inicio de un proceso de desconexión democrática que inicio de un proceso de desconexión democrático. Esta tontería encierra dentro de sí un mundo, pues un proceso democrático todos sabemos o intuimos qué o cómo podría ser, pero ¿qué cojones es una desconexión democrática?

Democracia proviene del griego antiguo, donde se escribía δημοκρατία. Es un palabro que se empleó por primera vez en Atenas, en el siglo de Pericles, uniendo dos palabras existentes. Una, δῆμος, que se lee démos, describe a la población que no es ni aristócrata ni esclava, a lo que llamaban pueblo. La otra, κράτος, que se lee krátos, significa poder y por asociación de ideas, gobierno.

Desconectar viene del prefijo des y el verbo conectar, que a su vez es un anglicismo, pues es la transcripción del verbo to connect, que significa unir o poner en comunicación a dos personas, una con otra. O dos cosas. 

Por lo tanto, una desconexión democrática es la desconexión entre el pueblo y el poder.

Los políticos catalanes no sólo cometen estupideces, sino que, además, las escriben. Como dijo un gran sabio, no escribas si antes no has aprendido a leer, y no digas lo que has escrito si no sabes lo que estás diciendo.

Neverhome



Laird Hunt publicó Neverhome en 2014 y Blackie Books nos ha vuelto a alegrar la vida traduciéndola y publicándola en español, este mismo año. Los traductores, Isabel Ferrer y Carlos Milla, y los editores no se han atrevido a traducir el título, pero han añadido un subtítulo entre paréntesis (Ella era más fuerte). Ella, porque la protagonista es una mujer.

Esa mujer se convertirá en Ash Thompson para ir a luchar por la Unión en la Guerra de Secesión de los EE.UU. (1861-1865). Atrás dejará a Bartholomew, su marido. Han tomado la decisión de mutuo acuerdo: Bartholomew sería incapaz de resistir una guerra y ella es, en efecto, más fuerte. Así comienzan las aventuras bélicas de una mujer que se hace pasar por varón en los campos de batalla de una guerra que fue larga y cruel, que, pese a tantas películas, conocemos bien poco en Europa y menos en España. 

El viaje de Ash (en el fondo y en la forma, toda la novela no es más que un viaje de ida y vuelta, una especie de Ilíada seguida de una Odisea, por así decirlo), el viaje de Ash, decía, nos muestra el horror de la guerra y la violencia con la cercanía de lo cotidiano y la sinrazón del azar, de lo absurdo, que se da siempre en estos casos. Uno está tentado a decir que es una novela antibelicista, pero cualquier buena novela que trate sobre la guerra ha de serlo, en este sentido, en mostrar la locura lenta y violenta, carente de sentido y llena de irrefrenable voluntad, que es el matarse los unos a los otros. 

El protagonismo de una mujer y la narración en forma de viaje que ya he señalado conforman la novela y la adornan con eso que llaman originalidad, aunque, la verdad, no importa que Ash sea varón o mujer, sino que importa mucho más que sea una persona metida en el embrollo de una guerra, prisionera de un azar tan devastador. 

Felicito a Blackie Books por habernos regalado con tan maravillosa novela y animo a cualquiera que quiera leer un buen libro a correr a su librería de guardia a comprar Neverhome y leérsela. Por una vez, éste será un buen consejo.

¿Quién se ha chivado?


El otro día, La Vanguardia se colgó una medalla a la hora de provocar ruidos en el gallinero publicando los incidentes de la última reunión del gobierno (en funciones) de don Artur Mas. Sorprendió a todo el mundo esta primicia, porque, desde la encendida polémica sobre los calcetines de rombos, La Vanguardia no había publicado nada que valiera realmente la pena leer (con la excepción notabilísima de los artículos de don Gregorio Morán). El guirigay de la reunión de los consejeros fue la bomba. 

El artículo fue éste, publicado el 30 de octubre:

¿Quién está detrás del chivatazo que puso en evidencia al (des)gobierno?

La noticia puso de los nervios a los procesionistas. Tan nerviosos se pusieron todos que comenzaron a negar lo evidente y acto seguido, inmediatamente, a buscar culpables. Si uno suelta a los perros para descubrir quién se ha chivado, con tanto ruido y aparato, afirma categóricamente y sin duda alguna que, en efecto, hay tensiones evidentes alrededor de don Artur Mas, que no son menores y que están todos a la que salta la liebre para entrar a degüello y acuchillarse los unos a los otros sin compasión. El clima de desconfianza, mala sangre, frustración y miedo se palpa en el ambiente de la tresporcientista y procesionista CDC. Sin don Artur Mas, mueren. Con él, también, y eso jode.

El Astuto Timonel no dio la cara (si no la da por el tres por ciento, la dará por esto), pero dejó dichas unas palabras para que se transmitieran al pueblo. Desde lo más alto de su mesiánico podio manifestó que le habían dado un disgusto muy serio chivándose a los periódicos. La palabra que subrayaron los periódicos fue disgusto. ¡A quién se le ocurre disgustar a don Artur Mas! Qué mala gente camina por el mundo, Dios. 

El disgusto fue transmitido por la portavocía el (des)gobierno. Esas filtraciones, añadió la vocera, iban a ser erradicadas. De hecho, la portavoz del gobierno (provisional) dijo que los debates en las reuniones de los consejeros iban a hacerse de diferente manera (sic) para evitar filtraciones, añadiendo que habrá que afrontar estas cuestiones de la manera más positiva posible para poder trabajar con total normalidad. ¿Cómo? ¿De qué otra manera podrá expresar un consejero su opinión que abriendo la boca? ¿Aplaudiendo? ¿Silbando? En palabras claras y distintas y que se entienda, la portavocía lanzó una amenaza al chivato y dijo que quien discuta el capricho del Astuto Timonel será un traidor a la causa y punto pelota. 

El señor Homs, hoy candidato a dirigir el procesionismo en las Cortes Españolas (¡cómo nos vamos a reír!) y ayer portavoz del Gobierno de los Mejores, personaje circense y estrella del esperpento, y por ello mismo líder patrio procesionista y próximo al Astuto Timonel, persona de ideas demasiado pequeñas para una boca tan grande, se dejó de circunloquios y lo dijo claro, clarito: Si pillo al que se ha chivado, lo echo a la puta calle. No exactamente así, pero se le entendió perfectamente.

Exclusiva de El cuaderno de Luis
Consejero escondido en el váter del palacio de la Generalidad chivándose a La Vanguardia.

Pidió que lo entrevistaran al día siguiente de publicarse la noticia en Catalunya Ràdio, que emite los partes del Movimiento Procesionista, y el tipo se soltó, como es su costumbre. Si (se) descubriera quién ha sido, habría que destituirlo inmediatamente, dijo. Se le notaba nervioso y cabreado.

También relató que se había comenzado a investigar el origen de la filtración, sin demasiado éxito. He preguntado uno a uno a todos los miembros del gobierno, explicó el inefable señor Homs, pero ninguno de ellos ha reconocido ser la fuente de la información publicada. Y, claro, si nadie confiesa, ¿cómo quieren que demos con el culpable? El chivato es tan malvado que ni siquiera colabora en la investigación. ¡Qué villano tan deleznable!

Yo apunto una tesis, señor Homs y lectores todos, y creo que es la más pausible, y ahí la dejo, para que la investiguen a gusto. No se chivó un consejero, sino que se chivó todo el que pudo. ¡Tonto el último! A decir verdad, corrieron todos al primer teléfono que encontraron para largar lo jodido que está poniéndose todo este asunto. El pánico provoca estas reacciones, las he visto y lo sé muy bien, y no me extrañaría nada que ahí arriba, en las cloacas del poder patrio, el pánico esté haciendo estragos.

El bandido adolescente


He leído la 9.ª edición, de 1991, publicada por Destino.

Las novelas del Lejano Oeste tienen mala fama, pero las hay que son extraordinarias. Warlock, de Oakley Hall, es una gran novela, se mire como se mire. Ramón J. Sender publicó en 1965 El bandido adolescente después (eso contó en su día) de contemplar al menos siete cráneos que se decía que habían sido de Billy el Niño (the Kid). El suceso despertó la curiosidad del escritor, que investigó sobre las andanzas del famoso pistolero y acabó escribiendo una novela de aventuras original en muchos sentidos. 

El primero es el del lenguaje, que ahora se inclina hacia el inglés (será siempre the Kid, no el Niño), ahora hacia los mexicanismos. También emplea un tono sobrio, que unos relacionan con el periodismo, pero que no está de más relacionar con la Ilíada, por ejemplo, pues algunas descripciones caracterizan a los personajes y son recurrentes, y los enfrentamientos a pistola podrían compararse perfectamente con algunos otros delante de las altas murallas de Ilión. Sorprende que Sender subraye la componente tan fuertemente hispana (mexicana) del territorio en el que se movió Billy porque no suele verse en el cine (y el Oeste y el cine son inseparables). Etcétera. La novela consigue un tono muy característico y adecuado al relato. Esto es algo difícil de conseguir.

El verdadero Billy the Kid.

El resultado de este ejercicio es una novela de aventuras muy bien escrita, donde la muerte, el destino, el héroe trágico, están siempre presentes, al estilo de la antigua épica. No es extraño: el Lejano Oeste tiene más de épica clásica de lo que parece. Es una obra muy recomendable.

La cucaracha ya no puede caminar (Gran Premio de México 2015)



Este fin de semana han corrido los bólidos en México, donde no corrían hacía muchos años. Han ganado, cómo no, los dos Mercedes-Benz, en orden inverso (i.e., primero Rosberg y luego Hamilton) y un Williams ha quedado tercero. Ningún Ferrari ha podido acabar la carrera, por haberse salido de la pista y acabado con un leve trompazo de ésos que no llega ni a susto, pero que destroza el coche. Ha sido, pues, un fin de semana agrio para los ferraristas, que no se han visto favorecidos por la bandera que inspiró a Garibaldi la bandera italiana. ¡Qué le vamos a hacer!