Gran Premio de la India 2011

Qué puedo contar del Gran Premio de la India... Poca cosa, lo de siempre. Ganó Vettel, de Red Bull, Alonso, de Ferrari, ganó el tercer cajón del podio, muy bien ganado, y Massa hizo el tonto y rompió la suspensión de su Ferrari contra un piano. Button, segundo, sigue en racha, y lo hace bien. Así las cosas, esperamos que llegue la temporada que viene, por ver si se produce el milagro y San Cristóbal, auxiliado por el mismísimo Enzo, que si no está en los cielos, ya negociaremos la cláusula de rescisión con quien sea, consigue que Ferrari se coma un rosco, caramba. Y mientras esperamos, nos solazaremos con el paisaje de la India, que no está nada mal, como pueden comprobar en la fotografía.

Sobre privatizar la sanidad pública

Si digo lo que pienso, no gano las elecciones.

José Antonio Duran i Lleida, candidato de CiU al Congreso de los Diputados, en un debate en la escuela de negocios IESE, Barcelona, hace unos días.

Siete mil millones, más o menos

¿Cuánta gente somos? Así, a ojo, mucha. Eso es lo que dicen las estadísticas, que aseguran que los seres humanos suman varios miles de millones. Mañana, 31 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas declarará el nacimiento del ser humano número siete mil millones, que no está mal. Pero, en honor a la verdad, igual ya ha nacido o igual nacerá en un par de días, porque no sabemos cuántos somos, exactamente. Aproximadamente, sí: siete mil millones, millón más, millón menos, por ahí va la cosa. Alguno no tolerará un margen de error tal que éste, una estadística de redondeo, pero póngase usted a contar siete mil millones... Tenga usted un poco de consideración.

¿Cómo se llama este bebito?

No sé si alguno recuerda o ha leído algo sobre los primeros años de la llamada Transición. Es, para muchos de mis lectores, una etapa que se confunde en los libros de historia con la primera República, las guerras carlistas o la batalla de Lepanto, algo lejano y confuso. En aquel entonces, los padres, liberados de las angustias de la tiranía franquista, ejercieron la libertad como quien come un pastel después de ayunar. Víctimas indirectas de esos aires de libertad, tan hermosos por otra parte, fueron los tiernos infantes recién nacidos entonces, que recibieron el nombre que se les quedaría toda la vida y que ahora maldicen.

Los encargados del Registro Civil dejaron de inscribir Pedros, Pablos, Franciscos, Marías, Cármenes o Martas, mientras comenzaban a inscribir nombres como Libertad, Alba, Concordia, República, Constitución, Autonomía... También Lenin y Trotsky, si se escribe así. Los funcionarios, hasta entonces acostumbrados a rarezas del estilo de Hipólito, Mariano, Rigoberta o Angustias, que tienen cabida en el santoral, se las veían con un montón de nombres salidos de no se sabe dónde, cada cual más raro que el anterior. Eso, sin contar con otras lenguas, pues Luis se convierte en Lluís en catalán o en Koldovika en vasco, ahí es nada.

La cosa llegó al punto que tuvo que legislarse. Hoy, puede llamar a su bebito en España como le dé la gana, mientras el nombre no sea denigrante u ofensivo. Se ruega a los padres que busquen patronímicos para los que exista una referencia; es decir, que no vale Cuchi Cuchi o Pichurri, pero vale Lola, porque existe no sé dónde un volcán Lola, que provoca muchos dolores, valga el chiste.

Se publica en los periódicos que en Rumania han llegado hoy al mismo punto de saturación al que se llegó en España ayer. En Rumanía, cuenta El País, el caso ha llegado a extremos un tanto estrambóticos. En su Registro Civil se encuentran nombres como Paracetamol, Semáforo, Mariano Monamour (sic), Hitler, Basura, Pezón, Doctor, Ministro (para que el niño haga carrera), Cojón, Muerto (sic), Culo, Policía, Bombero... En fin, algo fuera de serie, que da para unas risas hasta que uno piensa en el patio del colegio del adolescente Cojón del Culo Andronescu, o la fiesta de cumpleaños de sus hermanas gemelas Semáfora y Pezón, que dan para un drama.

Es noticia, pues, que en Rumanía han tenido que ponerse como se pusieron aquí, prohibiendo nombres ridículos e indecentes. Es cierto que la frontera del ridículo y la indecencia es gris. Un nombre tan frecuente como Dolores tiene su miga, sin ir más lejos.

Qué cosa tan difícil ponerle nombre a uno.

Como dijo Wellington...

Como dijo Wellington, lo más triste después de una derrota es una victoria. Se cree que exclamó tales palabras paseando por el campo de batalla de Waterloo, mientras miles de soldados agonizaban a su alrededor.

Me ha venido la frase a la cabeza leyendo una noticia en la versión electrónica del diario catalán Avui, que ahora es El Punt, me parece. Decía, la noticia, que ya es oficial que se ha abandonado el proyecto de Hernández Cros de destruc... de rehabilitación, perdón, de los museos Cau Ferrat y Maricel, echando mano de la casa Rocamora. El Ayuntamiento de Sitges y el nuevo Consorcio del Patrimonio de la villa han definido el proyecto como, textualmente, un ataque al patrimonio local.

Cuenta el periódico que si no hubiera surgido la plataforma SOS Sitges, es posible que el despropósito hubiera seguido adelante, y que sin la intervención de esta plataforma no se hubiera detenido finalmente el derribo.

El grupo se ha movilizado, ha presentado demandas judiciales, ha denunciado el desaguisado, se ha manifestado en todas partes... El proyecto que sustituirá al de Hernández Cros tendrá mucho que ver con el que presentó la plataforma en su día, demostrando que podían adaptarse los museos a las nuevas normativas de seguridad y acceso sin tener que echarlos abajo.

Quedan problemas pendientes: el presupuesto, reconstruir lo que las piquetas se han llevado por delante y el asunto de las demandas judiciales, por ejemplo.

Ha sido una victoria. Felicidades, aunque algunas veces las victorias son tristes cuando uno se enfrenta con la desolación del campo de batalla.

Nota: La fotografía que ilustra este comentario es una copia de una fotografía del blog de SOS Sitges. Muestra el interior de la segunda planta del Cau Ferrat, hoy.

Por la boca mueren los peces-barba (barbus barbus)

Van en Cádiz y celebran el X Congreso Nacional de Abogacía. Como es un congreso tan árido, tan aburrido, como corresponde a cualquier congreso de abogacía que se precie, uno de los ponentes decide animarlo, y valga la cursiva. Ésta es la historia.

Los abogados no valen para chistes, y su sentido del humor es cuanto menos cauteloso, por evitar querellas y denuncias por desacato. El público del X Congreso Nacional de Abogacía era... imagínenselo. La alegría de la huerta.

En una mesa redonda, don José Pedro Pérez-Llorca, uno de los padres de la Constitución Española, se había mostrado pesimista. El egregio caballero dijo, citaré, que había luchado por la libertad de los españoles, la libertad por y para España, y que una España fragmentada y con procesos independentistas sería un fracaso de su ideal. Sostenía que había sido un ingenuo por creer que podría con todo ello. Hablaban, pues, de España.

Como don José Pedro estaba poniéndose sentimental, otro de los padres de la Constitución Española presente en la sala, don Gregorio Peces-Barba, tomó la palabra y quiso quitarle hierro al asunto. Es aquí donde el elefante enfiló hacia la cacharrería.

Don Gregorio se puso a contar historias y batallitas. Recordó, ni más ni menos, los tiempos del Conde-Duque de Olivares, cuando se sublevaron portugueses y catalanes contra la Corona. Don Gregorio elevó una pregunta retórica: ¿Qué hubiera pasado si en vez de quedarnos con los catalanes nos hubiéramos quedado con los portugueses? Se respondió a sí mismo proclamando que igual nos hubiera ido mejor si nos hubiéramos quedado con los portugueses y hubiéramos dejado a los catalanes. Estrépito de cacharros al paso del paquidermo.

Más. Va don Gregorio y dice (sobre los movimientos independentistas): No soy pesimista. Estaremos en mejores condiciones que en otras épocas. No sé cuántas veces hubo que bombardear Barcelona (...). Esta vez se resolverá sin bombardearla. ¡Bomba! El elefante se goza.

En honor a la verdad, la sala no le rió la gracia. Lo dicho, los abogados son gente muy sosa y don Gregorio no es precisamente un humorista. De hecho, unos abogados, no todos catalanes, se levantaron hostentosamente y abandonaron la sala. Una voz en la mesa rogó silencio a don Gregorio porque, cito, había gente que tenía que abandonar la sala. Y esa gente, aún más ofendida, la abandonó.

Suponemos que, a estas alturas del destrozo, don Gregorio se dio cuenta del dislate que había cometido. Así que intentó quitarle hierro al asunto con argumentos del derecho y del revés. Aseguró, pues, que habernos quedado con Portugal hubiera habido un problema grandísimo, y es que no tendríamos los partidos Madrid-Barça, y esto es muy importante. Añadió, para escarnio de los aficionados portugueses, que un Madrid-Oporto o un Madrid-Benfica serían aburridísimos. El elefante se gozaba entre los cacharros. ¡A qué punto ha llegado la política que la unidad de España se justifica por un partido de fútbol...!

Luego, la conversación volvió a los cauces del aburrido articulado constitucional, y don Gregorio propuso una posible reforma de no sé qué título la Constitución Española con la seriedad y el tino que tendría que haber empleado desde el principio, pero ya era tarde y ya nadie se acuerda de lo que dijo. El elefante había dejado tras de sí un estropicio considerable.

En efecto, los que hoy se sienten ofendidos suman legión, y se ha llegado al punto de que no sentirse ofendido es ofender. Que metió la pata hasta el sobaco es tan evidente que no puede negarse.

Los catorce colegios de abogados catalanes (¿tantos?) han elevado una protesta a los medios de comunicación donde dicen: La libertad de expresión no puede amparar la ofensa y el desprecio. Muy cierto, pero ¿hubo realmente ofensa y desprecio o don Gregorio peca de bromista desafortunado delante de un público con la piel muy fina? En un político (y don Gregorio presume de serlo) viene a ser lo mismo una cosa y la otra y hay que andar con mucho ojo con lo que se dice y donde se dice, y más si hay cámaras delante.

Don Artur Mas también se mostró ofendido, pero se apresuró a explicar que no podían compararse las declaraciones de don José Antonio con las de don Gregorio. Entre otras cosas, digo yo, porque don José Antonio no las dijo en tono humorístico, sino exaltado, y las repitió varias veces para exaltar al personal. En todo caso, volviendo al asunto, exigió un desmentido rotundo y una descalificación en toda regla.

Etcétera.

Don Gregorio ha respondido a las críticas enviando al elefante de vuelta a la cacharrería. Le he explicado al jefe de los decanos (de los catorce colegios de abogados catalanes) que me gustaba hablar con humor, pero que si se sentían molestos, les pedía excusas, ha dicho. También ha afirmado que la única diferencia entre él y los ofendidos es que él es del Madrí y los otros, del Barça. ¡Venga fútbol...! Acto seguido, ha añadido que los catalanes no tendrían que ser tan susceptibles a las bromas y que si tienen la piel tan fina, que se lo hagan mirar.

Tiemblan los estantes, caen los cacharros... ¡y todavía desconocemos la reacción de Portugal!

La libertad de Voltaire

Voltaire sostenía que un filósofo necesita tener los suficientes recursos como para vivir sin preocuparse de su propia manutención, para poder filosofar libremente. Dicho y hecho. Invirtió sus ahorros en el tráfico de esclavos y consiguió una renta que le permitió filosofar libremente, sin preocuparse de tener que trabajar.

Víctimas de la estulticia

A través del blog El fondo del asunto, que leo con asiduidad, he descubierto este sitio web, What’s the Harm?. Es un lugar estremecedor, pues se dedica a coleccionar víctimas de las medicinas alternativas y otras creencias extrañas. Sé que en seguida me dirán que la medicina de verdad, la que se basa en la ciencia, también mata, que los errores médicos cuestan vidas, que no siempre cura y que es injusto listar sólo las víctimas de una de las partes.

Pero, señores, la medicina es una, la que demuestra fehacientemente que funciona, y lo demás, una tomadura de pelo, por decirlo suavemente. Coincidirán conmigo que privar de atención médica a la población provoca dolor y muerte; es mejor disponer de atención médica que no privarse de ella, incluso sabiendo que los médicos se equivocan. Más mata no tener un médico a mano que tenerlo. En consecuencia, mejor ponerse en manos de médicos que de curanderos, estafadores y soplagaitas.

Dicho esto, propongo ponerse en contacto con What’s the Harm? para inicar un listado de otro artículo de fe de dudosa eficacia médica, llamado recorterapia. Según los postulantes de la recorterapia, una disminución drástica de las pruebas diagnósticas, el retraso en la atención de patologías graves, la privación de servicios de urgencias y una extraña pócima llamada ajuste, mejora la salud de la población.

En su forma más radical, la recorterapia propone que la atención médica no sea universal y que varíe según el nivel de renta. Así, las personas con más disponibilidad económica dispondrán de lujosos hospitales y toda clase de comodidades, cuyo coste será descontado de los impuestos que rarar vez pagan, mientras el resto de la población sufrirá las penalidades de la recorterapia extrema, con la aplicación de enemas de copago y transfusiones de listas de espera.

Uno de los apóstoles de la recorterapia es un personaje calvo, don Baudilio, a. Bío Ruiz, Retallator, etc., que sostiene que gracias a la aplicación masiva de la recorterapia en Cataluña estamos mejor que hace un año.

Hay que tener c... para decir algo así.

Por favor, que alguien haga algo.

La culpa es de los enfermos, afirma don Baudilio

¿Qué le dan de comer a este hombre, por Dios? ¿Bebe o fuma o ejerce ambos vicios simultáneamente? ¿O es tal que así, directamente? Se ha emocionado, le ha pillado el gusto y ahora no hay quien lo pare. Hablo de Bío Ruiz, don Baudilio, un personaje que, si no fuera funesto, sería esperpéntico. ¿Saben qué ha dicho el tipo éste delante de los micrófonos?

La salud es un bien privado que depende de uno mismo, y no del Estado, ha dicho.

Don Baudilio, por favor... La salud es un bien, pero no siempre depende de uno mismo. ¿Me está diciendo que tengo yo la culpa de caer enfermo? Que me enfermo por joder, ¿no? Luego, que la salud no dependa del Estado... El estado tolera las falsas medicinas alternativas y se forra vendiendo alcohol y tabaco, y nuestros líderes patrios ponen enfermo al más pintado. Usted mismo, sin ir más lejos, ha hecho mucho daño.

Prosigue don Baudilio afirmando que, copio, no hay un derecho a la salud, porque ésta depende del código genético que tenga la persona, de sus antecedentes familiares y de sus hábitos, que es lo que sería el ecosistema de la persona.

No hay un derecho a la salud... ¡Por favor...! Sí que hay, ya lo creo que existe. Por eso se condena a quien atenta contra ella, contra la salud, porque contamina, envenena o mata. ¿Por qué se persigue, si no, el tráfico de estupefacientes o la adulteración de alimentos? Además, y ése es el derecho que usted está obligado a gestionar, don Baudilio, existe y se reconoce el derecho a recibir la mejor atención sanitaria posible. La denegación de auxilio es un delito, don Baudilio, uno muy grave. El pueblo disfruta(ba) de un servicio sanitario público y universal; es decir, que se financia(ba) con los recursos del Estado y proporciona(ba) ayuda médica y tratamiento a todos por igual, sin distinción de ninguna clase. Así era antes de que usted atentara contra ese sistema. A eso se le llama(ba) equidad, justicia social, igualdad de oportunidades, redistribución de riqueza, etcétera, a discreción.

Si el Estado no procura ni esto, ¿para qué queremos Estado?

Don Baudilio, emocionado, añadió que el usuario debe tener la responsabilidad moral de que cuando no trata bien a su salud la tenemos que pagar entre todos.

Ay, don Baudilio... ¿Le da a la cazalla o piensa realmente lo que dice? ¿Por qué no hablamos de su propia responsabilidad moral? ¿Cuántos sufrimientos se van a prolongar porque usted y los suyos prefieren cerrar quirófanos a discreción a pensar mejor las cosas? ¿Cuántos muertos costarán sus recortes, don Baudilio?

La gota que colma el vaso es que señala con irritación que, cada día, mil pacientes no acuden a su cita con el especialista, y ese tiempo perdido nos cuesta muchísimo dinero. Diez millones de euros, dice. Para mí los quisiera, pero diez millones ¿qué son para usted? Es tanto como lo que se gasta TV3 en un par de partidos de la Copa de Champiñones. Ay, don Baudilio... ¿Y por qué no acuden al especialista?

En su mayor parte son enfermos, si no, no habrían concertado una cita con el especialista. Quizá eso nos dé una pista. ¿Cuánto tiempo tarda uno en ver al especialista para que le diagnostique? Meses, en el mejor de los casos, gracias a su gestión. Unos pacientes mueren durante la espera; otros, enferman gravemente y ya han pasado por urgencias; como están enfermos, es fácil que estén siendo tratados de cualquier otra cosa; algunos... se habrán curado, por qué no, después de tanto tiempo; en muchos casos, el especialista no sabe que el paciente no se presentará porque está siendo tratado por otro médico y el sistema de gestión de la información no funciona. Etcétera. Además, ¿qué porcentaje de pacientes no acuden? ¿El 50%? ¿El 20%? ¿El 5%? ¿...? Diga la verdad, toda la verdad. Creo que el asunto tiene más relación con una mala gestión que con una chusma de ciudadanos enfermos e inmorales, valga la redundancia.

Habla por hablar, don Baudilio, tira del tópico, por engañar y confundir. Si cree en lo que nos está diciendo, o si no cree, pero lo dice por decir, háganos el favor y dimita, lárguese, márchese con viento fresco. Al menos, cállese. Lo menos que se espera de usted es que no nos ofenda, por favor.

¿No podrían haberlo pensado antes?

Leo en la prensa que se ha dado la orden de alto a un eufemismo. Quiero decir que se ha detenido la remodelación de los museos de Sitges siguiendo un plan del arquitecto Hernández-Cros. ¿Será verdad?

El proyecto semeja más un derribo que otra cosa, y la piqueta ha arrasado los museos y la casa Rocamora. Todo ¿para qué? ¿Para alzar un proyecto arquitectónico que, en el mejor de los casos, sólo podía calificarse como vulgar? Vulgar en grado superlativo.

De la casa Rocamora sólo queda la fachada anterior; del Cau Ferrat y del Maricel, no sé lo que queda. En todo caso, han padecido muchos daños y algunos, irrecuperables. Además, el presupuesto se ha ido de madre.

Pero, gracias a Dios, alguien ha dado la orden de alto, dicen los periódicos. ¿Será verdad?

Si lo fuera, maldición por la tardanza. Si no lo fuera, apaga y vámonos. En cualquier caso, eso nos pasa por descuidar el patrimonio durante muchos años y luego querer ser más modernos que una monja yeyé. La estulticia no conoce límites y Atila hubiera sido más considerado... y posiblemente más barato.

Un servidor, qué quieren que les diga, se pregunta triste si todo esto no podrían haberlo pensado antes. ¡Cuántos disgustos nos habríamos ahorrado!

¿Sanidad? En elecciones, no, gracias

Verlo para creerlo. Creía que me estaban tomando el pelo. Va don Baudilio, a. Bío Ruiz, el Retallador, Manostijeras, Privatizator..., el conseller de Salud, para entendernos... Pues va don Baudilio, decía, y ruega a los señores políticos que, por favor, no hablen de la sanidad pública en campaña electoral, porque pueden alterar los ánimos de los señores ciudadanos y crear falsas expectativas.

Perdón, ¿me lo repite?

Porque acto seguido, don Baudilio asegura, jura y perjura que en 2012 no habría recortes en el sistema sanitario público catalán. Lo mismo dijo en 2010, al acceder al cargo, y ya ven ustedes. Si esa mentira no es una mentira electoral, que venga Dios y me corrija.

A don Baudilio le conviene, en efecto, que no hablemos mucho de sanidad en Cataluña. Cierran los hospitales en días laborables, cierran los servicios de urgencia de los centros de asistencia primaria, quiróifanos, plantas enteras de los grandes hospitales... Miles de médicos, enfermeras y demás personal sanitario se quedan sin trabajo, cuando se decía, no hace un año, que faltaba gente para cubrir las necesidades sanitarias del país. Etcétera.

Hoy mismo, se ha hecho público que todos jefes de servicio de los ocho grandes hospitales públicos del Instituto Catalán de la Salud, repito, todos, han pedido a don Baudilio en particular y al Gobierno de la Generalidad por añadidura, cito, un ejercicio de responsabilidad. Acusan a don Baudilio de recortar (de ajustar gastos, perdón) sin criterios médicos y de provocar un grave deterioro de la atención médica, entre otras lindezas, que costará años recuperar. El mensaje es aterrador, especialmente si uno tiene previsto ponerse enfermo los próximos meses o años.

Además (¡cómo calla don Baudilio!) se quiere privatizar lo más posible la sanidad pública. Se ha descubierto un informe del Departamento de Salud donde los Baudilio’s Boys afirman que trabaja demasiada gente en la sanidad pública y que por eso es imposible de gestionar... ¿Imposible? Será que no saben gestionarla, no confundamos. Sea como sea, proponen dividirla en veinte partes y venderlas al mejor postor. Ahora, dicen, pierde dinero y si se vende, igual tendrá beneficios.

Luego, se tratará de convencer a líderes de opinión para que convenzan a la población de la bondad del proyecto... Pero, por favor... ¿A qué periodistas ha pensado en comprar don Baudilio? ¿Con qué pagará su servilismo? ¿Subvenciones? ¿Cargos? ¿Qué piensa la prensa catalana de todo ello? ¿No se irrita? Qué va. Así nos va.

A lo que íbamos, que me he ido de madre. Si nada de esto puede discutirse en campaña electoral, ¿qué puede discutirse? La política ¿no consiste precisamente en hablar de estas cosas que nos afectan a todos? ¿No puedo poner en duda la política de un gobierno o la actuación de los cargos de un partido político en campaña electoral? Puede que esté equivocado y no se pueda discutir sobre lo que se hace y lo que se tendría que hacer, es posible que tengamos que discutir sobre la versión nacional del sexo de los ángeles. Si es así, paren esto, que me bajo.

Andaluces, extremeños, inmigrantes en general, homosexuales y ahora, obispos

El señor Duran es una peña. Se repite como el ajo, una y otra vez.

Porque, créanme, no calla, siempre con lo mismo. Ya conocemos su afición a tirar de la raza, la raza de los inmigrantes, que ocasiona depreciaciones inmobiliarias y causa el fracaso escolar de los niños catalanes, pobrecitos. También insiste en ofender a la verdad y a los jornaleros del sur de España. Sostiene el calvo que se pasan el día en la taberna y que, en vez de pagar a escote, los catalanes les pagamos la consumición con nuestros impuestos. Es mentira, pero no importa; algunos quieren creer y finalmente, creen.

Y no les cuento la manía que tiene a los homosexuales. Afirma que tienen todo el derecho del mundo para acudir a un psiquiatra para curarse. No entraremos en el trapo de un debate estéril, pero el señor Duran tendría que hacérselo mirar.

En fin, ahí está, haciendo amigos y removiendo las visceras del ciudadano más cutre, racista y machista, todo por arañar un voto.

En éstas, mientras sacaba de dentro de sí la cutrez propia de su ideología y su carcunda más notable, tropezó con un obstáculo imprevisto, la Conferencia Episcopal Española, con la que suele compartir parecer.

No sé si saben que, cuando vienen elecciones, los obispos reflexionan sobre el asunto de la política y recomiendan a los católicos (y a todos los demás) actuar de acuerdo con el parecer de la Iglesia... o con su propio parecer, no queda claro. La cuestión es que el buen católico, y cualquier otro ciudadano, puede ejercer la razón y la libertad libremente, de acuerdo con su conciencia, y pasar por alto la opinión de los obispos, si no le parece adecuada. Además, la Iglesia ya no es lo que era y los obispos ya pueden cantar misa, si quieren, que la mayoría de los españoles no atienden a sus consejos.

El señor Duran, en cambio, presume de buen católico, en voz alta, porque la excusa de las raíces cristianas de Europa le va de perlas para cargar contra moros y (presuntos) cristianos. Los obispos condenan a cualquier partido que promueva los anticonceptivos, el divorcio, el aborto, la eutanasia... Hasta aquí, el señor Duran aplaude, felicísimo.

Acto seguido, los obispos afirman: Hay que tutelar el bien común de la nación española, evitando los riesgos de la manipulación de la verdad histórica por causa de pretensiones separatistas o ideológicas de cualquier tipo, y el señor Duran se atraganta.

En Tarragona quisieron saber su parecer como cristiano sobre esta manifestación episcopal, y el señor Duran, visiblemente contrariado, respondió: Yo soy católico, pero la Conferencia Episcopal no me representa en estos pronunciamientos. Espero que estas declaraciones tengan el contrapeso de los obispos catalanes.

Haciendo amigos, decía, porque los obispos catalanes forman parte de la Conferencia Episcopal Española, aunque luego disimulen. Y cuentan por ahí que el uso de la palabra pronunciamiento y el sostener que los obispos no le representan como cristiano (católico) han caído muy mal entre los prelados. Ay, Sancho, ¡con la Iglesia hemos topado!

Yo, por mi parte, manifiesto que lo que digan los obispos de la política vale lo mismo que la opinión de Rita, la Cantaora. No porque su opinión sea más o menos acertada, sino porque como ciudadano me corresponde a mí la responsabilidad de sopesar ventajas e inconvenientes de cada candidato a representarme en un parlamento. Agradezco el interés de los señores obispos, pero al César lo que es del César y a Dios, muy buenas.

Para acabar, recuerdo a los andaluces, extremeños, inmigrantes en general, homosexuales y obispos, y a cuantos ofendidos quieran sumarse a la lista, que las palabras que dice el señor Duran salen de su boca, no de la mía. Es decir, que el señor Duran se representa a sí mismo. La carcunda de su discurso y la cutrez de su ideología no representa el parecer de (todos) los catalanes, aunque el calvo haga más ruido que muchos de nosotros. Desgraciadamente, añado.

No todo va tan mal

No todo va mal. Es más, a nosotros nos va muy bien. Eso afirma Torsten Mueller-Oetvoes, que es consejero delegado de Rolls-Royce, la fábrica de automóviles del grupo BMW.

Se están forrando. La fábrica trabaja en tres turnos, día y noche, a más no poder de su capacidad. El año pasado vendieron más de 2.700 coches y este año van en camino de superar las ventas. ¿Cómo? ¿Por qué?

Porque el número de supermillonarios está creciendo. Ya ven, medio mundo arruinándose y el otro medio arruinado mientras unos pocos se llenan la barriga. Hace un par de años, eran 90.000 y hoy pasan de 125.000 los posibles clientes de Rolls-Royce. Recordemos que es política de la empresa que ninguno de sus vehículos se venda, nuevo, por debajo de los 250.000 euros. Eso sí, como hay crisis, tampoco sobrepasará el millón de euros, dice el señor Torsten Mueller-Oetvoes.

¡Menos mal!

Porque hoy no llevo suelto, si no...

El caso Banca Catalana

Mis pacientes y sufridos lectores habrán visto que he dedicado unas cuantas entradas a recordar el caso Banca Catalana. Después de unas semanas de buceo en las hemerotecas, he resumido el caso como buenamente he podido, con más errores que aciertos, seguramente.

Me empujó a ello el oír hablar mucho de Banca Catalana y no saber qué pasó exactamente. Algo de un escándalo financiero... Nada. Mi ignorancia era enorme. Así que busqué en las fuentes: en las publicaciones del Cercle d'Economia, en los periódicos de la época, en anuarios estadísticos...

El resultado han sido las siguientes entradas:

Banca Catalana - La magnitud de la tragedia - ¿De cuánto dinero estamos hablando?
Banca Catalana - Los inicios - El banco hasta 1976.
Banca Catalana - Los primeros indicios del descalabro - Entre 1976 y 1980.
Banca Catalana - El descalabro - La intervención del banco y sus consecuencias.
Banca Catalana - La patata caliente - Los intentos (fallidos) del Gobierno para que Banca Catalana se la quedara una entidad financiera catalana.
Banca Catalana - La querella - El follón que se organizó cuando el Fiscal General del Estado decidió actuar de oficio contra los gestores de Banca Catalana.
Banca Catalana - La resolución del caso - Cómo superó Jordi Pujol la acusación de una gestión fraudulenta.
Banca Catalana - Dramatis personae - Algunos de los protagonistas del caso.

Después de haber hecho todo este trabajo, mi opinión sobre los protagonistas de este relato ha cambiado sustancialmente. Pueden imaginarse cómo.

Banca Catalana - Dramatis personae

Los veinticinco acusados en el caso Banca Catalana - Jordi Pujol i Soley, Jaume Carner i Suñol, Raimon Carrasco i Azemar, Francesc Cabana i Vancells (cuñado de Pujol), Andreu Ribera i Rovira, Oleguer Soldevila Godó, Víctor Sagi i Vallmitjana, Josep Lluís Vilaseca i Guasch, Joan Baptista Cendrós i Carbonell, Joan Martí i Mercadal, Martí Rosell Ballester, Manuel Ingla Torra, Delfi Mateu i Sayos, Francesc Constans Ros, Esteve Renom Pulit, Joan Casablancas i Bertran, Salvador Casanovas i Martí, Antoni de Moragas i Gallissà, Joan Millet Tusell (hermano de Fèlix Millet), Ramón Miquel Ballart, Lluís Montserrat Navarro, Ferran Aleu Pascual, Antoni Armengol Arnan, Pere Messeguer Miranda i Ramon Monforte i Navalón. La Creu de Sant Jordi ha sido otorgada a más de media docena de estos acusados, que se han convertido en el colectivo con más personas condecoradas por la Generalidad de Cataluña. Abundan las presidencias de fundaciones, los cargos de responsabilidad política y empresarial, y del Barça, y no poco dinero.

Carlos Jiménez Villarejo - Afiliado al PSUC y perseguido por el franquismo. Uno de los fiscales que llevó el caso Banca Catalana. Fue jefe de la Fiscalía Especial Anticorrupción. Dimitió en 2003. Creu de Sant Jordi (2010, concedida por el Tripartito, para chincha y rabia de CiU).

José María Mena - Otro de los fiscales del caso Banca Catalana. También había sido castigado durante el tardofranquismo. Acabaría acusando a Piqué Vidal y al juez Estivill poco después del caso Banca Catalana. Recuerden que el juez Estivill fue candidato de CiU al Consejo General del Poder Judicial, y que se ganaba un sobresueldo amenazando con enviar empresarios catalanes a la cárcel si no le pagaban un tanto, con la ayuda del señor Piqué Vidal, que hacía de intermediario. Creu de Sant Jordi (2010, concedida por el Tripartito, para chincha y rabia de CiU).

Joan Piqué Vidal - Abogado defensor de Jordi Pujol en el caso Banca Catalana. El personaje formó sociedad delictiva con el juez Estivill, candidato de CiU al Consejo General del Poder Judicial. Piqué fue condenado a siete años de prisión, una multa y una inhabilitación especial como abogado durante tres años, por prevaricación judicial continuada en concurso con detención ilegal, cohecho continuado en concurso con amenazas condicionales y prevaricación de abogado, lo que no está nada mal.

Jordi Pujol - Inspiró la creación de Banca Catalana y luego se esforzó denonadamente en arruinarla. Aplicó su modelo de gestión a la Generalidad de Cataluña, que hizo a su medida con la ayuda de su hombre de confianza, Prenafeta, conocidísimo por sus chanchullos, y así nos luce el peluquín. Aprovechó el escándalo para afianzar su poder político y debilitar la oposición del PSC, que nunca más fue lo que había sido después de la manifestación a las puertas del Parlamento el día de su investidura en 1984.

Narcís Serra - Trabajó para el Servicio de Estudios de Banca Catalana, donde estudió el mercado de la promoción inmobiliaria, puesto que logró después de haber trabajado para el alcalde Porcioles, de Barcelona, en compañía de Miquel Roca y Pasqual Maragall durante el tardofranquismo. Fue alcalde de Barcelona (PSC) y ministro socialista. Con el transcurrir de los años, ha sido el presidente que ha arruinado la Caixa de Catalunya y se ha llevado un buen pastón por ello. Donde hay un maestro, los alumnos salen aplicados.

Mario Conde - Hombre de negocios, banquero y sinvergüenza, valga la redundancia. Compite con Jordi Pujol por el descalabro financiero más grande de España, pero Pujol le gana por puntos. En primer lugar, porque Banca Catalana tuvo más peso en el total del sistema financiero español que Banesto en su mejor momento. En segundo lugar, porque el caso Banca Catalana costó al Estado y al sistema bancario español cinco veces más que el caso Banesto. En tercer y último lugar, porque Mario Conde, haciendo casi lo mismo que el señor Pujol, acabó con sus huesos en la cárcel, condenado a veinte años de prisión, y ahora tiene que ganarse la vida diciendo tonterías en Intereconomía TV, mientras Pujol barrió a sus adversarios políticos, se arrogó la categoría de mártir, se coronó como patriota y se instaló veinte años como presidente de la Generalidad de Cataluña gracias al escándalo.

Banca Catalana - La resolución del caso

Jordi Pujol supo darle la vuelta a la querella. Su partido convocó una manifestación para apoyarle. Fue el día de su investidura como presidente de la Generalidad. Miles de personas sitiaron el Parlamento de Cataluña. A los gritos de Mateu-los! Mateu-los! (¡Matadlos! ¡Matadlos!) y Botiflers! Botiflers! (¡Traidores! ¡Traidores!) la muchedumbre se encaró con los diputados del PSC, que tuvieron que abandonar el hemiciclo refugiados en el interior de automóviles de la policía, que fueron zarandeados y golpeados por la muchedumbre.

Es decir, el caso de los indignaos de hace unos meses no es ninguna novedad. Al contrario, es un episodio menor en comparación. Los manifestantes contra el juicio del caso Banca Catalana sumaron treinta veces más personas que los indignaos y además profirieron amenazas de muerte... sólo contra los diputados del PSC.

Luego, los manifestantes marcharon del parque de la Ciudadela (donde el Parlamento de Cataluña) a la plaza de Sant Jaume (donde el Palacio de la Generalidad), profiriendo eslóganes patrióticos.

Pujol se asomó al balcón del palacio, para hacer historia. Si Companys había declarado el Estado Catalán dentro de una República Federal Española y Tarradellas había anunciado que ya estaba aquí, de vuelta, Pujol exclamó, con muy mala leche, que el Gobierno (de España) nos ha hecho una jugada indigna. Acompañado en el balcón por Prenafeta (su sombra) y Cullell (conseller de Economía), vivió su momento más populista.

Pese a tantos esfuerzos, Pujol no se libró de declarar. En octubre de 1984, delante del magistrado Ignacio de Lecea, en la Casa dels Canonges (su residencia oficial). Estuvieron también los fiscales Jiménez Villarejo y Mena, y los abogados defensores de Pujol, Joan Piqué Vidal y Juan Córdoba Roba. Quizá les suene algún apellido.

Tras su declaración, los fiscales se cargaron de argumentos para mantener la acusación contra Pujol.

El caso de trapicheo financiero se había convertido en una pesadilla política. En 1986, el Tribunal Supremo se sacó el marrón de encima diciendo que la Audiencia de Barcelona era competente para juzgar el caso. La Audiencia de Barcelona, ipso facto, decidió que no había lugar para procesar al señor Pujol. El resto de los acusados (24) continuaron acusados hasta que el caso fue sobreseído definitivamente en 1990. Qué raro que sólo Jordi Pujol...

La Audiencia de Barcelona resumió el asunto diciendo que la gestión de Banca Catalana había sido (cito) imprudente e incluso desastrosa, pero que no había pruebas suficientes como para considerarla un delito. Los magistrados también se sacaron un peso de encima.

Banca Catalana - La querella

Desde la intervención del Banco de España, la Fiscalía General del Estado actuó de oficio, como en todos estos casos. Pronto se supo que investigaba a los gestores de Banca Catalana por apropiación indebida, falsedad de documento público y mercantil y maquinación para alterar el precio de las cosas.

Jordi Pujol ya aireaba por ahí que el asunto de Banca Catalana era una conjura contra Cataluña (es decir, contra él mismo) y tiraba del populismo más bestia. Su maniobra alertó a Felipe González, que se manifestó contrario a una demanda judicial porque perjudicaría gravemente a los intereses del PSC. Había elecciones al Parlamento de Cataluña, no podían darle munición al enemigo.

Con todo, CiU, liderada por Pujol, con el aura del mártir de la banca patriótica perseguido por los malvados fiscales españoles, consiguió el 48% de los votos en abril, contra el 33% del PSC. El debate sobre la mala gestión del banco se disolvió tras el ruido de los ataques contra la patria. Ésta es una costumbre muy arraigada en nuestro país, que supone la permanencia de muchos ladrones y sinvergüenzas en la proximidad del poder.

Por aquel entonces, Ledesma, el ministro de Justicia, habló con la Fiscalía y luego con Narcís Serra (PSC) y Miquel Roca (CiU), para tranquilizar los ánimos. No pasará nada, se archivarán las pesquisas y a otra cosa, mariposa. PSOE y CiU podrían pactar tranquilamente para gobernar España y Pujol podría echar tierra sobre su pasado.

Sin embargo, los fiscales tenían otra opinión. El 18 de mayo de 1984, los fiscales Mena y Jiménez Villarejo, encargados del caso, fueron reclamados por la Fiscalía General del Estado. La intención era cerrar el expediente, presionados por el Gobierno. Pero los fiscales de la Audiencia de Barcelona presentaron el caso y mostraron las pruebas. Sus argumentos fueron tan sólidos que Burón, fiscal general, Conde Pumpido, teniente fiscal jefe y otros dos altos funcionarios de la judicatura reconocieron que no tenían otro remedio que presentar una querella. Jordi Pujol y dos docenas de consejeros de Banca Catalana serían acusados formalmente. Así nació el caso Banca Catalana.

La noticia se filtró y al día siguiente se publicó en la portada de El País. A Felipe González se le indigestó el desayuno con la noticia. Narcís Serra y Fèlix Pons (PSC) pidieron que se castigara o expulsara a los fiscales, pero Burón, el fiscal general, amenazó con dimitir si se ponía en duda su actuación. El ministro Ledesma hizo lo que tenía que hacer, apoyar al Fiscal General del Estado; otra cosa hubiera sido prevaricar.

Como es normal, las reacciones en CiU fueron tremebundas. Miquel Roca acusó a Felipe González de estar detrás de la querella e impulsar una sucia maniobra de desprestigio. Jordi Pujol se enteró por la prensa de que querían procesarlo y estalló en un ataque de furia histórico, que todavía resuena en los pasillos del Palacio de la Generalidad.

Banca Catalana - La patata caliente

Ahora ¿qué hacer con Banca Catalana? El Banco de España maniobró para que el banco se quedara en Cataluña. Ofreció al Banco de Sabadell ayudas por valor de 2.475 millones de euros si compraba Banca Catalana, pero el Banco de Sabadell sabía por dónde iban los tiros y se negó a meterse en líos.

En un primer momento, también se negó La Caixa. Según sus expertos, de todos los créditos industriales que tenía pendientes de cobro Banca Catalana (1.400 millones), sólo el 16% podían considerarse sanos y un 56% fallidos o morosos, siendo el resto de alto riesgo.

La Caixa se hizo rogar y accedió a quedarse con Banca Catalana... si el Banco de España le prestaba más de 4.600 millones de euros prácticamente libres de intereses. Además, el señor Vilarasau, de La Caixa, solicitó prescindir de gran parte del personal de Banca Catalana. Su razón era evitar que los sindicatos tuvieran más peso en el Consejo de Administración de La Caixa. Entonces se negó el PSOE.

Al final, tras mucho negociar, el ministro de Economía, Boyer, intentó que Banca Catalana permaneciera en Cataluña permitiendo que un grupo de cajas de ahorro catalanas (todas de gestión pública), con La Caixa delante de todas ellas, se quedara con el banco. Pero ese grupo competía con el Fondo de Garantía de Depósitos, que es propiedad de los bancos, que ya había perdido mucho dinero con Banca Catalana y que quería apropiarse de su red de oficinas para aliviar sus pérdidas.

Banca Catalana se la quedó el Banco de Vizcaya... y allá se acabó su historia.

En 1985, el Tribunal de Cuentas confirmó que el Estado había perdido más o menos 10.000 millones de euros intentando evitar la quiebra de Banca Catalana. Aparte, las pérdidas patrimoniales y financieras del banco. Un pastón.

Banca Catalana - El descalabro

Finalmente, en 1980, los inspectores del Banco de España pudieron examinar las cuentas de Banca Catalana y se llevaron las manos a la cabeza. Créditos fallidos, empresas ficticias... En 1981, el Banco de España prohibió el reparto de dividendos del Banco Industrial de Cataluña (de Banca Catalana) porque las empresas participadas por el banco tenían todas pérdidas. Ahora era público que Banca Catalana tenía problemas.

En 1982, el Banco de España calculó que se necesitaban 1.770 millones de euros para sanear las cuentas de Banca Catalana y solicitó una intervención. Podría venderse Banca Catalana a un banco extranjero, permitir que las cajas de ahorro comprasen parte del banco o acudir al Fondo de Garantías. Pero el gobierno de UCD, en las últimas, no quería arriesgarse a provocar a Jordi Pujol. Éste aprovecharía el asunto para agitarlo políticamente a pocos días de las elecciones.

Poco después, estalló el pánico.

El 11 de junio, corrió el rumor de que una entidad financiera catalana se declararía en suspensión de pagos. En un mes, los clientes de Banca Catalana retiraron 580 millones de euros de sus ahorros, por miedo a perderlos. En un intento de apaciguar los ánimos, Narcís Serra, alcalde de Barcelona (PSC), trasladó todas las cuentas del consistorio a Banca Catalana.

Se forzó un cambio del Consejo de Administración. Una auditoría interna (Price Waterhouse) descubrió que el banco perdía más de 450 millones de euros al año y que tenía un agujero patrimonial de 2.926 millones de euros. El presidente del Banco de España convocó a Miquel Roca (jefe del grupo parlamentario de CiU) y a Trias Fargas (el conseller de Economía de la Generalidad) para tratar el caso. Roca y Trias negaron credibilidad a la auditoría y dijeron que una intervención del Banco de España sería contraria a los intereses del sistema financiero catalán. Volvió a detenerse la intervención.

Días después, Banca Catalana solicitó al Banco de España un préstamo por 2.250 millones para evitar la quiebra.

Felipe González (PSOE), recién presidente del Gobierno de España, siguió presionando al Banco de España para que no interviniera, aunque todos los expertos solicitaban una actuación urgente. El argumento de González era que esa intervención podría considerarse como una acción contra Jordi Pujol, que ya era presidente de la Generalidad de Cataluña. Jordi Pujol hacía tiempo que sostenía en público que él no había tenido nada que ver con el dislate y que todo era una comedia para mancillar su honor y el honor de Cataluña, que eran la misma y una cosa.

Pero el descalabro era tan grande que no pudo evitarse la intervención. Con la intervención, otro pánico. Con el parlamento disuelto y las elecciones convocadas, se retiraron 2.475 millones de euros de los fondos de Banca Catalana. Los clientes huían. Otra ampliación de capital no sirvió de nada. Las acciones se ofrecían a una milésima parte de su valor para ampliar el capital. Se habló de acciones patrióticas, pero no se consiguieron más de 11 millones de euros.

Los pequeños accionistas de Banca Catalana pidieron al banco que exigiera responsabilidades penales a los gestores que los habían llevado a la ruina, pero sólo contaron con el apoyo del 26% del capital del banco. Nadie se acusa a sí mismo.

Banca Catalana - Los primeros indicios del descalabro

Hay que recordar que en los años setenta, los poderes del Banco de España eran muy limitados. No disponía ni de los medios ni de una legislación que le permitiese controlar el sistema bancario español. No podía realizar inspecciones, ni intervenir un banco. Esos poderes de control y regulación del sistema bancario vendrían poco a poco, con cuentagotas, en una época donde quebraron no menos de treinta y cinco bancos.

En el mismo caso se encontraba la Fiscalía General del Estado y la justicia en general delante de los delitos económicos y la legislación española.

Banca Catalana navegaba en el agitado mar de las finanzas cargada con 21.200 millones de euros procedentes de los ahorros de los catalanes sin el faro ni la brújula de un control efectivo de sus finanzas. Lo que es peor, navegaba con una importante vía de agua.

La mayoría de los expertos en el sistema financiero afirman que Banca Catalana fue intervenida demasiado tarde y que podría haberse evitado el descalabro si los gobiernos de la UCD y el PSOE hubieran autorizado esa intervención unos años antes. Pero tanto unos como otros temían la lectura política del problema financiero. Ese fue el gran error.

La gran expansión de Banca Catalana se explica por la bola de nieve crediticia que iba creciendo, creciendo, creciendo... Para entendernos, dejaban dinero a sociedades instrumentales para comprar bancos que tenían pérdidas, y nunca cobraba los intereses, aunque se contabilizaban como ingresos. Cuando la cosa se ponía fea, concedían otro crédito mayor, que incluía los intereses no pagados, y vuelta a empezar. Ese dinero que no existía se contabilizaba como ingreso y luego se repartían los dividendos.

Como ven, las situaciones irregulares fueron la norma de la contabilidad de Banca Catalana y Banca Catalana crecía desmesuradamente, creyendo que si huía p'alante, la crisis no la pillaría. Hay que arriesgar, era el lema del vicepresidente ejecutivo que diseñó el plan financiero, Jordi Pujol, que centró todos sus esfuerzos en la banca industrial y las promociones inmobiliarias.

En 1978, el Banco de España se hizo con las competencias de supervisión del sistema bancario.

En 1979, el Banco de España recibió las primeras señales de alarma. Entonces intervino La Caixa, que se hizo con un 7% de Banca Catalana. El riesgo financiero de La Caixa se disparó, pero Banca Catalana tuvo dinero para pagar los intereses de su deuda... o eso se creyó entonces.

Banca Catalana - Los inicios

La historia de Banca Catalana se inicia en 1958. Un Jordi Pujol de treinta años escribió entonces que Cataluña viviría siempre bajo el peligro de una colonización si no disponía de una banca propia, literalmente. En 1959, su padre, Florencio, agente de bolsa, compró el Banco Dorca, en Olot, y Jordi, recién médico, en vez de abrir una consulta se instaló en un cargo ejecutivo del banco de papá.

Pero muy pronto, en 1960, Jordi se retira temporalmente de los negocios. Es un eufemismo: Pujol fue preso por razones políticas y así estuvo dos años y medio por pensar diferente. Luego vivió en el exilio de Zaragoza y Gerona hasta que, en 1965, ya de vuelta en Barcelona, papá volvió a enchufarlo en el Consejo de Administración.

En 1966 se cambió el nombre a la entidad, que pasó a llamarse Banca Catalana. Diez años después, en 1975, un tal Jorge Pujol, banquero (sic), presentó su línea de negocio en Madrid, en una conferencia que tituló La banca privada en la financiación del desarrollo español. No se habló para nada de colonialismo, pero sí de la banca industrial en España, que quería liderar Pujol, el banquero.

Parecía que no le había ido mal. Durante el desarrollismo de los sesenta, la banca española incrementó cinco veces el volumen de sus depósitos; Banca Catalana, diecisiete veces. En 1972, Banca Catalana tenía unos activos de 1.700 millones de euros. En 1975, de 8.000 millones. Se había iniciado una política muy agresiva y no menos arriesgada de adquisición de otras entidades bancarias. Había adquirido el Banco de Expansión Comercial (1971), el Mercantil de Manresa y el de Gerona (1975), el de Barcelona (1976), el Banco Industrial de Cataluña (1978) y el Banco Industrial del Mediterráneo (1980).

Además, entre 1974 y 1976, Banca Catalana repartió dividendos por un valor superior a 44 millones de euros. Jordi Pujol, vicepresidente ejecutivo del banco, firmó la orden, que incluía un crédito personal sin intereses de 111.000 euros para sí mismo, una práctica habitual en el Consejo de Administración de Banca Catalana, pues permitía operaciones de préstamo irregulares, llámense así, que no se devolvían, como mostraron años más tarde los inspectores del Banco de España y los fiscales que investigaron este asunto.

Con el apoyo público de sociedades culturales financiadas por Banca Catalana con créditos irregulares (i.e., nunca devueltos) y presididas por miembros del Consejo de Administración de Banca Catalana, como, por ejemplo, Òmnium Cultural o Enciclopèdia Catalana, lanza su proyecto político. Le acompañan numerosos socios y clientes en la cúpula del partido, Jordi Pujol crea Convergència Democràtica de Catalunya en 1974. En 1977 deja su puesto en el Consejo de Administración para dedicarse a la política, su verdadera pasión.

Circulaban rumores de pérdidas en Banca Catalana. El reparto de dividendos que hemos dicho se había hecho público para acallar esos rumores de crisis y, ya puestos, premiar el celo y la dedicación de los consejeros. Años más tarde, el análisis de la contabilidad del banco descubrió que éste tenía una caja a, una caja b y varias docenas de sociedades intermediadoras para evitar el control de sus operaciones. Esos 44 millones de dividendos correspondieron a más de 920 millones de euros en pérdidas.

Banca Catalana - La magnitud de la tragedia

En estos tiempos de desbarajuste financiero, causado en gran parte por la ineptitud y la avaricia de nuestros líderes patrios y la sociedad civil que los aúpa, conviene ejercitar la memoria y descubrir que la historia se repite y muchas veces, con los mismos protagonistas.

Con las estadísticas del IPC, una hoja de cálculo y un poco de paciencia, he actualizado los valores monetarios de esta historia a euros de 2011, para poder hacernos a la idea de la magnitud de la tragedia. Pero lo que no sé actualizar es la situación de penuria económica y social de los años setenta y ochenta, y es una lástima, porque un millón ahora y entonces no son la misma cosa.

Al grano. El mayor descalabro financiero de la historia de España ha sido el caso Banca Catalana. Pero hay quien afirma que fue el caso Banesto. Veámoslo.

El desajuste patrimonial de Banesto sumó 6.244 millones de euros y el rescate del banco costó al Estado poco más de 2.000 millones. El desajuste patrimonial de Banca Catalana fue inferior, es cierto: sólo sumó 5.600 millones de euros; pero el descalabro de esta entidad costó al Estado ¡casi 10.000 millones de euros!

Una tercera parte de todas las ayudas del Estado para salvar el sistema financiero español entre 1975 y 1985 fue a parar a Banca Catalana. ¡Una tercera parte! Se dice pronto.

Comparemos con casos recientes: la Caja Castilla-La Mancha ha costado al Estado casi 3.000 millones; la Caixa de Catalunya, más de 2.000 millones; la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo), 2.800 millones... Banca Catalana, 10.000 millones.

Pero ¿quién se acuerda?

Homosexual, negro y catalán

Se ha montado un pequeño escándalo por culpa de un sitio web propiedad de Tele 5. En este sitio, el público pregunta cosas a un señor, la cadena de televisión selecciona las mejores preguntas (a saber con qué criterios) y el señor encuestado responde como buenamente puede. Hace unos días, el 14 de octubre, el entrevistado era un tal José Luis, que no sé qué méritos posee, excepto su aparición en un programa de televisión que supongo hortera (Mujeres y hombres y viceversa).

El caso es que va un tal Jeremías (a saber si éste será su verdadero nombre) y pregunta (copio): Si tuvieras un hijo qué preferirías: que fuera negro, que fuera homosexual o que fuera catalán. Manda güevos. ¡Otra vez atacando a los negros! ¡Es que ya está bien! Para más inri, la pregunta había sido seleccionada entre varios cientos, quizá por picante.

Suerte que el tal José Luis responde con tino: Con tal de su felicidad y la mía, me daría igual. Aunque sabiendo que su novia es blanca... no sé yo si le daría igual.

Ahí queda la cosa, pero el follón que se ha organizado ha sido de órdago y Tele 5 ha retirado esta pregunta de la entrevista en su sitio web, aunque cinco días después.

La estrategia del tutumás

Un niño le dice al otro que es tonto. El otro le responde: Pues, tú, más. Ésta es la estrategia del tutumás, que también recibe otros nombres y que mereció un puesto de honor en la obra 28 maneras de tener razón en una discusión, del gran Schopenhauer.

Observen que el primer niño, A, lanza una proposición sobre x, x=f(x). El segundo niño, B, en vez de afirmar que no es cierto que x=f(x), o de proponer una alternativa, como x=g(x), afirma que y=h(y). En la estrategia del tutumás se aprecian dos casos genéricos. Uno, el tutumás simple, donde x no es p(y); es decir, x e y son independientes. El tutumás donde x=p(y), es decir, donde el valor de x depende del valor de y, o viceversa, recibe muchos nombres, normalmente asociados a las propiedades de la función p.

La estrategia perfecta del tutumás consiste en que B ofrezca un tutumás simple, y=h(y), para contrarrestar la proposición de A, x=f(x), pero afirmando que x=p(y). A no puede controlar la variable y, porque x es independiente de y; pero B puede controlarla y llevar a A hacia donde sea más ventajoso para los intereses de B. Obsérvese que no hace falta que sea cierto o falso que x=p(y); sólo hace falta hablar de y en vez de hablar de x, y si eso se consigue, B se la lleva al huerto.

El niño A afirma que el niño B es tonto. El niño B no niega tal condición, ni la desmiente ni la refuta, ni siquiera la pone en duda. El niño B responde hablando de otra cosa, de la condición de tonto del niño A. Fíjense que al decir y tú, más está relacionando la tontería del niño A con la del niño B de tal manera que si B es tonto, A lo será más, cuando, en verdad, las tonterías de A y B son independientes una de la otra.

Esta estrategia se emplea muchísimo, especialmente en política. Por ejemplo, uno pregunta por qué el Gobierno de la Generalidad de Cataluña dedica menos dinero a la sanidad pública (o a la educación) per cápita que la mayoría de Comunidades Autónomas. El gobierno responde esgrimiendo el déficit fiscal, una función compleja del estilo x=f(Madrid, inmigrantes, funcionarios, Barça, Mourinho, y), presuponiendo que x=h(y). Pero la pregunta es por qué, a igualdad de ingresos, el gobierno de aquí dedica menos recursos a la sanidad pública (o a la educación) que la mayoría de Comunidades Autónomas. Es decir, y=g(y), donde y es el porcentaje de la inversión pública en sanidad (o educación). En otras palabras, x e y son independientes; es decir, es falso que x=h(y), al menos en un determinado rango de valores de x e y, el rango donde se plantea el problema. En pocas palabras, puede ser cierto o falso que exista un déficit fiscal, pero que sea cierto o falso no explica que de cada euro que gestione el gobierno se dediquen menos céntimos a la sanidad (o la educación) pública que ese mismo euro gestionado por cualquier otra de entre quince Comunidades Autónomas, que pueden tener déficit fiscal o no tenerlo, y esta afirmación también puede ser cierta o falsa.

Para entendernos, cuando preguntamos por los recortes y nos responden hablando de Madrid, están mareando la perdiz. Es un caso ideal de la estrategia del tutumás simple.

Sobre el otro tutumás, el complejo (más bien, el complicado), me voy a remitir a un caso que ha saltado a la prensa estos días.

Comienza la discusión el señor don Carlos Jiménez Villarejo, publicando en El País el artículo El ataque a la salud, en los umbrales del delito, donde sostiene que los recortes que ha llevado a cabo y que piensa llevar a cabo el Gobierno de la Generalidad de Cataluña en el sistema sanitario público rozan el delito (literalmente). x=f(x).

Responde el señor don Jordi Turull i Negre, que es de la portavocía de CiU. También le dejan escribir en El País y su artículo se titula Lo que omite el señor Jiménez Villarejo. Antes de saber lo que dice, ya vemos por el título que el señor Turull esgrime la estrategia del tutumás. Leemos el artículo y comprobamos que no responde a los argumentos del señor Jiménez, sino que habla de otra cosa, y=g(y). Eso sí, sostiene que x=h(y). Dice que los del Tripartito dejaron las cuentas hechas unos zorros y pregunta, literlamente: ¿Es denunciable hacer ajustes para salvaguardar el Estado de bienestar y no lo es el desbarajuste total en el gasto público? Dice ajustes, no recortes, porque oficialmente aquí no se corta ni se recorta. Luego habla de otras cosas; en ningún momento discute que los recortes en el sistema sanitario podrían haber sido menores de haber gestionado los ajustes de cualquier otra manera. Pero las larga contra el Tripartito con una variante de la estrategia del tutumás, la estrategia del ventilador.

La estrategia del ventilador consiste en airear no un tutumás, sino varios tutumás a la vez y apestar el ambiente de tal manera que el contrincante no sepa por dónde empezar a responder, por si no lo sabían.

Una de las tácticas para superar la estrategia del tutumás es darle la razón al otro y seguir uno en sus trece. Por lo tanto, leídos ambos artículos, vamos a dar la razón a ambos ponentes, al señor Jiménez y al señor Turull. En consecuencia, propongo desde estas líneas denunciar al actual gobierno y al anterior. Al primero, por joder y al segundo, por dejarnos bien jodidos.

No servirá de nada, pero nos divertiremos.

La sorprendente historia del cañón de pollos

¿Se imagina usted un pollo volando a 900 km/h? Si lo ve, apártese, porque se le vendrá encima con la misma fuerza que un automóvil a 32 km/h, pero, siendo el pollo una ave de corral de tamaño mediano, la concentración de toda esa fuerza en la superfície de contacto entre usted y el pollo... Mejor apártese, hágame caso.

Este problema de física y matemáticas le parecerá una insensatez, pero ahora imagínese que pilota un aeroplano comercial y se come una gaviota en medio del Atlántico. Poca broma, que a 900 km/h es como si se le echara un coche encima. Vea la fotografía, si no me cree, y apenas era un pajarito. El impacto con aves es una de las principales causas de accidentes e incidentes aéreos. Y este problema (cómo reducir los daños causados por el impacto de un pájaro en pleno vuelo) es el origen del cañón de pollos.

Corren muchos mitos acerca del cañón de pollos. El primero, que se trata de un chiste. Pues, no, no se trata de ningún chiste: existen los cañones de pollos. Segundo, se cuenta soto voce que algún cañón disparó pollos congelados, por culpa del despiste de algún ingeniero, pero no se ha podido documentar. Además, a ciertas velocidades del pollo tanto da que esté fresco como congelado, porque el estropicio es semejante, y se han hecho experimentos que lo demuestran.

El cañón de pollos (chicken gun) es eso mismo, un cañón que dispara pollos. Antes de que pregunten, dispara los pollos previamente muertos; no se sabe de ningún cañón de pollos que dispare los pollos vivos... aunque nada impide que pudiera hacerlo. Hoy en día, los pollos se compran congelados, como si los comprase usted en el súper, y son pollos de granja, con un peso casi estándar. Son pollos normalizados, algo que fascina a los ingenieros.

Los primeros pollos disparados por un cañón de pollos fueron los de una granja cercana a Hatfield, en el Reino Unido. Allá por los años cincuenta, los ingenieros de de Havilland Aircraft Company pasaban por la granja una vez por semana y se llevaban algunas docenas de pollos. Años después se supo que los ingenieros de de Havilland habían puesto en marcha el primer cañón de pollos de la historia.

El cañón de pollos ha evolucionado muchísimo desde entonces. Ahora hay cañones de pollos de repetición y cañones que disparan los pollos a velocidades hipersónicas, pues no es lo mismo un pollo a 900 km/h que un pollo a 3.000 km/h. El cañón de pollos más potente del mundo es, de hecho, un artefacto clasificado. Es el AEDC Ballistic Range S-3, que pertenece al Ejército del Aire de los EE.UU. (US Air Force). El S-3 está diseñado para probar la resistencia de las carlingas de los aviones espía norteamericanos, pero también ha servido para probar la resistencia al impacto de un pollo de cohetes balísticos, naves espaciales, aviones de caza... Tiene un calibre de 180 mm (la medida de un buen pollo) y es capaz de disparar pollos a varias veces la velocidad del sonido. Pollos hipersónicos.

Para poner el punto final a este comentario, la utilización del cañón de pollos ha salvado muchas vidas, pues ha permitido mejoras notabilísimas en la seguridad aérea. Los pollos, sin embargo, no son de la misma opinión.





Gran Premio de Corea (del Sur) 2011

Es justo felicitar al equipo que mejor lo ha hecho y sigue haciendo, Red Bull, que está dejando a todos los demás en evidencia. Volvió a ganar Vettel, que ya tiene en el saco el Campeonato del Mundo de Conductores, y esa victoria ha dado a su escudería el Campeonato Mundial de Constructores. Felicidades.

Mientras tanto, Ferrari no se come un rosco y sigue quinto y sexto. Domenicalli se arranca con alguna declaración para animar al personal, pues afirma que el bólido del año que viene será revolucionario. A ver si es verdad y ganamos algo, caramba. Si no, mientras nos lo pasemos bien... Forza!

Problemas de matemática política catalana

Problema núm. 1. Sobre topografía y densidad de la masa social. ¿Por qué una manifestación contraria a una sentencia del Tribunal Constitucional suma más de un millón de personas y otra de indignaos apenas sesenta mil, si duran lo mismo y ocupan una superficie semejante? 10 puntos.

Problema núm. 2. Estadística. ¿Por qué la clase media catalana tiene una renta muy inferior a la renta media del país? Utilice su razonamiento para distinguir entre media y mediana y estime la desviación tipo de la distribución de la renta. Aplique la ley de Pareto para identificar a los componentes de la sociedad civil (la que gestiona o posee el 80% de la riqueza del país) y su desviación respecto la media. 20 puntos.

Problema núm. 3. Sobre reparto y equidad. Basándose en el cálculo anterior, ¿qué porcentaje de la población de Cataluña forma parte de la llamada sociedad civil catalana? Calcule el porcentaje de sociedad militar y eclesiástica y compare los resultados. Igualmente, calcule qué tanto por ciento de la población no forma parte de la sociedad. 20 puntos.

Problema núm. 4. Contabilidad. ¿Por qué la sanidad pública es un gasto y la televisión pública, una inversión? 10 puntos.

Problema núm. 5. Números reales e imaginarios. ¿Cuánto cuesta realmente un litro de agua potable si la deuda de la Agencia Catalana del Agua supone alrededor de un 20% del presupuesto de la sanidad pública catalana en 2010, antes de los recortes? Calcule el coste de una cama de hospital en litros de agua. 20 puntos.

Problema núm. 6. Música y armonía. ¿Cuántos instrumentos suenan en el concierto económico? Descríbalos. Explique cómo se aplica en este caso la paradoja de Bülow (la buena interpretación no depende de la orquesta, sino del director) y su efecto sobre el público. 20 puntos.

El presupuesto se ha ido de madre o el drama de los museos de Sitges

Hace tiempo que no hablo de lo que le están haciendo a tres edificios de Sitges, la casa Rocamora, el Cau Ferrat y el Maricel. Están siendo sometidos a una remodelación. En este caso, remodelación es un eufemismo que significa vamos a arrasar con todo y haremos un museo nuevo. El proyecto afecta a la fachada marítima, que pierde su carácter mediterráneo para convertirse en una vulgar mampara de vidrio que esconde unas feas rampas.

Ya me lo contó una vez un profesor de Historia del Arte: cuando uno copia o modifica una obra de arte, sólo tiene dos opciones, o hace el ridículo o comete un asesinato. Es decir, o no puede superar la obra original y hace una pifia, o hace algo tan notable que supera lo que ya existía, que pasa a segundo plano. En el caso de este proyecto, lo único notable es la pifia, monumental.

El proyecto es tan vulgar... Fíjense que ya no me meto ni con el patrimonio ni con el recuerdo de lo que fue la fachada marítima. No hace falta. Decir que es feo es un juicio de valor, no es objetivo, pero afirmar que no aporta nada nuevo es evidente. Es una vulgaridad mil veces vista y novecientas noventa y nueve veces censurada. Además, la fachada posterior, madre de muchas polémicas, da al mar, al sol casi todo el día... y es de vidrio. Una fachada de vidrio en el Mediterráneo es como hablar de un cortijo en Moscú, una burrada.

El efecto invernadero será de 400 kW de media a lo largo del día durante todo el año (el cálculo es conservador) y los inválidos que utilicen las rampas o se achicharran ahí mismo o poco les faltará. Además, la sal se pegará a los cristales, que tendrán que limpiarse continuamente. En pocas palabras, el aire acondicionado de los tres edificios tendrá que tener una potencia de 600 kW, tirando bajo, y el coste de mantenimiento de la fachada será notable.

¿A qué arquitecto se le ocurre...? En fin, o es uno de ésos tan buenos que se les permite todo, o la cadena de estupideces se ha alargado más de la cuenta y nadie ha sabido ponerle freno. Opto por la segunda opción.

La remodelación ha sido triste. Hablo por mí. El museo Cau Ferrat era una pieza de museo en sí misma, ya no existe. El paisaje está lleno de andamios y grúas. Sé que los encargados del derribo... perdón, de la remodelación... se han llevado por delante algunos elementos arquitectónicos y ornamentales: baldosas del siglo XVIII, por ejemplo, que coleccionaba Rusiñol para decorar su casa.

El presupuesto inicial del proyecto se estimó en diez millones de euros. El concurso lo ganó una UTE (unión temporal de empresas) por seis millones. Estos día sale en prensa que hay fundadas sospechas de haber dejado pasar una baja temeraria en el concurso, y temeraria lo es, un 40% más barata de lo que se creía que costaría el invento. También es noticia que el presupuesto ya se ha ido de madre. Un millón de euros, o 990.000, más o menos. Ahora no son seis, son siete, y subiendo.

Las razones son los imprevistos que se han encontrado en la obra. En otras palabras, que arrasando con todo casi se les caen los edificios al mar. Por poner un ejemplo, la estructura de acero y hormigón que tendría que sostener la fachada marítima de cristal, esa tan hortera, se asienta... en el techo. Genial. Porque nadie se tomó la molestia de calcular si las casas afectadas aguantarían el peso. Resulta que no lo aguantan. Carecen de cimentación (es un lecho de roca) y su estructura se asienta en paredes de carga. Esas paredes, construidas a la manera tradicional, no soportan esa genialidad arquitectónica y sólo empezar ya se han agrietado. Por lo tanto, ese desvío de un millón es sólo el principio.

Ojalá sea el final, pero el drama previsto se precipita hacia un desenlace fatal.

Reprobación

Hay personajes que deberían de desaparecer para siempre de la vida pública. Unos, por sus actos los conoceréis; otros, tienen y manifiestan ideas con gérmenes altamente nocivos para la vida política (en el sentido más amplio del término). Normalmente, hablamos de dos caras de una misma moneda y se combina una cosa con la otra.

Uno de estos personajes es el señor Duran i Lleida, pero otro es el señor López Tena, que tiene unas salidas de tono que me obligan a presumir que no rige bien y unos antecedentes en la notaría que huelen mal. Su partido político, Solidaritat Catalana per la Independència (SI), presentó una moción en la Comisión de Cooperación y Solidaridad del Parlamento de Cataluña que solicitaba un comunicado de los señores diputados en apoyo de una cooperante catalana, Montserrat Sierra, y su familia, secuestrada hace poco en Kenia cuando colaboraba con Médicos sin Fronteras.

Los parlamentarios catalanes han acogido con bien la propuesta, pero han señalado que el Parlamento también tendría que manifestar su apoyo a la compañera de Montserrat Sierra, Blanca Thiebault, madrileña.

Ah, no, eso sí que no. El tipo se ha negado. La madrileña no es catalana, dice, y no hay por qué apoyarla. El comunicado oficial de su partido dice, copio y traduzco literalmente (con errores de puntuación incluidos):

El diputado de SI, Alfons López Tena, ha denunciado que los grupos parlamentarios representados en la Comisión de Cooperación y Solidaridad se han negado a hacer una declaración de soporte a la cooperante catalana, Montserrat Serra, secuestrada ayer en Kenia tal y como ha propuesto SI. El argumento dado por los grupos ha sido que la declaración tendría que incluir a la cooperante española, también secuestrada.

Como ven, no me invento nada. Resulta difícil justificar por qué uno niega su apoyo a la familia de una joven de treinta años que pone en grave riesgo su vida intentando salvar las vidas de los demás, en un país extranjero, en medio de una catástrofe humanitaria que no podemos ni imaginar siquiera. Hay que ser un hijo de perra muy hijo de perra para negar una palabra de consuelo a la familia de esa cooperante, tanto da que sea de Madrid o de la Conchinchina, y argumentar que se le niega ese apoyo porque no es catalana. ¡Qué hijo de puta!

Esta condición de mal nacido no tiene nada que ver con su posicionamiento en las izquierdas o en las derechas, en su preferencia por una u otra nación, ni siquiera en su turbio historial como notario, sino que nace directamente de esa bilis que le corroe por dentro y le impide ser persona. Qué clase de odio, qué enfermedad, qué estupidez congénita consume a este personaje para que se niegue a apoyar a una mujer en una situación tan desesperada sólo por haber nacido en una ciudad y no en otra. Cualquier hijo de vecino con seso entre las orejas coincidirá conmigo en que el señor López Tena se ha ganado a pulso una reprobación en toda regla. Espero que le duela.

El Parlamento de Cataluña, con el voto de todos los grupos parlamentarios excepto SI, mostró su apoyo a las dos mujeres secuestradas, a sus familias y pidió su liberación. Yo, también.

A éstos no les pasa nada

Vamos a ponernos demagógicos, que dicen, aunque todo lo que diré se ha publicado en prensa, y sólo he tenido que acudir a las hemerotecas. A ustedes les sonará que Caixa de Catalunya era, después de la Caja de Castilla-La Mancha, la que peor pintaba cuando las cosas comenzaron a torcerse. Ha sido, con Caixa Galicia y la Caja de Ahorros del Mediterráneo, una de las vergüenzas de nuestro sistema financiero, por su ineptitud en la gestión y su papel en la corrupción urbanística desaforada. Una de sus promotoras urbanísticas está metida en el caso Pretoria, por si no lo sabían.

En 2010, recibió 1.260 millones de euros del FROB y echó a la calle a 1.600 trabajadores, para intentar sanear sus cuentas. Se fusionó con dos cajas más, pequeñitas, se creó CatalunyaCaixa y aún así, otro rescate de casi dos mil millones de euros más. Hoy, un 90% de CatalunyaCaixa es del Estado. Su mala gestión, su especulación financiera con el mercado inmobiliario y la ineptitud de sus directivos nos ha costado a todos los españoles un serio disgusto y agárrense, que todavía queda materia para sustos.

El desastre se gestó cuando el presidente de la Caixa de Catalunya era un señor que había sido alcalde de Barcelona, diputado y ministro, Narcís Serra. Era una presidencia ejecutiva, no honorífica, decía don Narcís. Así justificaba un sueldo de unos 200.000 euros al año entre una parte fija y otra variable. Así, en 2009 cobró 275.000 euros; 80.000 eran dietas por asistir al consejo. Eso es tanto como decir que usted cobra un sueldo y le dan un treinta por ciento más si además acude a la oficina.

Don Narcís decía que mandaba, que no estaba ahí para hacer bonito. Pues, qué quieren que les diga: vistos los resultados, mejor que hubiera sido una presidencia honorífica. Además, la presidencia no sería tan ejecutiva como decía don Narcís y eso de trabajar para Caixa de Catalunya es algo muy relativo. Porque el trabajo, si puede llamarse así, no era exclusivo y le permitía muchísimas otras actividades empresariales. Mentira, empresariales, no; lucrativas. Don Narcís ni monta ni gestiona empresas, sino que participa en los consejos de administración de empresas de otros, que no es lo mismo.

A propuesta de la caja de ahorros que presidía el mismo don Narcís, éste entró en varios consejos de administración. Así, en el Consejo de Administración de Gas Natural, SDG, SA, que le procuraba más de 150.000 euros al año. También consiguió el puesto de consejero en el Grupo Applus, sumando 120.000 euros a lo anterior. También estaba en el Grupo Telefónica, como vicepresidente de un consejo asesor en Cataluña (¿sobre qué asesoraba?) y como consejero en empresas filiales que trabajan en el extranjero, ingresando por ello más de 300.000 euros al año (470.000 en 2009). Nos queda su consejería en Volja Plus, de la que es vicepresidente puesto a dedo por ser consejero de Applus, que también debe de ser un buen pellizco.

Total, que entre una cosa y la otra, don Narcís se llevaba a casa cada año un millón largo de euros, picoteando de aquí y de allá, sin ningún trabajo que le obligara dedicarse plenamente.

En vez de revolotear en busca de asiento podría haberse dedicado a ganarse el sueldo, porque la caja de ahorros se fue al cuerno. Eso sí, el señor don Narcís Serra y todo el Consejo de Administración, viéndose con un pie fuera de la institución, se aumentó el sueldo un 41% en 2010, poco antes de abandonar el barco. Ahora, cobra alrededor de 160.000 euros al año de retiro de su antigua presidencia, en agradecimiento por los servicios prestados.

El presidente que le sucedió, don Fernando Casado, pactó un sueldo anual de 600.000 euros, pero como la caja de ahorros estaba siendo intervenida y sumando parados a la estadística, la noticia cayó muy mal y el señor Casado tuvo que conformarse con los 200.000 euros, presionado por el señor Todó, director general. Eso sí, le perdonaron la dedicación exclusiva. El señor Casado abandonó poco después el cargo, en medio de un consejo de administración en el que volaban los puñales de aquí para allá. Luego vino el señor Loza.

Ahora, CatalunyaCaixa, que así se llama lo que ha sobrevivido, paga a Adolf Todó unos 800.000 euros anuales fijos más una parte variable en función de no se sabe qué, por la presidencia ejecutiva. Otro presidente que manda, Dios mío... Además, si lo despiden, se lleva cinco años de sueldo como indemnización.

Su currículum es muy interesante, puesto que fue el director general de la caja de ahorros con el señor Serra como presidente ejecutivo y también se subió el sueldo un 33% en 2010, y los complementos variables, un 50%, en plena intervención del Fondo de Rescate. No fue el único. El señor Jaume Massana, director general adjunto, se subió el sueldo el año pasado un 71%, hasta llegar a los 500.000 euros al año, más un 45% en la parte variable.

Ellos se lo guisan, ellos se lo comen, nadie es responsable de nada y el pagano, el pobre. Ése es el resumen.

Una de superhéroes

¿En qué se distingue un superhéroe de una persona normal? En que el superhéroe lleva los calzoncillos encima de los pantalones. Eso nos dice que el superhéroe es un tipo con serios problemas.

Lo mejor será dejar los tebeos a un lado, que lo pintan todo de color de rosa, y acudir a los superhéroes de verdad, para comprobar lo dicho. Nadie mejor que el caso del Rain City Superhero Movement, que opera en Seatle y la vecina Lynnwood, en el estado de Washington, EE.UU.

Esta banda de superhéroes la lidera Phoenix Jones, un tipo que viste de cuero negro decorado con motivos dorados, el caballero de la fotografía. La identidad de Phoenix Jones cuando no ejerce de superhéroe es la del señor Fodor, dependiente de una tienda de tebeos. Cuando toca patrullar por las calles para combatir el mal en general y el crimen en particular, el señor Fodor se va a la trastienda, se viste con el mono de cuero y sale a la calle, ahora como Phoenix Jones, a repartir bofetadas entre los malos.

El equipo de Phoenix Jones no es nada del otro mundo. Los dineros no dan para más que un chaleco antibalas, una malla contra navajazos, una porra y un pulverizador de gas irritante para defensa personal. Afirma poseer habilidades de combate; es decir, que se lía a mamporros con estilo. Eso sí, para evitar ser confundido con un criminal, viste el supertraje, ése de cuero con los rayos dorados y tal. Parece un sadomasoquista que se ha escapado de la dómina, pero dice que le funciona.

Su carrera contra el crimen compone un apasionante currículum. En enero de 2011, un testigo le vio sorprender a un ladrón de coches in fraganti. El caco, viendo quién se le venía encima, puso pies en polvorosa. Poco después, apareció en televisión impidiendo que un hombre borracho se sentara a los mandos de su automóvil. Su supertraje le ha librado de más de una. Se aprecia un cosido causado por un puñal, aunque la policía no tiene constancia de ningún herido por arma blanca que se llame Fodor. También se comenta que el supertraje detuvo una bala en un tiroteo en Tacoma. No pudo evitar que un superdelincuente le arreara un guantazo y le rompiera la nariz.

Prosiguen sus hazañas. Hace cosa de un mes, le vació un pulverizador de pimienta a un salteador de autobuses, que pretendía robar el vehículo. Sin embargo, el delincuente logró escapar, irritado y aterrorizado. La policía contempla con creciente preocupación las intervenciones de Phoenix Jones en los asuntos de orden público y podemos decir que aquí comienza a torcerse la historia.

Hace cinco días, Phoenix Jones fue arrestado por echarle más pimienta de ésa a un grupo de personas. El superhéroe afirma que evitó una pelea a la salida de una discoteca, gracias a su hábil intervención. La policía, por el contrario, mantiene que no hubo conato de pelea. Según las fuerzas del orden, Phoenix Jones apareció de la nada rociando pimienta, así, por las buenas, y los rociados presentaron denuncia por ello. ¿Ha sido una conjura de los supercriminales de Seatle para apartar a Phoenix Jones y su Rain City Superhero Movement de en medio?

Sea como sea, ahora se ciernen las sombras sobre el personaje. Publican una entrevista en internet donde Phoenix Jones asegura no tener nada en contra de quien fume maría, aunque perseguirá a los traficantes de drogas si se tercia. La declaración se le ha vuelto en contra. Se ha sabido que el tipo tiene antecedentes penales. Leves, es cierto, pero se cierne una sombra sobre el justiciero enmascarado, que ha sido pillado seis veces conduciendo sin carné o sin el seguro del automóvil en regla y una vez se saltó un stop. Además, tiene que cumplir una orden de alejamiento: no puede acercarse a otro superhéroe americano con el que tuvo un pique en un foro de internet, cuya identidad desconocemos (algo típico en los superhéroes).

Ahora, Phoenix Jones está sub iudice. Ha pasado siete horas en el calabozo y ha tenido que pagar 3.800 dólares de fianza. La policía dice que mejor haría el señor Fodor en olvidarse de Phoenix Jones, si no quiere hacerse daño, pero el superhéroe no se rinde jamás. Salir de comisaría y declarar ante la prensa que esa misma noche salía de patrulla ha sido todo una.

Para más información, la banda de Phoenix Jones, la Rain City Superhero Movement, la forman él mismo y los siguientes superhéroes: Buster Doe, Red Dragon, Green Reaper, Thorn, Gemini, No Name, Catastrophe, Thunder 88 y Penelope. Que Dios pille confesados a los delincuentes de Seatle y esperemos que la fiebre no pase de ahí.