Falacias y argumentos

Don Baudilio y el rey Arturo sostienen que el gasto sanitarió de 2011 será el mismo que el de 2006, que la población es más o menos la misma y que, por lo tanto, si no se quejaban en 2006, ¿por qué se quejan ahora? ¡Qué mala que es la gente! ¡Se queja por cualquier nadería!

Examinemos las partes de estos argumentos y luego, el todo.

La primera: ¿no se quejaba nadie en 2006?

La segunda. En términos reales, el gasto sanitario que don Baudilio pretende en 2011, será sólo un 1% más alto que el de 2006. Esta parte del razonamiento parece correcta, aunque tiene trampa.

Entre 2004 y 2010, bajo el Tripartito, el presupuesto en Sanidad se incrementó en términos reales entre un 5% y un 6% al año. Hagan ustedes las cuentas: si quieren gastar lo mismo en 2011 que en 2006, ¿cuánto tendrán que reducir el presupuesto?

Sigamos. Recordemos cuál era la situación en 2006. En 2004, las listas de espera eran insoportablemente altas. Para intentar aliviarlas, se incrementó el presupuesto de Sanidad en 2004 un 19%, y en 2005 y 2006, un 10%. Aún así, esperas de meses, incluso años, no eran raras. Durante el segundo mandato del Tripartito, se reguló una espera máxima de seis meses en una lista de intervenciones quirúrgicas consideradas críticas. Seis meses... y fue un gran avance.

¿Por qué iban tan mal las cosas? La razón es simple: Cataluña entonces (y ahora) invertía menos por habitante, por unidad de PIB o por paciente en sanidad pública (o en Educación) que la media de las Comunidades Autónomas españolas. Estaba (y sigue estando) alrededor de un 20% por debajo de la media española en cada uno de estos aspectos.

Y eso ¿por qué? Porque el Parlamento de Cataluña, en el momento de elaborar los presupuestos de la Generalidad de Cataluña, tiene otras prioridades, y sigue teniéndolas. Parte y reparte el presupuesto y no dedica tanto como debiera a lo que en realidad importa, Sanidad y Educación. Punto, no hay más. Ni Madrid ni leches.

Los catalanes no hemos notado tanto la poca inversión en sanidad pública porque los catalanes con posibilidades se apuntan a una mutua y no utilizan los hospitales públicos si se trata de intervenciones menores. Eso de mezclarse con los pobres y los inmigrantes... Será que huelen mal.

Véase. En 2010, se hicieron más de 390.000 intervenciones quirúrgicas de todo tipo en Cataluña. Una tercera parte, en centros privados. ¡Una tercera parte...! Con la crisis y el paro ¿no es lógico pensar que la demanda de la sanidad pública se incrementará?

Otro dato preocupante. La ocupación media del sistema sanitario catalán era del 84% en 2010. Es una ocupación que roza la saturación. En detalle, sin considerar las camas de los centros psiquiátricos o las incubadoras, tanto las camas de hospital para enfermedades agudas (intervenciones quirúrgicas, quimioterapia, etc.) como las camas de los centros sociosanitarios (convalecencia o recuperación) tenían una ocupación superior al 97%. Es decir, antes de los recortes, el sistema sanitario catalán estaba prácticamente saturado.

Con la supresión de quirófanos, plantas de hospital y demás lindezas promovidas por don Baudilio y el rey Arturo, el sistema no puede atender la demanda sanitaria de los catalanes. Así de crudo, no puede. Durante la primera mitad de 2011, las listas de espera se han incrementado un 23% y han vuelto a los niveles de 2006. Hemos retrocedido cinco años en seis meses. ¡Fantástico! Pero era previsible: el mismo presupuesto... y la misma e inacabable espera.

He aquí las cifras, que son poderosos argumentos, que están a disposición de quien quiera verlas en el Instituto de Estadística de Cataluña o en el Instituto Catalán de la Salud.

Las falacias, las de don Baudilio y el rey Arturo: no se afectará a la calidad del servicio, no se incrementarán las listas de espera, etcétera. Encima, con sorna, añaden: No sé de qué se quejan.

Pues, manda güevos.

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