Editorial Empúries publica la última obra en catalán de Joan Daniel Bezsonoff, La melancolia dels oficials. El señor Bezsonoff es francés, pero escritor en catalán. A decir de su editora, escribe muy bien, pero vende poco. ¡Qué van a decir las editoras, si no! Si vende mucho o poco, no lo sé, pero doy fe que escribir, lo que es escribir, no lo hace nada mal.
La melancolia dels oficials está narrada en primera persona por el protagonista, Daniel Valls, un oficial francés que comparte con Bezsonoff su nombre, sus orígenes y su lengua materna. Valls ha estado en Indochina, en la anterior novela del autor de sus días, y aparece en Argelia con una biografía a sus espaldas. No es un problema para un lector que lea a Bezsonoff por primera vez, como era mi caso. Un alivio. Valls, o Bezsonoff, narra uno de los episodios más oscuros de la historia de Francia en el siglo XX: la Guerra de Argelia.
Valls, un militar que pronto entra en el SCEDE (la CIA francesa, para entendernos), describe atentados y matanzas (a veces casi poéticamente) y deja escapar un amor por el Mediterráneo que se materializa en un paisaje humano donde conviven unos y otros en una mezcla que no acaba en solución, que diría un químico.
Valls también es un personaje de claroscuros. Su moral no es una moral al uso, pero es la que le corresponde como militar y agente del SCEDE. Es, pues, gaullista, por no poder ser otra cosa, y un tanto cínico para sobrellevar el mundo y la traición propia de su oficio.
Los secundarios son notables. Destaca Leccia, un colaborador de Valls, que protagoniza el último tercio de la novela, pero otros también aparecen y desaparecen después de haber dejado un rastro notable.
El autor cumple con nota y el libro, breve, cuenta muchas cosas. Y ya les digo yo que decir mucho con poco es difícil.
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