Veo, veo...


¡Otro artículo para Metrópoli Abierta! Esta vez, denunciando las cosas que se ven en la calle, a la que uno presta atención. El artículo se titula Veo, veo...

Un valiente caballero francés (y 3)


La batalla de Port Lyautey fue muy dura. En el Alto Mando francés llovían las puñaladas entre los oficiales partidarios de los aliados, los afines al Gobierno de Vichy y los oportunistas que jugaban a dos bandos. Mientras se arrestaban unos a otros y jugaban a traición y espionaje, la tropa resistía heroicamente los ataques de una fuerza superior en medios y en número, y lo hacía en contra de su sentimiento mayoritario, contrario a Vichy. Pero no llegaban las órdenes de cesar el fuego y morían por docenas, de forma estúpida.

Los franceses (entre los cuáles un destacamento muy importante de la Legión Extranjera) se hicieron fuertes en la fortaleza de la Kasbah. Se perdieron la mitad de las lanchas de desembarco por culpa del mal tiempo y las rocas de la playa, por lo que las tropas desembarcadas apenas recibieron refuerzos durante los tres días que duró la batalla y avanzaron muy lentamente. 

El golpe de mano contra el aeropuerto de Port Lyautey estaba previsto para la noche del 9 al 10 de noviembre. 

El USS Dallas, en una revista naval, todavía nuevecito.

Malvergne, con uniforme americano, se puso al timón del USS Dallas (DD-199). Si lo pillaban, lo fusilaban, sin juicio previo, por espía. Porque, pese al uniforme, no era militar. Sólo un práctico del puerto. Pero no se amilanó. Llevó al USS Dallas, su tripulación y 75 soldados entrenados para la ocasión río arriba. Sorteó todos los obstáculos que había en el río, pero no pudo evitar embarrancarse en un banco de arena. ¡Un banco de arena justo bajo la fortaleza de la Kasbah! 

A lo largo del cauce del Sebú, se habían hundido lo menos tres mercantes a modo de obstáculo.

(Hacía meses que Malvergne no navegaba por el Sebú, hay que perdonarle el accidente. Además, la travesía se hizo de noche, sin luces, a toda máquina y bajo una lluvia torrencial.)

El USS Dallas embarrancado (esta vez, a propósito) frente al aeropuerto de Port Lyautey.
Justo donde lo dejó Malvergne. Fotografiado pocos días después.

Comenzaron a llover las granadas, los obuses y los tiros de fusil y ametralladora sobre el USS-Dallas. Malvergne, a toda máquina, intentaba sacar al destructor del atolladero. En todo momento se mantuvo en su puesto, firme, ajeno al peligro, dijo días después el informe, dando ejemplo a la tropa embarcada y a la tripulación. Finalmente, el USS Dallas se liberó y pudo plantarse frente al aeropuerto. Los soldados desembarcaron en botes neumáticos y el aeropuerto fue tomado de esta manera tan osada y desesperada. 

Tan pronto aseguraron las pistas y los hangares, setenta cazas P-40 americanos despegaron de los portaviones de escolta que los transportaban y aterrizaron una hora después en el aeropuerto. Una tercera parte sufrió desperfectos al despegar de los portaviones o al aterrizar (la causa oficial, histeria de combate). Ahora había que rellenarlos de combustible y munición.

Parte de los depósitos de combustible del aeropuerto (y un centinela aliado).
Ésta es la infraestructura que capturó la tropa embarcada en el USS Dallas.

¡Entra en escena el SS Contessa! Había atravesado el Atlántico justo a tiempo, sorteando el mal tiempo, los submarinos alemanes y una tripulación internacional de carne de presidio, y ahora se plantaba frente al estuario del Sebú. ¿Y qué práctico sube entonces a bordo y lo hace navegar hasta el aeropuerto? ¡En efecto! ¡René Malvergne! Bajo fuego enemigo, recordémoslo. En un buque bananero se que caía a pedazos, cargado de munición... Eso hizo, la tarde del 10 de noviembre de 1942, nuestro héroe, por segunda vez. Esa noche, se rindieron los franceses... y se aliaron todos contra los alemanes.

El cementerio militar (hoy desaparecido) de Port Lyautey, donde americanos y franceses, atacantes y defensores muertos en la batalla, fueron enterrados juntos. 

Tres meses después, René Malvergne fue el primer civil extranjero en recibir la Cruz de la Marina de los EE.UU. y la Estrella de Plata al valor del Ejército de los EE.UU. Pero René Malvergne no quiso darle importancia a ese asunto y siguió con su trabajo de práctico de Port Lyautey, después de reunirse de nuevo con su mujer y su hijo. Regresó a su rutina, que ya había hecho bastante.

En la citación de la Estrella de Plata, se dice de él: a gallant French gentleman, un valiente caballero francés. ¡Bravo!

Un valiente caballero francés (2)


El día de la invasión estaba muy próximo, pero faltaban pulir algunos detalles. ¿Qué mercante llevaría la munición y el combustible por el río Sebú hasta el aeropuerto recién capturado? 

En los buenos tiempos, el SS Contessa también llevaba pasaje. 

En el otro lado del Atlántico, las autoridades requisaban un mercante bananero, el SS Contessa, perteneciente a la Standard Fruit & Steamship Company. Aunque había sido fletado en 1930, tantos viajes por el Caribe y un uso intensivo del buque lo habían convertido en poco más que un montón de chatarra. Oxidado, renqueante, tan pronto fue requisado (y fue requisado a última hora) se averió. Tuvieron que llevarlo deprisa y corriendo a los astilleros de Norfolk, donde les dijeron que llevaría varios días apedazar el motor. Los militares no tenían tanto tiempo y en los astilleros se hicieron turnos de veinticuatro horas para poner al SS Contessa a punto. Máxima prioridad.

Su capitán, William H. John, era un pintoresco y viejo lobo de mar, casi un personaje de novela, y lo que sucedió a continuación parece realmente una novela. La tripulación había abandonado la nave y se había perdido por las tabernas y burdeles de Norfolk. Llevaban demasiado tiempo en alta mar y la paga les quemaba en los bolsillos. Cuando se anunció que (¡por fin!) habían reparado los motores del SS Contessa, antes de lo previsto, la mayor parte de la tripulación ya se había largado y costaría volverla a ver. En el ejército se pusieron nerviosísimos. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¡El tiempo se nos echa encima!

El SS Contessa, en sus buenos tiempos de bananero.

El capitán John tuvo una brillante idea, por llamarla de alguna manera. Mientras cargaban el SS Contessa con municiones y combustible altamente inflamable, su capitán y unos tipos del ejército se plantaron en la prisión de Norfolk. El capitán John reclutó una nueva tripulación formada por convictos de toda clase y condición, con experiencia marinera. Ni siquiera eran todos americanos y no todos hablaban inglés. Fue con ellos con los que se hizo a la mar ese mismo día, en la vieja cafetera del SS Contessa. Atravesó el Atlántico en solitario, burlando a los submarinos alemanes y presentándose justo a tiempo para la invasión.

La noche del 7 de noviembre se inició la batalla de Port Lyautey.

Un valiente caballero francés (1)


Los desembarcos aliados en el Norte de África, en noviembre de 1942, fueron mucho más difíciles, complejos e importantes de lo que la gente cree. Los factores de riesgo eran muchos, y todos muy serios. La distancia que tenían que cubrir los transportes de tropas y suministros, la amenaza de los submarinos alemanes en el Atlántico y el Mediterráneo, la falta de material de desembarco y la falta de experiencia de la tropa, de los mandos y de todo el mundo en general en una operación como ésta. 

Una vista aérea del estuario del Sebú, donde se pueden ver perfectamente las pistas del aeropuerto,

Uno de los objetivos principales de la Operación Torch era Port Lyautey (hoy Kenitra), en el estuario del río Sebú, cerca de Mehdía, al norte de Marruecos, en su vertiente atlántica. Ahí había uno de los principales aeropuertos de la región, con largas pistas de hormigón, hangares e instalaciones de combustible. 

Port Lyautey estaba a cinco kilómetros de las playas de desembarco. Los soldados tendrían que cubrir esa distancia a pie y sin material pesado de apoyo durante las primeras horas. Necesitaban tomar el aeropuerto mediante un golpe de mano, porque, si no, los franceses iban a hacerse fuertes en él y su toma se complicaría por momentos. De acuerdo, pero ¿cómo?

Alguien tuvo una brillante idea: remontando el río Sebú durante nueve kilómetros uno se plantaba en el mismísimo Port Lyautey. Un viejo destructor, el USS Dallas, llevaría a bordo un grupo de tropas especiales que tomaría al asalto el aeropuerto. Entonces, unos setenta cazas a bordo de un portaaviones de escolta aterrizarían en la pista recién capturada. Un mercante les llevaría combustible y municiones después de remontar el estuario y en un día el aeropuerto sería plenamente operativo. Perfecto, ¿no?

La importancia de este desembarco también tenía relación con el suministro de potasa.
Instalaciones de Port Lyautey, en la desembocadura del Sebú.

Perfecto, perfecto... Todo eso a la vista del enemigo, en un río que sigue un curso con forma de U, lleno de bancos de arena y de apenas cinco metros de calado. ¿Quién conoce el río lo suficiente para guiar al USS Dallas hasta Port Lyautey? La respuesta: René Malvergne.

René Malvergne era uno de los prácticos de Port Lyautey. Era un funcionario civil, casado, con un hijo, que ya había visitado los calabozos por defender a De Gaulle en voz alta cerca de un simpatizante del Gobierno de Vichy, un día que se le fue la lengua. Un avispado agente del OSS (Servicio de Operaciones Especiales, el servicio de espionaje de los EE.UU.) dio con él y lo sumó a la causa. Malvergne proporcionó mucha información sobre la zona y luego, un buen día, desapareció.

Escapó de Marruecos en un viejo Chevrolet cruzando el desierto. El agente de la OSS lo escondió en el maletero. Tenían que parar de tanto en tanto para que Malvergne no se asfixiase por falta de aire. Llegó al punto de encuentro y eso ya fue un milagro. Fueron a recogerle, llegó a Gibraltar dándose a conocer como Frank y de ahí pasó a Londres, donde se presentó en el Cuartel General de Eisenhower presentándose como señor Jones. 

Algunos militares se pusieron furiosos con la operación de la OSS por considerar que había puesto en peligro el golpe de mano. Secuestrar (sic) a un práctico del estuario del Sebú ¿no daría pistas al enemigo? Pero tan pronto discutieron el plan previsto con el señor Malvergne quedó claro que la OSS tenía razón. No pueden hacerlo solos, dijo el francés. Necesitan un práctico para navegar por el río Sebú o no saldrán adelante. ¿Quién iba a ser ese práctico? Eso ni se pregunta, respondió Malvergne.


Glamur y esas cosas (Gran Premio de Mónaco 2018)


El Gran Premio de Mónaco es tradicionalmente el más glamuroso, pero también el más incómodo, enrevesado y uno de los pocos circuitos que puede presumir de histórico. Es un circuito urbano donde adelantar es una pesadilla, donde todo puede salir mal y donde un buen piloto con un coche mediocre puede poner en serios apuros al mejor coche de la parrilla. 


Algo parecido sucedió este año. Ricciardo, de Red Bull, era el favorito para llevarse la carrera, y eso hizo. Si no digo más, queda que la carrera fue un desfile de uno detrás de otro hasta el final. Ni Ferrari ni Mercedes-Benz arriesgaron demasiado (eso le costó alguna oportunidad de mejorar posiciones a los alemanes, que no fueron muy finos estratégicamente) y los Ferrari acabaron segundo y cuarto y los Mercedes-Benz tercero y quinto. Pero ¡no se lleven a engaño! A cuarenta y tantas vueltas del final, Ricciardo sufrió un grave problema técnico: se quemó su motor eléctrico y perdió, de repente, ciento y pico caballos de potencia. No queda claro si también perdió las marchas más largas. ¡A cuarenta y tantas vueltas del final...! Pues ahí lo ven, todo un campeón. ¡Bravo!

Tiempo de barbarie


Un lector y un amigo publica en su blog una noticia que me ha provocado cierto pasmo: el diario El Punt - Avui suprime las páginas del suplemento semanal de cultura y dedicará ese espacio a una sección llamada República, o alguna otra semejante, muy en su línea editorial, pura prensa amarilla. Qué pena, porque precisamente este suplemento cultural era lo único de este diario que podía leerse sin pasar vergüenza ajena y gozaba de un cierto (y muy merecido) prestigio. 

Calvinismo republicano contra la república de las letras.

Éste es un tiempo de barbarie. Cuando reina el fanatismo, los primeros en pagarlo son los librepensadores. Molestan. No diré más. 

Lean el apunte mencionado en:

Alegoría del mal gobierno, de Lorenzetti




La emoción de la moción


Un amigo mío, de instinto agudo en los asuntos de la política, me confió un secreto el otro día. Me dijo: Al final, entre todos harán de Pedro Sánchez un hombre. Mi amigo, dígase claro, no tenía en muy alta estima la capacidad política del dirigente socialista. Ahora, en cambio, aunque duda, comienza a creerle capaz de algo. Es un algo todavía inasible, inefable, que, eso dice, podría torcerse de un día al siguiente.

Don Mariano, incombustible. 

El origen de todo está en la resolución del llamado caso Gürtel, que deja en evidencia una trama de corrupción como la copa de un pino en el partido en el poder, el PP. Tendría que sumarse a este escándalo mayúsculo el resultado de sus políticas de recortes y austeridad durante la Crisis, que todavía prosigue. Cuando, después de tanto esfuerzo y descalabro, parece que la economía remonta, no lo hace repartiendo los beneficios del progreso. La desigualdad de la renta de los españoles ha aumentado y se ha enquistado, lo que lastrará el futuro de España durante muchos años. Todo esto y algo más es sabido y no me alargaré en detallarlo.

Don Pedro, censurando.

El PSOE presenta una moción de censura, porque, ahora mismo, causa mucha vergüenza que los diputados de las Cortes Generales permitan seguir gobernando al PP. Bien, bravo. Ahora vienen las opciones. 

Si el programa del nuevo gobierno (recuerden: la moción de censura es un cambio de gobierno en medio de una legislatura) es convocar inmediatamente elecciones generales, en el plazo de un par de meses, o justo después del verano, ¿quién podrá decir que no a eso? ¡Nadie! Todos los que se llenan la boca criticando al PP tendrían que admitir que no hay otra salida... o que su palabrería contra los populares es sólo de boquilla.

Hay que señalar que el gobierno resultante tendrá poco juego para hacer política en el período que le toque gobernar (desde que asuma el poder hasta que, después de las elecciones, haya otro gobierno). Tendrá unos presupuestos recién aprobados, que le marcarán el terreno de juego, unas mayorías parlamentarias muy complicadas... Intentar hacer cosas en estas condiciones no digo que sea imposible, pero... Creo que lo más efectivo y es lo más razonable sería un golpe sobre la mesa para hacer borrón y cuenta nueva, convocando elecciones lo antes posible. Eso es lo que yo pienso y ustedes pueden darme o quitarme la razón, faltaría más. Pero se me hace difícil creer que deberíamos seguir así, como hasta ahora. 

El problema es que todos tienen la cabeza puesta en Qué hay de lo mío y su perspectiva es un corto plazo muy corto. Esto vale también para el PSOE, claro, no va a ser menos que los demás. Su reacción convocando una moción de censura es un paso adelante en el buen camino, si su programa es convocar elecciones lo antes posible. Es posible que no las gane, de acuerdo, pero si no obra así las siguientes seguro que no las gana. 

Veo españoles...

El asunto se veía venir de lejos, pero ha pillado a Ciudadanos viendo españoles hasta en la sopa y con el pie cambiado. Se van a tener que retratar. No pueden decir que no a una convocatoria electoral sin que les duela después. Era el partido en ascenso. Hiciera lo que hiciera, iba a sumar votos lo mismo. Bailando al son de la moda, se había sumado al populismo táctico. Era innecesario que viera españoles por todas partes, ahí falló. Ahora veremos qué hace, si vuelve a fallar. 

En Podemos se rinden a la evidencia. Aceptan la moción de censura mientras intentan disimular sus feroces luchas intestinas, dignas de un novelón vaticano. A ver qué hace el PNV, que saca réditos de cualquier cosa. Eso antes lo hacían los convergentes, pero perdieron el tren dedicándose a otros menesteres. Ahora critican la corrupción del PP, ellos, precisamente ellos... Sin comentarios. Etcétera.

En resumen, lo que pienso, y creo que me repito: Si el programa de la moción de censura es convocar elecciones lo antes posible, sea en verano, sea a principios de otoño, tanto Pedro Sánchez como el PSOE habrán dado un paso adelante. ¿Que sale adelante la moción de censura? ¡Fantástico! Después de las elecciones, ya se verá. ¿Que no sale? Más de uno habrá quedado en evidencia y le resultará difícil explicarse. Si, por el contrario, el programa del gobierno propuesto pretende algo más, es fácil, muy fácil, meterse en camisas de once varas y perder todo lo ganado. O no.

Dicho todo esto, veremos qué pasa. También les digo que mis valoraciones y predicciones políticas no valen demasiado. Están avisados.

Nous sommes arrivés!


Para el solaz y deleite de mis lectores, o quizá para provocar en ellos un atroz aburrimiento, he aquí un nuevo artículo en Metrópoli Abierta, titulado Nous sommes arrivés!

Está en francés, porque hablo de las maneras del desembarco de una multinacional francesa en una empresa local y de más cosas (ya verán). Pero, ahora que lo pienso, bien podría hablar de una multinacional cualquiera.

Ayer, en los periódicos


Ayer, en los periódicos:


Pues resulta que ¡era broma! ¡Muy buena, por cierto! ¡Bravo! Qué risas que me he echado... Señores, un saludo y mi enhorabuena.

Se non è vero, è ben trovato

Hoy, en los periódicos


Hoy, en los periódicos (y no es broma):



No estamos tan mal


Este tipo nos ha dado una lección a todos.

Lean:

Rodeados de gilipollas


He leído hoy mismo que si la política tira del populismo es porque el populismo tiene éxito. Lamentablemente, continuaba la reflexión, si tiene éxito quiere decir que vivimos rodeados de gilipollas.

Sí, hija, sí, tu himno da para llorar un rato.

Digo esto porque no teníamos bastante con el populismo catalán para que ahora Ciudadanos opte también por arrojar el disimulo a un lado y se lance a la piscina con la misma retórica, las mismas armas dialécticas y las mismas formas, cambiando una banderita por otra y forzando la máquina. Me llevo las manos a la cabeza, con no poco espanto. 

A por todas (las banderas).

Es frentismo puro, es ellos y nosotros hasta la extenuación, es exactamente lo que no tenía que hacerse y se hace, porque, efectivamente, y la frase no es mía, siempre subestimamos el número de personas capaces de cometer estupideces.

Una guerra de nacionalismos no es lo más conveniente, ni ahora ni nunca. A corto plazo, es verdad, suma votos, pero poco después... Mal asunto. La política no tiene que ir de lo que se es o se siente, sino de lo que se hace. Allá cada uno con lo que siente o cree ser, pues ¿no defendemos la libertad? Uno hace un país trabajando por una administración más eficaz y unos mejores servicios sociales, construyendo un sólido Estado del Bienestar, invirtiendo esfuerzos en una educación primorosa, ciencia y cultura, y dejándose de chorradas. A ver quién la tiene más gorda (la bandera) nunca ha llevado a nada bueno. 

Por eso desearía que las únicas ropas que colgaran de los balcones fueran las de la colada y que dejaran todos, unos y otros, de ensuciar las calles con sus grafitos, sus lacitos y tanta banderita. Sois todos, todos, unos pesados. Y unos gilipollas.

El décimo


Hace ya unos años, leí una entrevista a un historiador que sostenía, razonablemente, que la Diputación del General de la Edad Media nada tenía que ver con la Generalidad de Cataluña que tenemos ahora. Hoy el tema ha vuelto a los periódicos (entonces no tuvo eco) y corre una polémica sobre este asunto. 

Al señor Pujol, quien fuera banquero y patriarca de una familia ejemplar, le dio por llamarse a sí mismo, en un alarde de modestia infinita, el 125.º presidente de la Generalidad de Cataluña, para evidenciar que lo suyo era la recuperación de una historia milenaria y tal y cual. Dejando a un lado si salen las cuentas, por qué era el 125.º y no el 123.º o el 127.º (la lista está abierta a interpretaciones), ¿puede darse por buena esta serie? ¿Es lo mismo un presidente de la Generalidad del siglo XX que uno de la Generalidad del siglo XVIII, cuando dejó de existir en su forma antigua? Entre una cosa y la otra, ¿qué?

La antigua Generalidad era una institución medieval en la que formaban los tres estamentos típicos de una república de Platón pasada por el cedazo del cristianismo. Es decir, se repartía entre la Iglesia (que ocupaba, por defecto, la presidencia), la nobleza y la burguesía. Un voto por estamento. Tres votos en total.

Este último estamento, el de la burguesía, era, en teoría, el popular, pero entonces funcionaba un sistema censitario y eso implica que sólo los más adinerados tenían opción al cargo de diputado; un cargo, además, reservado a los gremios, que atenazaban con mano de hierro la actividad económica de la industria y el comercio con una regulación que en la Edad Media podría estar bien, pero que en la Edad Moderna no era más que un estorbo. De democracia, nada, o bien poca cosa. Lo más parecido era el procedimiento de la insaculatio, consistente en meter todas las papeletas en un saco y escoger un cargo sacando una, echándolo a suertes. Así se escogía a muchos diputados.

Esta institución es semejante a tantas otras de corte medieval en toda Europa que fueron desapareciendo a partir del siglo XVII y XVIII, ya fuera por los decretos de los monarcas absolutos, ya fuera, más tarde, por las revoluciones liberales, que cambiaron el régimen estamentario por uno parlamentario e instituyeron la democracia parlamentaria como la conocemos hoy día, que es incompatible con este viejo sistema. La Diputación del General fue suprimida a principios del siglo XVIII en España, junto con instituciones semejantes en los demás reinos de la Corona. Esa supresión acabó con el rígido sistema gremial medieval y permitió que el comercio y la industria, ya libres de ataduras, iniciaran un prodigioso crecimiento a lo largo de todo el siglo, favorecido por la obertura del comercio con las Américas años después. 

Fue en 1931 cuando, recién instaurada la II República Española, se procedió a crear un gobierno autónomo en Cataluña. La idea original era crear una república federal, una propuesta política de larga tradición en Cataluña, pero esta idea no cuajó. El Gobierno de la República propuso llamar Generalidad de Cataluña a este gobierno autónomo, porque ya existía el nombre, pero podría haberlo llamado de cualquier otra manera. El parecido entre una institución democrática y otra medieval, si existe, es casual. Macià fue el primer presidente de esta institución democrática. 

Cuando se nos echó encima la Guerra Civil, se suprimió otra vez, de facto, pero hubo dos presidentes más en el exilio, Irla y Tarradellas, que tomaron el relevo al presidente Companys. La muerte de Franco y el regreso de Tarradellas supuso la reinstauración de esta institución. Por cierto, la única institución de la II República Española que fue repuesta durante la Transición. 

Si consideramos la continuidad desde 1931 hasta hoy, salen diez presidentes: Macià, Companys, Irla, Tarradellas, Pujol, Maragall, Montilla, Mas, Puigdemont y el nuevo, Torra. Todos ellos, a diferencia de los de la antigua Diputación del General, escogidos mediante sufragio universal (Macià sólo con el sufragio de los ciudadanos varones) en una democracia parlamentaria. Torra sería, pues, el décimo.

Considerar que es el 131.º o por ahí es llenarse de ínfulas y apelar al folklore, o confundir churras con merinas. Es sostener que el Bugatti tan hortera que fabrican los de Volkswagen para millonarios rusos aburridos es lo mismo que los automóviles que fabricaba Ettore Bugatti en Molsheim, Alsacia, antes de la Segunda Guerra Mundial, por poner un ejemplo. Pues, no. El Bugatti de verdad era el que había antes y lo de ahora es una apropiación de una marca para vender más. Eso no es tradición ni continuidad, sino oportunismo y propaganda. Hablo de Bugatti, claro, pero también podría hablar de lo otro con las mismas palabras.

Contra los franceses (libelo)


El libelo es un género literario que está en desuso, pero que ha dado páginas brillantes a los más destacados cascarrabias. Algunas obras de eruditos, filósofos e intelectuales a lo largo de la historia tendrían que ser consideradas libelos, y podríamos citar a muchos ensayistas británicos o alemanes, españoles, italianos... ¿franceses? ¿Por qué pregunto por los franceses? Porque el libelo que ha caído en mis manos se titula Contra los franceses.


Recordemos qué es un libelo. La RAE apunta dos definiciones. Una, la más común, la de un escrito en que se denigra o infama a alguien o algo; la segunda, en desuso, un libro pequeño. Aunque algunos libros o artículos que hoy se publican podrían considerarse libelos, están muy lejos del espíritu del verdadero libelo.


En 1980 comenzó a circular por Madrid un libelo anónimo (un libelo que se precie ha de serlo) titulado Contra los franceses. Lo tenía todo: estaba muy bien escrito, tiraba con bala y no dejaba títere con cabeza. Asomaban en sus páginas la burla socarrona, la indignación, ciertas e imprescindibles dosis de cinismo y una abierta provocación. Estaba escrito con mucha gracia y su autor daba sobradas muestras de erudición. Causó pasmo, polémica y sobre todo una pequeña revolución en algunos círculos, que se morían por leer el libelo. He leído esa edición de 1980, que es hoy pieza de colección.

En 2016, la editorial Elba volvió a publicarlo. Esta vez, venía con la firma de su autor, Manuel Arroyo-Stephens. Éste es todo un personaje de la cultura, librero, editor y (ya ven) autor de libelos. 

Les recomiendo muy, pero que muy vivamente leer Contra los franceses. No les pido que estén de acuerdo con lo que dice (de eso se trata), pero sí les aseguro que, a poco que tengan sentido crítico y sentido del humor, se les escapará la risa y poco después estarán dándole vueltas al asunto del que acaban de reírse. Es una obrita (un libelo) de mucho mérito.

Perro come perro



Sajalín Editores es una de esas editoriales exquisitas que publica libros magníficos. Su colección de novela policíaca es poco menos que brillante y publica a Edward Bunker, que no es poco. Bunker es uno de esos autores cuya biografía es, en sí misma, una novela. El autor fue un delincuente peligroso aficionado a la lectura y después de muchas visitas a cárceles y reformatorios y varios delitos a cuestas, se hizo famoso escribiendo relatos policíacos. Uno de ellos es Perro come perro, que Sajalín Editores publica traducido por Zulema Couso.

El argumento gira alrededor de Troy Cameron, que sale de prisión después de pasarse quince años entre rejas. Le esperan dos antiguos compañeros. Uno, Mad Dog McCain, es un tipo peligroso, enganchado a las drogas, que va dejando un rastro de cadáveres a su paso. El otro, Diesel Carson, un matón que parece haberse establecido y trabaja para un sindicato mafioso. La especialidad de Troy es planificar y ejecutar atracos y robos a mano armada y deja la prisión con un proyecto en la cabeza. Entonces... Entonces no diré nada más. 

El estilo de Bunker es directo e hipnótico. El lector no tarda en ponerse en la piel de Troy Cameron y contempla el mundo desde la perspectiva de la delincuencia. El estilo es directo, parco, en apariencia simple. Su concisión no es gratuita y el ritmo de la narración se sostiene de principio a final. Bumker no hace concesiones, dejando a un lado algún intento de justificar los actos de sus protagonistas. Pero es el lector el que tiene la última palabra a la hora de juzgar la bondad de las razones de unos y otros. La aparente simplicidad oculta una estructura sólida, unos personajes muy bien definidos y una trama que parecerá desordenada, pero que atrapa de la primera a la última página.

Muy recomendable.

La Oficina «Anti»fraude de Cataluña


¡Vaya, vaya...! Ahora puedo decir tranquilamente que yo ya lo dije. La Oficina Antifraude de Cataluña (OAC) fue durante unos años la Oficina «Anti»fraude de Cataluña, o un fraude de oficina. Les explicaré:

El 29 de junio de 2016, después de ser pillado trapicheando información con el ministro de Interior, el señor de Alfonso, director de la OAC, fue destituido y su lugar lo ocupó la señora Masià, directora adjunta. Lo primero que hizo fue una purga estalinista-convergente; véase aquí:

Quienes querían que salieran a la luz las irregularidades cometidas por el tándem De Alfonso-Masià se encontraron de hoy para mañana de patitas en la calle.

La señora Masià duró en el cargo poco más o menos un mes. Sólo un mes. Después de su paso por una comisión parlamentaria para explicar qué pensaba hacer o dejar de hacer en la oficina, la calaron todos y pusieron a otro director, el señor Gimeno. Quien, por cierto, prometió hacer una auditoría interna. Ya lo expliqué en su momento, aquí:

La señora Masià pidió regresar al cargo que había ostentado antes en la oficina, pero no la quisieron ni volver a ver. El caso está en los tribunales. Si diesen la razón a la señora Masià, cobraría una indemnización, pero no la volverían a admitir, me dicen mis informantes.

¿Por qué el nuevo director tenía que hacer una auditoría sobre la OAC? Véanse unas cuantas razones: 
Etcétera.

Gran parte de todo lo que publiqué en su día se debe a la colaboración de algunos lectores de El cuaderno de Luis, que me enviaron información y documentación pública y publicada sobre el asunto, a la que muchos periodistas no habían hecho mucho caso. Otra información que me hicieron llegar no la publiqué, por no poder contrastarla con otras fuentes, o por no buscarme un lío. Todo lo que publiqué se había publicado antes en la prensa o en el DOGC y similares, lo que proporciona cierta seguridad. 

Todo este rollo del ya te lo dije viene a cuento porque se ha publicado el Informe de la Sindicatura de Cuentas sobre el ejercicio 2015 de la Oficina Antifraude de Cataluña. Aquí tienen el informe:

De modo muy resumido, tanto el director De Alfonso como la directora adjunta Masià cobraron complementos que no tenían derecho a cobrar y su manejo del dinero era todo menos transparente, además de arbitrario. Encima, algo de eso podría ser delito, ojo. Léanlo ustedes mismos o busquen en la prensa.

El actual director de la Oficina Antifraude de Cataluña, por cierto, ha sido incapaz en todo el tiempo que lleva en el cargo de detectar el fraude en su propia oficina, cosa que prometió hacer. Ahí lo dejo, para que ustedes mismos opinen.

Algunos apuntes de El cuaderno de Luis de 2015, período analizado por la Sindicatura de Cuentas, ya mencionan algunas de las irregularidades detectadas por los auditores o antecedentes del mismo comportamiento en otros cargos anteriores de su directora adjunta. Por ejemplo:
Etcétera.

Sírvanse ustedes mismos.

¿Lo dije o no lo dije?

Vamos a contar mentiras, tralará


Aquí les dejo otro artículo para Metrópoli Abierta. Va de contar mentiras, la nueva línea de la política de aquí y de todas partes, parece, y se titula (previsiblemente) Vamos a contar mentiras, tralará.

Hago un inciso. Cuando escribí el artículo, hace unos días, no se sabía quién podría ser el siguiente presidente de la Generalidad de Cataluña. Aposté por Pilarín Bayés y me equivoqué. En su lugar, ha sido escogido un energúmeno, pero ésa es otra historia y no es éste el momento de hablar de ella.

Espero que les guste. Si no, ¡paciencia!

Una televisión en negro y otra en amarillo


Es mucho lo que se dice sobre la manipulación de las televisiones públicas. El caso de TV3 es tremebundo, hasta nauseabundo. Cuando se echa en cara esta manipulación de la televisión pública catalana (más que notoria y descarada), se responde mencionando el caso de TVE, la televisión pública española, que tampoco se esconde. Sin embargo...


No sé si se habrán fijado, pero les cuento. Desde hace una temporada, los presentadores de TVE visten de negro los viernes. Ellos y ellas protestan así contra la manipulación de los contenidos de los noticiarios y la dirección de los informativos, a la que acusan de parcialidad política. Los trabajadores del Ente han pedido un cambio del Consejo de Administración de RTVE. Ha habido, además, dimisiones, protestas y manifestaciones, declaraciones en medios de comunicación, etcétera, y digo etcétera porque la historia todavía no ha terminado. La dirección presiona, pero los periodistas insisten en defender una televisión pública de verdad, no de unos sí y de otros no.

Desde aquí les doy muchos ánimos. Seguid así, dando ejemplo.

Puede decirse que hoy mismo la televisión pública española está manipulada, pero también que existe un rayo de esperanza para que deje de estarlo, porque los profesionales de TVE defienden su independencia y protestan contra la parcialidad política del medio. Es fácil predecir que TVE cambiará tan pronto la dejen cambiar. En cambio, en TV3 siguen de amarillo y no parecen darse cuenta de lo que están haciendo (o seguramente sí que sepan lo que hacen, peor me lo ponen). 

La valoración de la altura moral y profesional de unos y otros la dejo en sus manos. 

Puf... (Gran Premio de España 2018)


Vaya... El circuito de Montmeló, me dicen, está en la cuerda floja. Por varias razones. Una de ellas, que ya no llena como llenaba (con esos precios, no me extraña). Otra, que el Ayuntamiento de Barcelona no está por la labor, y la Generalidad de Cataluña, de aquella manera, porque anda en otras cosas. El clima político tampoco ayuda, y en Madrid ya corren voces que proponen un circuito urbano (los que, según se dice, son más espectaculares y atraen más público). Así que ojo o nos quedamos sin carreras.


En fin, es lo que hay. El de Montmeló es un circuito muy técnico, lo que es bueno, pero poco favorable a los adelantamientos, lo que no es tan bueno. Por eso fue tan importante que Mercedes-Benz se hiciera con los dos primeros puestos en la parrilla de salida, seguido de los dos Ferrari. En carrera, puf. Sí, puf. El segundo Ferrari ha sufrido un desfallecimiento y ha tenido que abandonar. Puf... El motor ha perdido potencia súbitamente. El primero no ha cambiado los neumáticos cuando debía y una estrategia que no ha sido la mejor lo ha dejado en cuarta posición, detrás de los dos Mercedes-Benz y un Red Bull. Ay, Señor, ya empezamos como el año pasado.

Frente borrascoso


Hace ya tiempo que se han desatado todos los demonios en la política catalana. Ya van corriendo por ahí a cara descubierta (léase con desfachatez o sin vergüenza) y es cuestión de tiempo que alguno se haga daño a sí mismo o lo haga a los demás. En un breve lapso de tiempo, he contemplado dos sucesos que no auguran nada bueno. 

El tresporcientismo celebrándose en voz alta y sin vergüenza.

El primero es que el antiguo presidente de Banca Catalana, protagonista de una quiebra bancaria sin parangón y chorizo confeso, junto con la familia, que también se benefició, recibió un sonado homenaje. El público abarrotó el local y se puso en pie para ovacionarlo. Entre los asistentes, tantos beneficiados del clientelismo instalado en estas latitudes, devolviendo el favor. Siento vergüenza. El tipo, además, sigue presumiendo de ética, moral y tal y cual, y la gente le compra la manta.

La Moreneta, fíjense en la Moreneta...
Dios mío, quién nos manda.

El segundo, un síntoma. Un energúmeno con ninguna experiencia de gobierno de ninguna clase ha sido escogido a dedo por un tipo que fue escogido a dedo por un tipo que fue escogido a dedo por el antiguo presidente de Banca Catalana para ser presidente de la Generalidad de Cataluña. Creo no haberme descontado con los dedos. La particularidad es que si el primero pensaba en términos supremacistas, sabía callárselo (no así su mujer), mientras que este personaje se ha dado a conocer (por escrito, además) como un individuo de la extrema derecha más reaccionaria y supremacista del país. Nada parece señalar una leve, minúscula, lejana esperanza de que sea la persona ideal para conseguir sosiego en la política y respeto por los demás. Es, a juzgar por lo que ha dejado escrito, una mala persona.

¿Que en España no andan mejor? Un poco mejor sí. Si esto lo hiciera el PP, ya verían la que se organizaba a cambio. Pero, sí, están... ¡estamos! muy mal. Entre los másters, los corruptos que salen de hasta debajo de las piedras y las derechas jugando a ver quién la tiene más larga y robándole votos a la izquierda, no sé a dónde iremos a parar.

El problema es que me largaría con gusto a la Toscana, a pasar mis últimos días lejos de tanta estulticia como la que gastan tantos de mis paisanos, pero ¿qué ocurre en Italia? Que los de la Liga y los del movimiento Cinco Estrellas están a punto de ponerse de acuerdo para gobernar. Gobiernen o no, me han jodido el exilio, porque lo siguiente sería Nueva Zelanda y queda lejos.

Nada, que vienen borrascas.

¡Un millón de visitas!


Hoy le he echado un vistazo a El cuaderno de Luis y ¡oh, sorpresa! ¡Ya lleva un millón de visitas! ¡Un millón! Que se dice rápido y parece fácil. 

En fin, queridos y pacientes visitantes y lectores, gracias, y espero veros de nuevo. 

Un millón... Eso es mucho, ¿no?

Todos a una


Queridos y pacientes lectores:

Vuelvo a publicar un artículo de opinión en Metrópoli Abierta. Se titula Todos a una y versa sobre las malas relaciones entre los sindicatos y el Ayuntamiento de Barcelona. Estén de acuerdo o no con lo que digo, espero que el artículo les guste.


La muerte de Napoleón



Simon Leys, autor de La muerte de Napoleón, nos dice en un postfacio de la obra que ésta le salió casi sin querer; sin saber cómo, mejor dicho. ¡Qué fortuna más graciosa! Porque gracias a ella disfrutamos de una novelita (una novela corta) de mucho mérito y muy agradable lectura. Publicada por Acantilado y traducida por José Ramón Monreal, es de ésas que vale la pena leer, y no le llevará mucho tiempo.

La excusa del argumento tiene un punto cómico (y trágico, en el fondo). Bonaparte escapa de su exilio en Santa Helena, gracias a una secreta conjura bonapartista, pero acaba en Francia como un personaje anónimo y teniendo que valerse por sí mismo. No cuento más. Pero algunas páginas nos ponen en medio del enfrentamiento entre la verdad y la realidad (que no siempre son una misma cosa), ante la belleza de un instante o el dolor de un recuerdo. La escena de Waterloo, la del gendarme en la frontera o la del manicomio, por no hablar de la inmensa escena final, son dignas de ser leídas con cuidado y atención, pues fueron escritas en estado de gracia.

200 años de Marx



El 5 de mayo de 1818 nacía Karl Marx. Sus padres, en ese momento, no sabían que habían engendrado a uno de los pensadores más influyentes del siglo XIX, o acaso de toda la historia. 

El joven Marx supo de los autores ilustrados de muy joven, en un entorno autoritario (Prusia), y en la universidad ya destacaba por aguantar como el que más bebiendo cerveza, por querer ser poeta y por una tesis de doctorado sobre el ateísmo de Epicuro. En esos clubs de bebedores de cerveza típicos de las universidades alemanas de la época supo de la filosofía de Hegel. Fue más adelante, al echarse novia, que su futuro suegro (de familia noble y prusiana) lo puso frente a las ideas revolucionarias y socialistas. Fue un suma y sigue: Hegel más revolución más socialismo...

Su obra cumbre, El Capital, no fue recopilada y publicada íntegra... ¡hasta 1956! Con todo, fue (es y sigue siendo) uno de los libros más influyentes en ámbitos y disciplinas tan diversas como la filosofía, la historia, la sociología o la economía, por mentar los más inmediatos. Fue el primer estudio serio sobre el capitalismo, el primero que lo caracterizó y criticó. De hecho, es fácil comprobar que cuanto más nos acercamos a un neoliberalismo absoluto, más razón tienen las predicciones de Marx. 

Otro asunto es que su teoría económica (basada en los principios de Malthus y Ricardo) sea criticable por no considerar tal o cual factor de la economía o que, como Hegel, se liara con la dialéctica, la inevitabilidad de la Historia (con mayúsculas, que se nos pone hegeliano) y otras zarandajas por el estilo, entre las cuáles destacaría la jerga (vamos a llamarla así) marxista, que tantas alegrías ha proporcionado a los hacedores de discursos y eufemismos. Pero de ahí a negar la importancia o la influencia de El Capital, y su mérito, hay un abismo. Si nos ponemos, La República de Platón ha sido muy bien considerada por Occidente y la Iglesia durante siglos y siglos y es un himno a los gobiernos autoritarios contrarios a la libertad de expresión, una excusa para la más feroz represión y un etcétera de veras terrible, y no veo tanta polémica alrededor de Platón, ¿no?

Seguro que saldrá más de uno hablando de las tiranías socialistas que nos han amargado la existencia a lo largo del siglo XX. Pero no los veo tirando con la misma inquina contra Herder, Hegel y el idealismo romántico, que nos llenaron de nacionalismos, supremacismos, racismos y demás ismos de mal digerir. Las tiranías, por regla general, no se basan en una ideología, sino que se sirven de ella como excusa, lo que no es lo mismo, y todos esos ismos que he dicho aparecen, en proporción diversa, en cualquier tiranía.

Si nos remontamos a la época de Marx y contemplamos la situación de quienes (mal)vivían de un jornal en las fábricas y ciudades de la época, resultará difícil no darle razón al filósofo barbudo. Al menos, alguna razón. ¡Algo había que hacer! Sin Marx, el Estado del Bienestar (el logro máximo de la sociedad occidental) no habría sido posible. El marxismo era (y creo que sigue siendo) necesario. Que guste o no guste lo dejo a discreción de cada uno, pero la necesidad de alguien que defienda algún tipo de socialismo es innegable, para evitar injusticias, digo yo, para equilibrar el desigual reparto de riquezas y oportunidades.

La crítica de Marx, tanto para fundamentarlo, como para adaptarlo a nuestros tiempos, matizarlo o, cómo no, disputarle la razón ha sido el motor de gran parte de la filosofía política desde entonces. Hay motivo más que suficiente para celebrar el segundo centenario de su nacimiento. 

(Si no les convence, celebren el de Kierkegaard, que nació el mismo día... pero cinco años antes. Aunque ¿quién se acuerda de Kierkegaard?)

Más en: 

¿Qué hace toda esa gente ahí?


Una de las cosas que me saca de quicio al examinar los últimos años de la política en Cataluña es ver la cantidad de energía que se ha gastado (y se gasta) en cuestiones identitarias que no nos harán ningún bien que han ocultado (y siguen ocultando) los verdaderos problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad. ¡Cuánto se habría conseguido si todos esos esfuerzos hubieran sido para promover más y mejores servicios sociales, sanidad o educación...!

De eso va un poco ¿Qué hace toda esa gente ahí?, otro artículo de opinión que he podido publicar en Metrópoli Abierta.