200 años de Marx



El 5 de mayo de 1818 nacía Karl Marx. Sus padres, en ese momento, no sabían que habían engendrado a uno de los pensadores más influyentes del siglo XIX, o acaso de toda la historia. 

El joven Marx supo de los autores ilustrados de muy joven, en un entorno autoritario (Prusia), y en la universidad ya destacaba por aguantar como el que más bebiendo cerveza, por querer ser poeta y por una tesis de doctorado sobre el ateísmo de Epicuro. En esos clubs de bebedores de cerveza típicos de las universidades alemanas de la época supo de la filosofía de Hegel. Fue más adelante, al echarse novia, que su futuro suegro (de familia noble y prusiana) lo puso frente a las ideas revolucionarias y socialistas. Fue un suma y sigue: Hegel más revolución más socialismo...

Su obra cumbre, El Capital, no fue recopilada y publicada íntegra... ¡hasta 1956! Con todo, fue (es y sigue siendo) uno de los libros más influyentes en ámbitos y disciplinas tan diversas como la filosofía, la historia, la sociología o la economía, por mentar los más inmediatos. Fue el primer estudio serio sobre el capitalismo, el primero que lo caracterizó y criticó. De hecho, es fácil comprobar que cuanto más nos acercamos a un neoliberalismo absoluto, más razón tienen las predicciones de Marx. 

Otro asunto es que su teoría económica (basada en los principios de Malthus y Ricardo) sea criticable por no considerar tal o cual factor de la economía o que, como Hegel, se liara con la dialéctica, la inevitabilidad de la Historia (con mayúsculas, que se nos pone hegeliano) y otras zarandajas por el estilo, entre las cuáles destacaría la jerga (vamos a llamarla así) marxista, que tantas alegrías ha proporcionado a los hacedores de discursos y eufemismos. Pero de ahí a negar la importancia o la influencia de El Capital, y su mérito, hay un abismo. Si nos ponemos, La República de Platón ha sido muy bien considerada por Occidente y la Iglesia durante siglos y siglos y es un himno a los gobiernos autoritarios contrarios a la libertad de expresión, una excusa para la más feroz represión y un etcétera de veras terrible, y no veo tanta polémica alrededor de Platón, ¿no?

Seguro que saldrá más de uno hablando de las tiranías socialistas que nos han amargado la existencia a lo largo del siglo XX. Pero no los veo tirando con la misma inquina contra Herder, Hegel y el idealismo romántico, que nos llenaron de nacionalismos, supremacismos, racismos y demás ismos de mal digerir. Las tiranías, por regla general, no se basan en una ideología, sino que se sirven de ella como excusa, lo que no es lo mismo, y todos esos ismos que he dicho aparecen, en proporción diversa, en cualquier tiranía.

Si nos remontamos a la época de Marx y contemplamos la situación de quienes (mal)vivían de un jornal en las fábricas y ciudades de la época, resultará difícil no darle razón al filósofo barbudo. Al menos, alguna razón. ¡Algo había que hacer! Sin Marx, el Estado del Bienestar (el logro máximo de la sociedad occidental) no habría sido posible. El marxismo era (y creo que sigue siendo) necesario. Que guste o no guste lo dejo a discreción de cada uno, pero la necesidad de alguien que defienda algún tipo de socialismo es innegable, para evitar injusticias, digo yo, para equilibrar el desigual reparto de riquezas y oportunidades.

La crítica de Marx, tanto para fundamentarlo, como para adaptarlo a nuestros tiempos, matizarlo o, cómo no, disputarle la razón ha sido el motor de gran parte de la filosofía política desde entonces. Hay motivo más que suficiente para celebrar el segundo centenario de su nacimiento. 

(Si no les convence, celebren el de Kierkegaard, que nació el mismo día... pero cinco años antes. Aunque ¿quién se acuerda de Kierkegaard?)

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