Asamblearios de la CUP. Se adivinan las facciones.
Unos saludan levantando el puño izquierdo y los otros, el puño derecho.
Este fin de semana, las CUP votan si dan la presidencia al señor Mas o no se la dan. En pocas palabras, si vamos o no vamos a las cuartas elecciones al Parlamento de Cataluña en cinco años. En cualquier caso, el resultado será lamentable y sus consecuencias, dignas de una clase política que Cataluña no merece. Mezquindad y corrupción, estulticia, ensoberbecimiento tal no se había visto entre los dirigentes de un país civilizado desde hacía mucho tiempo. Si los catalanes nos lo merecemos, lo dudo, que nadie merece tanto mal, pero también me apena decir que no se nos cae la venda de los ojos cuando nos miramos al espejo.
El señor Mas optó desde el primer día por una política de recortes indiscriminada mucho antes de que comenzara a aplicarla el gobierno del Partido Popular. Además, presumían de ella. Cuando el Gobierno de España pedía recortar cinco, la Generalidad de Cataluña ya había recortado diez y seguía recortando.
La sanidad pública ha resultado especialmente dañada por esa política, con un recorte del diez por ciento de su presupuesto el primer año del gobierno del señor Mas y recortes posteriores han rebajado todavía más el presupuesto. Se han perdido cientos de camas hospitalarias. Hay que sumar privatizaciones (disimuladas y encubiertas en muchos casos), concesiones a empresas privadas (a dedo, muchas de ellas, comisiones aparte), y una alianza de facto con el PP (con legislaciones hechas a la medida y votadas por CiU y PP en 2015) para que la legislación española no permita ni claridad ni transparencia, ni mucho menos una gestión pública, en la gestión de los consorcios sanitarios. Se estima que la racionalización de la gestión sanitaria en Cataluña podría ahorrar casi una tercera parte del coste de la sanidad pública, sin merma del servicio, pero eliminando ese lío tremendo de consorcios, sociedades y comanditas que lo enturbia todo, instaurada por el consejero Trias durante el reinado de Pujol. Por no hablar de la corrupción en el sector sanitario, que da para hablar largo y tendido.
Una anécdota. No hace mucho, unos cincuenta médidos han sido imputados por aceptar sobornos de una empresa que fabricaba prótesis de muy mala calidad. El caso es que esas prótesis habían sido rechazadas anteriormente por los médicos: eran muy malas y no cumplían los requisitos mínimos exigibles. El empresario que las fabricaba (imputado) visitó a una munícipe de Reus (imputada) de CiU, que organizó una entrevista entre el empresario y el señor don Artur Mas (imputado, pero por otra cosa).
Después de la entrevista, el empresario regresó con sus prótesis defectuosas a los hospitales y entonces sí que las vendió, porque los médicos recibieron instrucciones de los directivos de tales hospitales. Más de uno aceptó regalos a cambio, visto el ejemplo de sus superiores. Cincuenta médicos imputados y seis mil prótesis defectuosas implantadas más tarde, la prensa corre un tupido velo sobre este asunto y procura no hablar demasiado del mismo, un caso que habría hecho dimitir hasta el Tato en cualquier país medianamente decente. Todo lo dicho está en los periódicos, incluyendo la entrevista con el señor Mas, no me lo invento.
Sanidad, corrupción... Porque sobre la corrupción en Cataluña hay material para una enciclopedia. La dirección de la Oficina Antifraude de Cataluña, por ejemplo, está implicada en asuntos poco claros y puesta a dedo por los partidos más corruptos. No diré más.
La sanidad es sólo un ejemplo. La educación pública podría ser otro. ¡La reforma laboral! La votaron PP y CiU, ¿recuerdan? El PP tuvo que ponerle freno a CiU, porque los convergentes querían que la reforma laboral también se aplicara a los funcionarios y el señor Madí, mano derecha del señor Mas, asesor de ENDESA (como lo fuera el señor Bel) hoy en día sigue predicando en numerosas conferencias que los funcionarios tendrían que ser sustituidos por personal laboral y que las indemnizaciones por despido, los convenios, el salario mínimo... deberían desaparecer en cualquier caso. Ahí está Sala Martín, otro que tal. La ideología económica convergente en su salsa. El neoliberalismo extremo y más cruel. Que un poco de liberalismo gustará más o menos, pero esto es obsceno.
Recuerdo la renta mínima de inserción, las becas-comedor, las políticas sociales en general, la ley de dependencia... De un plumazo y por decreto, el gobierno del señor Mas se liberó de pagar las prestaciones que no había pagado a miles y miles de cuidadores, dejó a más de cien mil familias sin ingresos de ninguna clase, recortó a la mitad (a la mitad) las ayudas de comedor para los hijos de familias necesitadas...
Aunque algún incremento cosmético del presupuesto les permite presumir de un gran aumento de muchas de estas medidas el último año, todas ellas, todas, están por debajo o muy por debajo de como estaban en 2010. Y esto es así con el apoyo parlamentario de ERC y del PP, explícito e implícito, aquí, en Barcelona, o en el Congreso de los Diputados, en Madrid. Eso ha permitido vender edificios públicos a precio de saldo o (mal) privatizar el agua de boca de cinco millones y medio de catalanes, ha tolerado y ocultado al público la corrupción de los altos cargos de la Administración Pública y ha hecho lo posible para convertir los medios de comunicación catalanes en órganos de propaganda de este régimen de cosas.
En resumen, un daño inmenso que podrían haberse (habernos) ahorrado. Algunas de las políticas del neoliberalismo más bestia (de Thatcher a Reagan) descansan en la mesita de noche del señor Mas y se aplican desde hace tiempo con el voto libre de censuras de ERC. Tal cual. A los hechos me remito, a los diarios de sesiones. ¡Que no me vengan predicando que son gente de izquierdas! ¡Mienten! El Tea Party americano es una organización de izquierdas al lado de la Camomila Party que organizan en Juntos por el sí, por el sí a mantenerse en el poder, robando y jodiendo a destajo.
Allá la CUP con lo que vote. Pero ofrezco material de reflexión para el personal, en relación con este caso.
El señor Mas y quienes le apoyan ofrecen 270 millones de euros para, atención, reducir a la mitad (¡a la mitad!) las listas de espera en los hospitales, incrementar las ayudas a la dependencia, acabar con la pobreza energética, expandir el total de beneficiarios de la renta mínima de inserción, mejorar las prestaciones y la cantidad de becas-comedor, acabar con los recortes en sanidad, educación... En fin, esos 270 millones servirán para resucitar el Estado del Bienestar en Cataluña (en estado crítico gracias al contubernio de CiU, PP y ERC) y dejarlo de tal modo que en Noruega nos tendrían envidia.
Pero ¿qué son 270 millones? Para mí, una fortuna. Para el presupuesto de la Generalidad de Cataluña, que se ha movido entre los 25.000 y los 30.000 millones, millón más o menos, todo este tiempo... No llega al uno por ciento (1%) del total.
Contando que el primer año (2010) el gobierno de don Artur Mas recortó más de 1.000 millones sólo en sanidad pública... Más los recortes que vinieron después, claro, a tanto por año sobre el primero. Contando que la deuda de la Generalidad de Cataluña con las entidades sociales es varias veces superior... Contando con que la deuda que tiene con las farmacias catalanas también supera esta cifra... Contando, por poner un ejemplo, que su red de embajadas cuesta poco menos la cifra prometida y que TV3 nos cuesta más dinero cada año... Contando que en cinco años nos hemos gastado eso en subvencionar periódicos y radiotelevisiones afines al gobierno... En fin, ¿alguien se cree que con esos hipotéticos 270 millones Cataluña será Jauja?
Y si era tan barato sostener el Estado del Bienestar, señor Mas, ¿por qué se han empecinado en acabar con él durante todo el tiempo que ha estado mandando? ¿Por qué extraña razón ha insistido en ser tan malvado, si, total, era para ahorrarse una fruslería?
Usted, que ha cambiado de opinión varias veces al día los últimos cinco años, según soplaba el viento, usted dice ahora que cumplirá la palabra dada. ¿Por qué ahora hemos de creerle? ¿Después de tanto daño como ha hecho? Que lo ha hecho a posta, absolutamente convencido de la necesidad de acabar con el Estado del Bienestar, no nos cabe la menor duda, viéndolo actuar. ¿Ahora viene con éstas?
Votad, votad. En asambleas o en los colegios electorales. Votad. Si luego os duele la conciencia, no digáis que no os avisé.
Por sus obras los conoceréis. A todos.
¿..."que Cataluña no merece"?
ResponderEliminarJajajajajajajajajajajajajajajaja
Como dijo el gran Gregorio Morán, hay que ser muy hijo de puta para afirmar que alguien merece unos dirigentes como éstos.
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