Ni cagar en paz nos dejan


La British Toilet Association (http://www.btaloos.co.uk/) ha escogido como uno de los diseños del año 2019 al llamado Standard Toilet (marca registrada), diseñado por don Mahabir Gill. Su propuesta no sólo ha sido un objeto de diseño curioso, sino que ha dado pie a fundar una empresa, Standard Toilet (https://www.standardtoilet.net/), para comercializar su invento.

La tradicional taza del váter, culpable de innumerables males, según los empresarios británicos.

Cuenta la leyenda que el señor Gill estaba un poco hasta las narices de que sus compañeros de oficina dijeran que se iban al lavabo y que perdieran ahí sentados tantos y tan preciados minutos de su horario laboral. Según argumentan los promotores de Standard Toilet, en el Reino Unido el tiempo de permanencia en el váter de un trabajador a lo largo de su jornada laboral es de media hora, que pasa ahí sentado sin producir y dejando a cambio un regalo. Según los cálculos de no sé qué diabólica agrupación de empresarios, el tiempo que dedican los trabajadores británicos a sentarse en la taza del váter es un despiporre que se traduce en pérdidas económicas de millones y millones de libras esterlinas. Por lo tanto, el invento del Standard Toilet del señor Gill ha sido bienvenido por los desesperados empresarios que veían como tanto la mierda como sus beneficios se iban desagüe abajo.

Una taza del nuevo e incómodo váter.
Imagen procedente de su sitio web.

¿Por qué? Porque el señor Gill ha diseñado un váter que en vez de tener el asiento horizontal lo tiene ligeramente inclinado hacia abajo. Más exactamente, inclinado 13º. Con ese ángulo, sostiene el inventor y cualquier comercial de su empresa, será muy difícil permanecer sentado en la taza del váter más de cinco minutos. Por lo visto, la posición es sumamente incómoda y si el cagar se alarga, aparecen dolores en el culo y las piernas que hacen de la defecación un martirio. Los trabajadores con estreñimiento han puesto el grito en el cielo, pero, como sucede en el trato hacia todas las minorías, aquí pagan justos por pecadores.

La publicidad de Standard Toilet nos dice cosas que ya sabíamos. Una, que la taza del váter occidental se remonta al siglo XVI y que, en lo esencial, su diseño no ha cambiado desde entonces (por algo será). Por lo tanto, el diseño de Standard Toilet es una revolución en toda regla.

Argumenta a favor del váter incómodo que unos estudios médicos sin identificar (cito) han sugerido que [las tazas del váter] pueden provocar dolorosas hemorroides y debilitar los músculos pélvicos. Horror. 

Más a favor de los váteres torcidos. En los tiempos modernos, el váter en el lugar de trabajo se ha convertido en un refugio personal para leer y comunicarse por las redes sociales, dice. Y en los centros comerciales y en las estaciones del ferrocarril, sigue diciendo, se ha vuelto necesario reducir las colas en los lavabos

Otra imagen del incómodo asiento, esta vez con pie y cisterna.
Imagen procedente del mismo sitio.

De nuevo, se vende un invento para beneficio de la explotación del proletariado como un beneficio para el conjunto de la sociedad, pues si hay largas colas en los lavabos públicos británicos será porque hay pocos lavabos públicos o un problema de salud de la ciudadanía relacionado, seguramente, con la alimentación. En cualquiera de ambos casos, la solución no sería promover un modelo de váter incomodísimo, sino invertir más en sanitarios y en salud pública.

Yo lo dejo aquí y ustedes mismos reflexionen sobre el mundo que nos está quedando. Siglos de sabiduría aplicados a la taza del váter tirados al desagüe para que los sufridos empleados no puedan ni cagar en su puesto de trabajo. ¿A esto le llaman progreso?

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