Franco, el señor de la boina, subido en su regalo de cumpleaños.
Los demás, mirándoselo con envidia.
El 4 de diciembre de 1940, el Caudillo de España por la Gracia de Dios (tal decían las pesetas), don Francisco Franco Bahamonde, recibió un regalo de cumpleaños más que generoso del Caudillo de Alemania (que no lo era por la Gracia de Dios, aunque sostenía que Dios está con nosotros), don Adolf Hitler. El regalo en cuestión fue un automóvil, pero no uno cualquiera, sino un Mercedes Benz G4 (W31 en nomenclatura de Mercedes Benz).
Dos años más tarde, en 1942, el Gobierno de España adquirió para el Caudillo un Mercedes Benz 770 K limusina, uno de los últimos que se fabricarían en Alemania. Uno no hace regalos así porque sí y que un tipo como Hitler se mostrara tan agradecido con un tipo como Franco dice mucho y muy malo de los dos, no hace falta entrar en detalles.
Los dos Mercedes Benz de Franco, recién restaurados.
Fotografía de la revista Car & Driver.
Ya sabemos qué pasó después. Hitler, gracias a Dios, perdió la guerra y acabó pegándose un tiro en el búnquer de la Cancillería, en Berlín. Si se lo hubiera pegado años antes, hubiera sido mejor, pero las cosas fueron como fueron y ya no tienen remedio. La cuestión es que Franco se descubrió sin amigos en Europa y así siguió, poco más o menos, hasta que la histeria provocada por la amenaza (por otro lado, bastante real) de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia inclinaron a las democracias occidentales a pasarse la ética por el forro y hacer de Franco un amigo en vez de un apestado. ¿Amigo de Hitler, Franco? Ni me acuerdo.
El automóvil en cuestión es inconfundible por sus tres ejes.
El Mercedes Benz G4 de Franco pagó las consecuencias de esta evolución de la política española e internacional. No se sabe muy bien qué uso se le dio al coche entre 1940 y 1945, pero a partir de ahí procuró no sacarse del garaje a la vista del público, no fueran a señalarle a uno por ser amigo de los nazis. Las malas lenguas dicen que la familia Franco echó mano del automóvil para asistir a alguna de esas legendarias cacerías. Lo cierto es que tanto el G4 como la limusina 770 K de Mercedes Benz se quedaron en un rincón del garaje y sólo la rutina de mantenimiento de los mecánicos de la Guardia Real hizo que no se pudrieran y se echasen a perder.
El puesto de conducción.
Por cierto, ¿Franco sabía conducir? Creo que no.
A ver si encuentran la imagen de la Virgen.
¡Menos mal! Porque ambos automóviles, pero más especialmente el G4, son unas piezas de colección de primera especial y cualquier coleccionista pagaría millones de euros (muchos millones) por ellos.
El G4 español en el Classic Center de Stuttgart, mientras era restaurado y revisado.
El G4 fue restaurado por la propia Mercedes Benz, en su Classic Center de Stuttgart y la restauración salió gratis (suponemos, esperemos) al Estado, porque la clasificó como un regalo para la Casa Real Española (a la que pertenece el vehículo). Tres años pasaron dándole un repaso pieza a pieza los mecánicos especialistas, entre septiembre de 2001 y diciembre de 2004. Concluyeron que, como se decía, el automóvil apenas había sido utilizado y que su estado era, a todas luces, excelente. Lo dejaron nuevo, nuevecito, y hoy forma parte del Patrimonio Nacional y se exhibe al público en el Cuartel del Rey del Palacio del Pardo.
El automóvil, restaurado y nuevecito.
Una joya de la mecánica y un objeto de colección.
¿Por qué es tan interesante este Mercedes Benz G4? Porque es una pieza única, única de veras. Se fabricaron 57 ejemplares entre 1934 y 1939. Se inspiraban en un modelo todo-terreno (traccionaban las cuatro ruedas traseras), pero se trataba de un automóvil de representación, un símbolo de poder absoluto, todo lujo y ostentación, reservado para los más altos jerarcas del nazismo y como objeto de regalo para otros jefes de Estado, amigos y aliados. Mussolini, por ejemplo, tuvo uno. Algunos de los mariscales del ejército alemán disfrutaron de este automóvil, pero en contadas ocasiones. Era, no podía ser de otra manera, un alarde de mecánica y un acto de vanidad de la ingeniería alemana.
Goering haciéndose el interesante, paseando en su Mercedes Benz G4.
Lleva matrícula civil, no militar.
Hitler, en 1938, a bordo de un Mercedes Benz G4.
Lleva matrícula del ejército y se explica porque el Caudillo está en los Sudetes, presumiendo de haberlos liberado y de ser el jefe de todos los ejércitos de Alemania. Chófer y escolta son de las SS.
Si nos ponemos tontos, diremos que era lento y pesado. Pesaba, en vacío, 3.700 kg, entre los que contar algunas planchas blindadas, porque ni Hitler ni Franco ni sus amigotes las tenían todas consigo cuando salían a la calle. De ahí parte de la culpa de su lentitud y pesadez. Consumía 28 litros a los 100 km, que fácil se ponían a más de 36 litros si el coche circulaba por ciudad o por caminos de tierra y haciendo alarde de todo-terreno. Tenía tracción a las cuatro ruedas traseras y cuatro velocidades más marcha atrás. La pieza de museo tiene neumáticos que resisten hasta los 70 km/h, pero en su versión original podía alcanzar y superar, por muy poco, los 100 km/h. Tenía un motor en consonancia, de ocho cilindros en línea y unos 5.400 cc de cilindrada que daba unos 110 CV de potencia y pedía diez litros de aceite lubricante para ir tirando. (Comparado con los motores del 770 K, no daba mucho.) Su carrocería era la de un torpedo (touring) de siete plazas.
Su origen es el desarrollo del modelo G1, de 1926, y la idea era hacer del automóvil un vehículo militar, aunque acabó como acabó. Eran, simplemente, demasiado caros. Los primeros G4 (W31)tenían un motor de cinco litros. Luego se fabricaron dieciséis con motores de cinco litros y cuarto (en 1938) y treinta con motores de 5,4 litros (en 1939). Los vehículos que pasearon a Hitler y a sus mandamases solían llevar la matrícula del ejército alemán (WH), aunque fueran conducidos por personal de las SS.
Como ya he dicho, se frabricaron 57 G4, pero hoy quedan poquísimos. La Segunda Guerra Mundial hizo verdaderos estropicios y no quedó casi ni uno. Uno de ellos está en el Auto & Technik Museum Sinsheim, en Sinsheim, Alemania, y fue el que se empleo para pasear al Caudillo alemán dándoselas de invasor de Austria y Checoslovaquia. Tiene el motor de cinco litros. Otro fue a parar a los EE.UU., donde ha aparecido en alguna película de Hollywood. En 2009, en los EE.UU., salieron a la venta tres modelos W31 (un torpedo, como los de los desfiles, uno de carga transformable en ambulancia y otro empleado como vehiculo de radio para el Alto Mando) por nueve millones de dólares. No pudo probarse que fueran del séquito de Hitler, aunque se sostuvo esa idea. Seguramente serían del ejército y quizá (quizá) sirvieran ocasionalmente al séquito de Hitler.
Luego está el que fue de Franco, que se distingue de todos los anteriores porque en el salpicadero luce una imagen de la Virgen con luz propia (de una bombilla).
La pregunta pendiente:
¿Viajó Eisenhower en el G4 que Hitler regaló a Franco?
Cuentan que cuando Eisenhower visitó España, viajó en el Mercedes Benz G4 de Franco. Unos dicen que en el viaje del aeropuerto a la embajada, pero no sé si es verdad. Las únicas fotografías que he podido ver lo muestran saludando a la multitud desde un Cadillac. Tendría cierto aire surrealista ver a uno de los generales que derrotó a Alemania paseándose por Madrid en el Mercedes Benz que Hitler regaló a Franco. Ahí queda la leyenda o la posible verdad de este cuento, y que cada uno haga con él lo que crea conveniente.
El G4 fue objeto de una agria disputa legal entre los herederos del generalísimo y Patrimonio Nacional. Doña Carmencita alegaba que el coche había sido un regalo personal de Adolfo a su papá, no al Estado y reclamaba el derecho a venderlo. Parece ser que el pleito se lo financió un coleccionista yanki con el que ya tenía apalabrada la compra-venta del vehículo. Afortunadamente, el asunto les salió rana a ambos.
ResponderEliminarGracias por esta noticia, que la desconocía. Sí que sé que se han producido ofertas de compra por muchos millones procedentes de EE.UU. y de Alemania.
EliminarSe dice que un multimillonario árabe envío un cheque en blanco para que la Casa Real lo llenase con el valor que considere conveniente. No fue aceptado
ResponderEliminarAl menos hay algunas fotografías del vehículo en una cacería en 1952
ResponderEliminarSe fabricaron cuatro con esas motorizaciones: el de Franco, el de mussolini que se le perdió la pista, fue a EEUU y se cree que es el de la empresa de escenografía de cine en hollywood, el que utilizaba Hitler que apareció como coche de bomberos muy transformado, no se sabía de donde había salido, utilizado en la posguerra alemana y un cuarto desaparecido de Alemania como muchas otras marcas que todas fueron requisadas y unidades desaparecidas: horch wanderer adler warburg borgward...
EliminarNo se fabricaron 57, si no 4. El proyecto inicial si era de 57 unidades, pero no era el momento de desperdiciar medios (plena guerra) y solo se fabricaron esos cuatro. El de Franco, el de Mussolini, un tercero comprado por una empresa estadounidense de escenografía de cine y un cuarto desaparecido en Alemania. Un saludo.
ResponderEliminarEl W31 G4 comenzó a fabricarse en 1934 y se produjeron con lo menos tres motorizaciones hasta 1939. Se hicieron modelos puramente militares (por ejemplo, vehículos de comunicaciones) y berlinas de representación.
EliminarLe remito, por ejemplo, a:
http://guerra-abierta.blogspot.com/2013/11/mercedes-benz-g4.html
Es muy raro que este matriculado en 1974, cuando tendría que haberse matriculado en 1940 o 1941, al igual que el Mercedes 770 grosser hoy de la casa Real. Juan Carlos I dijo que no se vendía. Estuvo muchos años en el olvido.
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