Pobres catalanes


Hay razones de sobra para sospechar que el proceso nacional excluye una acción social, o sirve para distraer al personal mientras se destruye el Estado del Bienestar en Cataluña. Somos muchos los que decimos que uno tiene que escoger entre lo social y lo nacional, entre la razón y el sentimiento en política, que la bandera es lo de menos, que lo importante son las personas, etcétera, etcétera. Pero ¿quién me va a hacer caso a mí?

Quizá escuchen a la señora Àngel Guiteras, presidenta de la Mesa del Tercer Sector, que se ha manifestado en favor del derecho a decidir y todas esas zarandajas, en público y en repetidas ocasiones, pero que comienza a percibir que ponerse a jugar con banderitas a favor del Gobierno de la Generalidad de Cataluña y sus aliados ha sido un error o algo que se le parece mucho. No lo diré yo, ¡que lo diga ella!

Pero lo más grave es que, bajo este planteamiento, de nuevo se repite el "mantra" neoliberal de que "no hay dinero para políticas sociales", y se desplaza a un hipotético futuro, afirmando que solo habrá recursos para las políticas sociales cuando podamos administrar nuestra hacienda nacional.

Con este planteamiento lo que se quiere en el fondo es establecer la subordinación de unos derechos a otros. Una subordinación contranatura de los derechos sociales a los nacionales, cuando una defensa clara de unos y de otros debería ser la garantía de un país con mayor justicia social. Pretender dejar para un futuro sobre el que no hay certezas la defensa de los derechos sociales equivale a pasar una cortina de humo. Detrás de ella se esconde la voluntad de no actuar ante la pobreza y la desigualdad, que están creciendo en nuestro país como crecen en otros países de la Europa mediterránea.

Véase el artículo todo entero aquí. También ha publicado recientemente recriminaciones semejantes en El Periódico y otros medios. En suma, dice que con el cuento del Proceso, lo social va pudriéndose por falta de atención y porque los promotores del Proceso, qué casualidad, son enemigos decididos del Estado del Bienestar. Quizá no de palabra, pero a los hechos hay que remitirse para ver que es verdad que hacen lo que pueden para cargárselo. 

Lamentablemente, ni la señora Guiteras ni muchas otras personas se atreven a decir lo que piensan o sospechan, de manera alta y clara: lo nacional es la excusa para dejar a un lado lo social, lo nacional prima sobre lo social, lo nacional está haciendo daño a lo social, y es tan evidente... ¡Tan evidente! Si no me creen, sigan leyendo.

Hace muy pocos días, la asociación que preside la señora Guiteras, la Mesa de Entidades del Tercer Sector Social de Cataluña, más conocida como Mesa del Tercer Sector, por abreviar, ha presentado un informe del que pronto hablaremos. Esta asociación (http://www.tercersector.cat/) reúne a entidades y profesionales que se dedican a los servicios sociales, a trabajos relacionados con las ayudas a las personas con dependencia, el cuidado de ancianos, la lucha contra las causas y efectos de la pobreza, la exclusión social, etc. 

La Mesa del Tercer Sector reúne a 6.800 entidades y afirma que más de dos millones de catalanes son los destinatarios o usuarios de los servicios que proporcionan. Emplean a más de 100.000 trabajadores y mueve a unos 300.000 voluntarios. Poca broma, porque estamos hablando de algo que mueve más del 2,5% del PIB catalán y afecta poco más o menos a uno de cada cuatro catalanes. ¡No es moco de pavo!

Justo cuando más se necesita la ayuda social, peor se la trata. En vista de ello, esta asociación ha presentado un documento a todos los candidatos a las elecciones del Parlamento Europeo para ver si alguien les hace caso (éste).

Porque la situación en Europa es tremenda y en Cataluña, más tremenda todavía. Es la Comunidad Autónoma española y una de las regiones europeas con más diferencia de renta entre la cuartila superior y la inferior de la distribución de la renta (en cristiano, donde hay más diferencia entre la renta de los que más y los que menos ganan). El total de pobres no para de incrementarse y la clase media se está yendo a tomar viento en vivo y en directo. Eso sí, los ricos son cada vez más ricos y viven mejor. Business friendly, que dijo el señor Mas.

Según datos de esta asociación, la inversión social de la Generalidad de Cataluña se ha reducido en más de 1.565 millones de euros entre 2011 y 2014. La cuestión es que CiU, con el apoyo explícito e implícito del PP primero y de ERC después, ha procedido a esquilmar los pocos recursos que dedicaba su gobierno a ayudar a los más pobres y necesitados y los ha dejado bajo mínimos, en un nivel vergonzantemente bajo, con recortes superiores a los de la media española.

Sólo hay que leer el informe Nueva pobreza y renta mínima de inserción (aquí) de mayo de 2014. Un gráfico nos muestra una Cataluña donde se considera pobre a un 17% de la población y se destina poco menos de un 0,5% del PIB a las ayudas públicas en forma de rentas y subsidios (entre éstas, las rentas mínimas de inserción, pero también las de dependencia). Andalucía dedica un 0,7%; Asturias, el 1,5%, ¡tres veces lo que Cataluña!; el País Vasco, casi el 5%, ¡diez veces más!

Esta diferencia no se explica sólo porque los vascos ingresan más dinero público que los catalanes, sino porque los vascos dan más importancia a las ayudas sociales que los catalanes. ¿Más? ¡Mucha más! La Generalidad de Cataluña gasta el 0,5% de su presupuesto en este tipo de ayudas; el Gobierno Vasco, más del 4,5%; los vascos tienen un presupuesto de comunidad autónoma por habitante más alto que el de los catalanes, es cierto, ¡pero no nueve veces más alto! ¡C...!

Entre vascos y catalanes, están los gallegos, castellano-leoneses, andaluces, aragoneses, riojanos, cántabros, asturianos y navarros, que gastan una parte mayor de su presupuesto en ayudas sociales que los catalanes, y eso que algunas de estas comunidades tienen un presupuesto más bajo por habitante que el catalán (Andalucía o Aragón, por ejemplo, pero hay más). Cuando llegó la hora de recortar, sólo dos Comunidades Autónomas cambiaron la legislación para reducir el número de personas que podrían tener derecho a estas rentas. Una, Castilla La Mancha; la otra, Cataluña, que retiró estas prestaciones a 100.000 personas entre 2011 y 2012. ¡Qué bonito!

Lean el informe. Es desolador. El 13% de los hogares catalanes no tiene a nadie que trabaje en ellos; un 12% de los hogares ingresan menos de 9.000 euros al año; un 5% de la población no cuenta con ningún ingreso. Esto no es un cuento, es un drama que sufren cientos de miles de personas. ¿Cuántos catalanes están en paro? ¿600.000? ¿800.000? Por ahí anda la cosa. Pero los que trabajan... Según este informe, 240.000 asalariados catalanes cobran menos de 650 euros al mes; más del 45% no llegan a los 1.000 euros al mes. Etcétera. 

Quizá no sea España la que nos oprime, sino los catalanes que pagan salarios tan bajos a sus trabajadores y los políticos que privatizan lo público. Me da que va por ahí.

2 comentarios:

  1. A buenas horas se dan cuenta después de participar entusiasmados en el akelarre nacionalista... Aunque nunca es tarde si la dicha es buena.

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  2. Ni mas ... ni menos, es así.

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