Antepasados ilustres


Hacia 1740 (no recuerdo la fecha exacta), el conde don Juan de Soravilla tuvo que poner los pies en polvorosa perseguido por una muchedumbre de maridos cornudos y padres de doncellas desfloradas. Salvó la vida de milagro y vivió en el exilio el resto de sus días. Ahí queda eso, pero nada que ver conmigo, que no me como un rosco y que perdí el título nobiliario hace lo menos un par de siglos por eso que llaman línea de primogenitura. Con este ejemplo quiero ir a parar a que una cosa es lo que hicieron tus abuelos o tus padres y otra es la que hagas tú ahora. Tú eres responsable de tus actos, no de las tropelías que cometió un antepasado, eso ha de quedar claro. 

Eso viene al colación porque la prosperidad de Cataluña (quizá, mejor dicho, de algunos catalanes) se fundamenta en sucesos poco convenientes y vergonzosos para el discurso oficial, sea el nuestro, el de ahora mismo, o sea el de hace aproximadamente un siglo. Véase.

La primera, en la frente. Gracias a los Decretos de Nueva Planta (publicados entre 1707 y 1716) se abolieron las servidumbres medievales en los reinos de Valencia, Aragón y Mallorca y del Principado de Cataluña, como también las del reino de Castilla, que suelen pasarse por alto. La manufactura y el comercio conocieron un importante beneficio al librarse de tales ataduras y en fecha tan temprana como 1724 ya había en Barcelona varias salas de esgrima y se solicitaban permisos para abrir algunas más. Recordemos que la esgrima era, entonces, una afición limitada a gentes adineradas y no es baladí notar la llegada de maestros de armas italianos y franceses a Barcelona. 

Pero la acumulación de capital que permitió dar el gran salto se produjo a mediados del siglo XVIII, cuando se derogó el monopolio de las Américas y los marinos catalanes pudieron comerciar desde Barcelona, Tarragona o los puertos del Maresme, entonces los más activos. El capital que luego explicaría el auge industrial de Cataluña procedió de dos actividades que... eh... En fin, procedió del contrabando de licor y el tráfico de esclavos.

En aquel entonces, el vino catalán era de muy mala calidad y la uva recolectada se empleaba para hacer aguardiente, a falta de nada mejor. Entonces surgió el negocio: los suministros de ron de la Royal Navy escaseaban y sin ron no había flota capaz de batirse. Algún corsario inglés pasó por Cataluña, compró ese aguardiente amarillo que aquí se producía, vio que, pese a no ser excelente, tenía mucho alcohol y de ahí a suministrar de grog a la Royal Navy, un paso. El grog, ese legendario licor de los marinos británicos, es, en su origen, groc, que en catalán es amarillo, por si no lo sabían. Ah, y por si no sabían otra cosa: todas esas ventas (que sumaron mucho dinero) se hacían de contrabando, porque, por aquel entonces, la Royal Navy era... ¡el enemigo! Es decir, los primeros terratenientes catalanes que acumularon el capital necesario para las inversiones comerciales e industriales eran, directamente, delincuentes (lo menos, oficialmente, hasta 1808).

Lo del tráfico de esclavos es más jodido y menos divertido, por razones obvias. Aunque Cádiz era el puerto principal de este mal negocio, los capitanes catalanes hicieron una gran fortuna con este mercadeo de personas y los terratenientes catalanes que se instalaron en Cuba, también. Las grandes fortunas catalanas que se iniciaron a partir de 1830 provienen, en su mayor parte, de ese tráfico abyecto. Suenan apellidos como Güell, Vidal-Quadras, López, Blanco, Rovirosa... que ya sabíamos, y muchos más que no sabemos.

Eso que tanto disimulamos, que es nuestra historia.

Un libro reciente sobre este asunto, muy serio, ha sido publicado por la Editorial Icaria, Negreros y esclavos (http://www.icariaeditorial.com/libros.php?id=1668) y gracias a él sale a la luz que don Artur Mas, que fuera presidente de la Generalidad de Cataluña y maestro de la tijera, luego devorado por sus propios hijos (metáfora política), tiene antepasados negreros.

Eh, ya vale. No tiene la culpa. No pasa nada. El tipo no es responsable de lo que hicieron sus antepasados. Eso he dicho y eso mantengo. Pero ¡vaya antepasados! 

Su tatarabuelo, Joan Mas Roig, capitán del falucho Pepito, transportó a 825 esclavos de África a Brasil durante la segunda mitad de 1844.  Pere, el Pigat (el Pecoso), su hermano, ya era capitán de una goleta negrera con 18 añitos de edad y siguió traficando con esclavos veinticinco años más, lo menos, capitaneando varias naves a lo largo de su carrera y transportando, en total, algunos miles de esclavos. En 1861 todavía viajaba con esclavos a bordo de Barcelona a Cuba.

Aquí, el señor Mas haciendo ver que trabaja, posando para el fotógrafo.
Al fondo, la famosa rueda de timón de la que presume tanto.

El personaje se valora por lo que hace, no por quién fue su tatarabuelo. Ya saben que mi valoración del señor Mas no es muy positiva y la causa es su nefasta política de recortes, exaltaciones patrias e ideologías carcas; no tenía ni idea de quién era o qué hacía su antepasado tal o cual, y no importaba demasiado, ni me importa, a la hora de opinar sobre sus actuaciones. Ahora bien, ¿no se acuerdan de su afición a dejarse ver con la rueda del timón de sus abuelos? 

El señor Mas, posando con la rueda del timón y esa modestia natural en él.

Recuerden: Durante los primeros meses del prusés, no se hablaba del choque de trenes, sino de un viaje a Ítaca, y el señor Mas se autonombraba el timonel que nos llevaría por la derrota más segura hacia ese anhelado puerto, y venga a fotografiarse con la rueda del timón de marras, aquí y allá. ¿No se acuerdan o prefieren olvidar? Porque también es mala suerte que después de presumir durante tantos años de un linaje marinero, resulte que los marinos en cuestión eran, ay, negreros.

3 comentarios:

  1. Me jode ud.....Con lo ilusionado que yo estaba de mi Gran Timonel.
    Salut

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  2. Como bien dice usted, lo que hicieron mis antepasados, poco o nada tiene que ver conmigo, si acaso, con mi herencia, que no es lo mismo ser heredero de trabajador explotado que de su explotador.
    La pureza racial produce subnormales y no me refiero solo al color de la piel, sino a la endogamia de los mal llamados "pueblos".

    Según me dice Miquel, es usted un escritor recóndito, bueno... pues ya lo es menos, porque yo soy de Burgos y aunque mi cultura es escasa, su presencia es constatada.

    Me da envidia, (de la mala, por supuesto) la gente que escribe bien..

    Un saludo y adelante, recóndito o no, lo importante es escribir.

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  3. Por cierto, creo que fue Bernat de Boïl, catalán, un ermitaño de Montserrat y que daba consejos al rey Fernando el Católico, junto con doce monjes de la congregacion de de Montserrat, los que acompañaron a Colón en su segundo viaje a América. Y creo que tres de las primeras iglesias fundadas en América por los españoles estaban dedicadas a Montserrat, Santa Tecla (Virgen de Tarragona- y Santa Eulalia que creo que es de Barcelona. Pero queda mejor en la nueva "histeria" decir que los catalanes no tuvieron nada que ver con lo ocurrido en America..

    Un saludo

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