Oportunidades perdidas


Lamentarse por lo pasado y por lo que pudo ser es inútil, porque no será, aunque el recuerdo sirve como experiencia y sirve para prevenir, no siempre con éxito, la que nos espera. En este caso, son cinco años de prusés (en minúsculas, porque no merece mayúscula), final apoteósico (y todavía inacabado) de treinta años de pujolismo con Pujol y sin Pujol. ¡Cuánto daño nos ha hecho! El daño que nos caerá a partir de ahora sólo podemos imaginarlo y rogar por que sea pequeño, cosa que veo difícil. ¿Cuál será el balance de cinco años de prusés? La ruina moral, social y económica del país, que puede ser más de lo que vemos o quizá no tanta como tememos, pero que, grande o pequeña, ruina será. Por no hablar del daño a las instituciones y la política, que deja la puerta abierta al diablo.

No es éste ni el momento ni el lugar para hablar de lo que a mí, personalmente, me ha hecho daño, y no ha sido poco, ese daño, en lo económico, en lo personal. Justo cuando comenzaba a recuperarme, han conseguido que el fanatismo se haya inmiscuido entre mis amistades, provocando daño sobre daño, y han arruinado la capitalidad editorial de Barcelona. Mi patria son los libros y mi trabajo, en parte, también, así que imagínense mi ánimo. Gracias, cabrones. Os la guardo. Pero lo que me ha pasado a mí no importa, es una anécdota, no marca tendencia, es un hecho aislado.

Lo que realmente importa es lo que ha sucedido en estos últimos cinco años dominados por un populismo de derechas, porque no es otra cosa, el prusés. Digan lo que digan, no es otra cosa y es perfectamente equiparable al Front National francés, al UKIP británico, a la Lega Nord italiana o semejantes, que infestan Europa con discursos nacionalistas, supremacistas e intolerantes, amagando en su interior gérmenes muy nocivos, que se activan en tiempos de crisis y que alimentan odios fanáticos. ¡Mal asunto!

Como se venden las banderas como progresismo, nadie mira debajo de ellas. Un solo dato basta para mostrar la magnitud de la tragedia: los recortes en educación y sanidad pública y en servicios sociales dependientes de las Comunidades Autónomas. Entre 2009 y 2015, esos recortes fueron de un escalofriante 14,53% del presupuesto, de media, en toda España. En Cataluña, fueron del 26,26%. Recortes hechos con total impunidad, porque el público miraba las banderas, no lo que ocurría detrás de ellas. Esos recortes fueron activados por CiU y apoyados primero por el PP, pero luego por ERC y la CUP, incluso cuando CiU pasó a desaparecer y se mutó en PDECat. Izquierdas... Sin ir más lejos, en las últimas dos semanas, el Gobierno de la Generalidad de Cataluña ha suprimido las ayudas a la contratación de personas con minusvalía. Nadie ha dicho nada. ¿Qué les parece?

Tanta gente no puede estar equivocada, argumentan algunos, señalando a las muchedumbres con bandera y de uniforme. Pues, lo siento, sí que puede equivocarse. Toda esa gente y mucha más, y equivocarse de medio a medio. Sobran los ejemplos, en todos los ámbitos, y creo que alguien tenía que decirlo. Mi argumento en contra es que si toda esa gente se hubiera movilizado bajo la bandera de la justicia y los derechos sociales, y no una de colorines, otro gallo nos hubiera cantado. Imagínense cuál hubiera sido el resultado. Pero imaginar ahora no sirve de nada. Hemos perdido. Todos. Ahora queda levantarse, para volver a empezar. Si nos dejan, claro.

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