El sentido de mi voto


Tengo por cierto que el Estado del Bienestar es la más alta cota alcanzada por la civilización y que la política, el gobierno de la república (res publica, aquello que es de todos), ha de ser el territorio de la razón. No la razón de tener razón, sino la Razón, que a veces escriben con mayúscula, lo racional, lo objetivo... Cierto que muchas veces la razón depende de la percepción de las cosas, que la emoción está presente (siempre lo está), pero la racionalidad nos permite superar unos obstáculos y domeñar otros. Al menos, intentarlo, procurarlo.

En la misma línea, abrazo una sociedad abierta (léase a Popper) y justa (léase a Rawls), ilustrada (léase a Kant, por ejemplo) y además, dadas las inclinaciones de mi carácter, liberal en unas cosas (en el sentido clásico del término, no en el económico), moderada en otras y firme en otras más, para que esa sociedad y su gobierno sean de mi agrado y puedan sostenerse. Lo tengo difícil, lo sé, pero es lo que hay. Cada uno tiene su ideal, ¿no?

Por lo tanto, abomino de un gobierno que destruya el Estado del Bienestar y además avive el fuego de los sentimientos para dejar lo racional en un segundo plano, fomentando una sociedad cerrada, maniquea, de buenos y malos (los buenos, los que están conmigo; los malos, el resto), excluyente y supremacista (porque nosotros somos los buenos, no los demás), que no admite matices ni desacuerdos, fuertemente emotiva, mística, sentimentaloide, ¡cursi!... Oh, lectores míos, cursi... Abomino de todo eso con toda mi alma.

Pues eso, eso exactamente, sabotear en lo posible el Estado del Bienestar y fomentar una ideología cerrada y cursi, eso han hecho los tres partidos que han ostentado el poder en Cataluña los últimos siete años: la antigua Convergència, ERC y la CUP. 

Me ciño a los hechos. En estos años, la inversión en educación, sanidad pública, servicios sociales o promoción del empleo se han reducido en más de un 26%. (En España, la reducción media por Comunidad Autónoma está entre el 14 y el 15%. Sólo otra Comunidad Autónoma, Castilla-La Mancha, supera el 20% de reducción en estos ámbitos.) Estos recortes salvajes e indiscriminados contaron, al principio, con el apoyo del PP; cuando la antigua Convergència quiso alejarse del PP, ERC ocupó su lugar, sin ninguna manía. La E de Esquerra (izquierda) es, a la vista de los hechos, una exhibición impúdica de cinismo.

También, objetivamente, la inversión pública en infraestructuras casi ha desaparecido. Aunque en parte dependa del Estado, necesita el concurso de la Comunidad Autónoma, y no se ha dado ni se ha querido dar. Algo parecido ocurre con la investigación o la justicia. La estabilidad política... Cinco elecciones en siete años, no creo que haga falta decir más.

Mientras tanto, la mafia convergente (no se me ocurre otra manera de llamarla) ha seguido adelante con sus robos sistemáticos, aprovechando el corrupto sistema clientelar instaurado por el expresidente de Banca Catalana que tantos años se ha ocultado detrás de la ética, la patria y la bandera. En estos años, ERC ha mirado hacia otro lado, añado, y se oponía a cualquier limpieza seria. 

Además, son partidos clasistas. La renta media del votante de la CUP es la más alta, con diferencia, con 2.451 euros por votante, seguida de la del votante de la antigua Convergència y la de ERC (la renta media del votante de Junts pel Sí era de 2.344 euros). A una notable distancia están las rentas medias de los votantes del PSC (1.710 euros) o del PP (1.623 euros). Defienden políticas neoliberales, ya lo he dicho, y son clientes habituales de la sanidad privada y las mutuas de seguros, además de gozar de un nivel de formación más alto. Esos son los datos verificables y publicados.

Pero también es algo objetivo que han despertado el odio por el otro en Cataluña, fomentando una ideología pareja a la del Frente Popular francés, el UKIP británico, la Liga Norte italiana, los republicanos alemanes, los nacionalistas neerlandeses... incluso al trumpismo americano. Es decir, un populismo de extrema derecha, con todas las letras. Desgraciadamente, dos millones de catalanes, como tantos millones de franceses, italianos, alemanes, holandeses, austríacos... han escogido esta opción. Europa (Occidente) sufre una grave enfermedad. Quizá el remedio, aparte de político, tenga que ser psicológico.

¿Qué queda por ahí? El Partido Popular, por ejemplo. No les puedo votar, no me alargaré en el porqué, que me parece evidente. Ciudadanos es una versión más neoliberal del Partido Popular, y más populista, que acude a la bandera para arrancar votos de las clases populares. No. ¿Hay algo hacia la izquierda? Los comunes, o como se llamen, que nunca tengo claro ni cómo se llaman ni quiénes son, ni siquiera si son izquierda de verdad o sólo lo aparentan, como la CUP. Se han sacado de encima a la izquierda obrera de toda la vida y optan por un panfilismo ideológico que no es que esté lleno de vaivenes, sino que da bandazos de un sitio al otro, mostrando un discurso falto de coherencia, disperso y a veces estrafalario. También es curioso notar que las encuestas muestran que el votante de esta izquierda piensa una cosa... y sus representantes políticos, otra. Los veo incapaces de gobernar nada, tal cual. Quizá me equivoque, pero esta percepción se acrecienta cada día que pasa.

Queda el PSC. Incorpora a sus filas a políticos del catalanismo rancio; no me hace ninguna gracia. Pero también incorpora pesos pesados de la izquierda dura, obrera, la de toda la vida, la más clásica. Vale, mucho mejor. Ofrece un programa electoral con cara y ojos, algo que no ofrece nadie más. Aunque no le guste, lector, tendrá que reconocerle el mérito, porque es único en profundidad y extensión. Tiene puntos con los que estoy de acuerdo y puntos con los que no; tiene puntos concretos y otros más etéreos; pero, coño, tiene puntos, cosa que los demás, la verdad, no tienen. Ofrece pacto y cooperación y tiende la mano a unos y otros. Es, con diferencia, el que ofrece la forma más racional y quizá también el fondo más coherente. Al menos, exhibe sensatez. Me ha convencido. 

No suelo decir nunca lo que voto, pero esta vez lo digo: votaré PSC.

7 comentarios:

  1. Absolutamente de acuerdo. Rechazo todo lo cursi, detesto a quienes recurren a las emociones como programa político. Creo que toda política y todas las relaciones sociales deben basarse en la Razón (así con mayúscula), el pensamiento ilustrado, la cultura que nos enseña que las emociones y las pamplinas sentimentaloides no caben en la política.
    En cuanto a los partidos que nos toca soportar, pienso que su mala calidad política les faculta para desaparecer completamente del mapa. Coincido con tu análisis.
    Saludos
    Francesc Cornadó

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    1. Gracias. Hay días en que me encuentro más solo que la una.

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  2. La complicidad, mezclada con indefinición del PSC, su única aspiración a ser el perejil de todas las salsas, es lo que nos traído aquí. Iceta es más de lo mismo en la decadente historia de un partido que pudo aportar mucho y se quedó de portera del nacionalismo. Su programa será mucho blablabla y poco bliblibli. No lo voto ni loco

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  3. Hasta que el sistema o la constitucion no cambie radicalmente todo seguira igual... Gatopardismo. Cambiar todo para que nada cambie... El gatopardismo o lo lampedusiano es un termino curioso utilizado en Ciencias Políticas y en lenguaje político corriente, en general.

    El hecho o procedimiento de "cambiar algo para que nada cambie", tiene su origen en la paradoja expuesta en la novela El gatopardo, del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957). La cita original expresa la siguiente contradicción aparente:

    "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".
    "¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado".
    "…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".

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  4. Gente que les parece este partido que se inicio en Argentina... tiene algo interesante en sus bases algo diferente de verdad... le da un poco mas de participacion al ciudadano... mas democracia... es un hibrido entre democracia directa y representativa... inteligencia colectiva ?https://www.youtube.com/watch?v=GpBBqMkDVGQ
    https://www.youtube.com/watch?v=2ylBnaMutuA
    https://www.youtube.com/watch?v=FtC1Lelcpm0&t=148s

    Por Favor miren los tres videos... y diganme si no es una buena idea y si aquí en España no se podría llevar a cabo... Escucho Criticas...

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    1. Sólo hay que ver cómo funciona Twitter... Temo que estas iniciativas lo único que consiguen es diluir la responsabilidad personal del político y del ciudadano. Es una impresión que va confirmándose con el paso del tiempo.

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