Ciao, ciao, bambino


En verdad, la canción se titula Piove y se subtitula Ciao, ciao, bambina, aunque lo de bambino es, en estos momentos, un cambio oportuno. La estrofa que se repite dos veces a lo largo de la canción dice:

Ciao, ciao, bambina, un bacio ancora
e poi per sempre ti perderò; 
vorrei trovare parole nuove,
ma piove, piove sul nostro amor.

La traduzco libremente así:

Adiós, adiós, pequeña, un beso más
y luego te perderé para siempre;
quisiera encontrar nuevas palabras,
pero llueve, llueve sobre nuestro amor.

El gran Domenico Modugno.

La canción fue compuesta por Dino Verde a partir de una idea de Domenico Modugno. Ganó en el Festival de San Remo de 1959 y luego se presentó en Eurovisión, ese mismo año, bajo la batuta de William Galassini. No tuvo suerte en Europa; quedó sexta. Sin embargo, la canción fue número uno en las listas de ventas italianas durante semanas y también arrasó en Bélgica y los Países Bajos. 

Fue la tarjeta de presentación de otra canción que también podría ser oportuna en estos días, Nel blu dipinto di blu, que, ésta sí, arrasó allá donde la pincharon. 

Esta foto de Dani Gago va que ni pintada a Ciao, ciao, bambino, ¿no creen?

Ciao, ciao, bambino (que no bambina) sería la melodía de despedida de don Mariano Rajoy, que ha sido presidente del Gobierno de España durante demasiados años, y digo demasiados porque no es normal ni de recibo que con un historial de escándalos de corrupción como el de su partido se haya mantenido tanto tiempo en el poder, sin discusión. Recortes aparte, que ésa es otra historia de terror en la que ahora no pienso entrar. 

Su expulsión del gobierno, por la que nadie apostaba hace dos semanas (qué digo dos, una), ha sido un golpe de efecto que ha dejado a muchos completamente descolocados. De entrada, la sentencia judicial del caso Gürtel parece que sorprendió a todos. Como en esa escena de Casablanca en la que el jefe de policía exclama: ¡Qué escándalo! ¡Aquí se juega! Qué raro, porque ¿de verdad alguien no sabía cómo iba a acabar el juicio del caso Gürtel?

El señor Sánchez, el primer día de la moción de censura.
Todavía no sabía si iba a ganarla o no.

Pedro Sánchez, el líder (siempre discutido) del PSOE, lanzó una moción de censura que pocos creían con posibilidades de triunfar. Pero un agudo sentido de la oportunidad, un cálculo de los tiempos finísimo o una suerte increíble (o una combinación de todo un poco) ha conseguido echar al señor Rajoy y aupar al señor Sánchez en su lugar. ¡Quién lo hubiera previsto! 

(Ahora todos dicen Ya lo decía yo, Ya os lo dije, etcétera, pero de verdad, de verdad, a casi nadie se le pasó por la cabeza que Pedro Sánchez se saliera con la suya.)

Pedro y Mariano, el nuevo y el viejo.

Atención, que la cosa no tiene poco mérito. Hablo por mí, pero el señor Sánchez siempre me ha parecido bastante soso. Pero ¡caramba! El tipo fue expulsado de la dirección de su partido y, con todo el aparato en contra, en un par de años ha pasado de ser un condenado a galeras a ser presidente del Gobierno. Épico. De novela. Es un caso digno de estudio, y sea cual sea la causa de este ascenso contra todo pronóstico, sea la potra, la chiripa o alguna cualidad que había permanecido oculta a los ojos del público, merece nuestra atención. Quizá sea el Edmond Dantés de la política española, o un tipo al que le ha tocado la lotería.

Ahora vienen días difíciles. No hay mayoría estable. Por no hablar, no hay ni mayoría. Dentro del propio PSOE no sé qué estará pasando por la cabeza de aquéllos que lucharon para echar a Pedro Sánchez de la jefatura del partido. Fuera se sacan las uñas, se afilan los puñales y asoman los colmillos, que todos irán a por él. Oh, sí, ¡no va a ser fácil! Las oportunidades de meter la pata se multiplicarán cada día que pase.

Mientras, en el PP ya se oyen silbar los puñales. Qué será del señor Rajoy y quién se quedará con los restos del naufragio, también se verá. Empieza eso que llaman una regeneración. ¿Saldrá adelante? 

Enfrente tendrá una dura competencia. En España no hay lugar para un centro (que disputan encarnizadamente derechas e izquierdas, por eso) y la derecha es demasiado pequeña para dos. Ciudadanos ha apostado fuerte por la (moderna) derecha neoliberal, más que conservadora, y por una táctica populista, que echa mano de himnos, banderas y nacionalismos sin reparar en los peligros de esta clase de jueguecitos, y creándose enemigos donde antes había adversarios, poniendo cada día más difícil eso de pactar y negociar. Las formas, ¡las formas...! 

Es posible que se dé de tortas con el PP por ver quién la tiene más grande, pero también es posible que, si queda inteligencia en alguna parte, el PP se plante con la bandera de la moderación y vuelva a descolocar a Ciudadanos, demasiado inclinado a sacar pecho y presumir de yo más que tú. Ciudadanos, en estas últimas dos semanas, ha jugado muy mal sus cartas y han perdido muchas ventajas que antes disfrutaba. En estas últimas semanas se ha situado en una derecha agresiva que no sé si será buena o mala como reclamo electoral, pero que, desde luego, no ayudará mucho al país, así, en general. Pero ésta es una opinión personal y siempre me equivoco, no me hagan mucho caso. 

Si hablamos de Cataluña, también vemos desconcierto. Por parte socialista, por no saber cómo enfrentarse a este asunto. Lo ocurrido el 6 y el 7 de septiembre de 2017 no es broma, ni las declaraciones unilaterales que vinieron después, ni tantas otras cosas ocurridas estos últimos años, meses... Se traspasó una línea roja que merece una contestación y un decir ¡basta! Cierto que habrá que encarrilar todo este lío y poner las cosas en su sitio, y negociar, pero ¿negociar qué? ¿Con quién? ¿Cómo? 

Tienen delante de sí una tropa... El presidente de la Generalidad va por el mundo con una ideología fundada en teóricos de corte y acción fascista (los hermanos Badía, Cardona et Co.), esencialista e intransigente; hay un consejero que afirma que los servicios públicos forman parte del ADN español (ergo, son caca) y que los catalanes están por fomentar la cooperación público-privada (traduzco del neocon: aquí estamos para privatizar y hacer negocios a costa del erario público); la consejera de Cultura afirma (por escrito) que habría que erradicar el castellano de la cultura y la vida pública; etcétera. ¿Qué vas a negociar con esta gente sin que parezca una claudicación? Otra: ¿éstos querrán negociar o perpetuar este estado de enfrentamiento, victimismo y propaganda? ¿Cómo contrarrestar este círculo vicioso? Qué difícil.

Pero los amarillos también están algo confusos con este nuevo panorama. El desconcierto en las filas amarillas se debe a dos factores. Uno de ellos es que contra Rajoy (contra el PP) se vive mejor y es todo más fácil. Quien basa todo su discurso en hacerse la víctima y echarle la culpa al otro, se encuentra con un otro al que no está acostumbrado y es más plural, más chachi, hasta más cursi si se pone (dejad a Podemos y veréis). Esto provocará que las tensiones internas entre los procesistas (que no son pocas ni pequeñas) crezcan un poco más, y veremos si no revientan. El segundo factor no es todavía visible, pero está ahí: ya ha caído un gobierno de derechas que había tejido toda una red de corrupción sistémica, anclada en el poder. Hay muchos juicios pendientes y cuando anunciaron la moción de censura, estaban homenajeando a Jordi Pujol, artífice de un tejido clientelar todavía en pleno rendimiento, y no digo más. ¡También es casualidad una cosa y la otra! 

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar, dicen. Ojalá salga la navaja de afeitar, pero peco de optimismo. Me pasa a menudo, cuando no me deprimo. La política española provoca electores ciclotímicos, mucho me temo, y no iba a ser yo menos que los demás.

1 comentario:

  1. Se ha juzgado una parte de la Gürtel y ya ha tenido consecuencias, pero qué pasa en Cataluña, yo me pregunto por qué aún no se ha abierto siquiera instrucción contra la corrupción del ex honorable Pujol.
    Saludos

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