Correr, corren, pero no tanto (Gran Premio de Malasia 2014)



Ganó Hamilton, seguido de Rosberg, los dos Mercedes. Detrás, Vettel, con Red Bull y motor Renault. Alonso, cuarto, porque el otro Red Bull tuvo un día malísimo. Si no, se queda quinto. El otro Ferrari también sufrió mal de ojo y acabó duodécimo. Ay, Señor... Que Ferrari lleva 30 puntos en dos carreras y delante ya tiene a McLaren, con 43, y a Mercedes, con 68. 

En lo que llevamos de año (dos carreras, ya ven), Ferrari ha salido muy fiable, pero lento. Dicen que le salen 60 CV menos que a Mercedes y que pierde medio minuto por carrera si se comparan uno con otro. ¡Qué feo! Porque ganar en aerodinámica o en potencia ahora mismo, ya lanzados, parece misión imposible. Así que, ferrarista como soy, tendré que comerme un año más de resignación y sacrificio.

Por lo demás, ahora ya puedo decirlo, la nueva Fórmula 1 ha fracasado en su intento de ser más divertida (permítanme la cursiva). Querían más equilibrio entre las escuderías, más adelantamientos en pista, resultados inciertos, y llevamos dos carreras y ya estamos ciertos del predominio de Mercedes, no se adelanta ni marcha atrás y el presunto divertimento se queda en el zumbido de los motores, que no el rugido de antaño. Vettel se quejó diciendo (qué finesse) que en una noche de juerga hace más ruido que su motor. Los más puristas le dan la razón y ven con malos ojos motores tan pequeños y turbos tan grandes, por muy cierto que su tecnología sea magnífica y sorprendente. Pero el ruido nos puede, primitivos que somos.

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